𝟬𝟭. Fairy of Light

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Capítulo Uno:
❛Hada de luz❜
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La noche caía en el horizonte mientras Liam Lockwood y su hija Charlotte caminaban por un sendero solitario, alejándose cada vez más de la ciudad y adentrándose en los bosques cercanos.

Los monstruos los habían seguido durante días, Charlotte atraía cada vez más a los monstruos por su olor a mestiza y aunque Liam era un hombre fuerte, su corazón se apesadumbraba al pensar que debía dejar a su hija con otros semidioses.

Lo que más le dolía era la idea de no poder protegerla por más tiempo, especialmente cuando sabía que ella estaba destinada a algo mucho más grande, o eso le contó el amor de su vida, Niké y el mejor amigo de ella, el dios Apolo.

Liam era un estudiante universitario quien estaba terminando su carrera cuando conoció a Niké. Para ese entonces tuvieron una gran batalla jugando rugby, Liam en su juventud destacaba por ser el popular y el capitán del equipo, pero esa vez que la joven hermosa con ropajes extravagantes le ganó supo que esa mujer sería el amor de su vida.

Que pena que ningún mestizo podía ser criado por sus dos padres, en cambio, solo podía criarlo su padre o madre mortal y Liam con dolor pero entendiendo a su amada, crió y amó incondicionalmente a su pequeña pulga. Charlotte había sacado la terquedad y competitividad de su madre, en todos los juegos o deportes era ella la ganadora a pesar de ser siempre la más pequeña del grupo, también era muy amable y cariñosa, como su padre, pero ese cariño de parte de la heterocromática te lo ganabas después de un arduo trabajo.

Ella al principio solía retar a las personas que querían tomarle la mano o ser su amigo, ella los desafiaba a cualquier tontería o juego y dependiendo de que tan patético perdía el otro, ella consideraba su amistad.

Volviendo a la realidad...Charlotte, con tan solo siete años, caminaba a su lado, su mirada fija en el camino, aunque había algo en su interior que parecía percibir más allá de lo que el ojo humano podía ver. Su ojo derecho dorado, la marca de Apolo, brillaba tenuemente a la luz de la luna. En su mente resonaba una sensación extraña, como si algo la estuviera llamando, guiándola a donde debía estar.

Papá, ¿quiénes son ellos?—susurró Lotty con una voz suave, mirando hacia los árboles cercanos.

Liam se tensó, al instante reconociendo el peligro. No solo ellos estaban siendo perseguidos, sino que la conexión de Lotty con Apolo había hecho que las señales de los dioses la guiaran hacia un destino concreto.

No te preocupes, Lotty—dijo Liam, abrazando con ternura a su hija.—Te estoy llevando donde necesitas estar. Ahí, encontrarás a personas que te cuidarán, te enseñarán.

Justo cuando Liam terminó de hablar, una figura se apareció entre los árboles.

Era una chica gótica un poco mayor que su hija, con su melena pelinegra y una postura decidida, seguida por un niño castaño un poco más mayor que la pelinegra y al lado de él se hallaba una morena de al parecer la misma edad que Charlotte, los tres miraban a los recién llegados con una mezcla de cautela y curiosidad.

La morena menor, con sus ataques de ira y desconfianza repentinos hacia desconocidos se abalanzó con una daga dorada contra la castaña soltando un grito que los Lockwood compararon con un gato rabioso.

La pequeña Charlotte acarició su brazalete dorado que llevaba en su muñeca izquierda y gracias a este gesto rápidamente adoptó un brillo cegador dorado convirtiendo este en una lanza.

Antes de que la morena arremetiera contra la castaña, Charlotte se defendió usando su ahora Goldenfeather, obsequio de su madre. Con un gran impulso saltó sobrepasando la cabeza de la morena haciendo que esta en vez de atacar a Charlotte estampara su cara contra un árbol sonando este hueco y los restantes hicieron algunas muecas de dolor.

Liam, siendo el adulto ahí, intentó ocultar su risa al escuchar el silencio abrupto de la morena tras su golpe y luego miró con orgullo a su hija, sus entrenamientos habían dado frutos y ya manejaba muy bien el brazalete de su mujer y algunos obsequios de parte de su amada y Apolo.

La más mayor, al ver a Charlotte, quien miraba con una sonrisa y una ceja alzada a la morena que estaba aún tirada en el suelo con hojas en el pelo, se acercó lentamente.

La pequeña, con su ojo dorado brillando en la oscuridad, parecía estar en sintonía con algo que la mayor no podía comprender, pero sus instintos le decían que la niña tenía algo especial.

Había estado soñando desde hace meses con unos reflejos dorados y la frase "La hija de Niké os guiará a tí y a tus amigos a llegar al refugio..." metida en su cabeza como taladro.

—¿Tú eres... la hija de Niké? —preguntó Thalia, reconociendo la fuerza en los ojos de la niña, un reflejo de la diosa de la victoria. Charlotte no respondió de inmediato, pero su mirada se encontró con la de Thalia, y fue entonces cuando Thalia sintió una extraña conexión. Algo dentro de ella, una voz callada, le dijo que esta niña estaba destinada a algo grande.

Liam se agachó para mirar a Thalia, reconociendo de inmediato la chispa en los ojos de la semidiosa.

—Ella tiene que estar contigo—dijo Liam con la voz grave pero firme, hacia tiempos su hija estuvo soñando con unos ojos azules eléctricos y murmuraba bajo el nombre de Thalia. —La Señal de Apolo nos lo dijo. Ella... tiene que estar junto a ti hasta que lleguen al refugio—dijo con una mueca triste su padre.

Annabeth, escuchando la conversación, frunció el ceño al ver la tensión en el aire. El poder de Lotty era palpable. Sin dudarlo, la morena se acercó y con una sonrisa encantadora y olvidándose de lo anterior le enseñó su daga dorada a la niña.

—¡Mira que daga! ¡Luke me la ha regalado por qué es exclusivamente para aquellos que la merecen! —chilló de la emoción y Charlotte relajando su ceño fruncido sonrió levemente.

—Cool—asintió con aprobación y al levantar la mirada y ver aquella sonrisa de princesa extendió su brazo derecho para quitarle una hoja en el pelo a la pequeña hija de Atenea.

Bienvenida. — dijo Luke, aliviado de ver que finalmente habían encontrado a la hija de Niké, una nueva aliada al igual que Annabeth.

Con un asentimiento, Liam entregó a su hija a Thalia y su grupo.—Protéjanla con su vida—dijo antes de mirar a su hija.

Con tristeza, Liam se puso de rodillas y miró a us hija, más específico el ojo que era del mismo tono que el de su amada.

—Ya lo hablamos antes de esta ruta, pulga. Ten cuidado y no olvides que te amo, no olvides enviarme cartas—el hombre sintió como de su cara salían gruesas lágrimas y Charlotte, en el mismo estado que su padre lo abrazó durante unos segundos largos.

A la hora de separarse, Liam se quitó lentamente su sombrero de cuando era sheriff y se lo colocó a su pulga, obviamente le quedaba gigante pero por lo menos tendría un recuerdo de él.

Liam se levantó lentamente y se acercó hacia Thalia y Luke para después susurrarles:

Cuídenla como si fuera lo más valioso en su mundo, por que para mí lo es.

Después de darle un último abrazo a su hija, se marchó del bosque sabiendo que su hija ahora formaría parte de un destino mucho mayor que él.

Charlotte después de unos segundos en silencio apartó la mirada de su padre quien no miraba hacia atrás por dolor y se volteó con precaución al ver cómo el chico de sonrisa amable se acercaba a ella.

Vaya, pequeña, no cualquiera puede esquivar un ataque de Annabeth… y mucho menos sin caer de espaldas. Eres rápida—le dijo suavemente pero Charlotte sólo lo miró con esos ojos que llamaron la atención del hijo de Hermes.

La castaña se mantuvo firme, sosteniendo su lanza con fuerza mientras su ojo dorado brillaba levemente.

—Tranquila, no voy a hacerte daño. Si él confía en nosotros para protegerte…—miró brevemente a Liam que ya se encontraba unos metros lejos de ellos y luego devolvió su atención a Charlotte.—…entonces lo haremos. Pero déjame decirte algo, pareces valiente. Muy valiente para tu edad. No muchos niños se atreven a quedarse firmes cuando algo se les lanza encima con una daga.

Charlotte lo miró con seriedad, evaluándolo, pero bajó ligeramente su lanza.

Se acercó el chico tendiéndole la mano con una sonrisa genuina.—Soy Luke. Y créeme, vas a estar bien con nosotros. Entre todos nos cuidaremos las espaldas… ¿Te parece bien, Charlotte Lockwood?.

Lotty dudó por un segundo, pero después de recordar las palabras de su padre asintió y le dió su pequeña mano mientras que la lanza volvía a su mueca convirtiéndose en brazalete.—Charlotte. Sólo Charlotte.

El pelinegro asiente con un brillo protector en sus ojos—Sólo Charlotte, entonces. Bienvenida al grupo. Ahora, ¿qué tal si nos movemos antes de que algo con colmillos decida que somos su cena?.

Charlotte, aunque sorprendida por el giro de los acontecimientos, sintió un impulso extraño y fuerte en su interior. Sabía que estaba donde debía estar, y algo dentro de ella, quizá el poder de su ojo dorado, la estaba guiando a través de la oscuridad.

Antes de partir, Thalia se agachó junto a Lotty, observando sus ojos con atención.—No estás sola en esto—le dijo suavemente.—Nosotros te protegeremos.

Y con esas palabras, el grupo de semidioses se adentró en el otro lado del bosque, dejando atrás las huellas del pasado y adentrándose en el desconocido futuro que los aguardaba.

...

Charlotte se despertó exaltada. No podía ser posible...Otra noche más soñando con Thalia y el día que se conocieron todos.

Desde hacía días estaba teniendo constantes pesadillas, pero eran siempre fragmentos, fragmentos de las aventuras que llevó a cabo con su padre hasta la noche fatídica en la que perdió a Thalia, su Thalia.

Ya era de noche, Charlotte miró su reloj solar en la mesilla de noche y suspiró agotada, marcaba las 04:35am, apenas y habían pasado unas cuantas  horas desde que había acabado su cena junto a los demás mestizos y le había rezado a su madre y Apolo.

Charlotte bostezó sabiendo que ya no podría volverse a dormir y con el cuerpo entumecido se levantó y miró alrededor de la cabaña, era la cabaña 11.

Al ser hija de una diosa menor no tenía cabaña propia como aveces le gustaría y no tenía hermanos haciendo que eso aveces le hiciera sentir sola, lo bueno es que ahí estaba Luke, su mejor amigo al que le confiaría su vida. No se quejaba, o por lo menos no la escuchaban.

A ella siempre le hubiera gustado tener su propia cabaña como a otros campistas que también habían sido reclamados por dioses menores o que no habían sido reclamados por sus padres.

Ella siempre soñó con cómo sería su cabaña, se la imaginaba de un tamaño considerable en el que tuviera el espacio suficiente para practicar boxeo contra Adrien o Luke, podría ser cualquier deporte y obviamente, siendo humilde, ganar ella...Que tuviera una estatua dorada de su madre en todo el centro de la cabaña con sus preciosas, que tanto amaba y deseaba tener algún día Charlotte, alas doradas. Aparte de eso, tendría una gran estantería que estaría llena de trofeos, ganados por ella y todo estaría decorado al gusto de Charlotte.

Que pena que ese día no llegaría, o tal vez alguien logrará cambiar eso. Pero seguiría luchando ella por aquellos niños que llevan años buscando ser reclamados por sus padres y por aquellos que tienen que estar apretujados con los hijos de Hermes.

Ella tenía suerte de haber sido de las primeras en llegar al campamento y llevar más años en este, gracias a esto se podía permitir tener su propia cama no como otros campistas que hasta tenían que dormir en el suelo.

Al tratar de ponerse sus pantuflas sintió como su cuerpo comenzaba a temblar anormalmente y su ojo dorado, obsequio de Apolo tras su nacimiento, empezaba a emitir una luz dorada inmensa causando que toda la cabaña 11 se iluminara.

Ella conocía esa sensación, solo pasaba cuando Apolo le advertía que algún peligro se acercaba o cualquier profecía le sería revelada.

—Ahora no... ¿Por qué Apolito?, mañana no te daré bacon, rubio de bote—maldijo para sus adentros al sentir un molesto dolor en su ojo peculiar sabiendo que era obra de Apolo por el insulto recibido a su melena.

Con un quejido, Charlotte cayó al suelo frío de madera aún temblando y al cerrar sus ojos vió unas siluetas doradas, intentó fijarse mejor y por fin pudo aclarar su vista.

Se podía ver a Grover y un chico rubio que al apreciar sus ojos verde agua sintió que ya los había visto antes en sus sueños.

Con rapidez se colocó sus pantuflas y se desvaneció saliendo de la cabaña para aparecer al lado de las demás cabañas, maldijo al darse cuenta que no había llegado a su destino querido, aún no controlaba del todo ese don de los tantos que tenía y no ayudaba tampoco que fuera de noche.

Empezó a gritar despertando a unos cuantos mestizos, escuchó un insulto por parte de Clarisse pero la ignoró y con concentración pensó en la Casa Grande y de un momento a otro apareció en esta, justo en frente del escritorio del Sr.D .

Dioniso al ser levemente cegado por la luz de la hija de Niké se tambaleó de su silla cayendo al suelo siendo despertado abrumadoramente y el de barba por accidente rompió una botella de vino que usaba como peluche.

—¡Maldita sea, Carlota!—gruñó desorientado Dioniso.—¿¡Acaso no te han enseñado a quedarte en tu camita como persona normal y no despertar a un Dios de su rejuvenecedora hora de dormir!?.

—¡Deje las idioteces para después, Sr. D! ¡Traiga a Quirón de inmediato!—chilló exasperada Charlotte y al ver la mirada indignada de Dioniso, quien estaba a punto de replicar le señaló con el dedo.—¡Es Grover, está en riesgo!.

Narra Percy

La criatura había desaparecido.

La lluvia cesó. La tormenta aún tronaba, pero ya a lo lejos. Apestaba a ganado y me temblaban las rodillas. Sentía la cabeza como si me la hubieran partido en dos. Estaba débil, asustado y temblaba de pena. Acababa de ver a mi madre desvanecerse.

Quería tumbarme en el suelo y llorar, pero Grover necesitaba ayuda, así que me las apañé para tirar de él y adentrarme a trompicones en el valle, hacia las luces de la granja. Lloraba, llamaba a mi madre, pero seguí arrastrando a Grover: no pensaba dejarlo en la estacada.

Lo último que recuerdo es que me derrumbé en un porche de madera, mirando un ventilador de techo que giraba sobre mi cabeza, polillas revoloteando alrededor de una luz amarilla, y los rostros severos de un hombre barbudo de expresión familiar y una chica guapa con una melena castaña lacia de princesa. Ambos me miraban, y la chica dijo:

—Es él. Tiene que serlo—Me miró severamente la princesita.

—Creo que tienes razón, Char...—murmuró una chica morena cruzada de brazos analizándome.

—Silencio, niñas...—repuso el hombre.—El chico está consciente. Llévenlo dentro.

Lo último que visualice fue como la linda princesa castaña se acercaba a mi y lo que me llamó la atención fueron sus hermosos y llamativos ojos, después vi de nuevo todo negro.

Abrí mis ojos cual rejillas y lo primero que ví fue una silueta de una chica, me recordaba a la linda niña de hacía rato, esta se encontraba dándome cucharadas de algo que sabía a palomitas de maíz con mantequilla pero que era pudín.

La chica de cabello lacio y castaño sonreía burlonamente cuando me enjugaba los restos de la barbilla.

—¿Qué va a pasar en el solsticio de verano?—me preguntó al verme con los ojos abiertos.

—¿Qué?—mascullé. Miró alrededor, como si temiera que alguien la oyera y me pegó levemente en la frente así que me quejé.

—¿Qué está pasando? ¿Qué es lo que han robado? ¡Sólo tenemos unas semanas!—dijo un tanto desesperada pero yo aún estaba disociando.

—Lo siento—murmuré.—No sé...—Alguien llamó a la puerta, y la chica me miró unos segundos.

—Todo un princeso baboso...—fue lo último que escuché de ella antes de que girara sus preciosos ojos y desapareciera cagándome con una luz dorada y volví a caer dormido.

Narra Charlotte:

Habían pasado tres días desde que el princeso baboso había llegado al campamento junto con Grover a su lado, inconsciente.

Durante estos días, Quirón me había mandado a mí a cuidar del rubio. A veces maldecía a los hijos de Apolo por enseñarme a curar y cuidar a los enfermos, al igual que al propio dios. Al ser bendecida por él, tenía unos cuantos trucos bajo la manga que servían bastante en situaciones críticas… Aunque en este momento, no me estaban ayudando mucho.

Intentaba, cada vez que el baboso despertaba desorientado durante unos segundos, sacarle algo de información. Pero el muy princeso siempre se disculpaba, decía que no sabía nada o simplemente soltaba cualquier estupidez que lograba ponerme de los nervios.

Como, por ejemplo, aquella primera noche. Dijo algo que me dieron ganas hasta de ahogarlo con la almohada...

Flashback

Percy se removió débilmente en la cama de la enfermería. Sus párpados, pesados y cansados, apenas lograron abrirse, dejando ver sus ojos verde mar, aún opacos por el cansancio y los medicamentos. La luz dorada que iluminaba tenuemente la estancia le hizo entornar los ojos.

Al otro lado de la habitación, Charlotte apareció envuelta en una luz cálida y dorada, un resplandor que parecía aferrarse a ella incluso en la oscuridad de la noche. Se teletransportó directamente al interior de la enfermería, usando uno de los trucos enseñados por Apolo para evitar caminar con su tobillo herido. Sin embargo, aunque la luz era reconfortante, la teletransportación le debilitaba un poco más por ser de noche, pues requería un esfuerzo extra y su cuerpo no estaba al cien por ciento aún, pero su curación era más rápida que la de cualquier humano, así que no le importaba.

El dolor punzante de su tobillo herido seguía allí, recordándole el pequeño accidente con Will Solace. Horas antes, el hijo de Apolo le había clavado accidentalmente una flecha en el tobillo durante un entrenamiento. El niño había llorado desconsoladamente, disculpándose una y otra vez mientras se aferraba a su cintura.

Cojeando ligeramente, Charlotte avanzó entre las camas con una mueca de fastidio y ambrosía en la mano. Se detuvo un momento junto a Adrien Lupin, un hijo de Afrodita que tenía un brazo vendado, el castaño abrió los ojos apenas sintió su presencia.

—¿Qué haría yo sin ti, linda? —murmuró el chico con una sonrisa soñolienta.

—Duérmete, Adrien o te duermo de un puño—respondió ella, rodando los ojos antes de continuar su camino.

Percy, desde su cama, había escuchado todo. Sus ojos, aunque entrecerrados y desenfocados, no se apartaron de ella mientras se movía por la habitación revisando a algunos campistas.

Cuando Charlotte finalmente se detuvo junto a él, dejó el frasco de ambrosía sobre una pequeña mesa de madera y lo observó unos segundos, evaluando su estado.

Percy la miró fijamente, sus pupilas ligeramente dilatadas por los efectos de los medicamentos. Durante unos segundos, no dijo nada. Pero entonces, con una voz ronca y un tono cargado de asombro, murmuró:

—No… no eres real.

Charlotte frunció el ceño, sin mostrar mucho entusiasmo.

—¿Disculpa?

—No… no puedes ser real —continuó él, con la voz apenas un murmullo—. Eres demasiado… brillante.

Charlotte dejó escapar un suspiro, esta vez sin ocultar el sarcasmo.

—Genial, ahora soy una especie de fantasía brillante. Qué original.

Percy ladeó la cabeza ligeramente, sus ojos aún clavados en ella.

—Si eres… un ángel. ¿O una… ninfa? —Percy frunció ligeramente el ceño, como si intentara ordenar sus pensamientos—. No, espera… eres un hada. Una hada solar.

Charlotte dejó escapar una risa breve y algo burlona mientras negaba con la cabeza.

—¿Un hada solar? ¿En serio? Claro, como si no tuviera cosas mejores que hacer que hacer de hada, Jackson.

Percy sonrió débilmente, la sonrisa algo perdida, pero con algo de admiración aún en sus ojos.

—¿Jackson? —murmuró, como si probara su propio nombre—. Me gusta cómo suena cuando lo dices… hada solar.

Charlotte lo miró por un momento, cruzando los brazos y levantando una ceja, pero no pudo evitar que una pequeña sonrisa asomara en sus labios.

—Jackson, ¿eh? Está bien, princeso baboso. Ya veremos si te sigo llamando así cuando despiertes.

Percy parpadeó lentamente, sus ojos comenzando a cerrarse de nuevo.

—Sí, señora hada solar…

Charlotte negó con la cabeza, soltando una pequeña risa antes de ajustar la manta sobre él. Se quedó unos segundos observándolo antes de girarse y desaparecer entre las sombras de la enfermería.

A lo que iba, el rubito princeso me estaba comenzando a cansar, pero como decía Grover: “Tienes que respirar. Busca algo con qué distraerte que no sea pegarle a alguien como saco de boxeo, porque al final del día nadie tiene la culpa de que se te acaben los jugos de manzana o tus rollos de canela.”

Con un bufido, salí de la cabaña de Hermes después de colocarme unos shorts azules, la camiseta del campamento y mis zapatillas blancas deportivas. Me recogí el cabello en una coleta alta, dejando mi sombrero en el baúl. Solo porque pensaba ir a entrenar un rato para despejarme.

Me hubiera gustado dormir más ya que me salté de ir a la Casa Grande debido a que el baboso por fin despertó, pero el tonto de Luke me amenazó con echarme a lavar los platos de la cocina y me colgó bocabajo en su hombro.

Si no podía gritar por todo el campamento con frustración ya  que el novato no nos estaba siendo de ayuda a Annie y a mí, entonces les patearía los traseros a algunos hijos de Ares.

Que los dioses me ayudaran a no estrangularlo.

Narrador Omnisciente:

Percy había despertado por fin y fue presentado ante Dioniso sacándole a este de las casillas, aunque no era tan difícil con el carácter del dios del vino y lo bocazas que era Percy.

Había sido guiado por Quirón por todo el campamento y había conocido la Casa Grande, el comedor, los campos de tiro y más. En este momento ya Percy entendía más o menos sobre las doce cabañas que había en el campamento.

—Ah, mira. Nos esperan Charlotte y Annabeth—señaló Quirón y Percy volteó a donde señalaba divisando a una joven de su edad morena con trenzas leyendo un libro y a su lado,dejándolo perplejo, su hada solar se encontraba en frente de sus ojos, había soñado con ella todos estos días que estuvo inconsciente,aunque en realidad era solamente Charlotte cuidando de él cada vez que este despertaba.

Percy con un poco de vergüenza se acercó junto a Quirón hacia ellas, quienes estaban sentadas en lo que parecía ser la última cabaña de la izquierda de la U que rodeaban las demás cabañas.

Él intentó ver que estaba leyendo la chica morena sin éxito, pensó que era por su dislexia pero ni siquiera estaba el libro en inglés, era griego. Conteniendo ilustraciones de templos, estatuas, y diferentes clases de columnas, como las que había en los libros de arquitectura.

La chica a su lado jugueteaba intentando distraerse por su TDAH con el brazalete que le regaló su madre al nacer, esta se convertía en una lanza a la que llamó ella "Goldenfeather", esta lanza le permitía impulsarse con tanta fuerza permitiéndole volar cierto tiempo ya que ella no tenía alas como su madre.

Percy ya había conocido en la Casa Grande a Annabeth, pero no hubo rastro de Charlotte en esos momentos, se supone que debía de estar también ahí...Pero fue como si Morfeo le hubiera dado un beso y prefirió dormir un rato más,que pena que Luke la despertara colgando de su hombro boca abajo recibiendo luego una llave por parte de la menor.

—Chicas—dijo Quirón.—Tengo clase de arco para profesores a mediodía. ¿Se encargan ustedes de Percy? .

—Si, señor—dijeron a la vez las mejores amigas, una con más pereza que la otra y Charlotte no iba decir que fue ella.

—Cabaña once—le dijo Quirón a Percy e indicó la puerta.—Estás en tu casa.

La 11 era la que más se parecía a la vieja y típica cabaña de campamento, con especial hincapié en lo de vieja. El umbral estaba muy gastado; la pintura marrón, desconchada. Encima de la puerta había un caduceo, el símbolo que representaba a Hermes.

Destacaba por estar llena de chicos y chicas, muchos más que el número de literas. Habían sacos de dormir por todo el suelo, Percy estaba perplejo.

Quirón no entró. La puerta era demasiado baja para él. Pero cuando los campistas lo vieron, todos se pusieron en pie y saludaron respetuosamente con una reverencia.

El centauro se despidió de Percy y el rubio se volteó a ver a las chicas intentando ignorar como todos los de la cabaña once lo miraban fijamente.

—¿Y bien?—urgió Annabeth. —Vamos.

Antes de que Charlotte volteara a verlo, Percy nada más dar un paso tropezó al entrar por la puerta quedando como completo idiota, o eso pensó él. Hubo algunas risitas pero nadie dijo nada.

Annabeth se dirigió de nuevo hacia Percy mientras Charlotte prefería observar todo en silencio por el momento, prefería estudiar al idiota que la llamó hada.

—Percy Jackson, te presento la cabaña once.

—¿Normal o por determinar?—preguntó uno de los hijos de Hermes.

Al ver que Percy no supo responder Annabeth respondió:

—Por determinar.

Todo el mundo se quejó y Charlotte por fin apartó sus ojos de Percy para girar hacia una voz que reconocería en cualquier lugar del mundo.

—Bueno, campistas. Para eso estamos aquí. Bienvenido, Percy, puedes quedarte con ese hueco en el suelo, a ese lado.

Charlotte al ver dónde señalaba lo miró con el ceño fruncido, justamente ese hueco era el que estaba al lado de su cama. Casi cerca de la puerta.

Percy despegando su mirada de Charlotte se volteó a ver al chico que le habló.

El chico tendría unos diecinueve años, y vaya si molaba. Pensó Percy.

Era alto y musculoso, de pelo color negro muy corto y sonrisa amable. Vestía una camiseta sin mangas naranja, pantalones cortados, sandalias y un collar de cuero con cinco cuentas de arcillo de distintos colores. Lo único que alteraba su apariencia era una enorme cicatriz blanca que le recorría media cara desde el ojo derecho a la mandíbula,una vieja herida de cuchillo.

Al notar que Percy miraba mucho la cicatriz de su mejor amigo, Charlotte lo fulminó con la mirada haciendo que la apartara incómodo.

—Éste es Luke—lo presentó Annabeth, y su voz sonó algo distinta. El rubio de rizos la miró y el habría jurado que estaba levemente ruborizada. Al ver que la miraba su expresión volvió a endurecerse. —Es tu consejero por el momento.

—¿Por el momento?—preguntó Percy.

—Eres un por determinar—le aclaró Luke.—Aún no saben a qué cabaña ponerte, así que de momento estás aquí. La cabaña once acoge a los recién llegados, todos visitantes,evidentemente. Hermes, nuestro patrón, es el dios de los viajeros.

Inconscientemente Charlotte bajó la cabeza con los brazos cruzados y semblante serio sabiendo que ella era una de ellos, en ese momento le pareció interesante el leve polvo del suelo. Luke al notarlo, por inercia la acercó más a él rodeando sus hombros con su brazo musculoso siendo todo visto por un confundido Percy mientras Annabeth miraba con leve pena a su mejor amiga.

Percy observó la pequeña sección del suelo que le habían otorgado. No tenía nada para señalarla como propia, ni equipaje, ni ropa, ni saco de dormir. Solo el cuerno del Minotauro.

Los tres vieron como Percy se quedó un tiempo pensativo para luego observar a su alrededor. Algunos le observaban con recelo, otros sonreían estúpidamente, y otros me miraban como si esperaran la oportunidad de echar mano a sus bolsillos.

Dignos hijos de su padre. Pensó Charlotte.

—¿Cuánto tiempo voy a estar aquí?—preguntó Percy.

—Buena pregunta—respondió Luke. —Hasta que te determinen.

—¿Cuánto tardará?—al preguntar eso, todos rieron excepción de Charlotte que ladeó la cabeza mirándolo.

—Vamos—le dijo Annabeth.—Te enseñaremos la cancha de voleibol.

—Ya la he visto.

—Vamos —dijo cortante Annabeth y Charlotte girando los ojos lo agarró de la muñeca y le arrastró fuera mientras los chicos reían a sus espaldas.

—Jackson, tienes que esforzarte más—habló por primera vez Charlotte después de que se alejaran unos metros.

—¿Qué?—preguntó atontado Percy al escucharla hablar por primera vez.

Las dos pusieron los ojos en blanco y Annabeth murmuró entre dientes:

—¿Cómo pudimos creer que eras el elegido?.

—Pero ¿qué te pasa? —Empezó a enfadarse Percy y Charlotte prefirió disfrutar esta mini discusión entre su mejor amiga y el baboso en silencio, pero si el rubio se pasaba no dudaría en ponerle en su lugar.—Lo único que sé es que he matado a un tío toro...

—¡No hables así!—increpó Annabeth.—¿Sabes cuántos chicos en este campamento desearían haber gozado de la oportunidad que tú tuviste?.

—¿De qué me matarán?.

—¡De luchar contra el Minotauro! ¿Para qué crees que entrenamos?. Para una batalla de baile seguro que no—exclamó Charlotte y suspiró cansada, quería irse de ahí pero por una extraña razón Quirón las obligó a estar con el nuevo.

Su mente empezó a irse de la realidad y se quedó mirando un rato fijamente la bonita piedra que se encontraba en el suelo en frente de ella, podía escuchar a lo lejos cómo discutían esos dos pero después de unos pocos segundos volvió a la realidad cuando su Annie le apretó levemente el brazo y ella miró a todos lados hasta que se encontró con los ojos grises de su mejor amiga.

—No me dejes discutiendo con este novato sola—le dijo la morena y Charlotte algo aturdida le dió una mirada en silencio preguntando el por qué peleaban ahora.—Jackson no se cree lo de los arquetipos.

Le dedicó la cataña una mirada con la ceja arqueada y Percy se encogió de hombros.

—Es como esa Fur...quiero decir, tu profesora de matemáticas—le habló directamente a Percy esta vez la de ojos heterocromáticos intimidando un poco a Percy por su casual dura mirada. —Bien, pues ella sigue ahí fuera.  Lo único que has hecho es cabrearla muchísimo.

—¿Cómo sabes de la señora Dodds?—preguntó Percy intentando mantener una faceta seria cómo Charlotte.

—Hablas en sueños—dijo ella levantando las cejas indirectamente mientras se cruzaba de brazos y Percy entendió a la primera ruborizándose de la vergüenza.

El pobre rubio carraspeó un poco intentando no pensar en eso y habló.

—Casi la llamas algo. ¿Una Furia? Son las torturadoras de Hades, ¿no?.

Las mejores amigas se miraron un poco alarmadas mirando luego hacia abajo temiendo un pelín que el suelo se abriera y las tragara.

—Parece que has estudiado  más o menos la teoría, Jackson—habló un poco asombrada pero ocultándolo Charlotte y Percy sonrió un poco sintiendo que le hablaba bien por primera vez pero luego la borró un poco al escuchar su tono de regaño.—Pero no las puedes llame por su nombre, ni siquiera aquí es seguro.

—Cuando tenemos que mencionarlas las llamamos las "Benévolas"—habló esta vez Annabeth y Percy hizo una mueca que a Charlotte le recordó a un niño al que no le daban dulces.

—Oigan, ¿ hay algo que podamos decir sin que se ponga tronar?—se quejó con un tono más agudo pero poco le importó—¿ Y porque tengo que meterme en la cabaña once?¿Porqué están todos tan apiñados?—señaló después a todas las cabañas y luego miró a las dos chicas. — Está lleno de literas vacías en los otros sitios.

En ese momento Charlotte bufó molesta mientras que Annabeth palideció.

—Créeme, Jackson...Aquí hay tantos que están en la misma situación que tú que no tienen un sitio fijo desde hace años—dijo Charlotte con un semblante decaído pero lo intentó esconder con seriedad. —No se elige la cabaña, Jackson...Depende de quiénes son tus padres o...tu progenitor—le dió una mirada bajando un poco la guardia Charlotte y Percy frunció su ceño al escuchar como la niña no dejaba de nombrarlo por su apellido y no es que su apellido tuviera algún problema...Solo no se sentía bien ni cómodo cuando la niña lo llamaba así ¿No podía llamarlo por su nombre?.

—Mi madre es Sally Jackson—respondió Percy firme. —Trabaja en tienda de de caramelos de la estación Grand Central. Bueno, trabajaba.

Charlotte suavizó su semblante mirándolo con una mueca leve y miró a Annabeth para luego suspirar.

—Sentimos muchísimo lo de tu madre, Jackson. Pero no me refería a eso, si no a tu otro progenitor.

—Está muerto. No lo conocí.

Charlotte bufó recordando cuando tuvo exactamente la misma conversación con el pequeño Will pocos meses atrás y lo tedioso que resultó hacer entender al pequeño rubito que su padre si era Apolo y no MacGyver.

—Tu padre no está muerto, Percy— le dijo Charlotte entre dientes mientras Annabeth le cuidaba la espalda por si su mejor amiga arremetía contra Percy, Charlotte no eran de esas que tuvieran mucha paciencia.

-—¿Cómo puedes decir eso? ¿Lo conoces?—enarcó una ceja el rubio.

-—No, claro que no.—agitó la cabeza la castaña perdiendo la paciencia.

-—¿Entonces cómo puedes decir...?

-—Porque te conozco a ti. Y no estarías aquí si no fueras uno de los nuestros.

-—No conoces nada de mí.

-—¿No?-—Levantó la ceja de su ojo dorado.— Seguro que no has parado de ir de escuela en escuela. Seguro que te echaron de la mayoría.

-—¿Cómo?—no pudo terminar Percy ya que Charlotte lo interrumpió cruzada de brazos.

-—Te diagnosticaron dislexia, quizá también TDAH...

Al ver Annabeth como Percy se sonroja bajo de la vergüenza tomó el antebrazo de Charlotte para echarla hacia atrás con delicadeza para que se tranquilizara.

-—¿Y eso qué importa ahora?—Percy miró a las dos chicas.

-—Todo junto es casi una señal clara. Las letras flotan en la página cuando las lees, ¿verdad? Eso es porque tu mente está preparada para el griego antiguo. Y el TDAH (eres impulsivo, no puedes estarte quieto en clase), eso son tus reflejos para la batalla. En una lucha real te mantendrían vivo. Y en cuanto a los problemas de atención, se debe a que ves demasiado, Percy, no demasiado poco. Tus sentidos son más agudos que los de un mortal corriente, Por supuesto, los médicos quieren medicarte. La mayoria son monstruos. No quieren que los veas por lo que son—habló Annabeth mirando a Percy intentando ser lo más tranquila y directa posible.

Mientras tanto para tranquilizarse Charlotte se distraía viendo como Selene, una hija de Afrodita, estaba jugando al voley junto con unas hijas de la misma y de Hermes, rara vez se dignaba a hacer deporte o entrenamientos. Ella era la única de la cabaña de Afrodita que le caía bien a parte de Adrien, el chico que también estaba en la enfermería la vez que Percy llamó a Charlotte Ángel.

—Hablan como... como si hubieran pasado por la misma experiencia—escuchó decir a Percy Charlotte y lo miró más tranquila esta vez y habló con un tono relajado sorprendiendo a Percy.

—La mayoría de los chicos que están aquí lo han hecho. Si no fueras como nosotros no habrías sobrevivido al Minotauro, mucho menos a la ambrosía y el néctar.

-—¿Ambrosía y néctar?—preguntó intrigado.

-—La comida y la bebida que te dí para que te recuperaras. Eso habría matado a un chico normal. Le habría convertido la sangre en fuego y los huesos en arena, y ahora estarías muerto. Asúmelo. Eres un mestizo —se encogió de hombros y vió como se volvía a sonrojar de la vergüenza al recordar la enfermería.

Un mestizo. Percy tenía tantas preguntas en la cabeza que no sabía por dónde empezar.

Entonces una voz hosca exclamó:

—¡Pero bueno! ¡Un novato!

Los tres niños se voltearon. Una chica corpulenta de la cabaña 5 avanzaba hacia ellos con paso lento y decidido. Tres chicas la seguían, grandes, feas y con aspecto de malas como ella, todas vestidas con chaquetas de camuflaje.

—Clarisse—suspiró Annabeth— ¿Por qué no te largas a pulir la lanza o algo así?.

—Fijo, señorita Princesa—repuso la chicarrona, sin haber notado que Charlotte estaba ahí.

— Para atravesarte con ella el viernes por la noche—respondió con una sonrisa la hija de Ares y Charlotte levantó una ceja mientras jugaba con su brazalete.

Erre es korakas!—replicó Annabeth, que en griego significaba «¡Anda a dar de comer a los cuervos!».

—Os vamos a pulverizar—respondió Clarisse, pero le tembló un párpado.Quizá no estaba segura de poder cumplir su amenaza. Se volvió hacia Percy— ¿Quién es este alfeñique?.

—Ésta es Clarisse, hija de Ares y la que perderá el viernes en la noche—habló por fin Charlotte y la sonrisa de Clarisse se borró.

Parpadeó Percy mirando a Charlotte con duda.—¿El dios de la guerra?

Clarisse replicó con desdén:

—¿Algún problema?

—No—contestó el rubio.—Eso explica el mal olor.

Clarisse gruñó.

—Tenemos una ceremonia de iniciación para los novatos, Prissy—dijo Clarisse con una sonrisa peligrosa.

—Percy—corrigió sin darse cuenta Charlotte.

—Lo que sea. Ven, que te la enseño.

—Clarisse... —la advirtió Annabeth.

—Quitate de en medio, listilla.

Annabeth y Charlotte parecían muy firmes, pero vaya si se quitaron de en medio, y él tampoco quería su ayuda. Era el chico nuevo. Tenía que ganarse una reputación, o eso creía él.

Percy le entregó a Annabeth su cuerno de minotauro y se preparó para pelear, pero antes de darse cuenta Clarisse le había agarrado por el cuello y le arrastraba hacia el edificio color ceniza que supo de inmediato que era el lavabo.

El rubio lanzaba puñetazos y patadas. Ya había peleado muchas veces antes, pero aquella Clarisse tenía manos de hierro.

La hija de Ares le arrastró hasta el baño de las chicas. Había una fila de váteres a un lado y otra de duchas al otro. Olía como cualquier lavabo público.

Clarisse le tiraba del pelo pero Percy hacía todo el esfuerzo con una mueca de asco. 

Si aquel sitio era de los dioses, ya podrían procurarse unos servicios con más clase. Pensó de nuevo el pobre Percy.

Las amigas de Clarisse reían a todo pulmón, mientras Charlotte y Annabeth veían como Percy intentaba encontrar la fuerza con que había derrotado al Minotauro, pero no estaba por ninguna parte.

—Si, hombre, seguro que es material de los Tres Grandes—dijo, empujándole hacia un váter.—Seguro que el Minotauro se murió de la risa al ver la pinta de este bobo.

Sus amigas no paraban de reír. Annabeth estaba en una esquina, tapándose la cara pero mirando entre los dedos mientras que Charlotte cruzada de brazos miraba con seriedad la escena, esperaba que el niño hiciera algo contra Clarisse.

Clarisse le puso de rodillas y empezó a empujarme la cabeza hacia la taza. Apestaba a tuberías oxidadas y a... bueno, a lo que se echa en los váteres.

Luchó por mantener la cabeza erguida. Viendo aquella agua asquerosa pensó: No meteré la cabeza ahí ni de broma.

Y entonces ocurrió algo. Sintió un tirón en la boca del estómago. Oyeron todos las tuberías rugir y estremecerse. Clarisse le soltó el pelo. Un chorro de agua salió disparado del váter y describió un arco perfecto por encima de mi cabeza. Percy cayó de espaldas al suelo sin dejar de oir los chillidos de Clarisse.

Percy se volvió justo cuando el agua salió de nuevo de la taza, le dio a Clarisse directo en la cara y con tanta fuerza que la tumbó de culo. El chorro de agua la acosaba como si fuera una manguera antiincendios, empujándola hacia una cabina de ducha. ducha se resistía dando manotazos y chillando, y sus amigas empezaron a acercarse. Pero entas de los otros váteres explotaron también y seis chorros más de agua las hicieron retroceder de golpe. Las duchas también entraron en funcionamiento, y juntas, todas las salidas de agua arrinconaron a las chicas hasta sacarlas del baño, arrastrándolas como des perdicios que se retiran con una manguera.

En cuanto salieron por la puerta, Percy sintió aflojar el tirón del estómago y el agua terminó tan pronto como había empezado. El lavabo entero estaba inundado. Charlotte y Annabeth tampoco se habían librado. Estaban empapadas de pies a cabeza, pero no había sido expulsada por la puerta. Se encontraban exactamente en el mismo lugar, mirándolo conmocionadas.

Charlotte miró alrededor y reparó en que Percy estaba sentado en el único sitio seco de la estancia. Había un circulo de suelo seco en torno al rubio, y no tenía ni una gota de agua sobre la ropa. Nada.

Percy se puso de pie, con las piernas temblando.—¿Cómo has...?—preguntó Annabeth.

—No lo sé—dijo al parecer con sinceridad Percy y Charlotte lo miró atentamente.

Salieron fuera los tres. Clarisse y sus amigas estaban tendidas en el barro, y un puñado de campistas se había reunido alre dedor para mirarlas estupefactos. Clarisse tenía el pelo aplastado en la cara. Su chaqueta de camuflaje estaba empapada y ella olía a alcantarilla. Le dedicó una mirada de odio absoluto a Percy.

—Estás muerto, chico nuevo. Totalmente muerto.

El niño debería haberlo dejado estar, pero replicó.—¿Tienes ganas de volver a hacer gárgaras con agua del váter, Clarisse? Cierra el pico.

Sus amigas tuvieron que contenerla. Luego la arrastraron hacia la cabaña 5, mientras los otros campistas se apartaban para no recibir una patada de sus pies voladores. Annabeth le miraba fijamente y por primera vez, vió en Charlotte una sonrisa ladina.

—¿Qué?—les preguntó.—¿Qué están pensando?— miró a las dos con confusión pero sus ojos verdes agua conectaron con los ojos zafiro y oro de Charlotte.

—Estoy pensando que te quiero en nuestro equipo para capturar la bandera—dijo Annabeth y las mejores amigas asintieron con una sonrisa cómplice.












HOLIIIIII

que les pareció???
les gustó???
que parte les gustó más?

Acostúmbrense a las peleas entre ellos.

Luego corregiré mejor el capítulo.
FELIZ CUMPLEAÑOS WALKER 💙

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©2024
paxbl_80

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