09






























































































































Mal's POV.

Oficialmente hay Beal.

Súper tranquila la cosa.

¿¡Tranquila!? ¡Ha sido tenaz desde que hicimos oficial nuestra relación!

Paparazzi, noticias, tiktoks, ig post, columnas en el periódico o en páginas informativas. La cosa está de locos.

Lo único que me gusta demasiado son los tiktoks que han hecho algunos chicos de la universidad, ellos hicieron que el #bealisreal? se hiciera famoso en esa red social, hasta en instaroyal. Y desde ahí el chisme se regó por todo lado, hasta que en una rueda de prensa Ben lo hizo oficial.

Realmente esperamos unos dos meses para decirles a todos que ya andábamos. Así es, estoy a nada de irme al castillo para pasar año nuevo con él, y hoy hablaré por primera vez con sus padres.

Evie se había ofrecido a ayudarme con mi outfit de esta noche.

—¿Combinaste la ropa interior?— me preguntó mientras se retocaba su labial.

Recién había salido del baño, estaba con mi bata de satín negra y una toalla en la cabeza.

—De negro.

—Vas a recibir buen sexo, dinero y todo lo que quieras el año que viene.— me respondió al voltearse.

Apenas la miré diciéndole: wtf?

—No te estoy mintiendo, mujer. Mira en donde quieras, eso significa el negro está noche.— dijo en defensa, sin embargo seguí mirándola raro— Yo también me puse lencería negra.

—¿Y yo para qué putas quiero tener sexo?

—¡Lo digo por el dinero, Igna!— exclamó, casi gritando— Money, bills, plata, dinero, como le llamen. ¿Tú crees que me puse esta lencería por el deseo sexual?

La miré con obviedad, mi mejor amiga ha llegado a tener más experiencia que yo en ese sentido, así que puedo llegar a decir que sí lo hizo también por eso.

Y no lo veo mal, creo que deberían dejar de satanizar el sexo, o el tener intimidad con una persona, puede llegar a ser hermoso si se obtiene consentimiento de ambas partes y se hace bien.

Vivir la sexualidad de una manera adecuada, en donde te cuidas y cuidas a la otra persona, está bien.

No he querido empezar mi vida sexual, después de que abusaron de mí. A pesar de asistir a terapia, ese es el único miedo que no he podido superar, y que algunos ex's no entendieron. Pero, afortunadamente mi novio actual sí lo entiende y ha sido respetar mi decisión.

—Bueno quizá también lo hice por eso.— murmuró, mientras jugaba con un mechón de su cabello y sonreía de manera nerviosa.

Reí.

—Ay, Evs.— murmuré. Finalmente solté la toalla de mi cabello, dejando así, caer mis rizos por los hombros— Creo que me dejaré así hoy, no quiero alisarlo.

—Te ves hermosa, mi amorcito.— comentó mi mejor amiga, yo sonreí enternecida— Aunque siempre andas hermosa.

—Tú no te quedas atrás.— le dije, y como siempre esa expresión de diva que tiene apareció.

Me terminé de secar el cabello, mientras escuchábamos algunas canciones de Ariana, Taylor Swift, y Doja Cat de fondo. Evie me comentaba como iba a ser la reunión en su casa, junto con Doug y sus familiares; estaba contenta de que la rivalidad entre su madre y su hermanastra hubiera terminado, lo cual logró permitir que mi mejor amiga y su novio lleven un buen noviazgo.

SOLO PARA ACLARAR.

Mi mejor amiga no es norteña, lo que pasa es que su novio es ahijado de su hermanastra, y sus suegros llegaron a odiar a Regina.

—Por cierto, vendrá mi padre.

Alto al carro.

—¿Quééé?

Evie asintió.

—Creo que por fin la esposa le dejó verme.— admitió entre risas— Pero bueno, ni mi mamá ni ella saben que a veces nos veíamos a escondidas.

La relación entre el padre de Evie y ella, no ha sido fácil. Pues cuando mi mejor amiga tenía unos cinco años, su padre volvió a irse con su ex esposa, dejando a Ronni sola. Algo totalmente incorrecto.

Todo fue porque él se enteró que Mariam tenía un hijo de él, si mal no ando, el chico se llama Roland, y es bastante mayor que mi mejor amiga. Se supone que...

—¿Cómo es que se llama tu papá?

—Robin Loocksley Hood.

Ese mero, se había separado de la otra señora porque no habían podido tener hijos. La cosa es rara por ahí, pero aunque los exámenes paternales sí son positivos y el chico ese se parece a él, no debió haber abandonado a una nena de cinco años. Literalmente le pusieron todo en una balanza y él decidió irse para el otro bando, yo no sé porqué.

Regina no se dió por vencida y logró todo lo que tiene ahora, sin depender de nadie, solo de ella misma y del ideal que todo era por su hija.

—¿Tu mamá aprobó eso?

Evie asintió.

—Sí, tú mamá aprobó todo.

—¿Qué?— comencé a reírme.

—Parece más tu mamá que la mía, no joda, te quiere demasiado.

—Quién nos manda a crecer juntas.

Ambas reímos.

—Solo me dijo que no quiere que él le hable, aún está resentida. Y es entendible.— dijo, yo asentí— Quiere que Roland y yo nos juntemos así sea solo por esta noche, y no sé qué pensar.— añadió, con un tono no convencible.

Torcí mis labios.

—¿Lo odias?— le pregunté.

—No, él solo era un niño que no sabía nada, igual que yo.— respondió, con sinceridad— Solo que me pongo a pensar por mi mami, ella sigue amando a papá a pesar de todo pero siempre le hará caso a la mente que al corazón. Sabe que en algún momento debe hablar con él, pero ese día no es hoy ni mañana, quizá cuando ella ya haya podido sanar hasta sus heridas de infancia.

Me quedé procesando todo, y es realmente válido. Al igual que mi madre, Regina no tuvo una infancia o adolescencia buena, por ende hay heridas y traumas que se deben sanar, contando con que su matrimonio se rompió por otra persona de un momento a otro, es fuerte la cosa.

—Ya estás, mírate.

Levanté mi mirada al espejo.

—Oh my gosh!— exclamé. Mi mejor amiga hizo un gran trabajo conmigo.

El maquillaje era con tonos un poco oscuros, pero que destacaban mis ojos, el labial era un rosa pálido. Mi cabello estaba peinado con una corona hecha en trenzas, y los rizos caían por mis hombros. Tenía unos pendientes de perla negra. Y ni hablar de mi vestido: una combinación de morado y azul, ceñido, me llegaba hasta la altura de la rodilla, tenía encaje, escote recto.

—Ponte los tacones morados y ya estás lista.— añadió mi mejor amiga— Ah, y la chaqueta de cuero negra.

—¿Cuál de todas las que tengo?

La verdad tengo como siete.

—Pues la que te hice yo, tonta.— bromeó Evie, me sacó la lengua cuál niña chiquita— ¡Apúrate que en media hora llega tu príncipe!

Asentí y rápidamente busqué lo que me faltaba, para luego empezar a arreglar el desastre de mi cuarto.

—Bueno, perra, vamos a mostrarte a tus papis.

Ella y sus apodos.

—Está bien, vamos.

Mi papá quería ponerme hasta una cobija encima. Como si yo fuera tonta después de todo, sabía que los celos paternales le hacían querer que yo me fuera como una monja a la reunión del castillo. Mamá como siempre le decía que dejara de ser así, ya era hora que el pajarito volara del nido.

En fin.

Cuando menos pensé, llegó Ben por mí.

—Ya llegó mi cuñis.— murmuró Evie, muy emocionada.

—Les prometo que cuando sean las doce los llamaré para darles el felíz año, y estaré antes de las dos aquí...

—Mal.

—Ni un minuto más, ni uno menos...

—¡Igna!— me interrumpió mi madre, me tomó de los hombros— No hace falta, disfruta tu noche, ¿de acuerdo?

Asentí. Últimamente con mamá hemos mejorado las cosas.

—Papá y yo estaremos pendientes al mensaje, y cuando nos avises que ya vienes para acá.— me dijo, yo asentí— Disfruta, baila, grita, come todo lo que quieras. Este año fue muy duro, y creo que mereces un día de esparcimiento.

Me ojos se llenaron de lágrimas al igual que los de ella, no sé realmente a qué se debió.

—Está bien, mamá, lo haré.— respondí, la voz trató de entrecortarse.

—Lo que dijo tu mamá por dos, pero ya sabes, cualquier cosa tienes gas pimienta en tu cartera.— me dijo papá, antes de darme un beso en la frente, yo asentí— Mierda, te me creciste mucho.

—Hades.— habló mi madre.

—Ya, Maléfica, ya entendí.

Reí, me gusta ver cómo van avanzando ambos.

Evie abrió la puerta como toda fangirl, no demoró en sacarme unas fotografías cuando me saludé con mi novio.

—Beast.

—Moors.

Sí, aún nos saludamos así, como esas veces en las que nos queríamos matar. Pero ahora nos queremos es besar.

Y dejé la pena, y le robé un beso corto.

—Saluda a mis padres y a la loca de mi mejor amiga y nos vamos.

—¡Hey!— protestó Evie— Uy, ¿quién hizo ese traje tan elegante, por Dios?

—Y con el ego por las nubes, ¿eh, Evie?— bromeó Ben, antes de saludarla dándole un abrazo.

La típica charla con mis padres, que me cuidara, que estuviera pendiente, que ojo si me hace llorar, blah, blah, blah. Ah, y miradas asesinas de mi papá.

Después de literalmente hacer el juramento de bandera ahí, y decirle yo a Evie que le había dejado algo sobre mi escritorio, nos fuimos al castillo. Pero no sin antes:

—Te ves tan sexy, Beast.— mencioné, al morder mi labio inferior— El negro te luce genial.

—Y tú no te quedas atrás, dragoncita.— me dijo, antes de poner sus manos alrededor de mi cintura. Nos dimos un beso, bastante lento y cálido— Te amo, pero es hora de que subas al auto e irnos al castillo.

Asentí con la cabeza.

Ben me abrió la puerta del copiloto, entré, me coloqué el cinturón de seguridad y encendí la radio.

—¿No sientes frío?— me preguntó, hoy estuvo nevando en la mañana, así que la temperatura está más abajo que mi ego.

—Un poco, seguro cuando llegue al castillo me calentaré.— respondí, Ben tomó mi mano y la apretó— ¿Qué ocurre?

—No sé en qué momento pasamos de odiarnos a estar así ahora.— comentó, de inmediato empecé a reírme. Porque es bastante cierto, yo lo odiaba y ahora no puedo dormir sin colocarme un suéter de él.

—La vida da muchas vueltas, amour.— mencioné— Vámonos porque vamos tarde.











🔥.














Llegamos al castillo a tiempo, los invitados recién estaban llegando así que nos relajamos bastante.

El ver qué pasaríamos una festividad juntos nos emocionaba bastante, y es bastante lindo.

—Benjamín, hijo.— saludó un señor que reconocí por ciertas fotos, era mi suegro.

Ben abrazó a su padre en forma de saludo.

—Papá. Oh, ¿recuerdas que te conté de mi novia?— mencionó mi novio, él asintió.

Este es momento en donde uno siente la mejor adrenalina, la cual no había sentido desde hace años. Ben me tomó de la mano.

—Hola, buenas noches.— saludé cordialmente.

—Papá.— dijo, volteó a verme con todo el amor del mundo— Ella es Mal, mi novia.

No saben lo lindo que se sintió.

—Mucho gusto, señorita.— dijo el rey.

Esperen... AY DIOS MÍO, EL REY. Evie te amo por recordarme modales de la corona.

—El gusto es mío, alteza.— respondí, junto a una pequeña reverencia.

—Tu madre te espera, Ben.— dijo el rey Adam, Ben asintió. Nos despedimos de él y nos fuimos rumbo a donde mi suegris.

Había gente de todo tipo, se los juro. Algunos saludaban, otros me miraban raro y yo tipo: jeje holi.

Estaba un poco inquieta, seguramente por la cantidad de invitados, así que antes de llegar a hablar con la reina mi bebé paró por un momento y me miró.

—Hey, preciosa, tranquila, ¿sí?— yo asentí, y di respiro— No te dejaré sola, ¿de acuerdo?

Maldita sea lo amo.

—Ta bien.— dije.

Seguimos caminando, hasta que vimos a una mujer de casi mi altura, cabello castaño un poco largo y un elegante vestido amarillo.

—Mamá, buenas noches.— saludó Ben. La mujer se volteó y le recibió con un abrazo— Luces muy hermosa hoy.

—Hijo mío, ¿cómo estás?— le saludó la reina. Es más bonita que en las revistas. La reina me miró automáticamente.

Y aunque por producto de la ansiedad, se me fueron conseguidos más de mil escenarios frente a la reacción de mi suegra, la verdad fue muy distinta.

Ella me abrazó.

—Mi hijo habla mucho de ti, sé que eres una chica muy encantadora.— mencionó, yo sonreí bastante orgullosa— Un placer tenerte como nuera.

—Majestad, el gusto es mío.

Cuando ya nos habíamos dejado de abrazar, ella negó varias veces.

—Por favor, dime Bella.

—Está bien.— asentí.

—Iremos a sentarnos a la mesa, con permiso, mamá.

Los bocadillos que preparó la Nana de Ben, fueron una explosión en mi paladar. Muy deliciosos. Añadiendo que los cócteles que habían hecho eran dignos de un premio.

El postre fue de tres leches con fresas. Me comí como tres porciones, y quería seguir comiendo más.

Si me llego a casar, que esa señora haga el pastel, gracias.

Y es que sin pedirlo, empezó a sonar música de esa que te hace mover los pies sin siquiera haber salido a la pista. No fue hasta que tomé de la mano a Ben para irnos a bailar.

Sus manos aferradas a mi cintura, mis manos sobre su cuello, nuestras frentes juntas, y nuestros pies siguiendo el compas de.la música. Ambos en nuestra onda, como si solo fuéramos nosotros en medio de la nada.

Y cuando ya iban a ser las doce, estábamos junto al reloj, mientras que el DJ nos preparaba para darle la bienvenida al nuevo año.

—¡Y que inicie el conteo oficial!— habría gritado, animado.

Ben me abrazó por la cintura, su mirada estaba fija en el reloj, y pude notar la cantidad de emociones encontradas que él tenía al igual que yo.

—¡Diez!— gritó la gente.

Mi año escolar...

—¡Nueve!

Las locuras que hice con mi mejor amiga...

—¡Ocho!

Los debates que ganaba en clase...

—¡Siete!

Malos recuerdos...

¡Seis!

La humillación de Audrey en el bar...

¡Cinco!

Las peleas con mi mamá...

—¡Cuatro!

Mi intento de suicidio...

—¡Tres!

Las terapias con Sue...

—¡Dos!

Mi avance...

—¡Uno!

Él...

—¡Feliz año!— gritaron los invitados, incluído el DJ.

Mis ojos se inundaron de lágrimas, lágrimas sinceras y llenas de muchas emociones. Ya era un nuevo año, una nueva aventura, nuevas cosas.

—Feliz año, Moors.

—Feliz año, Beast.

Unimos nuestros labios en un profundo beso, y cuando nos separamos, tomé sus mejillas en mis manos.

—Por nuevos debates en clase.— le mencioné, eso ya se había convertido en mi parte favorita.

—Porque me patees el trasero en clase.

Reí.

Volví a besarlo.

Después nos dedicamos a literalmente empezar a saludar a algunos invitados, incluidos mis suegros. Cuando ya me ví libre, llamé a mis papás.

Traté de no llorar mientras hablaba con ambos, el año anterior pasamos por momentos fuertes, que espero no volver a pasarlos.

Luego llamé a Evie.

La escuché llorar en toda la llamada, solo me pedía que no volviera a pensar en irme de este mundo, porque soy lo más importante para ella y ya no tendría con quién compartir momentos inolvidables.

Nunca vuelvas a pensar que sobras, M.— sollozó— Eres mi mejor amiga, y te amo demasiado.

—Prometo que no me iré, y si un día ya no estoy, si el atardecer tiene colores morados ahí estaré.

Y la escuché llorar otra vez.

—No me digas eso, Mal. Quiero llegar a imaginar que estaremos juntas toda la vida.

Simplemente... la vida me dio una gran mejor amiga.

Después de despedirme de ella, Ben vino a buscarme.

—¿Bailamos un rato?— me preguntó.

Yo asentí, de inmediato.

Y desde ahí todo empezó a correr en cámara rápida.

Tomamos trago tras trago, bailamos hasta que me quité los botines y bailé descalza, jugamos con unos familiares de mi novio. Armé un tris de desmadre, grité como una loca cuando dijeron "Dónde están las mujeres comprometidas", etc.

Lo bueno fue cuando dijimos "¡Fondo, fondo!", mientras Ben y uno de sus primos tomaban media de Vodka.

Y sí, hubieron damnificados por el vómito. Hasta una alfombra.

En fin, la fiesta terminó como a las tres de la mañana, creo. No tenía bien la noción del tiempo, así que cuando entré en el cuarto de Ben, no sabía que hora era exactamente.

—Creo que nos pasamos a la hora de animar la fiesta.— murmuró Ben, después comenzó a reírse— ¿Si viste como mi primo vomitó la alfombra de mamá?

Parecía un niño chiquito.

—Admite que fue asqueroso, Beast.— dije, junto a una mueca de asco. Tiré mis tacones a algún lado de la habitación.

Ben cerró la puerta de la habitación.

—¡Pero de todas formas!— exclamó, aún emocionado— Definitivamente estará en problemas en la mañana.

Me volteé para verlo bien, y a pesar de la oscuridad, pude notar sus hermosos ojos miel.

—Admite que fue divertido, Moors.

—Okay, lo admito.— confesé— Pero de igual forma me dio asco.— añadí, al arrugar mi nariz y empezar a retirarle la corbata a Ben.

Hoy sería la primera vez que dormiríamos juntos de noche.

—Definitivamente eres muy travieso, Beast.— mascullé, tiré la corbata al suelo. Caminé hacia la cama, comencé a retirarme mis pendientes, los anillos y el collar— Fue una gran fiesta, en serio.

—Fue grandiosa porque estuviste en ella.— mencionó el castaño, sonreí e hice un puchero con mis labios. Él se acercó y besó mis labios— Te amo.

Le dí un pulgar arriba.

Me miró con cara de: ¿Me estás jodiendo?

Estallé en risas, su cara de confusión no tenía precio. Tomé sus mejillas en mis manos las apreté por un segundo y luego le di un corto beso.

—Que yo te amo más, pendejo.

Volví a besarlo.

Pero créanme, que esta vez las hormonas si se me alborotaron al cien. Porque de inmediato mis manitos fueron bajando por el cuello del muchacho y luego por su definido torso.

Paramos por falta de aire, sí. Él se me quedó mirando raro, sí. Pero, fue por una razón.

—¿Estás segura, mi vida?— me preguntó, yo ya sabía a qué se refería.

—Sí, solo quiero que seas tú el primero... el primero en realmente hacerme el amor como se debe, el primero en hacerme sentir la mujer más afortunada...— me detuve, analicé mis palabras y me di cuenta que si entro a una iglesia me quemo. Respiré— El primero en amarme con todo, mis defectos y cicatrices.

Y nos besamos de nuevo.

Cada beso estaba cargado de emociones hermosas. Nos deseábamos, sí. Pero de una manera tan sincera e inocente, no había una lujuria carnal de por medio.

No tuve ni miedo ni pena, por cada cicatriz que había en mis muslos y en mis brazos, ni los flashbacks de aquella noche, volvieron a aparecer.

Mi vestido fue el primero en caer al suelo, dejándome solamente en ropa íntima. A duras penas pude quitarle la camisa a él.

Mi cuello se volvió presa de sus labios, mientras que yo agarraba su cabello en mis manos. Y me comencé a reír como una desgraciada, justo en un momento serio me dan cosquillas.

—¿Qué pasó?

Seguí riéndome mientras tocaba mi cuello y negaba con la cabeza.

—Me dieron cosquillas.— solté, mientras trataba de dejar de reír.

A la final el comenzó a reírse, sin embargo, en un —como dice mi bestie— zaz, quedé arriba.

—¿Quieres tomar el control, dragoncita?

—Sí.— afirmé, al morderme el labio.

Volví a besarlo, como si no hubiera mañana. De paso, mis caderas comenzaron a moverse, haciendo que empezara a notar lo duro que él estaba.

Gemidos y jadeos, salieron de nuestros labios mientras nos besábamos apasionadamente. Además, por el tacto que había creado.

Dejé unos cuantos besos sobre su cuello, acaricié y rasguñé un poco su abdomen definido. Bajé hasta su pantalón y bajé el cierre con cuidado, hasta que...

—¿En serio tienes coronas en tus shorts?

—¿Es posible?— dijo penoso.

—Aw, ¿de casualidad tienes shorts de Batman?

Mal no seas tan pendeja justo cuando estás a nada de tener sexo, por amor de Dios.

Dijo esa voz de mi conciencia.

—Del Capitán América, más bien.

Ambos reímos.

Si me dicen que hacer bromas en medio de caricias, es hacer el amor. Realmente lo hice aquella madrugada.

Y benditas sean todas las deidades en las que la gente cree, porque le pude sacar el pantalón. Cuando menos lo esperé, él estaba en medio de mis pechos, mi sostén estaba tirado en algún lado, y yo estaba rasguñando las sábanas mientras trataba de no gemir tan alto porque capaz todo el mundo mañana haría la escena de "Mean Girls".

"¿Quién ha escuchado a Mal gemir en la madrugada?

Todo el mundo levanta la mano."

La verdad imaginarme eso fue vergonzoso y chistoso a la vez, pero, siguiendo al punto.

Dios, besa tan bien, y muerde tan... ahhh.

Creo que mis labios estaban demasiado rojos de tanto que los había mordido.

—Uh, Ben...— gemí su nombre.

Mi yo interno gritaba por tenerlo a él dentro de mí, mientras que mi otro yo disfrutaba esta deliciosa tortura.

Y mis pantys se fueron al carajo, ahora sí, recen por mí.

Ben comenzó a besar mis muslos, hasta que lo sentí ahí en medio, y no me pude aguantar y empecé a gemir, moderadamente, pero gemí no sé cuántas veces su nombre. Se sentían tan bien sus labios sobre mi intimidad, se sentía jodidamente bien esto.

Ay, ayuda.

Comencé a sentir que me faltaban las fuerzas para seguir soportando dicho placer, creo que a esto le llaman "orgasmo".

—Ben, creo que... ay santo cielo... creo que ya estoy que tengo un orgasmo.— dije, jadeante.

Y me dejó arriba.

Diosito, dime qué quiere este hombre de mí, qué quieres tú de mí.

—El control es tuyo, dragoncita.

—Sigueme diciendo así, y vas a terminar con una bolsa de hielo en las pelotas.

Digamos que no fue tan así, pero fui un poquito dura en ese sentido, ¿me comprenden?

Y en ese mismo instante entendí, que no siempre tu primera vez debe ser tú abajo y él arriba, puede ser al contrario, y es más sexy y excitante.

Cuando lo sentí dentro de mí, clavé mis uñas en sus hombros, apenas lo escuché jadear. Con movimientos suaves me empezó a embestir. Nuestros cuerpos se rozaban entre sí, y nuestros corazones latían muy rápido, al igual que nuestras respiraciones las cuales estaban descontroladas.

Se sentía tan bien.

No sé ni cuánto tiempo pasó, solo sé que terminé recostada sobre su pecho, mientras tratábamos de recuperarnos después de una ronda tan feroz.

—Amor.

—¿Si?

—Tengo que hacer pis, pero me duele hasta el apellido.

—¿Te llevo?

Asentí.

Ben se levantó, en plena oscuridad creo que buscó sus shorts, para confirmarlo prendí la lámpara que había junto a la cama.

—Uy, con razón te dicen el trasero de Auradon.— exclamé, junto con un silbido.

Él apenas sonrió.

Se acercó a mí, y me cargó hasta el baño que había en su cuarto. Hice pis, me aseé y me fui a mirar al espejo.

—Fuck...

Tenía un hermoso chupón cerca a uno de mis pechos. Tan lindo mi niño.

Cuando salí del baño, no pude evitar darle un puñetazo en el estómago.

—Eso, fue por el chupón que tengo junto a un seno.— murmuré, antes de recostarme nuevamente en la cama.

—¡¿Si te lo dejé?!— cuestionó— Creí que iba a fracasar en el intento.

—Oyeee.

—Mentiras, Moors. Fui un niño malo está noche.

Un tono seductor que fue tenaz, porque lo besé como por milésima vez está noche.

—Te amo, Beast.

—Y yo a ti, Moors.

Fue una de las mejores noches de mi vida, lo que sigue, ya es una gran historia como lo ha sido hasta el momento.


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I don't have words! I DON'T HAVE WORDS!

La verdad esto fue demasiado hermoso y caliente a la vez, nmms. Hace mucho no escribía una escena así, pero quiero decirles que fue wow. Le platicaba a mis amigas que me urge tener novio porque ya es mucho escribir y leer teoría, que practicarla.

EN FIN.

¿Qué les pareció?
Les leooooo.

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