Capítulo quince
Advertencias: Ninguna, solo tengan pañuelos a la mano.
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Exámenes, tareas, proyectos finales y el corazón roto. La vida era un desafío para Chuuya.
Despertarse era un calvario, esencialmente porque no dormía casi nada, pasaba horas estudiando y horas pensando en que debía hablar con Dazai, y pedirle perdón por ser tan explosivo "A la mierda, él también fue un idiota conmigo", sintió un mareo repentino mientras acomodaba sus cosas para la maqueta que hizo en conjunto a Akutagawa.
Nakahara ignoró sus necesidades primarias como comer y apenas bebió agua antes de salir corriendo a la universidad, ya iba tarde.
Al llegar a clases la miseria en su cuerpo aumentó y a diferencia de en casa, no podía simplemente meterse debajo de las sábanas. Pasó toda la jornada atormentandose con el recuerdo de Dazai diciéndole que podrían tener intimidad con Akutagawa. De repente comenzó a tener sentimientos encontrados con el joven a su lado.
Le agradaba Ryunosuke, y esencialmente lo veía como un cachorro que no tiene a quien recurrir. Pero odiaba la idea de compartir a Dazai con él, o con cualquiera.
"Compartir, ni siquiera puedo pensar en eso" pensó el de ojos azules "Él no es mi novio, lo dejó claro todas las veces que se iba cuando terminaba" Chuuya nunca fue alguien particularmente sensible; lloró con la película de Hachiko, pero nunca por un rompimiento, y claro que los había vivido, dos en realidad.
Tenía problemas en todos lados, pero nunca vió a Dazai como un de los tantos inconvenientes en su vida. Volteó al pasillo encontrando la imagen del castaño, se talló los ojos bruscamente para darse cuenta de que en realidad no era él, solo alguien con rasgos similares. Se llegó la hora de su entrega final en la materia que sin duda le había costado más por la cantidad de proyectos que entregó; "Análisis de estructuras" era horrible para cualquier estudiante de arquitectura, y diseño.
—¡Akutagawa, Nakahara! —el profesor los nombró ya que eran pareja—. Su calificación final por equipo es de nueve y cinco décimas. Su calificación individual es de nueve con tres décimas, y ocho con siete décimas.
El pelinaranja sonrió, obtener casi un nueve en la materia donde la mayoría reprobaba era un gigantesco logro. Al final solo un par de chicos estaban animados, lo suficiente para arrastrar a Chuuya al bar más cercano.
—¡Adoro a ese viejo, me pasó con seis! —gritó una de sus compañeras—. Que envidia, Ryunosuke es tan inteligente y aplicado... quisiera un novio así de listo y de mi carrera para que haga mi tarea.
Todos soltaron una carcajada. Era un pensamiento muy oportunista, pero Nakahara no lo iba a mencionar, no si tenía la boca ocupada en su cerveza. Alguien comenzó a gritar "Fondo" y el obedientemente la bebió toda.
—Vaya, Chuuya-san parece un barril cuando bebe —Oda soltó una risita nerviosa—. ¿Hay alguna razón para que quieras tomar hasta el mar?
El más bajo ya estaba rojo de las mejillas—. Es algo privado.
Fue algo privado hasta que Oda abandonó el bar para atender una llamada y fumar un cigarrillo.
—¿Cómo se atreve a tratarte así? Eres sexy —comentó la mayoría del grupo. Chuuya había contado que tenía una relación, aunque estaba turbulenta por las actitudes de la otra parte.
Akutagawa estaba callado y quieto en su lugar, esperando a que todos se distrajeran para salir de puntillas. Antes de darse cuenta la mayoría estaban dormitando.
Sakunosuke regresó después de estar un gran rato afuera—. Esto no luce bien —dijo al muchacho de ojos grises—. Llamaré a sus novios, o amigas para que me ayuden —se detuvo al ver el cuerpo inmóvil de Chuuya—. También podría llevar a Chuuya-san a su casa, vive en el mismo edificio que un amigo, no está lejos, pero primero debo encargarme de las chicas.
Akutagawa sintió mucha culpa por dejarlo ahí, así que habló—. Puedo llevarlo, solo dame la dirección.
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—¿Soy pesado? —cuestionó Chuuya cuando se dió cuenta que Akutagawa temblaba por ir cargándolo sobre su espalda.
—N-no mucho —respondió el menor—. ¿Te sientes bien?
Nakahara sorbió su nariz débilmente—. Tengo un problema...
—Ese chico del que hablaste —lo interrumpió incómodo por la conversación.
—No, él no es un problema, es adorable, pero yo no sé qué hacer. Creo que nunca ví lo mucho que me daba miedo no ser suficiente —arrastraba las palabras, pero era coherente al menos. Durmió el suficiente tiempo para no ser tan afectado por el alcohol.
Akutagawa se alivió al ver el edificio en donde vivía el pelinaranja—. No sé qué decirte.
El mayor soltó una risa rota al momento en que pequeñas lágrimas mancharon el suéter negro de Ryunosuke—. Lo arruine todo, y eso que no teníamos nada…él no quería que tuviéramos nada. ¿Cómo es posible que no me quiera? —esta vez sollozó más alto—. Me duele no hablar con él, pero ya no quiero sentirme como un extraño en su vida.
El de ojos grises se mordió el labio, pues el sufrimiento de Chuuya fue palpable. Por fin después de tanto pudo hacer catarsis emocional.
Entró al elevador aún con el joven tambaleando, buscando descansar lo acomodó un segundo contra la pared de metal. Pudo ver qué el joven seguía llorando, aunque trataba de contenerse por su presencia. Antes de poder decir algo habían llegado al destino, así que nuevamente lo cargó -arrastró- hasta el departamento con el mismo número que su llave que él mismo Nakahara le dió.
—Ya es muy tarde —murmuró para sí mismo mientras cerraba la puerta.
El más bajo colgaba de su hombro—. Quédate, me sentiré mal si alguien te secuestra.
—Yo no podría…ven, vamos a llevarte a la cama —ignoró el desastre que Nakahara tenía en el comedor. Sus pasos se vieron entorpecidos por el peso del otro, pero lo lograron, prácticamente lo acomodó como si fuera un bebé—. Debo irme, mamá seguro está preocupada por mí.
Chuuya sostuvo su brazo débilmente—. Entonces dile que estás con un amigo, de verdad sería una mierda que te vayas ahora, o toma dinero de mí cartera para el taxi.
—¿Somos amigos? —preguntó el muchacho de ojos grises—. ¿Realmente lo somos?
Nakahara asintió—. Tengo un futón en el closet, ahora mismo podría vomitarte si te acuestas aquí —señaló la cama divertido—. Cómo sea, no hagas ruido.
Las mejillas del menor estaban tan rojas que brillaban—. Descansa —en silencio y casi a oscuras encontró un par de sábanas y el futón que acomodó junto a los pies de la cama. Le envió un mensaje a su madre explicando que se quedaría con un amigo, y que regresaría temprano al día siguiente—. Chuuya, eres suficiente, eres en realidad muy bueno…lo eres para mí.
—Gracias, es bueno saber que te agrado —pese a eso sí corazón seguía pesando demasiado—. Supongo que soy tu primer amigo.
"Amor" sonrió suavemente—. Sí, eres mi primer amigo. Chuuya, espero que la situación con ese chico se solucione, no deberías llorar.
Dazai se despertó particularmente sensible, pero se obligó a salir para comprar algo. Podía ver el cielo de un tono azul, porque eran las seis de la mañana. Espero un poco más de lo que debía para sentarse en una banca y ver los primeros rayos del sol. Era liberadora esa sensación que solo obtienes al madrugar y sentirte distinto al día anterior.
Regresó al edificio con la esperanza de un nuevo día. Oficialmente la universidad había terminado su cuarto semestre, así que ya no debía estudiar en casa, ni entregar tareas molestas. Frente al elevador su diminuta sonrisa fue borrada al ver a cierto joven de ojos grises junto a Chuuya.
Se estaba rindiendo.
"Tal vez no soy lo que él sí" no sé atrevió a decirlo, simplemente se alejó para caminar por las escaleras, pero la mano de Chuuya lo retuvo ignorando que Akutagawa estuviera a un lado, presenciando todo y uniendo los puntos.
—Nos vemos después, Chuuya —agitó su mano y salió como solo un fantasma lo haría. Estaba bien con eso, ser un amigo.
Dazai subió al elevador sin decir nada, siendo acompañado por Chuuya.
—Lo de bloquearte, yo…—no podía decirlo fácilmente, "Lo hice porque estoy inseguro" pesaba tanto que intentó con otro tema—. Akutagawa se quedó a dormir conmigo pero no es…
—No somos nada, ahora ni sexo tenemos, lo que hagas con tu vida privada es solo de tu interés aunque debiste avisarme, tendré que buscar con que perder el tiempo —el más alto metió ambas manos en los bolsillos de su sudadera dónde sus uñas se clavaron en sus palmas hasta hacerlo sangrar levemente.
Chuuya apretó el puño y antes de darse cuenta ya estaba cubriendo el cuerpo del castaño contra la pared del ascensor—. ¿Qué hay entre nosotros? ¿Qué soy para tí?
—Nada, más allá de que eres lindo y tienes un buen pene no hay nada, lamento si te hice creer eso, esa no era mi intención —su mirada se clavó en los botones del elevador tratando de minimizar sus sentimientos, estaba devastado pero no dejaría que lo viera así, aún tenía su orgullo—. Y no eres el mejor partido, eres bajito. En realidad ya no quiero tener sexo contigo, creo que buscamos cosas diferentes.
Todo era silencio hasta que llegaron a su piso.
El de ojos azules se apartó y salió tratando de ir lento para ser rebasado, pero no sucedió—. Espero que te vaya bien con todo.
Entró a su departamento. No lloró, estaba en esa fase de entumecimiento emocional. Marcó el número de su hermana y la saludó como normalmente lo haría, aunque su sonrisa era forzada—. Hola, me alegra escucharte…sí, yo también te extraño, y adivina qué, iré mañana, ya estoy de vacaciones. No le digas a mamá, debe ser sorpresa.
Charlaron un rato, y al final colgó para acomodar sus maletas, debía organizar todo de una vez porque pronto se mudaría.
Confíen en el proceso. Ay no, que triste que Dazai prefiera alejarse de las personas antes de ser vulnerable, pero x, así lo redacté porque me gusta que sufra.
Fue una semana hermosa y está actualización es para s1mpl3_wr1tt3r
-Honey
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