Capítulo once
Advertencias: Ninguna.
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"¿Qué clase de persona podía ser la pareja de Dazai? Probablemente altas, de contextura más grande que la suya, con una personalidad que pudiera combinar con la suya tan divertida" Chuuya estaba agobiado por los pensamientos intrusivos que decidieron visitarlo minutos antes de ir a su cita.
Dazai había tenido que ir a la universidad a presentar un examen, por lo que no llegarían juntos, pero trataba de confiar en que no lo dejaría plantado.
Se puso un pantalón de mezclilla negro que acentuaba su cintura, una camisa de mangas largas blanca y encima un abrigo negro, vaya, era simple pero le quedaba bien "Ojalá le guste" había cruzado esa ligera línea donde le daba más importancia a la opinión de su vecino -con beneficios- que a la propia.
Tenía tiempo de sobra porque nunca se sabe si habrá un accidente, y los nervios le comían el estómago. Se aseguró de ponerse colonia y darse un vistazo en el espejo antes de salir y caminar hasta el metro. Durante su trayecto en subterráneo se puso a divagar sobre la relación actual con Dazai; era diferente a lo que tuvo alguna vez. Siempre creyó que no quería compromisos, no quería las rupturas ni la incomodidad que normalmente se siente al encontrarse con un ex. "Idiota" se dijo a sí mismo, pues ahora estaba teniendo una cita con el camboy que le pidió estrictamente ser solo pedazos de carne capaces de saciar sus deseos. No habría problema para Chuuya, pero estaba enamorado.
Cuando llegó al museo esperó pacientemente hasta que diera la hora acordada. "Tal vez se extendió más su examen" pensó a los veinte minutos de estar parado frente al museo de artes plásticas y artes modernas.
No importaba si Dazai llegaba media hora tarde, pero ya casi había pasado una hora y quince minutos.
"No creo que vaya a venir" suspiró profundamente, ciertamente estaba cansado, enojado y con hambre, así que vió un local cercano de helado y compró uno "Fue una tontería invitarlo, ni siquiera debí hacerlo, ahora tengo un montón de pendientes acumulados y no mi cita".
Chuuya hizo un esfuerzo enorme en avanzar tareas, e incluso tenía planeado no estudiar para su examen del día siguiente, y todo eso habría valido la pena si hubiera escuchado la risa del castaño.
"Fue mi culpa por presionarlo".
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El muchacho de ojos chocolates era desafortunado, él sospechaba que quizás era la persona con peor suerte.
Aprobó su examen, hasta le dieron una ovación de pie por tener un puntaje perfecto. Pero al parecer el universo conspiraba contra sus prioridades.
Más de dos horas en el tráfico, era su culpa por intentar llegar antes en taxi, a unas calles ocurrió un accidente tan poco común que era bizarro. Intentó márcale muchas veces a su acompañante, pero su señal era deficiente. No tuvo más remedio que bajar del vehículo una vez pagó su trayecto.
"Son sies cuadras" el espíritu de llegar corriendo como en las películas se hizo pequeño "Bueno, de todas formas no creo que esté ahí" la pesadez en su conciencia incremento "Quizás ya se fue a casa" un puchero se formó en su cara. Antes de darse cuenta siguió avanzando con la mínima esperanza de verlo sentado en la entrada sonriendo como lo había hecho la noche anterior "Podría tener hambre y frío, es tan pequeño que seguramente ya lo intentaron secuestrar pensando que era un niño" se rió de sus propios chistes "Se lo diré si aún está ahí".
Los ruidosos jadeos de Dazai asustaban a todas las personas a su alrededor, corrió seis cuadras sin descanso. Pudo ver qué entraba y salía gente, pero no lograba encontrar a Chuuya.
Marcó su número y por fin entró la llamada—. Chuuya, soy yo, lamento haber tardado tanto es que hubo un…
"Ni siquiera me debes una excusa. Te enviaré el boleto electrónico por si quieres ir otro día, es una entrada vip y ya se cargó a mi tarjeta" dijo la voz del joven con tono indiferente "No tiene importancia".
Dazai mordió el interior de su mejilla—. ¿Sigues ahí?
"No, ya voy camino a casa, no hace falta que te rías" el ruido a su alrededor lo hacía creíble "Nos vemos después".
—¡P-pero hubo un embotellamiento! —la voz del castaño sonaba más necesitaba—. ¿Dónde estás? Podría alcanzarte, e ir a la exposición…
"Dazai, tengo cosas realmente importantes que dejé de lado por esto y…" soltó un suspiro "Ya te dije que está bien. Sé que no estamos saliendo, solo quería hacer esto porque a ti te gusta el arte y pensé que sería divertido" hizo una pequeña pausa "Cómo sea, nos vemos después". Colgó sin darle tiempo de replicar.
Con la mueca plana del castaño se debilitaba. Recibió una cubeta de agua helada directo a su espalda.
No sabía bien por qué, pero las palabras del Chuuya fueron incómodas. Caminó hasta una pequeña banca frente a un puesto de helados para tomar asiento. El sudor había comenzado a darle asco, él se daba asco.
Alzó la mirada y buscó en todas direcciones al muchacho de ojos azules, pero no estaba ahí, se había marchado hace veinte minutos.
Dazai puso por primera vez en mucho tiempo una expresión de decepción, no, no por Chuuya, estaba decepcionado de sí mismo por causarle tal disgusto. Segundos después llegaron las dos entradas en formato digital listas para su uso, ni siquiera se atrevió a abrir el archivo, estaba dolido. Sus ojos se abrieron aún más cuando al contar con cobertura telefónica, llegaron todos los mensajes no recibidos.
"¿Te fue bien en tu examen?"
"¿Seguro que puedes venir solo? Puedo enviarte un Uber".
"¿Tardarás mucho?"
"Te estoy esperando"
Y los últimos cinco que borró el emisor.
No voy a mentir, me sentí mal escribiendo a Dazai sintiendo un poquito de dolor por decepcionar a su cock favorita. La verdad es que ya está enculado, pero no se da cuenta.
-Honey
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