𝗖𝗔𝗣𝗜𝗧𝗨𝗟𝗢 𝗦𝗜𝗘𝗧𝗘.
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ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ sɪᴇᴛᴇ: ᴊᴜᴇɢᴏ ᴅᴇ ʟᴀ ᴄᴏʀᴏɴᴀ.
——— Venus. ————————
— ¡Traigo excelentes noticias para ustedes! —Lero-Ro apareció de repente en el espacio.
Khun ya había llegado hasta nosotros y permanecía de pie a nuestro lado.
— Hablé con el administrador principal antes de venir, ¡y me dijo que les diera un juego extra!
— Ehh, ¡ya hemos tenido muchas pruebas! —Shibisu habló.
— Lamento escuchar eso. Pero este juego extra no está relacionado con las pruebas. Tampoco están obligados a participar y no habrá penalización para el equipo que no quiera participar. —los observó a todos—. Sin embargo, el ganador del juego fácilmente podrá saltarse la prueba final de este piso, y subirá directamente al siguiente.
Solté un jadeo de sorpresa al igual que los demás equipos. Eso nos venía de perlas ahora.
— ¿Pero que pasará con las pruebas que faltan?
— Los ganadores no tendrán que hacerlas. —sonrió—. Se llama “el juego de la corona” les explicaré las reglas cuando lleguemos al lugar.
— Este juego nos vendría bien. Pero no parece un juego cualquiera. —chiflé mientras caminábamos hacia el lugar donde jugariamos.
— Igual parece divertido. —Baam analizó el espacio.
— Sí... Primero hay que ver de que trata. —Khun se adelantó.
Al llegar nos acomodamos en uno de los espacios que ahora nos pertenecía a los cuatro. En el centro de toda la enorme habitación había un trono dorado, a sus lados yacían Lero-Ro y su acompañante.
Era fácil el juego, pero sus reglas lo convertían en algo complejo. Básicamente debíamos robar la corona, e iba a dividirse por rondas, en cada ronda sólo podrán participar 5 equipos. El equipo que tenga a su poder la corona ganará, pero antes debe llegar hasta el trono y permanecer ahí, de lo contrario otro equipo tomará su puesto. Ojo, solo una persona debe quedarse sentado en el trono, los demás deben proteger la corona para seguir avanzando en las rondas.
— Entonces no vale la pena participar en las primeras rondas, si no que en la penúltima o última... —puse mi dedo índice en mi mejilla, pensativa.
— ¡Correcto! —di un brinco en mi lugar. ¿Cómo era posible que me escuchara desde lejos...? —. ¡El equipo vencedor de la previa ronda tiene mucho en juego! Pero si no participan al principio para no correr riesgo... ¡No podrán jugar en las últimas rondas! —mostró la corona al aire y se la colocó—. En fin... No lo piensen demasiado, solo deben robar la corona. Ah, y casi lo olvido. También participará un equipo de otra área de pruebas. Es una historia larga...
Busqué con la mirada al nuevo equipo, pero no los pude visualizar en ninguna parte. Eso fue sospechoso.
— ¡Ya comienza el juego de la corona! ¡Contaré hasta 5! ¡Los equipos que quieran participar deben pulsar el botón mientras cuento! —se aclaró la voz desde el micrófono—. ¡Uno!
— Esperemos un poco. La primera ronda es demasiado riesgosa. —el de ojos azulados nos avisó.
— Está bien. —Baam asintió.
— ¡Dos!
Quiero ganar... Espero que lo logremos. Porque mientras más rápido suba, acortaré el tiempo sin ver a mi hermana.
Sonreí ante aquel pensamiento.
— ¡Tres!
Además, Baam podría encontrar más rápido a su amiga también.
— ¡Cuatro!
Les demostraré a todos que soy tan fuerte como me lo enseñó mi familia.
— ¡Cinco! —el sonido de un botón presionandose me hizo dar un pequeño brinco.
— El equipo de Shibisu. —miré atenta cómo aparecieron en el centro, frente a él y su equipo estaba otro.
Estaban hablando —discutiendo en realidad—, y la misma chica lagartija que hace un rato pasó conmigo la barrera de shinsu, lanzó con la palma de su mano al chico que le gritaba.
Asombroso.
Su arma se mueve como si se tratara de un látigo verde. Jamás había visto algo así.
Mientras pensaba, la niña ya había tirado a todo el equipo al suelo. Ella sola se había encargado de esos chicos...
Casi podría decir que es...
— Listo. —se colocó la corona y se sentó en el trono.
Noté como Khun me miraba sin disimular.
— ¿Sucede algo? —pregunté, preocupada.
— No... Solo pienso que es una ventaja tenerte en el equipo. —sonrió un poco y regresó su atención al juego.
Creo que ahora todos pensábamos en cómo le robariamos la corona a esa lagartija.
— ¡El equipo de Anaak, Shibisu y Hatsu gana esta ronda!
— Que alivio... No entiendo porque esa lagartija decidió sentarse en el trono... —Khun se sentó agitado en el suelo.
— Eso... ¿Es bueno? —preguntó Baam.
— Por supuesto. Sus movimientos serán limitados. —el azulado asintió—. Pero los otros también se ven fuertes, aunque no tanto como ella. Lo de esa lagartija es otro nivel.
Alcé una ceja.
— No he visto pelear a Venus, pero siento que ella también es demasiado fuerte. —me apoyó Baam, a lo que sonreí agradecida.
— Eso espero. —miré mi artefacto dorado brillante.
— ¡Comenzaré la cuenta regresiva ahora! ¡El equipo que quiera participar oprima el botón antes de que termine la cuenta regresiva! ¡Uno!
— Aún no entraremos, ¿Khun? —me giré al mencionado.
— Correcto. Todavía no. Esperemos un poco más.
— ¡Dos! ¡Tres! ¡Cuatro! ¡Cinco!
Aparecieron otros dos nuevos equipos, y sinceramente no reconozco a nadie de los participantes nuevos. Solo me limité a seguir observando la lucha.
Por alguna razón me siento nerviosa de entrar a batalla.
En la segunda prueba maté a alguien, pero esta vez... Se siente diferente luchar aquí, en este momento ya con un equipo y enemigos predeterminados.
El chico de la manta por fin se había despertado, ya decía yo que ocultaba algo de buen poder, nunca debes subestimar a nadie por su apariencia o el como actúa.
Por otro lado Anaak es extraña, en especial su espada verde. Tiene bastante poder.
— ¿Qué? —la vi hacer ignición.
— ¡¡Aaah!!
Me giré rápidamente a un lado en busca de Baam, estaba respirando de manera agitada mientras sostenía la Marzo Negro.
— ¿Qué pasa? —me le acerqué para cerciorarme de su estado.
— ¿Estás bien? —Khun me siguió. Ambos nos posicionamos a sus lados para ayudarlo a mantenerse calmado.
— S-sí... Un poco mejor.
Justo cuando nos respondió, un sonoro estruendo opacó la voz de Baam. Me di media vuelta y miré al frente con el ceño fruncido.
Era Anaak entrando con un espada verde extraña, había hecho polvo los barrotes del cuarto, y lo único que podía notar en su aura era que estaba envuelta en furia.
— Dame el arma.
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