𝐗𝐕𝐈𝐈𝐈
Lo que Dazai siente en todo su ser al día mañana siguiente solo puede ser descrito como felicidad y euforia. Con una sonrisa vigorizante, desciende las escaleras para encontrarse con Gin, que se ve encandilada por posiblemente haber notado el ambiente, incapaz de percibir las feromonas que lo cubren todo. Le pide conseguirles agua caliente para tomar un baño antes de regresar escaleras arriba, notando como su presencia en esta situación la perturba. El celo de Dazai aún está presente, disipándose lentamente después de dejar fluir sus instintos libremente toda la noche, lo que le permite pensar con más cordura a esta hora. Al entrar de nuevo, contempla el desastre cósmico de la habitación y se ríe fuera de su voluntad por la cara de pocos amigos que ha puesto Chuuya al verlo tan contento, mientras él se queja del dolor muscular en medio de sábanas rotas y sucias, plumas de alguna de las almohadas flotando por ahí o enmarañadas a su cabello (por Gea, él no lo ha notado aún y Dazai sabe que va a odiarlo en el instante que lo sepa, así que no lo menciona) además de las ropas desperdigadas por el suelo, a excepción del yukata que ha recogido para cubrirse antes de bajar momentos atrás.
⠀⠀Se acerca veloz a su lado, sonriente, a robarle un beso matutino. Uno más.
⠀⠀
⠀⠀―¡Buenos días, Chuuya!
⠀⠀―Bastardo, eso debiste decirme cuando desperté hace tres-malditas-horas, en su lugar decidiste repetir, como si no hubiera sido suficiente casi no dejarme dormir.
⠀⠀―¡Pero Chuuya! ―protesta con tono infantil y meloso, sacándole una risita involuntaria que no tiene sentido esconder, cuando ya sabe que ha perdido contra el castaño―. Aún no salía el sol cuando eso, técnicamente aún no era de día.
⠀⠀―Razón de sobra para volverme a dormir.
⠀⠀―Tal vez quieras darte un baño antes, he pedido agua caliente a Gin para la bañera.
⠀⠀―Ay, no, ¡ahora todos sabrán lo que hemos hecho! ―exclama apenado, lo que le causa mucha gracia a Dazai instantáneamente.
⠀⠀―Cariño, ¿con lo alto que gimes? Media aldea debe saberlo desde anoche.
⠀⠀
⠀⠀Chuuya se pinta como un tomate maduro y empieza a golpearlo por recordarle tal bochorno, cuando un par de toques en la puerta los hacen saber que la bañera está lista. Chuuya comete la desfachatez de intentar levantarse, soltando groserías cuando el dolor le punza, las piernas le tiemblan y acaba en el suelo oyendo las carcajadas de Dazai. Nuevamente le pega cuando va a ayudarle y lo alza en vuelo, tapando su desnudez con uno de los restos de las cobijas antes de bajar y llevarlo a la bañera.
⠀⠀Él parece sentirse muy apenado de ser visto así, por lo que se aferra al cuello de Dazai con los brazos, escondiendo su rostro ahí, contra su pulso. Teme ser visto por Gin, pero la chica no está a la vista. Con cuidado, el castaño mete a ambos a la tina y luego arroja los trapos empapados fuera, quedando desnudos nuevamente (aunque aún conserva los vendajes, algo desaliñados y semi fuera de lugar).
⠀⠀
⠀⠀―Ahora entiendo porque esta tina es más grande ―comenta el pelirrojo, suspirando de alivio por como sus músculos se van destensando por el calor tibio del agua.
⠀⠀―Si me lo hubieras preguntado, yo con gusto te lo habría dicho.
⠀⠀―No, gracias. Tus explicaciones son demasiado explícitas. Me habría espantado.
⠀⠀―No parecías muy espantado gritando mi nombre mientras me arañabas la espalda anoche.
⠀⠀―¡Eso no tiene nada que ver! Y no lo menciones, aún no me acostumbro a hablar de eso. ―Contra todo pronóstico, Chuuya le da material a Dazai para molestarlo y obviamente, él no va a dejarlo pasar. Su sonrisa es malévola mientras mientras se inclina hacia él y cuando habla, su voz se vuelve suave (y provocativa) como la seda.
⠀⠀―¿De sexo o de nosotros haciéndolo?
⠀⠀―AMBAS.
⠀⠀
⠀⠀Dazai ríe nuevamente. Se siente en una especie de burbuja desde la tarde anterior, cuando volvió momentáneamente en sí y asimiló lo que habían hecho. Lava el cuerpo de Chuuya meticulosamente, deduciendo lo incómodo y pegajoso que debe sentirse desde mucho antes. En algún momento, Chuuya se gira para estar de frente a él, mirando con insistencia los vendajes y pasando uno de sus dedos por la tela de lino expansible. La curiosidad le gana y finalmente se aventura en terreno desconocido.
⠀⠀
⠀⠀―¿Por qué llevas tantas vendas, Osamu?
⠀⠀―Me encanta cuando me llamas de ese modo, Chuuya. ―Él esquiva la pregunta, como si Nakahara fuera a dejar ir el tema; imposible.
⠀⠀―Hablo en serio, no evadas el tema ―e inesperadamente para Dazai, el pelirrojo forma un puchero bastante adorable en sus labios, impulsando en él un irremediable sentimiento de querer complacerlo en lo que sea.
⠀⠀―Está bien, sé que haz querido quitármelas muchas veces desde ayer, pero por favor, ¿podrías darme tiempo para hacerme a la idea? ―La mirada de Chuuya se suaviza, es cariñosa en los bordes y asiente, con una pequeña curva hacia arriba dibujada en sus labios.
⠀⠀―Claro, esperaré, pero no creas que voy a esperarte por meses.
⠀⠀
⠀⠀Al terminar de bañarse, Osamu lo carga de regreso a la habitación pese a la insistencia de Chuuya sobre poder subir por sus propios medios. Al entrar, todo está limpio como si nada hubiese ocurrido, con cobijas limpias en la cama y ropa para ambos esperando a ser usada. Para Dazai es la cosa más normal del mundo, pero Chuuya está rogando que la tierra se lo trague y lo escupa el otro lado del mundo, porque alguien más había limpiado el desorden que ambos habían hecho. Dazai sabe lo superado que está por la vergüenza por las maldiciones que suelta al aire mientras se calza la ropa tan pronto lo baja en la cama.
⠀⠀Dazai está que se muere la risa cuando van a la cabaña de Mori a desayunar a pesar de la hora y (por la vergüenza de recordar que alguien había visto ese desastre) a Chuuya se le pinta todo el bochorno hasta las orejas. Él evita la mirada de Gin, mientras ella disimula con gesto apacible al servir el desayuno y ya de paso algo de comida pesada, consciente de que llevan horas sin probar bocado, al ser ella la que siempre les prepara los alimentos.
⠀⠀Dazai ve a Chuuya finalmente llamarla con señas, hasta que Gin se inclinó en su dirección para que este susurrara algo a su oído, lo más bajito que pudo para que no pudiese oírle. Gin salió un momento de la cabaña y regresó minutos más tarde con una cesta llena de raíces y hojas secas para prepararle un té medicinal a Chuuya, el alfa lo intuye por el aroma amargo que se presenta en su nariz cuando Gin le acercó la bebida caliente, humeando contra su rostro.
⠀⠀
⠀⠀―¿Qué es eso, Chuuya? ―pregunta mientras sopla su propio cuenco. Chuuya le mira inquieto, no muy seguro de qué responderle.
⠀⠀―Medicina para, mm, ya sabes... Para...
⠀⠀―Chuuya. ―Dazai frunce el ceño, sintiendo una repentina furia desconocida que se nota en su mirada y la intensidad de su aroma, un gruñido se escapa de su pecho haciendo a Gin incluso huir de la estancia, sintiendo que no debe oír su conversación. La pregunta se le escapa en un tono de reproche que no planeó―: ¿Eso es un anticonceptivo?
⠀⠀― ¿Qué? ¿Qué ha sido eso? ¿Me estás gruñendo ahora mismo, Osamu? ―responde molesto. Dazai ni siquiera lo notó que lo hizo, fue un impulso que no pudo controlar, algo visceral que se retuerce como hierro caliente moviendo sus tripas y exigiendo que reprenda a su omega. Así que Dazai no está siendo nada racional cuando responde a continuación. Es su alfa el que está hablando, porque su celo no ha acabado del todo y su instinto aún manda.
⠀⠀―Lo he hecho.
⠀⠀―Estás actuando como un troglodita ahora, tonto Dazai. No estamos listos para tener cachorros y todo ese lío, lo sabes.
⠀⠀―Te mordí, somos uno ahora, deberías tomarme un poco en cuenta para decidir eso.
⠀⠀― No, es mi puto cuerpo y hago lo que se me pinte la maldita gana con él. Mira, Dazai. ―Chuuya se levanta de la mesa de forma algo brusca y se acerca a su lado casi gruñendo, agarrándole de la ropa por el pecho para acentuar su molestia, si es que su expresión no lo demuestra lo suficiente―. Lo disfruté, no lo voy a negar, pero el hecho de que me hallas mordido no significa, ni por asomo, que vas a decidir sobre mi y MI cuerpo.
⠀⠀
⠀⠀Dazai se queda casi de piedra mientras vuelve en sí, mientras Chuuya lo suelta y toma el cuenco para salir de la cabaña, tomándose el remedio aquél fuera de su vista. Baja la mirada a su regazo sin poder objetarle, preso de un gran sentimiento de vacío en su pecho por hacerse a la ilusión de ver a Chuuya engendrando en su vientre el fruto de su encuentro, una ilusión que se resquebrajó a pedazos en el instante que su instinto dejó de dominarlo. Sabe que él no puede decidir nada sobre Chuuya y se lo ha demostrado incontables veces desde que se involucraron los sentimientos en la ecuación; ese no era él, era su lobo hablando, lo sabe racionalmente (joder, Dazai ni siquiera quiere ver a Chuuya pasar por ese sufrimiento luego de haber visto a su madre atravesarlo). Pero saber lo que Chuuya piensa respecto a su marca, duele.
⠀⠀Está tan ensimismado con la culpa comiéndose lentamente su cabeza, que se exalta un poco cuando un par de brazos lo rodean por la espalda con suavidad, dejando el cuenco frente a él en la mesa mientras Chuuya deja caer el peso de su cabeza sobre su hombro derecho.
⠀⠀
⠀⠀―Lo siento, me enojé mucho por la forma en que dijiste eso antes... ―murmura contra su oído en tono quedo―. Es decir, sí, pienso lo que te dije, pero sé que en realidad no piensas así y que no lo dijiste racionalmente... Y el remedio es para ti, le pedí a la pequeña Gin que te preparase algo para inhibir lo que queda de tu celo... Siento que si lo hacemos de nuevo, me vas a partir en dos en serio.
⠀⠀
⠀⠀El alivio hace a Osamu suspirar y estrechar los brazos de Chuuya por sobre su pecho, luego de creer por un instante que su pequeña burbuja de felicidad se rompía ante ese mal entendido. Aunque aún sigue en su mente que Chuuya tiene razón, tampoco puede simplemente tomar decisiones por ambos sin su consentimiento ni tiene derecho a decidir sobre él solo por formar un vínculo. Él lo sabe y lo entiende. Con la felicidad volviendo a su semblante, se toma de un aventón el contenido del cuenco, quejándose al acabarlo, no por el caliente de la bebida puesto que había entibiado pronto por el aire frío, sino por el amargor que empañó su sentido del gusto en ese momento.
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⠀⠀―Ew, ¡pero qué cosa tan mala! ¡Ni siquiera tenía una pizca de azúcar!
⠀⠀―Así es como debe saber, señor sabelotodo ―se burló él. Dazai no recordaba que esa cosa supiera tan horrible, pues con el tiempo se acostumbró a pasar su rutina encerrado en una habitación, sin querer beber calmantes para soportarlo.
⠀⠀
⠀⠀Aun así, se siente feliz y pleno en ese momento, algo que no puede ocultar al jalar a Chuuya para sentarlo sobre sus piernas y comenzar a besar su rostro mientras, entre risas, él intenta detenerlo y apartarlo. Y es justo ahí cuando Elise aparece en la estancia con su risa alegre, pues tenía todo un día sin ver a su hermano y aquello "es inaceptable" para la menor. Saluda a Chuuya con un abrazo, no sin dejar de molestarlos con pucheros porque los había pillado en medio del beso, recordándole a Chuuya que se supone que ella "se iba a casar con el príncipe" (o sea Dazai), pero que si era a Chuuya, se lo prestaba porque se deja hacer peinados lindos. Dazai espera con todo su ser que este sea el principio de algo precioso para dejar de sentirse vacío.
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