𝐗𝐗𝐕𝐈𝐈
El sol estaba en lo alto del cielo y a pesar del frío y la nieve cubriendo cada centímetro del suelo, sería un día perfecto de no ser porque, por más que Chuuya intentó persuadir a Dazai, no lo pudo convencer de no llevar a cabo la pelea contra su primo. El ambiente se veía atenuado por aquel sentimiento de incertidumbre y miedo, traído a colación gracias al enfrentamiento. Toda la manada se había reunido en la plaza ceremonial, fuera por obligación no dicha o por la curiosidad. Chuuya se atrevería a afirmar que incluso para dar a entender su apoyo al castaño.
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⠀⠀—Todo está preparado —afirma Akutagawa llegando a su lado. Ha sido una exigencia suya, el que Dazai le relevara sus habituales labores y mando, para que él pudiera descansar y prepararse para aquello. Por ello, el moreno y su hermana, así como el resto, han estado ayudando a Chuuya de uno u otro modo.
⠀⠀—Gracias, Akutagawa. ¿Y Atsushi? No lo he visto desde anoche en la cena.
⠀⠀—Bueno, él... —el joven alfa titubea. Desvía la mirada y tose con disimulo, ganándose una estrecha mirada de Chuuya—. Está un poco indispuesto.
⠀⠀—Oh... Ya veo —concluye, luego de percibir un distintivo y leve aroma entorno a Ryunosuke. No hace falta sino sumar dos más dos para entender que su celo debe haber llegado—. Le avisaré a Yosano que le preparé un té inhibidor. Y Akutagawa...
⠀⠀—¿Si?
⠀⠀—Si quieres, ya sabes, estar con él para que no esté solo durante el enfrentamiento, estoy seguro de que Dazai lo entenderá.
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⠀⠀El moreno se sonroja a más no poder. Quizás por culpa de aquella palidez que lo caracteriza, pero la sangre se acumula visiblemente en su rostro, que parece que podría echar humo por las orejas en cualquier instante. Finalmente lo niega entre balbuceos atropellados, dejando entrever esa faceta juvenil que el joven alfa suele esconder en lo más recóndito de su ser. Sin poder evitarlo, su vergüenza se le contagia a Chuuya al pensar que, al haber hecho cosas innombrables con Dazai, ha llegado a ver como una posibilidad muy normal el que ese par pudiese estar juntos para el celo del más joven. ¿Kōyō lo reprendería de saber que está pensado de esa manera ahora?
⠀⠀La conversación pasa a segundo plano por el alboroto cercano; Fyodor, quien ha sido finalmente sacado de su encierro para el enfrentamiento, se pasea campante entre los atemorizados miembros de la manada, saludando como si ya hubiera ganado la pelea.
Su gesto de confianza le jode tanto, que antes de darse cuenta, Chuuya lo trae del cuello del yukata sucio y raído que aún posee. Gruñe ante su maldita sonrisa de auto suficiencia.
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⠀⠀—Tranquilo, pequeño. Una vez que acabe con tu noviecito, puedo hacer tiempo para ti. Para lo que sea que quieras —soltó, petulante, resaltando las últimas palabras.
⠀⠀—¿Tienes algún jodido problema con mi estatura?
⠀⠀—Ninguno. Tengo la creencia de que las mejores sorpresas llegan en pequeñas cantidades.
⠀⠀—Insinúa que soy pequeño, una vez más, y te rompo el puto brazo. De hecho debería de hacerlo, así al menos, sería un poco más equitativa esta pelea.
⠀⠀—Pero qué boca.
⠀⠀—Y es toda mía —interrumpió Dazai, finalmente apareciendo, aunque Chuuya hubiera deseado que se tardara unos minutos más para que Fyodor le diera excusa suficiente para herirlo, solo un poquito—. Chuuya, ve con Mori, esto es entre el anémico y yo.
⠀⠀—Pero Osamu-
⠀⠀—Elise está algo asustada, me ayudaría bastante que tú estuvieses con ella y le digas que todo saldrá bien, solo debe confiar en su hermano.
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⠀⠀Acepta la petición a regañadientes, soltando al moreno con desprecio y reuniéndose luego con la pequeña que no dejaba de mirar nerviosamente a todos a su alre, a su padre que lucía más serio de lo normal o al mismo Dazai, cuya mirada se había oscurecido al chocar con la de Fyodor. Chuuya puede decir, sin temor a equivocarse, que su lobo gruñe molesto en su dirección, por amenazar a su familia, lo cual él siento que lo incluye ya a estas alturas. Eventualmente, el enfrentamiento da inicio, con Chuuya sintiendo un nudo extraño en la boca del estómago, como un mal presentimiento que no te abandona por más que intentes ignorarlo...
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⠀⠀Ryunosuke Akutagawa detesta estar entre concentraciones de personas desde que tiene uso de razón. Lo aborrece casi tanto, como las sensaciones molestas que provoca Atsushi en él. Bueno, se engaña a sí mismo queriendo creer eso, pero de pensarlo a admitirlo en voz alta, hay bastante diferencia. No aborrece el sentimiento casi desconocido y nuevo que late en su pecho cuando mira al omega, aborrece los cambios, las cosas nuevas, lo desconocido. Aborrece las cosas a las que no está acostumbrado. Pero no aborrece a Atsushi, ya no. Ahora bien, sus sentidos no pueden ignorar que el aroma del pequeño y testarudo omega, lo mantiene inquieto y desconcentrado. Las feromonas que dejó impregnadas en su ropa y su piel son una súplica silenciosa para que no fuera a ningún lado, para que se quedara, a pesar de que lo despidió con una suave sonrisa y aseguró que estaría bien solo por unas horas. Atsushi entiende lo importante que es para Akutagawa ver a su futuro líder salir victorioso de esa contienda. Y lo usó como excusa para rociarlo con feromonas como si fuera un perfume, para hacerlo sentirse relajado mientras estaba fuera (como si pudiera relajarse y pensar en algo más que la feromona de un omega en celo).
⠀⠀Quizás por ello no notó que algo iba mal.
⠀⠀La lucha dio inicio, con el príncipe exiliado, Fyodor, brincando directo al cuello de Dazai con las garras a la vista. Tres finos rasguños tiñeron la mejilla izquierda del castaño luego de esquivarlo, así mismo como el contrario presentaba marcas similares y más profundas en el brazo; había sonrisas que bailaban entre la locura y el odio en el rostro de ambos, los sonidos de sorpresa y los jadeos viniendo del público formaban una algarabía bulliciosa que llenaba los oídos de Akutagawa.
⠀⠀Un aroma desconocido en el aire. Dos, tres.
⠀⠀«¡Ryunosuke!»
⠀⠀Un grito con su nombre. Mira a todas partes buscando su origen, está seguro de que escuchó que lo llamaban. Nadie más parece haber escuchado nada ni lo están mirando, todos concentrados en el ir y venir de los golpes que para él, han pasado a un segundo plano. Conoce esa voz que lo llama con urgencia, hay un pánico ciego que la tiñe y esconde toda la alegría y la dulzura que la caracteriza.
⠀⠀«¡Ryunosuke...!»
⠀⠀Grita de nuevo y se da cuenta que la voz se oye en su cabeza. Y siente un retorcijón en las entrañas como si hubieran enterrado hierros calientes en su estómago y los removieran dolorosamente entre más quieto está, hay una fuerte voluntad detrás de ese sentimiento que le pide que se mueva. Que se dé prisa, que se hace tarde. Apúrate, Akutagawa, apúrate. Sus pies ya se están moviendo por si solos antes de que él lo note. Está corriendo, el aroma que se intensifica en el aire son sus feromonas. El aroma desconocido también está ahí y hay dos, tres aromas más. La realización lo golpea como correr con todas sus fuerzas y chocarse con un roble. Hay intrusos en la manada y Atsushi... Su Atsushi se encuentra entre sus garras.
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