»Evitar La Realidad
Character of the day:
▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂
>Capítulo Ocho:
Evitar la realidad
▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂
A L E X A ' S P O V
Me zafé de su agarre al salir de la cafetería. Y lo miré sin decir nada más.
—¿Qué haces? Camina.
Se notaba algo molesto.
—¿Porqué hiciste eso?—cuestioné.
El chico rodó los ojos y me miró comenzando a exasperarse.
—A la mierda con eso, Gray. Podrían regresar en cualquier momento, y no me importará dejarte sola ésta vez.—me amenazó con mala cara.
—Responde mi pregunta.
Ahora me había quedado quieta. Expectante a todos sus movimientos en busca de una reacción.
Jos suspiró y se pasó una mano por el cabello.
—Alexa... por Dios, te iban a pegar en la cara. Jamás dejaría que un chico le hiciera eso a una chica.—contestó.
Ahora tenía una respuesta. Y sinceramente, me sentía bien con ella. Quiero decir... no era tan engreído después de todo.
—Alonso pudo hacer algo al respecto.—dije de pronto.
Jos puso una cara como si le hubiese contada la broma más terrible del mundo.
—¿Alonso? ¿El pelirrojo?—casi se reía en mi cara.— Gray ese chico estaba hasta atrás de todos, decidiendo en si debía defender a su amigo o a ti.
Miré cabizbaja mis manos. Saber eso no me hacía sentir mejor en lo absoluto. En el fondo sabía que era cierto.
—Alonso nunca hubiese hecho nada por ti.
Jos era malditamente bueno en decirte la verdad en la cara.
—Deja de decir eso. ¿Cómo podrías saberlo? Ni siquiera lo conoces.—contraataqué.
Jos rió sarcástico.
—No Alexa. ¿Cómo podrías saber TÚ eso? Ni siquiera lo conoces.—me dijo de la misma forma.
—Pues...
—No hace falta ser listo para saber que a Alonso no le importas nada.
—¡Ya cierra la puta boca!
Mi pecho ascendía y descendía rápidamente. Mi corazón y mis nervios estaban acelerados.
No necesitaba que me recordaran lo jodida que estaba la situación.
—Los mundanos nacieron con vendas en los ojos. E incluso cuando intentas quitársela, luchan por seguir viviendo en una mentira.—dijo finalmente.
Se dió la vuelta y siguió caminando en silencio y a paso rápido. Por alguna razón mis pies intentaron seguirlo, pero enseguida me detuve.
Entonces vi como una chica pelirroja se acercaba a mi trotando.
Pasó de largo junto a Jos y llegó hasta mi.
—Claire.—La saludé extrañada. Parecía que había corrido por un largo rato.
—Alexa, por fin, aquí estás.—dijo está aliviada.
—¿Qué te paso?—pregunté riendo levemente.
Ambas comenzamos a caminar en dirección a la cafetería de afuera.
—Nada especial, creo.—comentó como si hubiese recordado algo, luego simplemente agito la cabeza para olvidarlo.—Necesitaba saber como te había ido con tu cuchurrumin.—sonrió enormemente mientras alzaba sus manos a la altura de sus hombros en señal de emoción.
Reí al escucharla.
—¿Cuchurrumin, enserio?—reí levemente.
—Si, enserio.—dijo.—Ahora necesito que me cuentes cada detalle.
—Pues...—suspiré pesadamente, y la miré con una mueca en el rostro.—Claire... estuvo terrible.
Mis ojos trataron de cristalizarse al instante. Las palabras de Jos seguían en mi mente y eso sólo me hacía querer llorar.
—Oh, Alexa. ¿Qué ocurrió?—preguntó esta vez preocupada. Me rodeó con su brazo y una vez que estuvimos afuera en las canchas, nos encaminamos a un lugar para sentarnos.
Y en el camino le conté todo lo que había pasado en la cafetería, tal cual había ocurrido.
Claire limpio una de mis lágrimas con su dedo pulgar y me miró con una sonrisa comprensiva.
—¿Crees que no le importe a Alonso?—pregunté algo cabizbaja.
Claire lo pensó durante varios segundos con una mueca de no saber que decir al respecto.
—Creo que al tal Jos le importas.
Rodé los ojos al escucharla y sorbí la nariz. Talle mis ojos empapados y luego miré mis manos juguetear entre sí.
—Pero él no me importa. Y sinceramente dudo que yo le importe. Nos conocimos hoy.
—¿Has escuchado hablar del amor a primera vista?—preguntó la chica con una mueca amigable.
—Es casi tan tonto cómo creer que la tierra es plana.—dije al instante, sin dudarlo un segundo.
—Yo no lo creo así.—dijo.—Tú puedes saber cuando alguien es el amor de tu vida. Lo sientes.
Fruncí el ceño y la miré extrañada.
—¿Te ha pasado?
Ella enseguida se sorprendió por mi pregunta y trato de disimularlo. Se miraba nerviosa al respecto.
—No... pero supongo que eso debe de ser.
—Claire, no necesito suposiciones.—me quejé en un leve gruñido.—Necesito a Alonso. Pero él no a mi.
—Vamos Alex. No dejes que un simple problema en la cafetería defina a una persona o te defina a ti. No conoces a Alonso del todo, así que no puedes suponer que no le importas o que si. Pero si puedes olvidar todo ese embrollo y tratar de conocer porque actúo de esa manera.—me dijo tranquilamente.
Le sonreí al notar que cada una de sus palabras eran totalmente ciertas.
—Eres mi psicóloga personal, ¿Sabes eso?—le dije riendo levemente y ella también rió.
Ambas nos abrazamos.
—Si bueno, a veces quisiera poder seguir mis propios consejos.—me dijo.
—¿Porque lo dices?
Nos separamos y ella miró hacia las canchas de basketball.
—Quizás cometí una locura por no pensar todo antes, pero bueno... A veces la única opción es mandar todo a la mierda, ¿cierto?—dijo riendo.
—Claire... ¿Que hiciste?—pregunté esta vez asustada.
Nunca era buena señal que Claire mandara las cosas a la mierda. Solía hacerlo únicamente por impulsos.
—Quizás... termine... por alguna extraña y mística razón... la cual no se como llegó a mi mente...
—Ve al grano Thunman.
Asintió y suspiró lentamente.
—Soy novia de Grayson Blake.
Abrí mi boca con sorpresa.
—¿¡QUE MIERDAS!?
—Exacto.
Oh Dios. Esto era algo que nunca creí que pasaría en toda mi vida.
Quiero decir, una chica como Claire con un tipo como Grayson es... ¡¿QUÉ MIERDAS?!
—Caí en coma.—dije tirándome en la banca mientras miraba a la nada y ponía cara de idiota.
—¡Gray Basta!—rió Claire.—No es tan raro... Sólo es Grayson y... yo
—¡SUENA ANORMAL!
—Si lo sé. Grayson es un tipo misterioso, con finta de chico malo, y es un amante de las motocicletas...
—Y tú eres la Capitana de las animadoras. Amas los colores brillantes que resalten contigo. Te planchas el cabello desde cuarto grado y eres la mejor en todas las materias.—finalice por ella.—Es como si de pronto Bob Esponja quisiera salir con Damon Salvatore.
—¿Crees que soy Bob Esponja?—cuestionó Claire con cara de ofendida.—Amiga, yo soy más bien algo como Minnie Mouse.
—Ah claro, eso es aún peor.
Ella y yo reímos.
—Pero vamos, ¿Porque de pronto paso esto?—le pregunté confundida.
Claire abrió un poco los ojos, pero trato de ocultar su nerviosismo. Luego me sonrió y tardo varios segundos en responder.
—Creo que... Grayson siempre me ha gustado.
—Wow este día se pone cada vez más y más loco.
Realmente no sabía si creerle, se la vivía hablando mal del chico y ¿ahora dice esto?
—Hablo en serio.—dijo ella.—Grayson es...—Pensó en algo y luego simplemente lo dijo.—tan guapo, y tan... misterioso. ¿Sabes? Creo que me atrapó con aquella mirada que impone peligro y aventura. No lo sé... —comenzaba a sonar más sincera y menos sospechosa al respecto.—de alguna manera siempre que me encontraba cerca suyo, nunca lograba quitarle los ojos de encima. Es tan condenadamente sexy, y además de que ese papel de chico malo le queda perfecto.
Ahora sentía que hablaba en serio.
Dejó de estar nerviosa y ahora me había contado todo eso mientras sonreía como boba.
—Blake y Thunman... ¿Quién lo diría?—dije sonriendo sorprendida.
—Exacto.—rió ella.
—Pero... ¿Qué hay de Chace? ¿Aún iras con el al baile?
Y de un segundo para otro su humor cambió. Me miró como si hubiese mencionado a su peor enemigo.
—Iré con Grayson, no con el perdedor de Murray.—dijo rodando los ojos.
—¿Pero qué hay del trasero apachurrable de Chace?
—Dios. ¿Esa cosa flácida?—dijo burlona.—¿Qué acaso no haz visto el trasero de Grayson? ¡Ese es un culo!
Reí al escucharla. Y si que tenía razón. Algunas veces miraba a Grayson en los entrenamientos de Fútbol, y tenia un trasero más grande que el mío.
Que envidia.
—Sabes no puedo esperar a ir de compras hoy. ¡Tenemos que encontrar el disfraz perfecto para ambas!
—¿Qué te parece uno de Zorra para Alexa?—una tercera voz se nos unió.
Miramos en dirección a la voz y ahí estaba Hailey de brazos cruzados junto con la morena de rulos que estaba en la mesa de Alonso.
Oh oh.
—Hailey lárgate. Suficiente tengo con soportarte en casa.—dijo Claire mirándola molesta.
—Claire, hermanita—comenzó Hailey "amablemente" y sonriendo, para después borrar esa sonrisa y poner una mueca de enojo y soltar:— cierra la boca, estoy hablando con tu perrita faldera.
Claire se puso de pie y retó a su hermana con una mirada asesina.
—¿No escuchaste? Quiero que te vayas.
—Y yo quiero que te calles.—dijo y la empujó de vuelta a su asiento.
Caminó unos centímetros hasta mi. Me paré casi por instinto y Hailey Me analizó de pies a cabeza.
—¿Porque te sentaste en mi lugar?—dijo ella.—Oh, ¿Y porque mierdas te pusiste a insultar a mis amigos y a golpear a Mike?
La miré de la misma forma.
—¿Qué se supone que es esto? ¿Vienes a defender a tus amigos porque no pueden defenderse solos? Si pude notarlo.
—No... vine a defender lo que es mío.—aclaró con una sonrisa hipócrita.—porque creía que había quedado bastante claro que Alonso es de mi propiedad.
—Lo siento pero no vi tu nombre marcado en él. Lo único que veo es que tienes escrito "perra desesperada" en la frente.—le dije.
Claire hizo un gracioso sonidito intentando sostener la risa.
Hailey me tomó de la muñeca con fuerza.
—¿Cómo me llamaste?—artículo.—Repítelo una vez más.
Su mirada era gélida y mostraba un notable odio hacia mi. Estaba furiosa.
Sus uñas comenzaban a encajarse en mi piel con fuerza.
—Perra Desesp...
Me dió una tremenda cachetada que me obligó a girar mi cabeza. Mi cabello se filtró en mi cara. Tenía una horrible punzada en la mejilla.
Esa hija de perra...
Claire abrió la boca, en completo estado de asombro y luego miró furiosa a su gemela.
—Hailey eres una mierda.—dijo Claire furiosa y empujó a su hermana con enojo.
—Y tú no vuelvas a meterte o te irá igual.—le amenazo.
—Si te metes con Alexa, te metes conmigo, hermanita.—dijo molesta. Claire estaba por alzar su mano y pegarle una cachetada a su propia hermana, pero no dejaría que hiciera eso.
—Claire.—la llamé. Distrayéndola de sus pensamientos. Ella me miró esperando una señal para atacar.—Déjala... sólo vámonos.
La chica bufó. Y miró a su hermana con furia.
—Sabes Hailey, por más que engañes a todo el mundo sobre lo que eres... al final del día no eres nadie.—le dijo Claire.—Y eso te lo ganaste tú.
Hailey la miró sin palabras. Se miraba que le había dolido lo que su gemela había dicho.
Quizás porque era cierto, y fue su propia sangre quien se lo dijo a la cara.
Entré a casa seguida de Jos. Él había insistido en que mi Tía y Nath no dirían nada al respecto. Y por alguna razón confié en él.
Dejé mi mochila en la entrada y caminé en dirección a la cocina. Atravesando la sala primero, donde se encontraba Nath, mirando lo que creo era: Buena Suerte, Charlie.
Se giró al escucharme caminar y enseguida dio un salto y corrió hasta mi con emoción.
—¡Alex!—chilló.
Saltó hacia mi y la cargué en ese segundo. No paraba de reír. Giré con ella en brazos y luego me detuve para dejarla nuevamente en el suelo.
Apenas lo hice y miró a Jos.
—¿Quién es él? ¿Es tu novio? ¿Desde cuando son novios? ¿Porque no nos dijiste de tu novio? Creí que nunca tendrías un novio, Alex. Tu novio se parece a...
—Nath ¿podrías dejar de decir esa palabra?—hablé algo harta de escucharla.—Y no... el tipo raro no es mi novio y no se quedará mucho.
—Por favor Lexa. Nosotros somos Roomies. Claramente me quedaré mucho.—dijo burlón.
—Novio de Alex, soy Nath, su hermana.—se presentó haciéndome a un lado y sonriendo de oreja a oreja mientras extendía su puño para que Jos lo chocará. Y eventualmente Jos lo hizo.
Luego hicieron un extraño sonido a explosión a la vez que separaban sus puños.
—Novio de Alex ¿Quieres ver tele?
—¿Hay comida?—le preguntó
—Tengo chocolates.—le respondió maliciosa.
—Acepto.
Nath se encaminó a el sofá de la sala y Jos estaba por hacer lo mismo pero lo tomé del antebrazo para detenerlo.
—¿Qué crees qué haces?—le pregunté arrugando mi ceño.
—Comer y ver Tele. ¿Es difícil de entender o te lo explico con manzanas?—habló él.
—No harás eso.—le dije.—Me clonarás y luego te meterás en el estúpido libro hasta que llegue.
—¡Eso es aburrido!—exclamó.
—No te lo estoy preguntando, imbécil.—le dije.
—Pues yo no sigo órdenes tuyas. Y si quieres que te clone, debes dejarme hacer lo que quiera.—se cruzó de brazos.
—No, no, no. Tú me dijiste que debía tener una estúpida charla contigo para que me lograras clonar, no puedes agregar más cosas.—ahora yo me crucé de brazos.
—Soy él de la magia aquí. Yo doy las órdenes.
—Y yo soy la única que puede liberarte. YO doy las órdenes.
Nos miramos molestos el uno al otro, como si fuéramos dos niños.
—Dejen de pelear, parecen niños.—dijo Nath rodando los ojos para después volver a ver su programa.
Ambos volvimos a mirarnos después de eso, y bufé. Él rodó los ojos.
—Te dejaré estar aquí... pero sólo si no causas ningún problema.—dije finalmente.
—No prometo nada.—dijo sonriendo de lado para después sentarse junto a Nath para comer chocolates y ver televisión.
Luego de la cocina salió Janeth, peinando su cabello en una coleta, me sonrió al verme pero se detuvo al ver a aquel chico pelinegro sentado junto a Nath.
—¿Quién es él?—preguntó Janeth, llamando la atención de Jos quien sólo le sonrió y siguió mirando la televisión.—Alex, ¿Es tu novio?
—¡Ay por Dios!—exclamé harta de escuchar eso. Jos simplemente rió.—No es mi novio. Es un... un... compañero.
—Ah, claro.—dijo Janeth.—¿Tienen un trabajo juntos?
—Sip. Uno muy difícil en realidad. Tengo un trato con Alexa para que ella pueda conquistar a...
—¡Física!—exclamé.—Tenemos un proyecto de Física juntos. No se quedará mucho.
La tía Janeth asintió no muy convencida.
—En realidad me quedaré aquí por varias semanas. O al menos hasta que Alexa logre su cometido.
—¡Jos cierra la boca!
—¿De que habla? ¿Como que se quedará varias semanas?—Janeth comenzaba a alterarse y eso no era bueno.
Jos se puso de pie y caminó hasta ella con la tranquilidad más grande del mundo. Le dio un mordisco a su barra de chocolate y luego inspeccionó a mi tía sin ninguna expresión alguna.
Cerró sus ojos y cuando los abrió, eran los mismos ojos que había visto hoy por la mañana, en el baño de la escuela. Negros con el iris dorado como el oro.
Luego simplemente chasqueó sus dedos. Y volvió a cerrar sus ojos. Y cuando los abrió eran de nuevo los ojos mieles que siempre mostraba.
'¿Que mierda?'
Mi tía repentinamente sonrió cálidamente y abrazo a Jos como si no lo hubiese visto en años.
—¡Jos es un gusto! Llegaste antes, pero no te preocupes, te haré un lugar en la habitación de Alex.—dijo alegre.
—¡QUE MIERDA!—exclamé.
Jos movió sus cejas energéticamente mientras me miraba.
—Alex, nada de groserías frente a Nath.—dijo Janeth.
Janeth enseguida se encaminó a buscar algo a las habitaciones de arriba, mientras yo la miraba con cara de que no lo hiciera.
—¿Qué hiciste?—le pregunté molesta.
—La hipnoticé.—dijo sin rodeos.—de nada.
—¿QUÉ TÚ QUE?—exclamé.—Nunca te pedí que la hipnotizaras.—le dije.
—No, pero era necesario.—se excusó.—Sólo la hice creer que soy un supuesto alumno de intercambio que estará ahí por un tiempo.
Llevé una mano a mi rostro, golpeándome levemente y negando con la cabeza mientras emitía un sonido que parecía más bien un gruñido.
—Oh, y le he dicho que dormiré contigo.—agregó.—Pero creo que eso ya lo sabes ¿cierto?
Sonrió a la vez que me guiñaba un ojo.
—Si no fuera porque mi hermanita está aquí juro que te estrangularía... muchas veces.—gruñí mirándolo con los ojos entrecerrados.
—Lo único que te lo impide es que no quieres dañar esta preciosa cara que tengo.—me corrigió mientras reía jocoso.
Rodeó el sofá una vez más para poder sentarse junto a Nath y comer más chocolates.
—¿Entonces esa se llama Teddy?—preguntó Jos, señalando a un personaje del programa.
Nath asintió enérgicamente mientras comía chocolate.
Jos alzó las cejas y curveó la boca hacia abajo, mientras asentía con la cabeza, todo esto en señal de estar de acuerdo.
—Es sexy.—Dijo acomodándose en el sofá.
Rodé los ojos al escucharlo.
Era molesto, pero al menos si se quedaba aquí mirando televisión toda la tarde no causaría problemas.
Me di la vuelta y los dejé a ambos para después subir en dirección a mi habitación.
Y al llegar encontré a Janeth desorganizando todas mis cosas para hacerle espacio a Jos.
—¡Janeth!—exclamé molesta al ver que había volteado mi habitación de patas arriba.—¿Qué estás haciendo?
—Tranquila Alex. No te preocupes.—me dijo animadamente.—Sólo estoy despejando un poco el área.
—¿Para Jos? ¡Ese cretino no se quedará aquí!
Janeth rió.
—No, Alexa. Jos dormirá en tu cama. Tu dormirás aquí.—aclaró mientras señalaba el suelo.
Tiene que ser una puta broma.
—¡JOS!—grité a los cuatro vientos para llamar al culpable de todo esto.
Caminé hasta las escaleras y lo miré desde el piso de arriba. Él venía seguido de Nath, ambos reían, pero yo estaba que echaba humo por los oídos.
—¡No dormirás en mi cama!—le exclamé llena de furia.
Comencé a bajar las escaleras bruscamente, mientras que Jos subió algunos, y finalmente sólo un escalón nos separaba.
—Apareces de la nada. Te robas a mis amigos, te haces el mejor del equipo, no me ayudas con lo que debes y aún así debo soportar tus bobos comentarios, y ahora también vienes y me quitas mi estúpida cama.—gruñí intentando susurrar para que Nath no lograra escucharme.
Jos me escuchaba atentamente mientras sonreía victorioso. Como si lo estuviese felicitando por todo.
—Si quieres podemos compartir la cama, preciosa.—susurró bastante cerca mío.
Subió el único escalón que nos separaba y ahora sentía todo su cuerpo junto al mío. Se inclinó sobre mi.
Yo trataba de no caer de nalgas y hacer el ridículo frente a él.
—¿Ya te había dicho lo linda que te ves enojada?—preguntó sonriendo en mi oído.—Arrugas la nariz como un conejo.—rió levemente.
De pronto sentía una corriente de calor recorrer todo mi cuerpo hasta estancarse en mis mejillas.
—Y juro que con esos ojos condenadamente hermosos, algún día me dejarás loco.—dijo finalmente.
Mis piernas comenzaron a temblar y mi corazón se aceleró como loco. Enseguida supe que algo estaba realmente mal en mi.
Empujé a Jos hacia atrás, obligándolo a retroceder un escalón. Y lo miré sin palabras, más sin embargo trataba de disimularlo. Él, por el contrario, sonreía de oreja a oreja de manera maliciosa.
—No dormiremos juntos, que te quede claro.—finalice con autoridad.
Jos rió por lo bajo y retrocedió hasta dejar de estar en las escaleras. Luego regresó junto a Nath a la sala.
—Ese idiota va a causarme muchos problemas.—me susurré a mi misma.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top