𝟷𝟽 » 𝘼𝙢𝙞𝙜𝙤𝙨.
—¡Ya les he dicho, yo no he esparcido ningún rumor! —Anita se encontraba en la dirección junto a Palm, Pakunoda y Leorio. —Puede que Retz sea mi amiga pero...
—Anita, todo este embrollo empezó justo el día de la confesión de Gon con Retz y él nos dijo que fuiste la primera persona que se enteró. Si alguien más sabía sobre eso, ya nos hubiéramos dado cuenta. —Leorio fue quien habló con Retz y juró que no le habló a más sobre lo ocurrido.
—¿Y van a preferir creerle a ese mentiroso que a mí? —lo dicho hizo que los tres adultos la mirarán de manera incrédula.
—Puede que tu padre tenga influencias, pero comenzar a comentar cosas personales y que luego se enterara prácticamente toda la escuela es muy serio, señorita. —Palm parecía irritada por la situación. Se levantó de su escritorio. —Tendré que llamar a tu representante, ahora que se ha aclarado cómo fue que empezó esto. Espero que esta suspensión que te daré, te dé el suficiente tiempo para recapacitar que le has complicado la vida a un compañero.
Aunque todo señalaba que las aguas se habían calmado, Gon estaba expuesto a que sus agresores volvieran a hacerle daño por defenderse y eso muy bien Palm lo sabía.
Leorio simplemente se tocaba la sien para calmarse, tanto como Ging y Kite habían acudido a la escuela al enterarse de lo ocurrido por las agresiones a su congénito.
Todo se estaba complicando.
Anita se retiró de la oficina con un gesto de reproche y enojo, nunca pensó que Retz al final si confesara lo ocurrido y eso le molestó.
Como siempre estaba apegada a Killua por su relación arreglada, lo primero que hizo fue buscarlo y más grande fue su sorpresa verlo nuevamente con Gon en el salón de clases.
En un arrebato de celos, se acercó sin pensar a un paso apresurado hacia el moreno para encararlo. Está acción no lo esperaba ninguno de los dos ajenos que charlaban tranquilamente.
—Aléjate de él, ¿no ves que simplemente molestas? —sus palabras hirientes salieron de su boca y no hubo manera de detenerse, Killua sin titubear, se interpuso entre su pareja y su amigo.
—¡Oye! ¿Qué diablos te sucede? ¡No voy a permitir que le hables de esa forma!
—¡¿Qué no entiendes que por su culpa no nos hemos visto desde hace semanas?!
—No metas a Gon en esto. Sabes que no me gusta tenerte cerca, solamente estoy contigo porque nuestros padres así lo quisieron.
El Freecss miraba la situación sin entender realmente, refugiándose detrás del albino.
—¡Eres de lo peor! —gritó sin más y se alejó.
Un silencio incómodo los acompañó hasta que el mayor habló:
—Killua... No sabía que estabas comprometido. —eso le provocó una risa sarcástica.
—¡No, nada de eso, idiota! Simplemente estábamos saliendo o algo así... De todas formas no iba a durar demasiado, nunca estuve de acuerdo pero...
—¿Por qué no se lo dices a tus padres?
—¡Como si escucharan! Además, acepté para que mandaran a mi hermana a una escuela privada. Así que tuvimos ese trato, de alguna manera.
—Entiendo...
El más alto le miró a la cara.
—Solo me importa que no le prestes atención a lo que diga, ella es una malcriada y no hace más que quejarse cuando las cosas no salen como quiere.
—En realidad ya la conocía, ella era amiga de Retz...
—¡¿De verdad?! Que mala suerte, debió ser insufrible.
Kurapika estaba en su clase extra de la semana, era bastante inteligente así que podía adelantar el año cuando quisiera. Pero para proteger a Gon y mantenerse con él, seguía en las clases.
Aunque al principio no confiaba al cien porciento en que Killua fuera una buena junta para su mejor amigo, mientras más lo veía compartiendo y teniendo afinidad, menos podía sospechar que tuviera malas intenciones.
Así que ahora los tres comparten en la hora de receso. Siendo cómplices de como Ging llegaba para darle el almuerzo a su hijo y lidiar con las preguntas de medio instituto de dónde estuvo todo ese tiempo, y evitar pelearse en el proceso.
—Sin duda es tú padre, aunque se ve desaliñado... como si hubiera estado debajo de una roca. —dijo Killua comiendo su sándwich.
—Es un investigador y realmente está muy ocupado, sino fuera por Kite ni estaría aquí...
El rubio simplemente asintió con la cabeza y suspiró al seguir escuchando las quejas del progenitor al fondo del pasillo.
Retz había aparecido en el salón de Gon para hablar en privado. Estuvieron conversando por varios minutos.
—Lo siento por haberme alejado de ti así, simplemente yo no debí hacerlo y dejar que los demás te molestaran...
—Está bien, eso ya pasó.
—De verdad perdóname.
Aunque las palabras hirientes de los demás calaron en su interior, poco a poco fue curando para volverse más fuerte.
Fue tonto en pensar que confesarse de esa manera lograría algo, estando en una relación de dos chicos sería cómplicado per se. Pero no había resentimientos.
—¿Qué harás cuando el grupo que te molestó busque de nuevo desquitarse?
—No lo he pensado, para serte sincero. No me arrepiento de haber golpeado a ese tonto, pero si buscan de nuevo confrontación al menos sé que ahora no estoy solo.
Las citas psicológicas junto a Pakunoda continuaron. Se abrió ante sus pensamientos más íntimos y eso le ayudó a progresar y mejorar como persona. Ya no se callaba, hablaba de lo que debía expresar y las cosas que le molestaban.
Por suerte, Palm estuvo siempre atenta a cualquier situación que volviera a repetirse como fue con Gon y la poca tolerancia hacia lo fuera de lo común como siempre solía ocurrir en cuanto apariencia o gustos de los estudiantes.
Killua y Gon se volvieron mejores amigos desde entonces, hablaban de que irían a la misma universidad y que las canciones que antes compartían en el balcón ahora las podían escuchar uno al lado del otro sin problemas.
El moreno no lo sabía, pero poco a poco empezó a sentir algo más que una amistad con el albino y la verdad es que por temor a lo que ocurrió la última vez no sabía si volverlo a hacer. Así que dejó pasar el tiempo, que se convirtió en años.
Ahora, ambos con una carrera universitaria nunca se imaginaron que la confesión hubiera terminado siendo mutua.
¡Hola a todos! No pensé que terminaría la historia aquí pero mientras escribía sentía que ya había plasmado las cosas que tenía en al cabeza. No era mi intención hacerlo tan deprimente o algo así la verdad, estaba inspirada bastante en mis días donde me trataba con una psicóloga después de haber perdido a varios familiares y realmente eso me ayudó bastante a avanzar.
El libro en el cual me inspiré también me lo había prestado esa misma persona, ya ahora es una persona bastante mayor y aunque no la pueda volver a ver estaré siempre agradecida a su tiempo y consejos. Gracias a ustedes por leer y llegar hasta aquí.
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