🌸9🌸
+
-
∘˚˳° Capitulo 9: oscura verdad. °˳˚∘
-
+
-¿Van a hablar o qué?- la furia del pelirrojo eran tan notoria, que incluso los guardas afuera patrullando les agarró pequeño un escalofrío. Algo les decía que en la oficina del ejecutivo correría sangre.
Aya, aún siendo sostenida por los brazos del mafioso, también les dedicó una mirada. Claramente no se podía ver odio en ella, solo imitaba las acciones de su padre para verse intimidante; cosa que no funcionaba.
Atsuhi palecio. Rezo a su vez, a cualquier Dios que lo escuchará en ese momento.
Dazai y Akutagawa miraban como el pobre chico empezó a temblar, al azabache le llegó a su mente la imagen de un pequeño gato asustado, realmente se parecía.
Quitando ese pensamiento volvió a enfocar su mirada en su superior, luego viajo al pequeño agente; una risa salió de su boca, y agradeció de que nadie fuera capaz de escucharla o moriría de pena ahí mismo.
¿Le daba gracia como se veía Atsuhi? sí, pero no era su culpa.
Y en realidad lo iría a salvar, si no fuera Nakahara Chuuya quien estaba enfadado al ver todos los papeles importantes en el suelo, una planta en el suelo ensuciando con tierra la costosa alfombra. Ni siquiera él se dió cuenta en qué momento la habitación de Chuuya quedó así: destrozada.
Atsuhi tragó fuerte, respiró e intento tranquilizarse, pero tomó el error de abrir un ojo y toparse al pelirrojo con su habilidad activada, mirándolo serio, con papeles volando a su alrededor. Pegó un grito de los nervios y salió corriendo, pero una mano lo tocó antes de siquiera correr. Ahora estaba bajo los efectos de la habilidad del mafioso, no podía escapar o hacer algo en contra.
El siguiente fue Akutagawa. Chuuya se acercó tan lento, que parecía que nunca llegaría, pero lo hizo, y ni siquiera reaccionar pudo. Cuando se dió cuenta también estaba bajo los efectos de la habilidad, ni moverse o protestar podía. Mantuvo la compostura, esperando a que Dazai lo tocará; la habilidad se fuera y él saliera por la ventana junto con su pequeño gato asustadizo.
No le importaba dejar atrás a la persona con la cual buscó su aprobación por años, y seguía sin tenerla aún cuando él se esforzaba al máximo en todo; simplemente no era lo suficientemente bueno para Osamu, y probablemente moriría en sin serlo.
Pero en situaciones en donde el pelirrojo estaba enojado, podía hasta pegarle a Dazai que no sería problema para él.
Una cosa era tener el reconocimiento de alguien que lo utilizaba, otra cosa era vivir para seguir anhelando ese reconocimiento. Y por muy extraño que sonará, él quería seguir con vida, y al menos; poder ser el de ayuda a la mafia hasta sus últimos momentos de vida.
Aya se recargó contra él. ¿En qué momento había llegado la pequeña a su lado?
-Papá da miedo enojado, espero no tener que ver eso algún día.- Su expresión era regalada. Sus ojos abiertos, prestando atención a cualquier movimiento del chico más pequeño, los labios sonriendo ligeramente, pero se sabía que esa era su expresión natural. Akutagawa realmente no se imaginaba a la pequeña siendo hija de el dúo que quería matarse a gritos ahora mismo. Porque, aunque su personalidad encaje con ambos, sus ojos y expresiones no eran de ninguno de los dos.
Mayormente los ojos. Se veían siempre con un inusual brillo, aveces podía ser seguridad en ella misma, otra veces simplemente ego, pero aunque estuviera llorando el brillo en sus ojos no se apagaba; recordando, que ella había crecido en un mundo totalmente distinto y nunca sería capaz de estar en la oscuridad, porque aunque su vida nunca fue buena, no era mi la mitad de lo que todos sufrieron en esos tres edificios negros.
Todos tenían su historia, y todas iban variando, pero lo que sí tenían en común todos, era: que nunca serían felices, no al menos en esa oscuridad.
Se mordió el labio al pensar aquello. ¿Realmente él tenía que ayudar al agente? si no hubiera aceptado nada, o si quiera bromear con la niña tal vez no se preocuparía de las consecuencias que vendrían luego.
Porque todos exepto la propia niña y agente que la ayudaba lo sabían. Sabían que una vez encontrará a sus padres no podía volver a un mundo en donde era feliz.
No podría retroceder a su muere dolorosa.
No podría retroceder para no llenarse las manos de rojo, y tener en cuenta que solo sirves para una cosa; matar.
Pero él no era ningún padre para saber como sobrellevar esa situación, confiaría en sus superiores para el bienestar en Aya. Porque sí, se preocupaba por la chica aunque pareciera todo lo contrario.
Él estuvo desde un principio en ello, se encargó de cuidarla durante algunos años, y lo seguiría haciendo por mucho tiempo.
Nunca fue bueno, y nunca lo sería. Pero si Kyouka, la niña que él mismo se encargó de corromper, fue hasta la luz y ahora ella rompió esa cadena de maltratos, él no quería volver a ser parte de ello.
Porque sabía que si fuera necesario probablemente maltrataria a la pequeña en alguna situación. Después de todo; era lo que la mafia hacía para entrenar a los débiles. Y no quería seguir con ello, los gritos y esos ojos despreciables dirigidos hacia él, le recordaban cuando el castaño hacia exactamente lo mismo con él. Y se sentía asqueroso saber que ahora eras el abusor.
Quiso suspirar, pero la habilidad que lo retenía se desactivó repentinamente.
Por supuesto que cayó de pie, llevando su mano a la boca para toser un poco. Gracias a los medicamentos que Gin le daba se sentía un poco mejor respecto a su enfermedad.
Y quiso reír al ver al albino caer de cara contra el frío piso, teniendo su parte trasera alzada.
Su abrigo fue jalado, volteó la mirada hacia abajo para ver el pequeño brazo señalando hacia adelante, siguió la dirección para ver a sus superiores besarse.
Entonces tosió más fuerte, solo porque se ahogó, está vez no era por la enfermedad.
Atsuhi se paró mientras se tocaba la nariz, zona afectada por el golpe en seco que se llevó hace unos segundos atrás.
También se ahogó cuando vió el beso.
Con las mejillas levemente rojas se dió la vuelta, y los otros dos chicos (y una chica) invitaron su acción.
Supieron que el beso terminó cuando se escuchó un golpe.
Aya volteo a ver, el golpe se lo dió su padre al agente, rió en sus adentros al ver la cara que puso el hombre golpeado. Se notaba que le dolió la cachetada.
-¡Eso dolió mucho!- Se quejó. Realmente le había dolido el golpe, una verdadera lastima que no le diera tiempo de mover su cabeza para evitarlo.
-¡Te aguantas, pedazo de caballo!
¿Caballo? Aya sin mas, se echó a reír.
Todas las miradas se dirigieron hacia ella, confusas, acusadoras y otras neutras.
-¡Perdón. Sé que es malo reír en una situación así!-Su rostro se estaba pintando de un color rojo por aguantar la risa, y nuevamente empezó a reír. Está vez en el suelo agarrándose su estómago; le empezó a doler.
Su risa duro un minuto aproximadamente. Se intentó calmar y cuando había respirado, con solo ver el rostro de algún chico su risa volvió.
-¿Estás bien?- Preguntó Chuuya. Pocas veces había reído y no sabía si era peligroso estar en el suelo con el estómago doliendo y no poder respirar bien por tanta risa.
Nuevamente le tomó un minuto dejar de reír. Asintió a respuesta de su padre, y cuando sentía la risa volver. La puerta de la oficina se abrió.
Maldijo en sus adentros. Iba a decir algo sumamente importante y fue interrumpida por la puerta.
Una chica castaña preocupada se acercó corriendo al pelirrojo. Tenía varios papeles en mano y un celular en la otra.
-¿Akane? ¿podría saber qué es tan importante para que abras la puerta así?- Le cuestionó con la mirada. Fue entonces que la chica se dió cuenta que el chico no era el único en esa habitación desordenada.
-¡Ah! verá. Necesito informarle de algo.
-Ahorrate tú: "pero solo usted puede saber", ¿es realmente muy importante?- Mientras habló, empezó a sacudir su traje, quitando restos de polvo que acumuló en todo el día.
La chica parecía indecisa.
-Realmemte no sé que contestar a esa pregunta, Nakahara-san.
-Si no es tan importante para que un ejecutivo se haga cargó, dile a algún subordinado que vaya a encargarse de ello. Pero, me mantienen al día de todo.- La chica asintió, volviendo su mirada a la niña de ahí, ¿qué hacía una pequeña en en la oficina de su jefe?- Y si no es molestia de tú parte, un informe al respecto no estaría mal. Cómo puede saber por los intrusos en mi oficina; estoy ocupado, probablemente hasta la noche.
-¡Está bien, Nakahara-san! me encargaré de todo y el informe lo tendrá para mañana, le avisaré por mensajes de la misión.
Chuuya asintió.
Dió una corta reverencia al pelirrojo, y antes de irse por la puerta pronunció:
-Fue un gusto volver a verlo, señor Dazai-san.
-El gusto es mío, Akane-chan~.
La puerta se cerró. Todos suspiraron.
-¿Ahora es tu mano derecha?
-En realidad no. Yo no soy un vago que deja el trabajo para una chica que solo tenía que encargarse de los papeles y de comunicarte todo.
-¡No era vago! me iban geniales las misiones.
-Claro, cuando no se trataba del doble negro, la pobre Akane luchaba con todo.
-Yo ponía el cerebro.
-Y ella se encargaba de tú trabajo.
Dazai se alzó de brazos, dando por terminado la pequeña charla del como él, en el pasado le dejaba su trabajo a esa pobre chica.
Chuuya caminó hacia la pequeña, que seguía a un lado de Akutagawa. Específicamente, recostada contra su pie.
Dazai caminó a un cajón de la habitación para agarrar algo, le empezaba a arder el golpe. Curiosamente lo entró.
Aya aceptó gustosa el que la alzarán.
Atsuhi parpadeó confundido, por la reciente pelea no se dió cuenta que la tenía entre sus brazos alzada.
-¿Aya-chan, lograste convencer a Chuuya-san para que diga la verdad sobre tus padres y nos ayude?
Chuuya soltó una carcajada. Si tan solo no hubiera hablado y aceptado su "destino", probablemente sí hubiera aceptado esa oferta con tal de no dar la cara. Pero a fin de cuentas, a él no le gustaba estar escondiendo como rata.
-¡Qué dices, Atsushi! todo salió incluso mejor de lo que había pensado.
-¿Qué intentas decir?- Pareció pensarlo, luego volvió a hablar.- ¿Chuuya-san te dijo quienes son e iremos a buscarlos..?
Aya se palmeó la cara.
-En realidad, Atsushi. Tenemos que ir a discutir varias cosas respecto a ese tema.
Aya asintió. La voz de su padre había sonado muy cerca de su oído y casi se cae del repentino sonido.
-Ya veo, Chuuya-san.
La habitación volvió a quedar en silencio. Ninguno sabía que decir para terminar con ese ambiente frío y algo tenso.
Pronto se empezó a notar como el cielo azul cambió a naranja, listo para darle paso a la noche.
Chuuya hizo un suave sonido, captando la atención de todos.
-¿Y sí vamos a comer? pronto entrará la noche y se acerca la cena. Yo les invitó.
Atsushi agradeció a todos los Dioses por esa última frase.
Los ojos de Aya brillaron con emoción.
Akutagawa tosió y asintió.
Dazai solo se quedó quieto en la silla sin cambiar su expresión aburrida.
-¡Acepto! ahí podremos hablar tranquilos. ¡Nada mejor que hablar con el estómago llenó!- Sus brazos se habían movido arriba de su cabeza, claramente por la emoción a comer algo, ella jamás le diría un "no" a la comida, y menos cuando la invitarán.
Atsushi estuvo de acuerdo con un asentimiento de cabeza.
-Bien. Déjenme ir a arreglar unas cosas. Los veo a todos afuera del edificio en la entrada principal en veinte minutos exactos.- Bajo a la pequeña de sus brazos, quien se fue corriendo al lado de Atsushi.
Casi todos salieron de la habitación listos para empezar su caminada a la entrada principal de la mafia. Dazai dijo que ya los alcanzaría.
Ahora el ambiente era aun peor.
El sol bajando poco a poco iluminaba la habitación y a Chuuya de espaldas a la ventana, Dazai era iluminado completamente.
-¿Ahora qué haremos?- El primero en romper ese silencio extraño fue Chuuya, quien bruscamente volteó su mirada para verlo en la misma pose.
Dazai soltó un suspiro. Quito su mirada del cielo naranja para ver a su ex-compañero.
-Por Supuesto que sí lo sabía, Chuuya~. Incluso te dije varias veces, pero como eres un cabeza hueca, nunca me escuchaste.
-¡Esos mensajes tuyos no tienen algún sentido, Dazai!
Ambos juntaron miradas. Las olas moviéndose ferozmente, haciéndose cada vez más grandes y pegando en la costa; jalando consigo todo lo que estuviera ahí.
Y la profunda oscuridad, en donde no se podía ver nada, ni una miserable extrella.
Dazai dibujo una sonrisa en su rostro, una totalmente forzada.
Solo le había dicho dos veces. La primera fue un mensaje corto diciendo: "no metas las narices en donde no debes. Aya ha llegado a la agencia y están investigando su caso sobre sus padres." Era claro y Chuuya lo entendió a la perfección.
¿Pero cómo creía que no haría nada?
¿Pensaba que dejaría que su hija buscará a su padre por años sin tener ningún rastreo?
Él estaba cansado de fingir y tener que protegerla físicamente. Deseaba que su propia hija le perdonará, ¿y él se atrevía a decirle que no hiciera nada? ¿aún cuando él podía cambiar todo el dolor que le trajo a la pequeña y que ambos pasaron más jóvenes?
Sí. Ambos estaban concientes de que fue solo un error, pero por más erro que fuera, Chuuya la vió como su lado humano.
Ella fue la oportunidad que él tuvo para ver que, después de todo, era algo humano.
Aunque biológicamente era imposible que un hombre fuera embarazado, aunque fuera un error. La mirada que Aya le dedico hizo que su corazón bri cara por tanta ternura, y que él decidiera dar su vida por su hija.
Aunque sus padres fueran los peores del mundo quizás.
Fue por eso que se acercó a la pequeña en primer lugar.
Él deseaba cambiar algo y hablar aunque sea dos segundos con su hija, pero sus palabras no fueron las mejores y solo cayó al agua.
Y nuevamente Chuuya cayó al agua solo. En el momento que acepto su destino pensando que la niña ya sabía todo.
Tampoco le hizo caso al mensaje de Dazai diciendo que se equivocó de elevador y que la niña iba para allá a pedirle ayuda, que no dijera la verdad.
Mayormente fue por estar dormido. Ni había podido descansar en tres días, y aunque tuviera el sueño ligero, no escucho la vibración de su celular, no escuchó las llamadas de su subordinado diciendo que habían atacado la escuela de Aya.
Tampoco la puerta de su oficina cuando fue abierta, porque en ese momento deseaba desaparecer por un segundo y quitarse todo ese peso que cargo por años; al menos en sus sueños.
Lo aceptaba. Él siempre quiso tener a su hija en brazos y nunca hizo nada para retenerla, porque sabía que con solo hacerle caso a Dazai, quien, realmente no quería nada con ella, saldría de ese camino.
Un camino de peligros.
Porque aceptarlo y empezar a vivir como familia solo traería desgracias, tanto como para la mafia, para él y para la pequeña.
Porque al enterarse de su hija la utilizarían para sobornarlo, y él no podía hacer nada al respecto.
D
ejó sus pensamientos atrás, cuando vió al castaño levantarse.
-Quiero que sepas. Que yo realmente no quiero nada con ella, no quiero ser su padre, no quiero tener otra carga la cual pensé que me había liberado para siempre.- Sus ojos parecían dolidos, ¿o era imaginación de Chuuya?
-Tú y yo sabemos que lo mejor para ella es mantenerse alejada de ambos. Sí realmente quiere tener una vida feliz, porque yo solo soy un traidor y un agente, y tú un mafioso.
Chuuya, ambos tenemos las manos llenas de sangre, ambos pertenecemos a lados totalmente distintos. Nunca se le podrá dar la felicidad a Aya, por más que te esfuerces, llegará el momento en que entremos en guerra y ella tendrá que elegir morir en un lado.
Nunca, seremos una familia, menos una feliz.-Sus ojos se dirigieron hasta el cielo, empezaba a oscurecer cada vez más. Se podían notar pequeñas estrellas abriéndose camino entre las nubes.
La puerta cerrandose fue lo último que Chuuya escuchó antes de derramar una lágrima. Aunque odiara llorar, y más por Osamu, él sabía que tenía razón en todo.
Y principalmente por eso siguió sus pasos.
Porque Dazai Osamu siempre tenía razón.
Y él, Nakahara Chūya, aveces era consumido por sus sentimientos.
El piso se rompió, dándose cuenta que activo su habilidad sin querer.
Sus lágrimas nunca cayeron, se mantenían en el aire flotando, siendo manipuladas por la gravedad.
Chuuya suspiró y desactivó la habilidad, viendo como sus lágrimas cayeron al piso. Tenía suerte de que el piso fuera grueso.
Alzó su mirada. Y sin importarle más, agarró su gabardina del perchero y salió de la oficina, que aún seguía destruida.
Al salir y tomarse con los guardias, les comunico si podían llamar a alguien para arreglar todo en su oficina. Ellos gustosos aceptaron y se despidieron del ejecutivo.
Chuuya ya ha la dejaron de llorar cuando abrió la puerta, y para su suerte no tenía el rostro rojo.
Maldecía al castaño una y otra vez por hacerlo llorar. Aunque omitida la última parte, jamás aceptaría eso, sería caer bajo y él nunca caía.
Toco su bolsillo para revisar si tenía mensajes nuevos, pero se dió cuenta que lo dejo en la habitación.
No le dió importancia.
Sabía que Akane había entrado corriendo a su habitación, pero al preguntar si era importante lo pensó más de dos veces sí realmente merecía su presencia.
Tenía años en el trabajo, y sabía hacerlo a la perfección, no dudaría si realmente importará. Así que no le dió mucha importancia y se abrió paso entre la gente que iba y venía.
En su camino se topó a una de sus subordinadas, ella le saludo animada, él por supuesto le devolvió el gesto.
-No me he traído el celular, si necesitan algo urgente díganle a alguien que me comunique por la otra fuente.
La chica asintió y se despidió.
La mafia se estaba preparando para la fría noche. Muchos se retiraban a descansar, otros seguían pegados a la computadora, y el resto seguía activo con sus trabajos.
Él, esa noche estaba libre. La incia situación era que hubiera una emergencia que trataba de su presencia, u al parecer no sería el caso.
Con cinco minutos de retrasó llegó a la entrada principal.
Aya corrió hacia donde él para este ser sus brazos, demandando que la alzarán. Chuuya gustoso la alzó, cumpliendo su petición.
-¿A dónde iremos?
-¿Un restaurante lujoso?- Aya abrió la boca, ¡nunca había estado en uno!
-¡Sí!
Chuuya asintió.
Primero pasarían a alguna tienda para comprar algún vestuario. No iría a un restaurante lujoso vestido como ejecutivo de la Port Mafia, y no es que no lo haya hecho antes, simplemente le gustaba más ir mejor vestido a ese lugar.
Aya parecía estar sola do despierta cuando le contaron la idea de ir a comprarles ropa a todos para esa noche.
Posiblemente ninguno la volvería a utilizar en su vida, pero Chuuya no iría a ese lugar así.
Un auto negro, llegó por todos a la entrada.
Estaban listos para ir al restaurante en donde aclararan sus dudas. Nada saldría mal.
¿Verdad?
✿
Solo diré, que estará relacionado con el especial de Halloween (2da parte) 😸
Un pequeño aviso:
Me equivoque con los títulos, este era "oscura verdad" y el anterior "blanca verdad."
Pronto verán el por qué.
Pronto se sabrá porque todos andaban peleando, así q tranqui! No me he olvidado del tema.
Mi mente tiene que dejar de darme inspiración pasadas las doce de la noche. El cap salió con más de 3mil palabras nuevamente!
¡Perdonen los errores ortográficos!
Gracias por leer💓
~terminado: 20/11/22~
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top