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Dazai Osamu está acostumbrado a que las cosas salgan como él quiere en el momento. A veces con algunos tropiezos y circunstancias inesperadas, pero siempre termina como lo tiene planeado, así que no le sorprende que el pequeño lobo rojo acepte el trato sin protestar demasiado.

⠀⠀No por nada Mori lo puso a cargo de todas las estrategias de defensa y ataque de la manada desde que cumplió los quince años.

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⠀⠀—Bien, entonces sígueme. Libérenlo.

⠀⠀—Pero príncipe... —Kajī se opone y, por Urano, Dazai siente un tentador deseo de arrancarle la lengua y dársela de comer a los osos como sacrifio a la luna.

⠀⠀—Motojirō, ¿alguna vez Lovecraft te ha dicho lo qué le sucede a las personas que no me obedecen? —El beta traga con dificultad, parece entender el mensaje y se apresura a liberar al pelirrojo de los grilletes mientras se disculpa, visiblemente afectado.

⠀⠀Entonces Chuuya sale y Dazai comienza a caminar con él siguiéndole de cerca y Yosano detrás suyo, casi respirándole en la nuca. Puede entrever como los celos le hacen hervir la sangre a la beta y eso le causa mucha gracia. No es que él le guste de un modo romántico, Dazai diría un gran: iugh, no. Pero Akiko lo ha visto crecer, le ha enseñado a curarse los raspones desde que tiene memoria y no es ningún secreto que por él es que ella se volvió aprendiz de Mori, para convertirse en la gran médico que es hoy. Ella siempre lo ha cuidado. Se atrevería a decir que lo ve como el hermanito que nunca tuvo.

⠀⠀Pero es del tipo sobreprotector.

⠀⠀Dazai nota que Nakahara parece comenzar a molestarse por la pesada mirada de Yosano, porque se detiene a unos pasos de salir del túnel que esconde las escaleras. Ella choca accidentalmente con su espalda y este se mofa en voz baja antes de hablarle, justo cuando ella empieza a flotar por el aire sin poder controlar sus movimientos libremente.


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⠀⠀—¡¿Pero qué demonios?!

⠀⠀—Voy a dejar esto en claro desde el inicio, así que pon atención, doctora —enfatiza lo último, ganándose toda la atención de Dazai. Él observa la interacción de brazos cruzados, con toda la curiosidad a tope y bastante entretenido con el asunto mientras bloquean el paso de salida de los calabozos—. Mi trato es con Dazai, no contigo. Negociamos que mis subordinados no sean dañados mientras yo cumpla con mi parte, pero jamás dijo nada sobre no defenderme de sus subordinados o herirlos. Si te metes conmigo, no voy a dudar en quitarte del paso.

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⠀⠀Dazai silba inclinando el rostro con una media sonrisa, impresiodado por la observación y la amenaza implícita en ella. El chico ya le agrada.

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⠀⠀—Tiene razón. —Akiko abre la boca para decir algo, y vuelve a cerrarla al instante porque no sabe qué decir, parece indignada por el reconocimiento que Dazai le da a un extraño por sobre ella—. Yo que tú dejaba de respirarle encima, Yosano. Bajala, Chuuya.

⠀⠀—Tsk —chasquea él, deteniendo su habilidad sin ninguna delicadeza; Yosano tiene suerte de estar bien adiestrada en defensa pues aterriza sin muchos contratiempos en cuanto recupera el control de su cuerpo—. Tampoco me des órdenes como si fuera tu maldita mascota.


⠀—Lenguaje, Chuuya. —Dazai voltea a verlo cuando al fin salen a la superficie con su típica sonrisa, haciendo que Chuuya bufe sin decir nada más; en su lugar explora con sus ojos cobaltos todo el terrero. Como para molestarlo, Dazai añade—: Y técnicamente, eres mi mascota. Tienes que obedecerme.

⠀⠀—Entiendo que tengo que hacerte caso por nuestro trato, pero eso no me hace tu mascota.

⠀⠀—Corrección, Chuchu. —De pronto él se tensa por el apodo, pero confirma a Dazai que tiene toda su atención y eso le basta para seguir—. Te recogí del bosque, te traje a mi hogar y ahora te bañaré y te daré de comer. Hasta te acabo de poner nuevo nombre~

⠀⠀—T-tienes que estar bromeando... —balbucea. Y más que enojado, parece avergonzado porque su cara se pinta como jitomate. A Dazai le parece jodidamente gracioso—. Espera, ¿d-dijiste bañarme...?

⠀⠀—¿No pretenderás que tenga una mascota sucia, ¿verdad? —Dazai juega con él, tanteando el terrero. Como si fuera posible, su cara enrojece aún más y el sonrojo se expande hasta sus orejas y su cuello—. Mandé a preparar una tinaja con agua caliente y ropa limpia para ti. Y quita esa cara de pervertido, ¿qué pensaste? ¿Que iba a bañarte yo mismo? Todavía no te ganas ese honor, chaparro.

⠀⠀—¡No soy un pervertido! ¡Tú eres el pervertido, t-tú... Maldito...!

⠀⠀—Tu lenguaje, cariño. Todos nos están mirando.

⠀⠀Él calla abruptamente comprobando que es verdad. Múltiples ojos voltean en su dirección por los gritos de Chuuya y los susurros por ver a uno de los desaliñados prisioneros caminando al lado de su príncipe como si nada. Basta una mirada de parte de Dazai para que todos regresen a lo suyo y él vuelve a caminar con Chuuya en silencio. A sus ojos, el castaño se ve mejor callado.

⠀⠀Debe admitir que si bien, Osamu Dazai es un maldito bastardo, es un buen anfitrión. Aunque Chuuya no es precisamente un invitado, cosa que los demás no tienen en claro, Dazai le procura el cuidado prometido sin problemas. La tina de baño hecha de madera está por sobre la mitad, llena de agua caliente y es tan relajante, que si una chica no hubiera ido a llevarle ropas limpias, Chuuya se habría quedado dormido profundamente. Incluso pudo haberse desmayado.

⠀⠀La chiquilla lleva un bonito kimono rojo con un obi¹ amarillo encima y el decorado es de brotes. Dos largas coletas adornadas con ornamentos de flor de sakura, enmarcan su carita seria. Tiene bonitos ojos azules, más oscuros que los de Chuuya.

⠀⠀—Su alteza Dazai me pidió traerle una muda limpia, disculpe la intromisión —le dice ella con una reverencia, al notar que lo ha sorprendido con su llegada y que no ha quitado su mirada de ella y sus acciones—. Tenga cuidado de no dormirse en el agua, podría ahogarse.

⠀⠀—Oh, gracias, eh... ¿Tu nombre es...?

⠀⠀—Kyōka. Le estaré ayudando durante su estadía cuando no esté acompañando al príncipe, por órdenes de su alteza Dazai. ¿Cómo desea que lo llame?

⠀⠀—Qué modales los míos. Lo siento, soy Chuuya Nakahara. Por favor, solo dime Chuuya.

⠀⠀—Como diga, señor Chuuya.

⠀⠀—Solo Chuuya, por favor. Estaré a tu cuidado entonces, Kyōka.

⠀⠀Ella hace una nueva reverencia antes de retirarse. Es muy joven, fácilmente puede tener unos catorce años, quizás menos. Con pesar, Chuuya retira su existencia de la deliciosa agua que ahora está tibia para secarse y vestirse con la ropa que el intento de príncipe —como llama mentalmente a Dazai— le ha enviado. Es un kimono corto negro, con lineas lisas y gruesas de color rojo en los bordes y otras delgadas en bordado dorado. Tiene motivo de flores de loto y el interior del sobretodo es rojo con decoraciones doradas. Es demasiado elegante y el material es suave. Al terminar de ponérselo, se calza unas getas de madera tintada en rojo que tienen las cintas en color negro.

⠀⠀Se sorprende por su propio aspecto al verse en el pequeño espejo que le han dejado. De alguna manera hasta él debe admitir, para su desgracia, que parece un verdadero príncipe que ha venido de visita para llevar a cabo un cortejo con el heredero del líder, o mínimo, una de las ofrendas que, según Chuuya aprendió de Kōyō, las demás manadas acostumbran hacer entre sí como un tratado de paz no escrito.

⠀⠀Se termina sonrojando por el pensamiento y disipa la idea agitando la cabeza.

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⠀⠀—Que no te engañe con sus muestras de cortesía, esto no es más que una parte del teatro que debo seguir para mantener con vida a mis subordinados —piensa.

En su lugar, se pregunta si Kenji ya habrá llegado con Kōyō y si estarán muy preocupados por ellos. Solo espera que estén bien y no hagan nada imprudente como intentar ir a rescatarlos. Su tren de pensamiento se ve interrumpido cuando detecta la presencia de alguien a sus espaldas. Bufa con una sonrisa irónica, sin poder creerse lo maleducados que pueden ser algunos por aquí.

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⠀⠀—Es de mala educación no tocar la puerta antes de entrar.

⠀⠀—Como si fueras a dejarme pasar de todas formas.

⠀⠀—Es cierto —admite, gira el rostro completamente serio y con gesto molesto observa firmemente al alfa, quien se apoya de espaldas a la madera de la puerta, con sus brazos cruzados y un gesto relajado—. Pero la próxima vez que lo hagas, te castraré y te haré tragar tus sucias vergüenzas, Dazai.


⠀⠀—¿Te han dicho que tienes una imaginación muy sádica?

⠀⠀—Bastante a menudo.

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Glosario

Obi¹: es una faja ancha de tela fuerte que se lleva sobre el kimono; se ata a la espalda de distintas formas.

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