¡𝐒𝐦𝐢𝐥𝐞, 𝐓𝐞𝐬𝐬! | 𝘛𝘦𝘴𝘴𝘈𝘭𝘭𝘺 🪽
Advertencia:
-TessAlly
-AU: fantasía (Angel x Demonio)
━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━
Ally había intentado resistir todo lo posible, pero los demonios no dejaban de acecharla. El infierno era un lugar de caos y sombras, y ella, con su pureza angelical, era un blanco fácil. Había intentado no mostrar miedo, pero era inútil. No solo estaban sus ojos observándola con desdén, sino que la violencia del lugar comenzaba a desgarrarla por dentro.
Estaba rodeada. No podía moverse, ni gritar. La red de demonios avanzaba hacia ella con sonrisas perversas, con intenciones claras en su mirada. Algunos eran más sutiles, otros directos en sus gestos, acercándose a ella con una rapidez aterradora. El miedo en su estómago era insoportable, pero el ardor en su pecho, por ser una presencia pura en este lugar de sombras, la hacía sentirse aún más vulnerable.
-¿Te crees mejor que nosotros, pequeña ángel? - una voz rasposa la hizo tensarse, proveniente de un demonio de aspecto brutal, con cuernos retorcidos que brillaban como hierro caliente.
Ella intentó retroceder, pero la presión de sus fuerzas sobre ella era demasiado. Justo cuando todo parecía estar perdido, escuchó un sonido, algo entre un rugido y un crujir de huesos. La tensión en el aire cambió, y antes de que pudiera comprender qué sucedía, la figura de una demonio pálida apareció entre ella y sus atacantes.
Era Tess.
Con sus ojos oscuros como la noche, su cabello azabache amarrado en una coleta y un flequillo desordenado que cubría parte de su frente, Tess avanzó hacia los demonios con una presencia imponente, su mirada fría y desafiante. No dijo nada. No necesitaba hacerlo. Sus movimientos eran letales, rápidos, pero no desperdiciaba energía.
En cuestión de segundos, el demonio que había amenazado a Ally fue empujado con fuerza contra el suelo, su cuerpo inmóvil. Los demás retrocedieron, pero Tess no se detuvo ahí. Sus manos se movían con precisión, ejecutando movimientos que no dejaban espacio para la resistencia. Tomo las descuidadas alas de aquel demonio y las arranco como si fuera algo de día a día. Ally quedó cautivada, con algo de miedo al pensar que tal vez, acabaría igual. Pero no pudo evitar un leve rubor en sus mejillas. Un demonio intentó atacar a Tess desde su costado, pero ella lo desarmó con un simple giro, tirándolo de espaldas con un solo movimiento.
-Váyanse. - Su voz fue fría como el hielo, pero el temor en los ojos de los demonios era evidente. No discutieron. Retrocedieron, uno a uno, y al final, la horda se dispersó rápidamente, temerosa de la demonio de cabellera azabache.
Ally, aún temblando, miró a Tess con una mezcla de incredulidad y gratitud.
-¿Quién... quién eres? - su voz temblaba, pero Tess, sin mostrar expresión alguna, se giró hacia ella.
-Tess. - La demonio la observó, casi indiferente, como si no fuera la primera vez que salvaba a alguien. Pero había algo en la forma en que la miraba, algo que denotaba que no lo hacía por amabilidad, sino por pura necesidad de mantener el orden en su territorio.
-Gracias... - Ally susurró, mirando a Tess con una nueva apreciación. Aunque la demonio no le sonrió, Ally pudo ver algo más en ella, algo que la hacía parecer menos fría. Había una cierta... vulnerabilidad en su postura, aunque no la mostrara. Ally acomodo sus lentes.
Tess la ignoró, girándose hacia el frío bosque oscuro, cubierto de niebla.
-No vuelvas a ponerte en esa situación. El infierno no es un lugar para ángeles perdidos.
Ally la miró en silencio. El choque entre sus dos mundos era evidente. Ella, un ángel caído; Tess, una demonio que parecía no temerle a nada. La tensión en el aire persistió mientras la pálida demonio se alejaba, pero algo en Ally la hacía querer seguirla, entenderla.
-Espera. -Ally dio un paso hacia Tess, quien se detuvo, pero no se volvió a mirarla.
-¿Qué quieres? -su voz, aunque baja, tenía un tono que dejaba claro que Tess no buscaba compañía.
-¿Por qué me salvaste? -preguntó Ally con curiosidad. Sabía que Tess no era alguien que hiciera favores, especialmente a alguien como ella. Pero por alguna razón, Tess la había ayudado, y eso despertaba muchas preguntas.
Tess finalmente la miró de reojo, sus ojos oscuros reflejando una luz distante.
-Porque no me gusta que el infierno sea tan predecible. Y tú eres... ¿diferente?
Las palabras fueron cortas, pero cargadas de significado. Ally no entendió completamente lo que Tess quería decir, pero sabía que había algo más bajo esa fría fachada.
-¿Y qué vas a hacer conmigo ahora? -preguntó Ally, sintiendo que algo en su interior se estaba conectando con la demonio, aunque sabía que aún quedaba mucho por descubrir.
Tess no respondió de inmediato. Su mirada se desvió hacia el horizonte, y cuando habló, su tono fue aún más grave.
-Lo que sea que yo decida, ángel...
-Allyson
-Bueno. Allyson, lo que sea que tú decidas también. Pero no te hagas ilusiones. Aquí nadie tiene un destino claro.
Ally, a pesar de su situación, sintió que algo en su interior comenzaba a cambiar. No podía evitarlo. Estaba atrapada en el infierno, sí, pero había algo en Tess, en su frío silencio, que la intrigaba. Y tal vez, solo tal vez, podría encontrar algo en este lugar desolado que la redimiera.
Ally no podía apartar la vista de Tess mientras esta se alejaba. Había algo en su figura alta y delgada, su piel tan pálida como la luz de la luna, que le provocaba un escalofrío que no era solo miedo. Su cabello negro azabache caía en suaves mechones sobre su rostro serio, y sus movimientos tenían una gracia letal que Ally no había visto jamás. Incluso el frío que irradiaba Tess, como si la calidez estuviera completamente ausente de su ser, tenía un aire hipnótico.
Sin pensarlo demasiado, Ally corrió detrás de ella.
-¡Espera! -llamó, con las alas aún extendidas, algo desordenadas pero brillando con un fulgor que no pertenecía a ese lugar.
Tess se detuvo y giró lentamente, con su expresión impasible pero sus ojos oscuros centrándose en Ally con una intensidad que casi la dejó sin aliento. Fue entonces cuando Tess realmente la notó. Las alas de Ally, que deberían haberse marchitado o ennegrecido bajo las reglas del Infierno, mantenían un blanco puro, como si el propio lugar no pudiera corromperla del todo.
-Tus alas... -murmuró Tess, apenas audible.
-¿Qué tienen mis alas? -preguntó Ally, tímida, mientras se daba vuelta para mirar sus alas rápidamente.
Tess dio un paso más cerca, apenas lo suficiente para que Ally sintiera ese aire helado que parecía seguirla. Extendió una mano, pero la detuvo en el aire, como si dudara.
-No deberían verse así. Aquí todo lo puro se mancha... se rompe. -La voz de Tess era un susurro bajo, cargado de un matiz extraño, como si estuviera impresionada a pesar de sí misma.
Ally bajó la vista, consciente de su propio cuerpo, pero no entendía del todo por qué Tess la miraba así.
-No lo sé -dijo finalmente, sacudiendo la cabeza- Tal vez sea porque todavía no me he rendido.
Esas palabras hicieron que Tess frunciera el ceño, pero algo brilló en sus ojos por un instante, un destello que Ally no pudo descifrar.
-¿Rendirse? -repitió Tess, con una ligera mueca que parecía entre burla y desconcierto- Aquí eso no significa nada.
Ally dio un paso más cerca, ignorando deliberadamente el frío que emanaba de Tess.
-Bueno, entonces tal vez soy diferente.
La demonio la observó en silencio, como si intentara descifrar si Ally era ingenua o simplemente valiente. Finalmente, suspiró y se cruzó de brazos.
-¿Por qué me sigues? -preguntó Tess, con un tono más cansado que amenazante.
-Porque... -Ally vaciló, buscando las palabras correctas- Porque me salvaste. Y porque creo que, aunque no lo admitas, hay algo en ti que no encaja aquí.
Tess parpadeó, sorprendida. La intensidad en los ojos de Ally, la forma en que hablaba con esa mezcla de inocencia y desafío, la desconcertó. Por un momento, se permitió observarla realmente: su rostro que aparentaba ser de porcelana, su torso delgado y fino, sus ojos brillantes y esas alas que parecían desafiar las reglas del Infierno.
Era hermosa. Pero no era solo eso. Había algo en ella que hacía que Tess se sintiera vulnerable, un sentimiento que no recordaba haber tenido en siglos.
-Eres terca, ¿lo sabías? -dijo Tess finalmente, desviando la mirada.
Ally sonrió, una sonrisa genuina que parecía iluminar incluso el lúgubre paisaje que las rodeaba.
-Me lo han dicho antes.
Tess suspiró, pero no pudo evitar notar cómo esa sonrisa la desarmaba un poco.
-Bien. Haz lo que quieras. Pero no soy una niñera, ángel.
-Allyson.
-Como sea. Si te metes en problemas otra vez, no prometo volver a salvarte.
Ally asintió, pero su sonrisa se amplió, como si supiera algo que Tess no quería admitir.
-Gracias de todos modos.
Tess empezó a caminar, y Ally la siguió sin dudar. Aunque Tess no lo dijo en voz alta, no la detuvo. Algo en el fondo de su helado corazón le decía que Ally era más que una simple molestia. Tal vez, en esa pureza que parecía resistir incluso el Infierno, había algo que podría cambiarlo todo.
Mientras Tess y Ally caminaban a través del sombrío paisaje del Infierno, el silencio entre ellas se sentía tan denso como el aire cargado de azufre. Tess, como siempre, se mantenía fría y distante. Su mirada fija en el camino, sin mostrar ninguna emoción. Ally, en cambio, se debatía entre el nerviosismo y el impulso creciente de romper esa barrera que rodeaba a la demonio.
Después de un rato, Ally no pudo soportarlo más.
-Sabes, no te vi sonreír. Por lo que sospecho que eres un alma fría y sería. ¿Que tal si sonríes?, solo para mí. - Su voz sonó ligera, casi juguetona, en un intento de aligerar la atmósfera.
Tess no se detuvo, pero arqueó una ceja, su rostro permaneciendo tan inexpresivo como siempre.
-¿Por qué querría hacer eso?
Ally se encogió de hombros, caminando un poco más cerca de Tess para poder mirarla de perfil.
-Porque sería lindo. Creo que te verías hermosa con una sonrisa.
La demonio se giró hacia ella por un breve segundo, su mirada llena de incredulidad mezclada con desdén.
-Esto no es el Cielo, Allyson. Aquí no hay lugar para cosas como sonrisas.
-Eso no es verdad -insistió Ally, deteniéndose por un momento, lo suficiente como para obligar a Tess a girarse hacia ella- He visto demonios reírse entre ellos. De manera malvada, claro, pero al menos lo hacen.
Tess suspiró, cruzándose de brazos mientras la miraba con algo que casi parecía exasperación.
-No es lo mismo.
-¿Por qué no? -preguntó Ally, inclinando ligeramente la cabeza, su cabello cayendo sobre sus hombros como un halo dorado.
Tess desvió la mirada, como si intentara encontrar una excusa que terminara la conversación.
-Porque no tengo razones para sonreír, ¿está bien? -respondió finalmente, su tono más cortante de lo habitual.
Ally no se dejó intimidar. En lugar de eso, dio un paso más cerca, con una sonrisa traviesa que brillaba a pesar de las sombras que las rodeaban.
-¿Y si yo te doy una razón?
Tess frunció el ceño, claramente desconcertada por la tenacidad de Ally.
-¿Cómo harías eso?
-Bueno... -Ally fingió pensar, colocando un dedo en su mentón- Podría contar un chiste, aunque no sé si tienes sentido del humor.
Tess rodó los ojos.
-No pierdas tu tiempo.
Ally ignoró su advertencia.
-¿Cual es la consola en Francia que tiene más ventas?
Tess no movió ni un poco su rostro. Ally comenzó a dudar, Pero aún así, no se detuvo.
-La Oui...
-No tiene sentido.
-¡Claro que sí!
-Claro que no.
...
-O podría decirte algo bonito, como que me salvaste y ahora eres mi heroína personal.
Tess no respondió, pero Ally notó un leve rubor apenas visible en sus mejillas pálidas. Decidió arriesgarse un poco más.
-O podría hacer esto. -Sin previo aviso, Ally extendió una mano y tocó suavemente la mejilla de Tess, sus dedos rozando la piel fría de la demonio.
Tess se tensó, sorprendida por el gesto, pero no se apartó. Su mirada se cruzó con la de Ally, y por un momento, el mundo oscuro a su alrededor pareció desvanecerse.
-Gracias, Tess. -La voz de Ally era suave, llena de sinceridad- No sé qué haría aquí sin ti.
Tess tragó saliva, incapaz de apartar la mirada de esos ojos cálidos que parecían ver a través de su fachada fría. Finalmente, exhaló un suspiro pesado y dio un paso atrás, rompiendo el contacto.
-Eres insoportable, ¿lo sabías?
Ally sonrió aún más, como si las palabras de Tess fueran un cumplido.
-Y tú sigues sin sonreír, pero estoy trabajando en ello.
Tess negó con la cabeza, pero no pudo ocultar del todo la pequeña chispa que brillaba en sus ojos antes de girarse y seguir caminando. Ally, con una sonrisa triunfante, la siguió, segura de que estaba un paso más cerca de su objetivo.
Mientras caminaban por el sendero rocoso y envuelto en niebla, Ally decidió que era el momento perfecto para un nuevo intento. Tess, como de costumbre, avanzaba en silencio, su mirada fija en el horizonte y su expresión tan pétrea como siempre. Ally, sin embargo, estaba decidida a romper esa barrera, aunque tuviera que hacerlo con las bromas más ridículas que pudiera imaginar.
-Oye, Tess -comenzó Ally, su tono casual pero con un brillo de picardía en los ojos.
-¿Qué? -respondió Tess sin mirarla, su voz monótona pero con un dejo de cansancio.
-¿Sabes por qué Mario no usa Internet?
Tess frunció ligeramente el ceño, aunque no dijo nada. Ally continuó, sin darse por vencida.
-Porque tiene miedo de caer en un browser!
Hubo silencio. Tess no reaccionó. Ally esperó, observando atentamente su rostro en busca de cualquier señal de diversión. Nada. La demonio simplemente siguió caminando.
-Bueno, esa no fue tan buena, pero tengo más. -Ally aceleró el paso para caminar a su lado, con una sonrisa que no se apagaba.
Tess soltó un suspiro apenas audible.
-¿Esto va a ser largo?
-Oh, claro que sí. Prepárate, porque tengo un repertorio increíble.
Tess giró los ojos hacia Ally, aunque la expresión de resignación en su rostro parecía suavizarse un poco. Ally aprovechó ese mínimo cambio para continuar.
-¿Qué hace un jugador de Minecraft cuando tiene frío?
-¿Qué? -preguntó Tess, aunque su tono sonó más curioso de lo que pretendía.
-¡Se pone su chaqueta de bloques!
Otra vez, silencio. Tess desvió la mirada, aparentemente concentrándose en el camino, pero Ally no se dio por vencida.
-Vale, vale, una más. ¿Qué le dijo un creeper a Steve en Minecraft?
Tess soltó un suspiro más audible esta vez, y finalmente miró a Ally.
-¿Qué?
-¡Te voy a explotar de amor!
Hubo un momento en que Ally juró que vio los labios de Tess temblar ligeramente, como si estuviera reprimiendo una sonrisa. Fue breve, apenas perceptible, pero suficiente para que Ally sintiera que estaba ganando terreno.
-¿De verdad piensas que esto va a funcionar? -preguntó Tess, con un leve tono de incredulidad.
-Absolutamente. -Ally se cruzó de brazos, sonriendo con confianza.
Tess negó con la cabeza, pero su mirada hacia Ally era un poco menos fría que antes.
-Eres demasiado persistente, ángel.
-Es mi especialidad. -Ally sonrió de oreja a oreja, sintiendo que, aunque Tess no lo admitiera, estaba logrando romper un poco de esa dura fachada.
Mientras continuaban caminando, Tess dejó escapar un suspiro más, pero esta vez, había algo diferente en él. No era exasperación pura; parecía casi... entretenida. Aunque su rostro seguía sin mostrar una sonrisa, Ally sabía que estaba un poco más cerca de lograrlo.
Cuando Ally cruzó el umbral del departamento, se detuvo en seco. Su boca se entreabrió mientras sus ojos recorrían el lugar. Parecía un espacio sacado directamente de la Tierra: paredes pintadas de un color neutro, una pequeña sala con un sofá algo desgastado, estanterías llenas de libros y una mesa de centro que parecía haber sido utilizada más de la cuenta. Pero en el centro del lugar, un agujero gigantesco rompía con esa sensación de familiaridad. Era un pozo negro, tan profundo que parecía devorar la luz.
-Esto no parece... el infierno -dijo Ally, mirando alrededor.
Tess cerró la puerta detrás de ellas sin siquiera mirar el departamento.
-No lo es del todo. Es el lugar donde vivía.
Ally giró para mirarla con sorpresa.
-¿Aquí vivías? ¿Antes de...?
Tess asintió con un gesto breve y señaló el agujero en el centro.
-El infierno tiene la costumbre de recrear los recuerdos importantes de las personas que llegan aquí. Pero nunca son perfectos. Siempre hay algo... roto.
Ally dio un paso hacia el agujero, observándolo con cautela. Era oscuro, silencioso, y su mera presencia parecía enfriar el aire a su alrededor.
-¿Siempre estuvo ahí? -preguntó, sin apartar la vista del vacío.
-Desde que llegué. -Tess caminó hacia la estantería y tomó un libro, hojeándolo sin mucho interés- No sé si es un castigo o simplemente la forma en que este lugar se asegura de que no olvide por qué estoy aquí.
Ally se acercó lentamente al sofá, tocándolo con cuidado, como si pudiera desmoronarse en cualquier momento.
-Es extraño. Casi parece... acogedor, si ignoramos el gran pozo en el suelo.
Tess soltó un leve resoplido, aunque su expresión permaneció impasible.
-Lo era, en su momento.
Ally se giró para mirarla, notando cómo Tess parecía encajar perfectamente en el espacio. Su figura alta y pálida, contrastando con el ambiente cálido que alguna vez debió tener el departamento, la hacía ver como un espectro en medio de un recuerdo olvidado.
-¿Sigues viniendo aquí mucho? -preguntó Ally.
-Es el único lugar donde no tengo que lidiar con nadie. -Tess cerró el libro que tenía en las manos y lo dejó de vuelta en la estantería.
Ally observó el lugar una vez más, sus ojos deteniéndose en pequeños detalles: una taza de café olvidada sobre la mesa, un cojín arrugado en el sofá, un reloj de pared detenido a las tres en punto.
-Es... bonito, en cierto modo. Aunque el pozo es un poco extremo.
Tess levantó una ceja y la miró de reojo.
-¿Un poco?
Ally sonrió y dio un paso hacia Tess, sus alas blancas brillando tenuemente bajo la luz tenue del lugar.
-Bueno, al menos tienes un lugar al que llamar hogar. Eso es algo, ¿no?
Tess no respondió de inmediato. En su lugar, miró hacia el agujero una vez más antes de sacudir la cabeza.
-Si lo quieres ver así.
Ally ladeó la cabeza, observando a Tess con curiosidad. Había algo en la forma en que se movía, cómo se mantenía firme frente a ese abismo, que hacía imposible no admirarla.
-¿Sabes? Podrías decorar un poco. Quizás unas cortinas nuevas o una alfombra para cubrir el pozo. -Ally bromeó, esperando una reacción.
Tess giró lentamente la cabeza hacia ella, pero no dijo nada. Ally no pudo evitar reírse un poco.
-Vamos, Tess. Algo de humor no te matará. Bueno, otra vez.
Por un breve momento, Tess pareció considerar sus palabras antes de volver a mirar hacia el pozo. Ally suspiró y se dejó caer en el sofá, estirando sus alas un poco para acomodarse.
-Pues a mí me gusta tu departamento. Excepto por el vacío interminable. Eso sí es un poco deprimente.
Tess soltó un leve suspiro y caminó hacia la ventana, apoyándose contra el marco mientras miraba el exterior.
-Es lo que hay.
La noche en el infierno era más cruel de lo que Ally había imaginado. A pesar de las llamas eternas que siempre había asociado con este lugar, las temperaturas caían drásticamente cuando la oscuridad envolvía todo. Era un frío que calaba hasta los huesos, más emocional que físico, como si el propio lugar quisiera recordarles a sus habitantes lo que significaba estar realmente vacío.
Tess, como siempre, parecía inmune a cualquier incomodidad. Después de ofrecerle a Ally el sofá para dormir, se había encerrado en su habitación sin decir nada más. Ally, envuelta en una manta que no hacía nada contra el gélido aire, se acurrucó en el sillón, intentando dormir. Pero a medida que las horas pasaban, el frío se hacía más intenso, al punto de hacerla temblar.
(Hasta sus alas la calentaban más).
Finalmente, incapaz de soportarlo más, Ally se levantó, abrazándose a sí misma mientras caminaba hacia la puerta de la habitación de Tess. Dudó un momento, pero el hielo en su piel la convenció de llamar suavemente.
-¿Tess? -preguntó con un hilo de voz.
No hubo respuesta, pero Ally decidió abrir la puerta de todos modos. Al entrar, la vio acostada en una cama sorprendentemente simple. La habitación, al igual que el resto del departamento, tenía un aire sombrío, pero era extrañamente acogedora en comparación con el frío exterior. Tess estaba acostada de lado, con una expresión neutral incluso en su sueño.
-Tess -insistió Ally en voz baja, dando un paso más cerca.
Tess abrió un ojo lentamente, parpadeando antes de enfocarse en Ally.
-¿Qué pasa? -su voz era ronca por el sueño, pero no menos fría que de costumbre.
-Hace demasiado frío ahí afuera. -Ally temblaba visiblemente, sus alas ligeramente agitadas por el frío- ¿Puedo dormir aquí?
Tess suspiró y se incorporó un poco, apoyándose en el codo.
-Te di una manta.
-No es suficiente. -Ally intentó sonreír, pero sus labios estaban azules por el frío- Vamos, Tess, tienes que admitir que el infierno no es tan caliente como lo pintan.
Tess rodó los ojos y se echó hacia atrás en la cama.
-Haz lo que quieras.
Ally no esperó más y se subió a la cama con rapidez, metiéndose bajo las mantas junto a Tess. La diferencia de temperatura fue inmediata, y Ally dejó escapar un suspiro de alivio al sentir algo de calor.
-Gracias -susurró, acurrucándose lo más cerca posible de Tess, quien mantenía su postura rígida.
Pasaron unos segundos de silencio antes de que Ally hablara de nuevo, esta vez con una pequeña sonrisa traviesa.
-Aunque... si realmente queremos calentar el ambiente, hay formas más efectivas.
Tess giró lentamente la cabeza hacia ella, arqueando una ceja mientras la miraba con incredulidad. Ally soltó una risita, disfrutando de su propia broma.
-Es un chiste, Tess. Relájate.
Tess resopló y se giró hacia el otro lado, cerrando los ojos.
-Duerme, Allyson. Antes de que me arrepienta.
Pero mientras el silencio volvía a llenar la habitación, Ally no pudo evitar notar que Tess no se alejó del todo. Había algo en la forma en que se acomodó, como si no le molestara tanto la cercanía como quería hacer creer. Ally sonrió para sí misma, sintiéndose un poco más cálida, no solo por las mantas, sino por la inesperada compañía.
...
La luz tenue del infierno no podía llamarse exactamente "mañana", pero había algo en el ambiente que indicaba que un nuevo día comenzaba. Ally se removió entre las mantas, sintiendo un calor que contrastaba con la frialdad usual del lugar. Abrió los ojos lentamente y parpadeó, dándose cuenta de que estaba abrazada a Tess.
La demonio estaba de espaldas, aparentemente aún dormida, pero su postura no era rígida como Ally hubiera esperado. Su cabello azabache caía en mechones desordenados sobre la almohada, y su piel pálida parecía aún más etérea bajo la luz mortecina que se filtraba por las grietas del departamento.
Ally se incorporó con cuidado, intentando no despertarla, pero no pudo evitar mirarla por un momento más. Había algo casi pacífico en Tess mientras dormía, una calma que no coincidía con su usual frialdad.
-¿Siempre miras a las personas mientras duermen? -la voz ronca de Tess la tomó por sorpresa.
Ally dio un pequeño salto, llevándose una mano al pecho.
-¡No estaba... bueno, tal vez un poco! -respondió, sonrojándose visiblemente- Pero solo porque te ves... tranquila.
Tess se giró para mirarla con los ojos entrecerrados, claramente todavía somnolienta.
-¿Eso es un cumplido extraño o solo estás siendo rara de nuevo?
Ally sonrió ampliamente, como si nada pudiera borrar su buen humor matutino.
-Ambas cosas, probablemente. -Se estiró, dejando que sus alas se desplegaran ligeramente antes de volver a plegarlas- Por cierto, gracias por no echarme de tu cama anoche.
Tess se sentó lentamente, pasándose una mano por el cabello en un intento de alisarlo.
-Si sigues haciendo chistes malos, consideraré esa opción en el futuro.
-¿Malos? ¡Mis chistes son obras de arte! -Ally fingió estar ofendida, llevándose una mano al pecho como si le hubieran herido el orgullo- Tal vez simplemente no entiendes mi humor.
Tess la miró de reojo, su expresión aún seria, pero Ally notó que sus labios se curvaron apenas, como si estuviera conteniendo una sonrisa.
-Tal vez no entiendo cómo alguien puede ser tan ruidosa tan temprano.
-Eso es porque no has pasado suficiente tiempo conmigo. -Ally se levantó de la cama, estirándose otra vez antes de mirar a Tess con una sonrisa traviesa- Pero no te preocupes, ¡puedo enseñarte!
Tess negó con la cabeza.
-Dudo que necesite lecciones, pero haz lo que quieras.
Ally se acercó a la ventana del departamento, observando el extraño paisaje del infierno que se extendía más allá del agujero en el centro de la sala. A pesar de lo sombrío que era todo, no pudo evitar sentirse un poco más ligera.
-Es un nuevo día, Tess. -Se giró para mirarla, con una energía renovada en sus ojos- ¿Qué tal si hoy intentamos no morir de frío y... quién sabe? Tal vez hasta logre sacarte una sonrisa de verdad.
Mientras ambas caminaban hacia la sala, Ally observaba con curiosidad cómo Tess se ponía un polerón negro que, aunque sencillo, tenía manchas secas de sangre demoníaca en las mangas y el torso. A Ally le pareció curioso cómo Tess se movía con una mezcla de indiferencia y propósito, como si vestir ropa cubierta de rastros de muerte fuera lo más normal del mundo.
-¿Siempre usas eso? -preguntó Ally, rompiendo el silencio.
Tess le lanzó una mirada fugaz mientras ajustaba el polerón.
-Es práctico. ¿Por qué? ¿Quieres ofrecerte como mi estilista?
Ally soltó una risa ligera.
-Bueno, tal vez un cambio no te vendría mal. Algo menos... aterrador.
Tess arqueó una ceja mientras llegaban a la sala.
-¿Aterrador? ¿Eso te dice algo sobre este lugar? Porque si te parece aterrador, entonces estoy haciendo algo bien.
Ally rodó los ojos, pero no respondió. Al llegar a la sala, Tess detuvo sus pasos de repente. Ally notó cómo su postura se tensó, y sus ojos oscuros comenzaron a escanear el lugar con precisión.
-¿Qué pasa? -preguntó Ally, mirando a su alrededor.
Tess no respondió de inmediato. Se acercó al borde del agujero en el centro de la sala y agudizó sus sentidos, como si estuviera escuchando algo que Ally no podía percibir.
-Algo no está bien -murmuró Tess, su voz baja pero cargada de seriedad.
Ally sintió un escalofrío recorrer su espalda.
-¿Qué clase de "no está bien"?
Tess giró hacia ella con una expresión fría y calculadora, la misma que Ally había aprendido a asociar con el peligro inminente.
-Demonios. Intentan provocar algo. Dudo que sea, pero no me gusta.
-¿Qué vas a hacer? -preguntó Ally, aunque ya conocía la respuesta.
Tess comenzó a caminar hacia la puerta, pero antes de salir, se detuvo frente a Ally, mirándola con una intensidad que casi la hizo retroceder.
-Voy a ocuparme de ellos -dijo Tess con firmeza, su tono más oscuro que nunca. Luego, su mirada se endureció aún más- Y tú no saldrás de este departamento, Ally.
-¿Qué? Pero-
Tess levantó una mano para interrumpirla.
-No hay "pero". No salgas. Si lo haces, acabarás como el demonio que masacré frente a ti cuando nos conocimos. -Sus ojos brillaron con una amenaza real, su recuerdo claro como el día- ¿Entendido?
Ally se quedó en silencio por un momento, recordando la brutal escena en la que Tess había destrozado a sus atacantes sin piedad. No pudo evitar tragar saliva, pero luego asintió lentamente.
-Entendido.
Tess asintió una vez antes de darse la vuelta y abrir la puerta. Antes de cruzar el umbral, lanzó una última advertencia.
-Y si vuelvo y descubro que no me hiciste caso, te juro que me aseguraré de que entiendas por qué no soy alguien con quien jugar.
Ally observó cómo Tess desaparecía por la puerta, su silueta oscura fundiéndose con el paisaje del infierno. La habitación quedó en silencio, salvo por el eco de las palabras de Tess resonando en la mente de Ally.
Aunque sabía que debía quedarse donde estaba, una parte de ella no podía evitar preocuparse por lo que Tess enfrentaría allá afuera.
Ally, aún tratando de sacudirse la inquietud de los libros vacíos, volvió la vista a la estantería. Fue entonces cuando un lomo diferente llamó su atención. A diferencia de los demás, que parecían sombríos y aterradores, este libro tenía un diseño sencillo pero cuidado, con letras doradas que formaban un título inesperado: "Un cuento perfecto."
Alzó una ceja.
-¿Tess leyendo algo romántico? No puede ser.
Curiosa, tomó el libro y comenzó a hojearlo. Para su sorpresa, las páginas no estaban en blanco como las otras. La historia estaba escrita con detalle, describiendo la vida de Margoth y David, dos personas muy diferentes pero entrelazadas por una serie de decisiones, emociones y consecuencias que Ally comenzó a leer con fascinación.
Se sentó en el sillón, completamente absorta en la historia. No podía dejar de imaginarse a Tess, con su semblante siempre serio y su actitud impenetrable, leyendo algo tan lleno de emociones complejas, con giros que golpeaban el corazón.
-Esto no tiene sentido... -murmuró Ally para sí misma, mientras pasaba las páginas.
Pronto llegó a uno de los finales. Era el de David, y aunque tenía un tinte melancólico, estaba cargado de esperanza y felicidad. Ally dejó escapar un suspiro de alivio cuando terminó de leerlo.
-Bueno, al menos uno de ellos encontró la felicidad...
Pero entonces sus ojos tropezaron con el otro final. Uno que parecía ir en dirección contraria. Empezó a leerlo con el corazón apretado, sintiendo cómo la tristeza de Margoth se iba acumulando página tras página, su dolor creciendo de forma casi palpable. El final era desgarrador, trágico, un golpe al alma que dejó a Ally paralizada por unos instantes.
Cerró el libro con cuidado, abrazándolo contra su pecho mientras sus pensamientos iban hacia Tess.
Jamás habría imaginado que alguien como Tess leería algo así. Y sin embargo, ahora que lo pensaba, tenía sentido. El departamento, los libros vacíos, la frialdad de su comportamiento...
-¿por qué no me sorprendes y me sorprendes al mismo tiempo? -murmuró Ally, suspirando mientras miraba la portada una vez más.
...
Ally había caído en un sueño inquieto en el sillón de Tess. Las pesadillas, mezcladas con el calor extraño de su entorno, la habían mantenido dando vueltas, pero finalmente cedió al cansancio. No sabía cuánto tiempo había pasado cuando abrió los ojos, solo para encontrarse en completa oscuridad.
Intentó moverse, pero algo restringía sus brazos y piernas. Su respiración se aceleró mientras sus ojos se ajustaban a la penumbra. Estaba amarrada con gruesas cadenas que quemaban ligeramente su piel, y alrededor de ella, una docena de demonios observaban con sonrisas burlonas.
-Miren quién despertó. - Uno de ellos, un ser grotesco con cuernos quebrados y dientes afilados, se acercó a ella, inclinándose con una mirada de desprecio - Así que tú eres el pequeño juguete de Tess. ¿Qué le verá a un ángel débil como tú?
Ally tragó saliva, intentando mantener la calma.
-¿Qué quieren?
-Nada especial. Solo distraer a tu "protectora" lo suficiente como para que no interfiera en nuestros asuntos. Aunque, claro... podríamos divertirnos un poco antes de que ella llegue, ¿no creen?
Las risas resonaron en el espacio, un sonido escalofriante que hizo que Ally se estremeciera. Cerró los ojos, deseando con todas sus fuerzas que Tess llegara.
Y entonces, un ruido desgarrador. Algo atravesó el aire con violencia, seguido de un grito ahogado. Ally abrió los ojos justo a tiempo para ver cómo uno de los demonios caía al suelo, muerto, con un cuerno afilado atravesando su pecho.
El silencio fue inmediato. Los demonios se giraron, y allí estaba Tess, emergiendo de las sombras como un ángel oscuro de la muerte. Su cabello azabache estaba desordenado, y sus ojos oscuros brillaban con una furia contenida. Su figura, alta y esbelta, estaba cubierta de sangre, y en su mano sostenía otro cuerno arrancado, listo para usar como arma.
-¿Interrumpo algo? - preguntó con frialdad, su voz como un susurro mortal que llenó el aire.
Los demonios retrocedieron instintivamente, pero Tess no les dio tiempo para reaccionar. Con movimientos rápidos y precisos, se lanzó sobre ellos. Ally, aún atada, observó con una mezcla de horror y fascinación cómo Tess eliminaba a los demonios uno por uno.
Ally, todavía atada, no podía apartar los ojos de Tess mientras masacraba a los demonios con una precisión fría y despiadada. Cada movimiento parecía calculado, pero con una furia latente que desbordaba por cada golpe y cada muerte. Era letal, pero al mismo tiempo, hermosa. Su cabello negro azabache ondeaba con cada giro, mientras su piel pálida resaltaba bajo la tenue y lúgubre luz del infierno, ahora salpicada con sangre de los caídos. Ally no podía evitarlo; su corazón latía con fuerza, y un calor extraño subía por su rostro.
A uno le arrancó el brazo y lo utilizó para golpear a otro, enviándolo al suelo con un crujido sordo. A otro lo desarmó con facilidad, rompiéndole los cuernos antes de clavárselos en el abdomen. La sangre salpicaba por todas partes, y Tess no mostraba piedad alguna.
Finalmente, cuando el último demonio cayó, Tess se giró hacia Ally. Su respiración era pesada, y su rostro estaba cubierto de sangre, pero sus ojos se suavizaron ligeramente al verla. Caminó hacia ella y lanzó una hoja de papel al suelo, que cayó con un golpe seco.
-La próxima vez que intenten distraerme - dijo, dirigiéndose a los cadáveres, como si todavía pudieran escucharla - no incluyan en la nota la manera en que iban a matarla. Es demasiado fácil adivinar sus planes.
Ally miró el papel, que contenía un dibujo burdo de ella misma en peligro, con anotaciones obvias que describían lo que los demonios habían planeado. No pudo evitar soltar una risa nerviosa, a pesar de la situación. Ally tragó saliva, sintiendo su rostro completamente rojo. Había algo increíblemente fascinante en la manera en que Tess se movía, tan segura, tan feroz. Incluso cubierta de sangre, había una belleza innegable en su porte, una mezcla de peligro y gracia que hacía imposible que Ally apartara la vista.
Ally sintió que el aire se le escapaba. Sus ojos oscuros, cargados de intensidad, la miraron fijamente, mientras avanzaba hacia ella con pasos firmes. La pálida demonio se arrodilló frente a Ally, sacando una pequeña daga para cortar las cadenas que la mantenían prisionera.
Ally apenas podía pensar con claridad. Su mente estaba inundada por una sola idea: Tess era abrumadoramente perfecta. Su respiración se entrecortó mientras la demonio liberaba sus muñecas, y el leve roce de los dedos fríos de Tess contra su piel le provocó un escalofrío que no era de miedo.
Cuando Tess terminó de liberarla, se inclinó ligeramente para asegurarse de que Ally estuviera bien. Pero antes de que pudiera decir algo, Ally actuó por instinto. Sin pensarlo demasiado, llevó ambas manos a las mejillas de Tess, sujetándola con firmeza. Su piel estaba fría al tacto, pero eso no la detuvo.
Tess parpadeó, completamente sorprendida, mientras Ally la miraba con los ojos brillantes y las mejillas encendidas. Y entonces, Ally se inclinó hacia adelante y la besó.
El beso fue suave, dulce, pero cargado de una intensidad que Tess no esperaba. Ally podía sentir el frío de Tess mezclándose con el calor que ardía en su interior, y por un momento, todo el caos del infierno desapareció. Solo estaban ellas dos, conectadas en un acto que parecía imposible en un lugar tan oscuro.
Cuando Ally se separó, apenas un par de centímetros, mantuvo las manos en las mejillas de Tess, observándola con una expresión que mezclaba admiración y vulnerabilidad.
-Gracias por salvarme... otra vez -susurró Ally, su voz apenas audible, pero llena de emoción.
Tess, quien siempre había mantenido una expresión neutral y fría, sintió que algo dentro de ella se quebraba. Lentamente, muy lentamente, sus labios se curvaron en una pequeña, casi imperceptible sonrisa.
Ally la miró, sus ojos ampliándose al darse cuenta de lo que acababa de ocurrir.
-¡Oh, por los cielos, Tess! ¿Acabas de sonreír?
Tess apartó la mirada rápidamente, intentando ocultar el leve rubor que apareció en sus pálidas mejillas.
-Fue... un reflejo. No te acostumbres.
-Demasiado tarde -respondió Ally con una sonrisa radiante- Es lo más hermoso que he visto en mi vida.
Tess se puso de pie de inmediato, su actitud fría regresando mientras extendía una mano para ayudar a Ally a levantarse.
-Vamos. Tenemos que volver al departamento antes de que otros idiotas intenten algo.
Ally tomó su mano, todavía sonriendo, pero no dijo nada más. Su corazón estaba lleno de una mezcla de emociones que no podía expresar en palabras, y aunque Tess intentaba aparentar indiferencia, Ally sabía que algo había cambiado entre ellas.
━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━
-AU Tritón TomJake
-Grett x Gabby
-Lover Gabellie
-AU universitario TessAlly
-So American Gabellie
-Hola vvs, como les va? Les quería agradecer por el apoyo una vez más. También, lamento haber actualizado más lento los One-Shots, es porque mi prioridad ahora, son mis fanfics (les invito a leer The Only Excepcion o otro, y haber que les parece).
-Me tienen para rato, aún soy joven y posiblemente campamento desventura sea mi hiperfijacion por un largo tiempo.
-Disfrute escribir esto, ok, amo los GL.
-Si tienen algún pedido, no duden en hacerlo si lo desean. Recuerden leer las condiciones que se encuentran en la primera parte de los pedidos y aparecerá en la lista.
Mati, fuera.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top