-ᴄʜᴀᴘᴛᴇʀ 2


...

...

La hermosa pelirroja había pasado la noche acurrucada junto a aquel lobo de gran tamaño. Por fin pudo descansar y recuperar fuerzas. Ahora lo principal era encontrar ropa y un lugar donde esconderse. Pero una cosa era clara: no iba a dejar a su compañero.

Jacob, por su parte, estaba decidido a regresar a Forks, pero esta vez con su impronta a su lado. No sabía por qué la joven estaba corriendo desnuda en medio de un bosque, pero tenía claro que no iba a dejarla sola ni permitir que nada la lastimara.

-Necesito algo de ropa- indicó Serenna con suavidad.

El lobo se tumbó en el suelo y, con un movimiento de cabeza, le hizo una señal para que subiera a su lomo. Su plan era buscar la casa o cabaña más cercana y encontrar algo que pudieran tomar sin ser descubiertos.

...

Luego de varios minutos, Jacob finalmente captó un olor que los guió hacia el patio trasero de una casa. A simple vista, parecía que los dueños no estaban.

Con cuidado, Serenna bajó del lomo del lobo, y ambos caminaron en silencio hacia una cuerda donde colgaba ropa secándose al sol.

La sirena tomó un vestido floreado y rápidamente se lo puso. Para mayor comodidad, también agarró un short y se lo colocó debajo. Mientras tanto, Jacob sujetó con el hocico una pantaloneta de jean. Sin perder tiempo, se adentró en el bosque, seguido por Serenna, quien echaba miradas nerviosas hacia la casa para asegurarse de que nadie los hubiera visto.

Pocos minutos después, un joven moreno, de musculatura definida y torso desnudo, apareció frente a ella. Serenna no tuvo tiempo de reaccionar antes de que él la rodeara por la cintura, atrayéndola hacia su cálido cuerpo. Lejos de asustarse, la pelirroja se dejó envolver por el calor del chico. Se giró hacia él, y sin dudarlo, lo abrazó por la cintura, dejando su cabeza descansar en su fuerte pecho.

El corazón de Jacob latía con fuerza. Su lobo estaba lleno de emoción al estar tan cerca de su impronta y al sentir lo fácilmente que ella lo aceptaba.

-¿Como te llamas?-preguntó él, con voz grave y serena.

Ahogando un suspiro al escuchar su tono, Serenna levantó la cabeza para mirarlo a los ojos.

-Serenna- respondió, separándose apenas un poco, aunque aún sintiendo el roce de su piel contra la de él-  ¿Y tú, chico lobo?

Jacob no pudo evitar sonreír.

-Jacob. Y sí, soy un lobo. Ahora dime tú- dijo, inclinándose hasta estar a su altura para mirarla a los ojos con intensidad- ¿qué eres?

-Soy una sirena- confesó Serenna. Sus ojos verdes fosforescentes brillaron bajo la tenue luz del bosque.

-¿Una sirena?- repitió Jacob, visiblemente sorprendido-  Es increíble. No sabía que existían... Ni siquiera sabía que había otras criaturas aparte de los licántropos y los chupasangre.

-Bueno, lobito, tu mundo acaba de crecer un poco más- respondió ella con una sonrisa.

-Y vaya que sí- murmuró Jacob, antes de abrazarla nuevamente. Por un momento, ambos disfrutaron del calor y la cercanía del otro en silencio.

...

Después de tomar un pie que encontraron en la cocina de la misma casa, Jacob y Serenna reanudaron su camino hacia Forks. Durante el trayecto, Jacob le contó sobre su hogar y la invitó a quedarse con él, convencido de que ella necesitaba un lugar seguro.

Serenna no dudó en aceptar y prometió que, una vez llegaran a su destino, le contaría toda su historia.

Con la velocidad de Jacob en su forma de lobo, les faltaban solo unas horas para llegar al pequeño pueblo y poco a poco la sirena se relaja al alejarse de su antiguo hogar, un hogar que extrañara con todo su corazón pero que lo mejor era abandonar.

Por su parte el castaño, otra vez en su forma lobo, mantiene su mente divagando, pensando diferentes cosas a medida que avanza en su camino. Su mente en un revoltijo, su impronta y sus nuevos sentimientos dirigido a ella, la razón por la cual la encontró de esa forma, el hecho de que exista otra criatura y ahora también Bella había vuelto a entrometerse en sus pensamientos.

Siempre le habían dicho que al encontrar a su impronta aquellos supuestos sentimientos hacia la Swan desaparecerían, él se había negado a aceptar el instinto de su lobo y a dejarse manejar de esa forma pero el simple hecho de conocerla lo había dejado helado y simplemente ahora no quiere despegarse de ella.

Sus sentimientos anteriores ahora parecían un lejano espejismo y solo quedaba un tranquilo sentimiento de amistad dirigido a la que es su mejor amiga.

En su corazón solo permanece la pelirroja que con una simple sonrisa empezó a sacarle suspiros internos, una pelirroja a la cual piensa proteger con su vida y evitar que algo la lastime.

...

La noche no tarda en hacerse presente, para fortuna de los jóvenes ya habían ingresado al frondoso bosque de Forks.

El lobo notando a su chica dormida en su lomo dejó escapar un suave ronroneo antes de acelerar el paso para llegar cuanto antes a la reserva.

Al llegar, Jacob aulló, llamando la atención de su manada. Se detuvo justo afuera de la casa de su alfa, Sam.

No pasó mucho tiempo antes de que cinco lobos salieran de entre los árboles, rodeándolo mientras las preguntas comenzaban a acumularse en sus mentes.

JJake.

¿Quién es ella?

¿Dónde estuviste?

¿Cómo estás?

Huele raro.

¿Qué hace Jacob con una chica?

-Hagan silencio- les ordenó Jacob mentalmente, intentando silenciar la avalancha de preguntas- Guarden sus dudas. Se los explicaré todo.

Antes de que pudieran protestar, un hombre alto y musculoso salió de la pequeña casa, captando la atención de todos.

- Jacob, me alegra que hayas vuelto, pero antes de celebrar, quiero saber: ¿quién es ella... y qué es?







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