〔 𝐞𝐥 𝐟𝐚𝐧𝐭𝐚𝐬𝐦𝐚 𝐬𝐢𝐦𝐩𝐥𝐨𝐧 〕
#uzuzen
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En la mañana de verano más pegajosa y húmeda (y no, no hablo de esa humedad), Zenitsu se levantó con unas náuseas que ¡madre de Dios!, vomitó todos sus pasteles de cumpleaños hasta la fecha.
Tengen fue detrás medio adormilado, preguntándose porqué tanto escándalo y se desayunó con la imagen de su lindo pichón vomitando como desgraciado, lo cual lo asustó y pegó un grito de aquellos.
─ ¡¿Zenitsu, qué sucede?! ¡¿Comiste algo en mal estado?!
─ Lo único en mal estado aquí eres tú, desgracia humana─ dijo Kaigaku, hermano mayor de Zenitsu, entrando en el cuarto del baño─ ¿Necesitas una pastilla de carbón, enano?
Zenitsu asintió en lo que recuperaba el aliento, se lavó lo mejor que pudo la boca y cepilló sus dientes con vigor para quitarse el sabor a muerto.
─ Vaya, ¿qué pasa que están arriba tan temprano? Generalmente lucho para despierten esos malditos traseros.
Jigoro apareció en el umbral de la cocina con la bolsa de pan francés que su nieto rubio tanto amaba bajo el brazo, él solía visitar la panadería Kamado cada mañana puesto que era el que más temprano se levantaba en la casa, sin embargo no esperaba hallar a sus nietos y nuero desayunando además de que Zenitsu pareciera chupado por el mismísimo Satanás.
─ Santa-, ¿qué pasó?─ preguntó preocupado─ ¿Estuviste vomitando?
─ Ajá...─ dijo Zenitsu en un hilo de voz.
─ Dioses...
A diferencia de Kaigaku Jigoro no buscó motivos de algo que obviamente ya le conocía la raíz: el bebé. Lamentablemente Tengen no podía saberlo y se las ingenió para ello.
─ Eso te pasa por comerte el yoghurt que tu hermano abandonó en la heladera─ reprendió a Zenitsu que levantó la vista no entendiendo de lo que su abuelo le hablaba.
─ Pero yo n-.
─ Cállate pendejo.
Tengen enarcó una ceja, Kaigaku se extrañó del regaño gratuito de su abuelo y ambos cruzaron miradas muy confundidos.
Kaigaku juraría que se había zampado el yoghurt vencido días atrás y que le dio la cagadera del siglo.
─ Bueno, ¿quién quiere un cafecito?─ exclamó Jigoro de vuelta a su humor de ancianito alegre.
La mañana apenas iniciaba pero lo que les esperaba.
Luego del almuerzo Kaigaku fue a su empleo, Tengen se dedicó a corregir un par de exámenes que había tomado la semana anterior que no hizo antes porque el tema del anillo lo traía mal, y Zenitsu llamó a Tanjiro para saber sobre el extraño mensaje que el colorado le envió horas antes cuando supuestamente el rubio debía cumplir su turno en la panadería.
─ ¿Tanjiro?─ el final del tono indicó que Tanjiro había atendido el teléfono─ ¿Hola?─ pero no se oía nada del otro lado de la bocina mas que una turbia respiración pesada─ ¿E-estás ahí?
Para ser sinceros Zenitsu era estúpida y ciertamente supersticioso, creía en fantasmas y toda la marencocha, eso incluía demonios, espíritus, posesiones, maldiciones y un sinfín de cosas que, contrario a él, su novio no creía porque alguien tenía que ser el valiente de la relación.
─ ¿T-tanjiro?
Las respiraciones continuaban asustándolo más y más.
─ Oye... s-si esto es una broma n-no es graciosa...
Zenitsu imaginó que estaba comunicándose con lo peor del mundo desconocido.
─ ¡Adiós!
Y por el bien de él, su bebé y su estado mental en general es que cortó la llamada en estado de terror total.
¿Qué haría si su amigo fue poseído o más terrible que eso?
Espera...
¿Qué podía ser más terrible que ser poseído?
Sinceramente Zenitsu no sabía qué hacer pero molestar a Tengen no era una opción, pedirle matrimonio fue muy estresante para él y debía acabar con sus deberes de profesor o perderían una fuente de ingresos que, aunque mediocre, peor es nada. Así que Zenitsu consideró un par de puntos importantes antes de decidir qué hacer.
A) Podía ignorar eso como una persona normal.
B) Podía llamar a un exorcista para ir juntos a la panadería Kamado.
C) Podía ir solo y armado con un cuchillo y un bebé a enfrentarse a Satanás.
Cada opción presentaba una desventaja y en contra de su deseo la C era la más viable. Quitando el hecho de una muerte inminente, claro.
Zenitsu cargó su morral con un par de cuchillos, una cruz de madera, su rosario favorito que le consiguió su amigo Inosuke en la luna de miel que pasó en Europa (España concretamente) y fue a la panadería Kamado muerto de miedo.
─ Tranquilo bebé─ dijo sintiendo una cosquilla negativa en su vientre inferior─ papá también está nervioso.
El rubio no terminaba de procesar que tendría un hijo, poco a poco su instinto maternal afloraba y de paso deseaba que las caricias que bajo el efecto del pánico regaló a su vientre lograran tranquilizar a su bebé. Después de todo era el trabajo de una madre calmar a sus hijos.
─ Aquí estamos...─ inhaló delante de su lugar de empleo─ me tiemblan las patas.
La panadería Kamado era un sitio luminoso, tranquilo, cálido y con un sutil aroma a pan, Zenitsu entró con la llave que Tanjiro le confió en caso de emergencia y la campanilla que posaba encima del umbral anunció su llegada, sin embargo la atmósfera de la panadería no era cálida, si no que el frío recorrió la columna vertebral de Zenitsu y no había un solo alma a la vista.
─ ¿T-tanjiro...?─ musitó Zenitsu sin obtener respuesta─ Demonios...
Agudizó su audición para captar pasos o respiraciones que le dieran a entender que sí había alguien en la panadería y posterior casa Kamado, aunque honestamente Zenitsu no sabía qué le asustaba más, si la idea de estar solo o que hubiera alguien más rondando por la casa.
Un crujido, y Zenitsu sacó veloz el cuchillo de cocina gigantesco que se montó apuntándolo con ambas manos hacia al frente.
─ Vamos, vamos, vamos─ se dijo en busca de valor.
Dió pasos precavidos camino al mostrador, rápidamente volteó a revisar que no hubiera moros en la costa y soltó un pequeño e imperceptible suspiro aliviado al notar que todo estaba limpio tal cual los Kamado dejaban el mostrador, delante y detrás.
─ ¿Ho-hola?
Continuó hacia la cocina, todo estaba oscuro y los hornos apagados, Zenitsu se pegó a la pared y avanzó de ese modo rodeando la mesa que ocupaba el centro de la cocina. Una vez que se aseguró que nada estaba escondido detrás de ella se dirigió a la sala que estaba conectada con la panadería.
El lugar lucía como lo recordaba: cómodo y acogible.
Los Kamado tenían una casa pequeña con muchos cuartos igual de pequeños para ser habitados por sus integrantes, y la sala no era la excepción. Los enormes y mullidos sillones ocupaban casi todo el espacio, había muchos muebles de madera oscura, grandes y pequeños, llenando los huecos que sobraban de la sala sólo para que las partes caminables fueran escasas, y miles de cuadros con las caras de los hermanos Kamado pintaban las paredes alrededor de Zenitsu.
En general los cuadros le parecían adorables, pero estando solo a punto de enfrentar una posible posesión demoníaca es que los ojos de los Kamado observándolo le causaban terror.
Zenitsu peinó la sala y no halló nada fuera de lo común, entonces sólo restaba revisar el primer piso. Tragó de pie a la escalera y respiró hondo.
Vamos, por tus amigos.
Los escalones rechinaban muy fuerte a pesar de que los pasos del rubio intentaban ser silenciosos, eso lo estresaba, y el silencio en la planta superior era abrumador al punto de taparle los oídos.
Zenitsu no bajó el cuchillo en ningún momento y tenía la vista clavada enfrente mientras sus ojos iban rápidamente de un lado a otro; otro rechinido más agudo que el anterior captó su atención en dirección izquierda en el pasillo al final de la escalera.
No tengo miedo, no tengo miedo, no tengo miedo.
Zenitsu caminó firme afirmando su agarre al cuchillo.
No tengo miedo, no tengo miedo, no tengo miedo.
Siguió el sonido hasta la última habitación en la que se leía sobre la puerta "TANJIRO".
No tengo miedo, no tengo miedo, no tengo miedo.
─ ¡AH!
Y de una patada poderosa que su novio (futuro esposo) le había enseñado Zenitsu derribó la puerta.
─ ¡DEJA A MI AMIGO, DEMONIO DEL AVERNO!─ exclamó dispuesto a pelear mano a mano con el demonio que poseía a su amigo.
─ ¡¿ZENITSU?!
─ ¿T-tanjiro? ¿Qué? ¿No estás poseído?
¿Desde cuándo las posesiones se hacían desnudo?, a menos que Satanás te enganche en la ducha.
Giyuu levantó la cabeza sorprendido de que el rubio tuviera la fuerza para derribar una puerta de roble de una patada voladora.
─ ¿Zenitsu? ¿Acaso Tanjiro no te dijo que te tomaras el día?─ preguntó perplejo.
─ B-bueno sí... pero cuando lo llamé sonaron respiraciones muy raras y aterradoras y y-yo... y-yo pensé que estabas poseído...
Zenitsu trató de explicar lo que sucedía incluso si él primero no lo comprendía, su idea de que Tanjiro andaba poseído de plano no cuadraba con la imagen de su amigo desnudo montado en el pene de Giyuu acostado sobre la cama.
─ ¿Ves?, te dije que no contestaras el teléfono, tu amigo se montó una película por tu culpa.
─ ¡Oye, no es mi culpa si Zenitsu tiene las creencias de una anciana!
Tanjiro suspiró, bajó de encima de Giyuu y posteriormente de la cama, fue junto a su amigo y le sonrió enternecido como cuando sus hermanos menores metían la pata.
─ Perdóname por eso Zenitsu, hoy te pedí que no vinieras porque tuve un problema con los hornos, llamamos al gasista y dijo que vendría mañana, así que decidí que nos tomáramos el día libre y quise aprovecharlo para darle un poquito de amor a Giyuu en lo que Nezuko salía con su novio. Perdón si te hice creer que me chupó el diablo.
El rubio pestañeó ante sus palabras, no fue si no segundos después que la información terminó por recorrer todas sus neuronas que pudo comprender lo que pasaba.
Había interrumpido la cogida de Tanjiro con su novio.
─ ¡Ay Dios qué vergüenza!─ chilló─ ¡PERDÓN, PERDÓN, PERDÓN!
Zenitsu salió de ahí con la cara roja y reprendiéndose por ser tan inocente, bajó las escaleras, cruzó la panadería veloz como un rayo, cerró la puerta con llave y corrió de vuelta a su casa para esconderse bajo la cama y no salir más.
─ ¡Dios, cómo pude hacer eso, Dios!─ gritaba escondido bajo sus mantas─ ¡No podré ver a Tanjiro a la cara nunca más!─ gritos que Uzui captó desde su lugar.
─ Eh... ¿pichón? ¿todo está bien?─ Tengen se acercó a la cama que compartían, podía oír los latidos acelerados de su prometido y no en el buen sentido.
─ Zenitsu no está─ dijo el rubio tímidamente─ deje su mensaje después del tono, BEEEEEP.
─ Oh... está bien─ Uzui se cruzó de brazos dispuesto a seguirle el juego con tal de no ponerlo más nervioso─ Hola Zenitsu, soy yo, el hombre de tu vida. Quería decirte si después me llamas, es que quería saber cómo estabas porque subiste las escaleras como un loco y tú siempre eres el primero que me dice que no lo haga porque la casa es vieja y yo peso cien kilos.
─ Contestadora llena.
─ Pichón, sé que estás ahí─ suspiró─ ¿qué pasó? ¿qué saliste a hacer?
Después de un breve silencio Zenitsu se removió dispuesto a hablar.
─ Fui a la casa de Tanjiro porque creí que estaba en peligro, pero sólo me avergoncé frente a él y su novio y le arruiné una cita que estaban teniendo.
─ Suena a que los interrumpiste mientras cogían.
─ Cállate. Ahora no sé cómo veré a Tanjiro a la cara, soy un tonto.
En cierto punto Tengen no se sorprendía por lo que su pequeño y escandaloso novio dijo, conocía mejor que nadie a Zenitsu el cual era muy empático y sensible, haría cualquier cosa por ayudar a un amigo y jamás abandonaría a Tanjiro o quien fuera en caso de peligro. No obstante también era muy inseguro sobre sus acciones y equivocarse le pesaba mucho.
Así que Tengen ya sabía exactamente qué decir para reconfortarle.
─ Bueno, no creo que seas un tonto, es más, yo estaría orgulloso de decir que mi amigo fue por mí apenas enterarse que estoy en peligro.
─ ¿Huh?
─ Y que estaba dispuesto a agarrarse a los golpes con Dios si fuese necesario con tal de salvarme.
Zenitsu salió de debajo de las mantas, en su rostro traía una expresión entre sorprendida y enamorada dirigida exclusivamente al hombre que lo volvía loco.
─ ¿E-enserio lo crees?─ preguntó con brillo en sus ojitos.
─ Por supuesto.
─ ¡Ay, Tengen!
Saltó a los brazos de Uzui y lo abrazó tan fuerte que casi le tronó una costilla. Por su parte el mayor lo rodeó con sus brazos buscando darle calor y el amor que celosamente le pertenecía sólo a Zenitsu.
─ Te amo tanto...─ suspiró el rubio. Nunca se cansaría de admitirlo.
─ También te amo, pichón─ y Tengen tampoco.
Kaigaku hizo una mueca que no tenía un significado particular, el amor de su hermano y su cuñado siempre le había resultado extraño, pero sacudió la cabeza y habló.
─ ¿Zenitsu?, la Kamado llamó, pregunta que si Tomioka la tiene grande, le debe una apuesta a su novio.
Lentamente Tengen abrió los ojos, primero uno y luego el otro.
─ Zenitsu...─ comenzó.
─ ¡YO NO SÉ NADA DE ESO!─ chilló el menor con la cara roja como tomate.
─ Ya lo oíste─ dijo Kaigaku al teléfono─ dice que no sabe nada. Discúlpalo, es tonto.
Zenitsu estaba tan preocupado por el bienestar de su amigo en ese momento que no llegó a notar si la hombría de Giyuu Tomioka era grande o más bien era un espadachín habilidoso.
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⁽⁽ଘ( ˊᵕˋ )ଓ⁾⁾
¡FELIZ CUMPLEAÑOS, ZENITSU!
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