3. Capítulo

—Sam —sentí un pequeño empujoncito. Abrí un poco los ojos, la luz de la ventana me pegaba directo a los ojos por lo que me constó un poco enfocar la vista—, te traje esto —me extendió una botella de bebida isotónica. Me senté en la cama para luego dar un largo sorbo.

Por suerte se había borrado todo rastro de malestar estomacal.

—Gracias ¿Qué hora es? —pregunté observando a mi alrededor en búsqueda de alguna pista.

—Las dos de la tarde —respondió. Negué con la cabeza, era tardísimo, qué pensarían mis tíos de mí, si es que sabían que estaba allí.

—Es tardísimo —declaré levantándome inmediatamente. Paula observaba como me ponía las zapatillas con una gran sonrisa.

—Creo que no recuerdas mucho como las cosas son por aquí —dijo finalmente. Volví a tomar asiento a su lado en la cama, esperé atenta a que volviera a hablar para escuchar la explicación de su comentario—. ¿A caso no recuerdas cómo era nuestra vida antes? Entrabas y salías de esta casa cuando querías, yo hacía lo mismo en la tuya, muchas veces nos quedábamos varios días en la casa de la otra y lo único que hacíamos era avisar donde estábamos —terminó. Sí, podía recordar todo lo que decía, pero eran recuerdos que no tenía presentes, a medida que contaba lo recordaba, ¿qué otras cosas podía no estar recordando?

—Sí, lo recuerdo, debe ser que perdí la costumbre —respondí aún algo pensativa.

—Pues tendrás que volver a acostumbrarte, ahora bajemos, mi madre tenía el almuerzo casi listo y mi papá salió, así que relájate.

Bajé detrás de ella, Sara salía de la cocina con un par de platos que ubicó en la mesa.

—Hola Sam —saludó notando nuestra llegada—, llegaron justo, está todo listo. Siéntense —Paula y yo tomamos asiento una frente a la otra.

—Huele muy bien —comenté. Sara había preparado ñoquis.

—Recordé lo mucho que te gustaba cuando preparaba esto, hasta nos obligaste a avisarte cada vez que comeríamos esto —le di una probada mientras me contaba.

—Y con mucha razón, esto esta buenísimo —hablé antes de llevarme otro poco a la boca.

—Le dije a tu madre que te llevaríamos de vuelta en la tarde, espero no te moleste.

—Para nada, espero no molestarlas a ustedes —reí. De repente me inundó un sentimiento horrible, no veía mi teléfono desde el día anterior.

—Paula ¿Has visto mi teléfono? —pregunté con el corazón en la boca.

—Ahh sobre eso —puso una cara seria. Sentí mi corazón detenerse por un segundo—, deberías agradecerme, me preocupé de traértelo, lo dejé arriba —Un alivio inmediato se apoderó de mi cuerpo. Ambas rieron ante mi preocupación.

—Muchas gracias, me salvaste —en un caso normal tampoco es que me hubiera puesto a dormir en un lugar así, y con alguien que no conocía cerca... Me di cuenta que no había pensado en esos detalles del día anterior.

—Sam, cuéntame qué tienes pensado para hacer estos meses, tu madre me contó ayer que entrarás a la universidad —pidió Sara sacándome de mis pensamientos, ya tendría tiempo de pensar lo acontecido, y sobre a quién había conocido.

—Es cierto, eso haré y para aprovechar los meses de verano en los que no haré nada, quiero buscar algún trabajo.

—Qué buena idea, Paula no quiso cuando le propuse que hiciera eso —le dio una mirada crítica—. Te podría recomendar en algunos lugares.

—Sería fantástico, me ayudaría mucho.

—Ahora que lo pienso, podría preguntarle a Seba si puede conseguirte algo donde trabaja, creo que hacen falta turnos de día para que atiendan el restaurante —accedí al instante, ya tenía experiencia trabajando de camarera, podría hacer el trabajo sin problemas.

—A mí también me gusta la idea. A todo esto ¿cómo les fue ayer? —preguntó su madre.

—Bien, se ve muy buen tipo Sebastián —no sabía que más responderle ¿Qué más le iba a decir? ¿contarle que me emborraché en menos de una hora con Liam? ¿contarle que me dormí y me sacaron en brazos? O tal vez contarle lo incomoda que estaba con Paula y Liam, que apenar se hablaban, tenía que pedirle que me dijera por qué su amistad había terminado, ninguno me decía.

—Mmm... deben de haber pasado muchas para que sólo tengas eso que decir —dijo con una sonrisa de complicidad mientras se levantaba de la mesa—. Y sí, lo que conozco a Sebastián es muy buen chico, agradezco que Paula haya elegido bien. Bueno yo me retiro, tengo que hacer algunas compras.

—Paula, tenemos que hablar —solté una vez su madre se fue.

—Me lo puedo imaginar, por eso te iremos a dejar en la tarde. Primero dejemos esto limpio.

Así lo hicimos, recogimos la mesa, limpiamos lo sucio y nos ubicamos en su sofá.

—¿En qué te puedo iluminar?

—Para comenzar —me aclaré la garganta—. ¿Por qué tu amistad con Liam terminó? Y no me vengas con cuentos, quiero la verdad directa.

—Mira Sam, en realidad yo no veía a los García desde hacía bastante, ayer solo fui para verte a ti y a tu familia, me he distanciado de todos ellos.

—¿Y eso por qué? —pregunté intrigada.

—Ellos no hicieron nada, sólo Liam, es algo en lo que no quiero ahondar mucho, pero un día estaba en su casa visitando a Sol, Liam había llegado algo ebrio y me dijo algunas cosas bastante hirientes, enfrente de Sol. No sólo tuve que soportar el odio de sus palabras y el dolor que me estaba causando; también tuve que soportar la mirada de lástima de su hermana, la vergüenza que me causo —se quedó unos segundos en silencio—. Obvio luego se disculpó, pero las palabras que me dijo ese día se quedaron en mí, por la vergüenza también dejé de ver a Sol, sé que no tuvo nada que ver, pero simplemente no podía, no quería estar cerca.

—¿Qué te dijo? —pregunté impactada, no podía imaginarme al Liam que creía conocer haciendo algo así, aunque estuviese ebrio no era propio de él.

—Eso es algo que preferiría que él te contara, es mejor que se lo preguntes a él —asentí. Tendría que obligarlo a que hablara.

—¿Eso hace cuanto fue? —aún no podía creer que algo así hubiese pasado, él parecía el mismo buen tipo que siempre.

—Diría que hace más de un año, pero desde esa vez nada ha sido lo mismo, cuando lo veo recuerdo eso y... simplemente las cosas con él nunca volverán a ser iguales, no lo odio, ¿estoy resentida? Sí, pero no tengo ahora ningún problema con eso, de verdad, las veces que lo pillaba en el bar intercambiábamos algunas palabras, es un tema superado, sólo que ayer... mira cuando te enteres de lo que me dijo lo entenderás mejor —acabó.

"Cuando te enteres de lo que me dijo lo entenderás mejor" esas palabras quedaron flotando en mi cabeza ¿Qué le habría dicho? Sólo me iba a enterar cuando hablara con él. Me había perdido de tantas cosas, y saber que habían cambiado tanto también me dejaba un sentimiento amargo. Tendría que volver a conocerlos, no sabía cuánto quedaba de las personas que había conocido.

Con lo que me contó Paula se esfumaron mis preguntas, quería que me dijera quién era Nathan, saber un poco más de él para que confiara tanto en él dejándome a su cuidado, pero no tenía prisa, aún necesitaba ordenar un poco la nueva información que estaba recibiendo.

—Te propongo ver una película —sugirió ante mi silencio. Accedí y eligió una romance de la que nunca había escuchado hablar, menos la había visto.

Intenté concentrarme, lo conseguía por minutos pero aún muchas preguntas me invadían, quería saber qué tanto había cambiado Liam, a Paula la veía casi igual, tenía el mismo espíritu alegre de siempre, acompañado de sus bromas, lo más probable seria que al seguir siempre en contacto no llegué a ver un cambio brusco, cambiamos juntas, eso me dejaba un poco más tranquila, ella sabía quién era y yo sabía quién era, pero Liam y Sol no, ambos serian diferentes a los que dejé hace cuatro años, pero ¿qué tanto? ¿habría cambiado mucho yo también? ¿les gustaría lo que era ahora? ¿me gustaría en lo que se estaban convirtiendo?

Cuando la película terminó decidí tomar mi oportunidad. Le di una larga mirada a Paula.

—¿Qué es esta vez? —pregunto riendo, sí, ella si me conocía.

—Si tuvieras que hacer un resumen sobre el crecimiento de Sol, ¿cómo sería? —comencé.

—Bueno, sabes que nunca fui muy cercana a ella —eso era cierto, entre ellas la diferencia de edad era mucho mayor, yo solía ser como un puente entre ellas cuando terminábamos reunidas por alguna junta de nuestros padres, entre ellas no había nada en común que las juntara mucho—, pero de lo que he presenciado de lejos podría decir que se convirtió en una gran persona, como todos se puso algo rebelde a sus quince, tenía un novio de la escuela que al parecer no fue muy buena influencia, no lo quería aceptar y por eso empecé a pasar más por allá, Maite me pidió que intentara ayudarla, en algo lo logré y un tiempo después terminó. Se hizo un piercing a escondidas, luego de a poco algunos tatuajes quién sabe con quién, siendo menor de edad. Todos estuvieron muy preocupados por qué rumbo tomaría en su vida, pero ahora está concentrada en hacer su último año lo mejor que pueda, sé que es una buena chica.

—¿Y si tuvieras que hacer un resumen de Liam? —temí formular esa pregunta, me atemorizaba enterarme de algo decepcionante.

—Sobre él —inhaló hondo antes de seguir—, después de que te fuiste, él desaparecía mucho, nadie sabe a dónde iba, ni yo, se la pasaba horas por ahí, casi no hablaba, apenas terminó su último año. Pasó ese primer año y cuando entró a la universidad de a poco comenzamos a hablar, casi como antes de que te fueras, hacíamos muchas cosas juntos, salíamos de fiesta, ahí fue cuando entramos a la universidad, pero también fue ahí cuando Liam comenzó a convertirse un tanto mujeriego, le gustaba coquetear con todas las chicas que se le cruzaban, no sé hasta qué punto llegaba cuando se salía con ellas. Ya habían pasado dos años desde que te habías ido, ahí Liam empezó a tomar no de una forma no sana, bueno no sé si se pueden considerar otras formas sanas, el tema es que tomaba hasta puntos extremos, se metía en peleas y acabaron por echarlo de la universidad en la que iba, intenté ayudarle, creí que había conseguido que parase esas prácticas, pero luego ocurrió lo que te conté hace un rato. Ahora trabaja en un taller mecánico, era lo que estudiaba, es todo lo que sé.

—Paula ¿Por qué no me contaste todo lo que estaba pasando? —no sabía cómo sentirme ¿pasó todo eso por mi partida? Podía entender ese primer año, y ahora entendía más las palabras que él me había dicho el día anterior, pero todo lo demás era shockeante, todo lo que estaba pasando mientras yo vivía una buena vida con nueva gente, yo nunca miré hacia atrás ¿debía sentirme culpable porque él sí?

—Piénsalo, no te habría aportado en nada, habrías intentado ayudar, lo sé ¿Pero y si no funcionaba?, vi la hermosa vida que estabas llevando la primera vez que te visité, no era justo para ti cargar con los problemas de otro, no me arrepiento de no haberte dicho.

—Tienes razón —admití, aunque sonara egoísta, fue la mejor decisión.

—Ahora deja de pensar en eso, ya quedó atrás. Alégrate por todas las cosas que vendrán, tenemos mucho que hacer —me tomó la mano, sé que quería que dejara de pensar en lo que había pasado, pero sólo tenía más preguntas sobre Liam.

Su madre llegó unos minutos después, Paula fue por mi teléfono, y partimos camino a mi casa. Mi teléfono no tenía carga como para avisar que iba en camino, recién ahí me di cuenta que no tenía llaves de la nueva casa, si hubiese llegado el día anterior en la noche me habría quedado en la entrada.

Al llegar me dejaron en la entrada de la parcela, el portón estaba cerrado, y tenían algo de prisa como para esperar que alguien abriera. Toqué el timbre y la puerta se abrió. Caminé unos minutos hasta llegar a la puerta de la casa.

—¿Qué tal tu pijamada? —preguntó mi madre al verme entrar, habían dejado la puerta abierta para que entrara.

—Excelente, había olvidado lo cómoda que me sentía en esa casa. Por cierto, necesito llaves de la casa.

—¿Tu padre no te las pasó? —preguntó algo sorprendida. Negué con la cabeza—, deben estar en su velador, ve a buscarlas.

Estaba ahí, podía aprovechar para preguntarle, pero quizás era muy rápido... Busqué las llaves que estaban exactamente donde dijo, habían dos, uno tenía un llavero de un gatito, probablemente era para Matías, que los amaba y a su lado había uno con un perro, debía ser para el mío. Me llevé ambos, subí a mi habitación, dejé cargando mi teléfono y entré al cuarto de Mati.

—Toma, asumí que serian para ti —le entregué las llaves.

—Me encantan —habló observándolas—. ¿Hoy explotaremos la parcela?

—Si, te espero a las tres de la mañana en mi pieza —hablé antes de desaparecer.

Volví a mi cuarto, encendí mi teléfono y me dirigí a mis contactos. Ahí estaba el numero de Nathan, se había agregado como "Nathan que te cuidó" Sentía un impulso de hablarle, pero ¿qué le diría? Lo que si podía hacer era averiguar si mi madre lo había contratado.

Bajé rápidamente por las escaleras, busqué a mi madre, ahora estaba en su habitación viendo televisión con mi padre. Me acerqué a ella de a poco hasta sentarme a su lado.

—¿Qué pregunta tienes? —habló, sabía que cuando llegaba así era para averiguar algo.

—¿Ya encontraste el que te faltaba para comenzar a atender la clínica?

—Si, ya tengo a los dos, mañana abrirá sus puertas, y sorpresivamente desde que lo anuncié hoy en la mañana ya han pedido dos horas —eso era mejor de lo que esperaba. Ahora la pregunta era si me iba a arriesgar con tanto interés preguntando por los contratados.

—¿Y quiénes son? ¿cómo se llaman? —había que arriesgarse.

—Uno se llama Alejandro, también se mudó desde la capital y el otro se llama Nathan, ¿un nombre bastante extraño no? —¡Volvería a verlo! Y más seguido de lo que creía. Ahora qué había conseguido lo que quería saber tenía que ver como salir.

—Me gusta el nombre, y bueno, es una señal que ya hayan pedido hora —hablé levantándome. Ella me miró sonriente.

—Ya, anda.

—Te amo, a ti también papá —dije antes de salir.

Volví a mi cuarto corriendo de vuelta, esta era una muy buena noticia, podría saber más de él por mi propia cuenta. Volví a revisar mi teléfono, ahora tenia un mensaje de Liam. Lo abrí.

Liam: Hola... perdón por ayer, me preguntaba si mañana querrías salir, sin que nadie nos interrumpa.

Yo: Tranquilo.

Yo: Te tendría que avisar mañana, aún no sé lo que haré.

Liam: Estaré esperando :)

Un rato después de esa corta conversación tomé una siesta, había puesto una alarma para las 3AM como quedé con Mati. A los pocos minutos de despertar escucho que toca la puerta. Me acerco a abrir y él entra con un pequeño bolso.

—Aquí llevo las linternas y unas baterías de cambio por cualquier cosa —susurró. Se había preparado.

—Perfecto —tomé mis llaves y salí de mi habitación.

Ambos bajamos lo más cuidadosos que pudimos las escaleras, continuamos sigilosamente hasta llegar a la puerta de salida de la casa.

Una vez fuera pudimos andar con normalidad. Mati me entregó una linterna y llevó otra él.

—¿Por donde comenzamos? —preguntó alumbrando hacia adelante.

—No tengo ni idea —lo único que se veía era lo que alumbrábamos.

Comenzamos a rodear la casa y dimos con la inmensidad de los árboles que estaban detrás de la casa, había una tela tapando el suelo, la corrí y divisé un hoyo.

—Mira, la piscina sigue en pie—le mostré—, o al menos visible —habían vaciado la piscina y luego dejaron algunos escombros y cosas dentro.

—A eso ya no se le puede llamar piscina —habló al verla.

Apunté hacia los árboles, vislumbré dos puntos brillantes entremedio, parecían ojos. Le di un toqué a Mati para que observara.

—¿Qué es eso? —pregunté casi en un susurro. Los dos puntitos se comenzaron a acercar y ahora parecía que estaban más altos.

—¡Ahhhh! —gritamos ambos y comenzamos a correr de vuelta a la casa.

Abrí lo más rápido que pude y otra vez con mucho cuidado subimos hasta llegar a mi cuarto.

—¿Qué era eso? —hablo exaltado.

—Lo mismo me pregunto yo —mi imaginación era muy grande y no me gustaban para nada las ideas que llegaban a mi cabeza.

—No quiero hablar más de eso por ahora, me dan escalofríos. Lo siento, pero dormiré aquí —Mati se metió en mi cama sin pensárselo dos veces. Algo positivo que tuviera tener una cama de dos plazas—, mañana mejor recorremos el terreno con luz de día.

—Estoy completamente de acuerdo, esto fue una mala idea —dije metiéndome en la cama con él. 

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