37. Fiesta de cumpleaños

❝Fiesta de cumpleaños❞

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  NARRADOR:

  El cielo apenas empezaba a oscurecerse cuando Derek comenzó a sentir la fuerza con la que su corazón latía. Se sostuvo por un par de segundos apoyando una de sus manos en el tronco de un árbol mientras era consciente de que su garganta se encogía obligándolo a respirar con más dificultad. Peter y Selena fueron los únicos en notar su comportamiento y aunque para su tío ya era algo habitual en cada luna llena, a la chica parecía extrañarle aquella actitud repentina. Lo había visto hacer un par de bromas minutos atrás, así que supo enseguida que algo estaba mal en él.

  —¿Sucede algo, cierto? —preguntó Selena con timidez logrando que Derek se calmara un poco—. No quise preguntar antes, pero pareció no agradarte la idea de que viniera a tu casa cuando Peter lo anunció.

  —No —respondió él con esfuerzo.

  Le dio una última mirada a Peter, quién se había detenido junto con Paige mientras reían entre ellos. La chica le había dado un par de miradas a Derek de reojo, pero al ver qué Selena estaba junto a su amigo, decidió dejarlos hablar. Por otro lado, Derek comenzaba a arrepentirse de haberle hecho caso a su tío, pudo haberse castigado ahí mismo con un golpe al recordar que Peter siempre ayudaba en algo para ganar otra cosa en su lugar. Nada nunca era gratis con él. Volvió a clavar la mirada en Selena siendo consciente de que ambos se encontraban arrodillados en el suelo, aunque ella apoyaba una de sus manos encima de la enorme raíz del árbol que sobresalía de la tierra.

  —Lena —nombró con un hilo de voz.

  Ella asintió esperando a que le dijera algo. Bajó la mirada cuando Derek tomó una de sus manos con fuerza, sólo ahí pudo ser consciente de la sangre que habían desprendido las heridas causadas por sus garras. Aunque ella se preocupó, decidió guardar silencio cuando él volvió a hablar:

  —No importa lo que suceda; jamás te haré daño.

  Sin que ambos se dieran cuenta, el sol ya se había ocultado por completo mientras que la luz de la luna comenzaba a iluminar el rostro confundido de Selena. Peter dio un paso en su dirección sintiéndose alertado cuando notó que su sobrino bajó la cabeza y clavó sus garras en el suelo, casi rozando las raíces que habían a su alrededor.

  —¿Qué...?

  Selena ahogó un grito cuando Derek clavó su mirada en ella.

  —Mierda —masculló Peter corriendo en dirección a Selena seguido por la mirada atónita de Paige.

  —¡Corre! —Le rugió Derek a su amiga al sentir como sus ojos cambiaban al color amarillo.

  Lo único que sintió Selena, fue una mano rodear su brazo y arrastrarla hacia atrás.

  Luego de eso, la luz de la luna al fin alcanzó a Derek.

  Boyd alzó los cuerpos paralizados de Isaac y Erica como si no pesaran casi nada y se fue en el auto de Derek luego de que él se lo ordenara. Allison le dio una última mirada a Scott antes de tomar a Lydia de la muñeca con fuerza y empujarla en dirección a su auto. Cuando encendió las luces y arrancó el vehículo, Selena volteó a ver a su hermano con preocupación.

  —¿A tí no te hizo nada, cierto? —preguntó acercándose a él. Tocó sus mejillas hasta enrojecerlas logrando que el menor se quejara.

  —Estoy bien, Sele, tranquila. —Quitó las manos de su hermana de encima de su rostro y las acarició por un par de segundos antes de soltarlas—. ¿Sabes qué? Esta es tu noche, disfrútala. Nosotros iremos a ver si podemos atrapar a Jackson, tú haz tu fiesta. Cualquier cosa sabes que debes llamarme. O a cualquiera de nosotros, hasta a Allison, todos podemos ayudarte en lo que sea. ¿Hablaste con mamá, cierto? Por las dudas, ella debe estar enterada de la fiesta.

  Selena entrecerró sus ojos con curiosidad al notar la forma repentina en la que su hermano se preocupaba por ella. No era algo inusual en él, pero había algo distinto que le advertía que había más y tal vez se debía a la reciente confesión de su enfermedad. Le dio una corta mirada a Stiles, quién se encontraba junto a él, y encontró la respuesta en la expresión de su rostro. Evitó cruzar miradas con Derek antes de ver a Scott con una sonrisa de lado y darle un corto abrazo.

  —Ya lo hablamos —murmuró cerca de su oído—. Preocuparse es mi trabajo, no el tuyo.

  —Bien —resopló Scott antes de acercarse a su hermana y darle un beso en la mejilla.

  Scott salió corriendo junto a Stiles al Jeep, pero antes de irse, clavó la mirada en Derek. Cuando el auto arrancó, Selena se puso de cuclillas y comenzó a juntar los vidrios que estaban esparcidos en el suelo mientras el hombre la seguía con la mirada. Se quejó en voz baja cada vez que un pedazo de vidrio raspaba sus dedos.

  —Puedes ir a perseguir ese lagarto —dijo Selena enfatizando la última palabra con ironía.

  —Deja eso, Selena, podrías lastimarte.

  —Bueno, no voy a dejarlo en la calle. —Ella se puso de pie y lo miró mientras sostenía los vidrios en sus manos—. ¿Sabes qué? Estoy harta de escucharte hablar y no voy a seguir ninguna orden tuya. ¿Crees que tienes el derecho de actuar como un novio celoso con hombres que apenas me hablan? Dejaste bien en claro que no te interesa tenerme cerca, ahora no me molestes cuando intento hacer mi vida por otro lado.

  —No actuó como un "novio celoso", Selena, realmente no me importa con quien...

  —Parece que te importa que sea Thomas.

  Derek guardó silencio mientras se tragaba sus propias palabras. Él mentía en absolutamente todo; no quería que ella estuviera con nadie, en realidad. Pero con Thomas era diferente. Él lo recordaba todo y si mencionaba algo de lo que pasó con Paige enfrente de Selena, las cosas terminarían muy mal. Y tal vez, algo en Derek le advertía que Thomas ocultaba algo más dentro de tanta calma. El latido de su corazón cuando lo saludo estaba tranquilo, pese a que Thomas actuaba con sorpresa ante su presencia. Tal vez estaba siendo demasiado paranoico, pero luego de todo lo que le había tocado vivir, no lo era lo suficiente.

  —Tu silencio me lo afirma.

  Pasó junto a Derek evitando alzar la mirada y cruzarse con la de él. Derek se quedó quieto en su lugar mientras Selena subía las escaleras y luego de haber llegado al pórtico entró a su casa cerrando la puerta detrás de ella.

  Él mentía en absolutamente todo.

  Parado junto al cordón de la calle se dejó perder en la penumbra de la noche. No pudo moverse ni un centímetro mientras sus pensamientos hacían eco dentro de su cabeza logrando su silencio absoluto. Ni siquiera escuchaba el sonido de su propia respiración.

  «Ella está aquí —pensó mientras lograba darse vuelta hacia la entrada de la casa—. Lena está aquí y no puedo dejarla ir...»

  —No otra vez  —murmuró para si mismo.

  Lo pensó de nuevo; no había pasado nada. Él la había besado más de una vez, había estado junto a ella durante meses, la había tocado y la había alejado, pero no importaba porque Selena no había recordado nada. Ella seguía siendo ella.

  Escuchó la puerta al abrirse y clavó sus ojos en sus movimientos. Selena se quedó asombrada con una mano en la perilla y otra sosteniendo una bolsa negra —probablemente con los vidrios rotos—, sin poder creer que él seguía ahí. Dio algunos pasos hacia adelante antes de bajar del pórtico. Derek no pudo evitarlo, pudo cuestionar su locura mental cuando escuchó su propia voz dentro de la cabeza gritándole que lo hiciera. Él no se resistió demasiado.

  Subió las escaleras caminando con rapidez y ella notó la seguridad plasmada en su rostro. Derek se acercó a Selena cuando ella soltó la bolsa y apoyó sus manos a los lados de su rostro tapando sus mejillas.

  La voz de su madre quiso intervenir escapando de sus recuerdos, pero Derek la ignoró mientras se perdía en el brillo de los ojos de Selena.

  —No es Thomas quien me importa —susurró cerca de su rostro—, eres tú.

  «Siempre tú».

  "Siempre tú". Derek cerró los ojos recordando la voz de ella con nostalgia.

  Selena estuvo a punto de hablar cuando Derek la besó atrapando su voz dentro de sus bocas.

  Sus labios parecieron reconectar de inmediato por unos segundos mientras Derek reafirmaba su tacto en las mejillas de Selena. Ella subió ambas manos hasta llegar a los brazos de Derek y antes de separarse con una brusca fuerza de voluntad, quitó las manos de él de su rostro. Lo vio con sus ojos llenos de lágrimas a punto de deslizarse por su piel, evitó que eso sucediera pasando la palma de su mano por encima y con el dedo de la otra lo señaló. Derek notó el temblor en sus labios antes de lograr hablar.

  —Estas siendo malo, Derek. —Selena tragó grueso con la esperanza de que el nudo en su garganta desapareciera, pero no hizo más que lo contrario dificultando la firmeza de su voz—. Estas siendo malo conmigo y no entiendo por qué.

  —¿Qué...?

  —¡No puedes hacerme creer que no me quieres y luego demostrar lo contrario! ¡No puedes! —Masculló con la voz quebrada—. ¡Es cruel!

  —No, no llores. —Intentó acercarse a ella, pero se detuvo cuando alzó sus manos para que se detuviera—. Estoy siendo sincero contigo.

  —Te dije que iba a confiar en ti cuando comenzaras a reflejar tus palabras en tus acciones, no creí necesario tener que aclarar que aplicaba al revés también —habló Selena haciendo un esfuerzo por no seguir llorando—. Vete.

  —Selena, yo...

  —Es mi cumpleaños, Derek —murmuró Selena casi inaudible—. Sólo vete y aclara tu mente solo. No me uses a mí para saber que es lo que quieres.

  Selena se volteó olvidándose de la bolsa en el suelo y entró a su casa. Para ese punto, los ojos de Derek se llenaron de lágrimas tan de repente como si él hubiese esperado a que ella se fuera para que no lo viera.

  [...]

  SELENA MCCALL:

  ¡Idiota!

  Le dí un largo trago a la botella de cerveza que sostenía en mi mano mientras que con la otra encendía el parlante.

  «Sólo olvídalo por esta noche —me rogué mientras volvía a darle otro trago a la bebida—. Olvídalo todo».

  Tomé mi teléfono cuando comenzó a vibrar dentro de mi bolsillo y di vuelta los ojos cuando me encontré con un número desconocido de nuevo. No iba a responder. Sabía quién era y sabía que era lo que quería, pero no lo necesitaba. Ya no.

  Él había muerto para mí desde que se había ido. No necesitaba las felicitaciones de un padre que no recordaba y me negaba a imaginarlo como él era antes. De cualquier forma, ese hombre ya no existía.

  Colgué la llamada y tiré mi teléfono encima del sofá antes de voltear con una enorme sonrisa hacia la puerta al oír los golpes. Le subí el volumen a la música y corrí con entusiasmo hacia la entrada. Abrí la puerta y me sorprendió ver a tanta gente esperando con bebidas en sus manos y sonrisas similares a la mía.

  Gritaron emocionados cuando me corrí a un lado para darles la bienvenida a todos.

  [...]

  Sólo habia pasado media hora y mi casa parecía que estaba a punto de explotar. Ni siquiera podía imaginar el problema que tendría esa misma noche o al día siguiente cuando los vecinos comenzaran a quejarse. Claro que me había tomado el tiempo de avisarle que haría una fiesta, pero se me había pasado la gran posibilidad de que sería un caos al invitar a tanta gente que ni siquiera conocía.

  De todos modos, justo en ese momento, no me importaba. Había bebido tanto que no podía recordar la cantidad exacta, ni siquiera traté de hacerlo en cuanto le quité el vaso rojo de la mano a una chica con la que hablaba y volvía a beber sin pavor alguno.

  —¡Selena! —me gritó Claudia por encima de la música—. ¡Hay alguien preguntando por ti en la puerta! ¡Hombre musculoso vestido de negro!

  Me giré en su dirección confundida. Creí haberle dejado en claro a Derek que no lo dejaría entrar. Caminé furiosa hasta la puerta con el vaso medio lleno en mano y en cuanto abrí la puerta se lo arrojé en el rostro.

  —¡Oh por dios! —grité en cuanto reconocí quien estaba enfrente mío—. ¡Mierda!

  Thomas se pasó la mano por el rostro quitando el exceso del líquido mientras me sonreía divertido.

  —Apuesto a que creíste que era alguien más —dijo obligándose a verme a pesar de las gotas que caían de sus pestañas—. Al menos que haya hecho algo mal.

  —No, no, no. ¡Lo siento! —me disculpé mientras lo invitaba a pasar—. Sí, creí que eras alguien más, pero fue mi error. Olvidé que debía asegurarme de que fueras esa persona antes de actuar por instinto.

  Thomas soltó una pequeña risa mientras me seguía escaleras arriba. Tenía que llevarlo al baño para que se limpiara al menos, sería incómodo si debía pasar el resto de la noche pegajoso por la bebida en su ropa.

  —Estoy agradecido de que no lo quisieras golpear porque sino aún estaría tendido en el suelo —comentó divertido.

  —Si quería golpearlo —murmuré sin que él pudiera escucharme.

  Llegamos al baño del segundo piso, pero noté que había una fila de cinco personas esperando desesperadas por entrar. Rosoplé antes de girar en dirección a mi cuarto.

  —Oye, apenas llego —dijo y yo voltee a verlo—. Sólo bromeo.

  —No hagas que me arrepienta de ayudarte. —Le sonreí—. A tí si te golpearía.

  Solté su mano cuando abrí la puerta de mi cuarto sin escender la luz.

  —Puedes asearte en el baño. —Señalé la puerta—. Estaré aquí por si necesitas algo.

  Él me dio una última sonrisa mientras asentía antes de caminar hacía el interior. Le dio una rápida mirada a mi cuarto abriendo la puerta del baño.

  Solté un suspiro mientras al fin lograba reírme por lo torpe que había sido. Definitivamente comenzaba a sentirme avergonzada por lo que hice, así que volví a quitarle, esta vez una botella, a un chico que caminaba por el pasillo.

  El trago se estancó en mi garganta por unos segundos antes de lograr bajar por completo.

  [...]

  Sentí unas manos deslizarse por mis caderas mientras me movía junto al ritmo de la música. No me molesté en girar en su dirección porque sabía que era Thomas el que me estaba sosteniendo. Sus manos pesadas consiguieron la forma de pegarse en mi piel cuando la camiseta que estaba usando comenzó a subirse.

  Me agaché un poco y cuando me enderecé de nuevo me aseguré de pegar mi cuerpo contra el suyo. Sentí la forma en la que sus dedos apretaron mis caderas con fuerza mientras yo seguía murmurando la letra de la canción. Mi vista se volvió borrosa enseguida logrando que cada vez que moviera los ojos las imágenes frente a mí se deslizaran con lentitud. No lo estaba soportando, mi mente comenzaba a imaginarse cosas que no debería. Que yo no quería.

  Aún de espaldas contra Thomas, mi mente se imaginó el cuerpo de Derek; sus brazos; sus caricias; pero sobre todo su voz. Era una maldición escuchar el susurro de sus labios cerca de mi oído. Sabía que no era él, que no estaba ahí conmigo, pero a fin de cuentas, aunque intentara negarlo, lo estaba deseando tanto que hasta casi inconsciente todo de mí pedía por él.

  Me voltee furiosa encontrándome con el rostro de Thomas. Mantenía una mirada diferente, lucía como si estuviese a punto de abalanzarse hacia mí, deseoso. No estaba molesta con él, lo estaba con Derek y con todo lo que me hacía sentir sin que se esforzara. Me molestaba que tuviera ese poder en mí, pero al mismo tiempo, lo quería.

  Thomas acomodó sus brazos alrededor de mi cintura mientras yo los pasaba por su cuello. Alcé la mirada un poco clavando mi mirada en sus ojos.

  Él me besó con agresividad y luego de eso, sólo supe que el alcohol había tomado el control de mi cuerpo finalmente.

  NARRADOR:

  Derek observó como sus nudillos ensangrentados comenzaban a curarse. Se quitó el abrigo negro y lo lanzó al suelo antes de sentarse. No podía mantenerse tranquilo, no podía ni siquiera pensar en otra cosas, daba igual cuánto quisiera, su mente volvía a Selena.

  Habían pasado horas.

  —¿Piensas en Selena, cierto? —Alzó la mirada al escuchar la voz de Isaac—. No intentes mentirme, lo supe desde el primer momento.

  Derek bajó la mirada nuevamente mientras refregaba sus manos entre sí.

  —No está bien.

  —Lo sé. —Isaac se sentó enfrente de él en uno de los asientos del tren—. Mira, no la conozco muy bien, apenas sé que es hermana de Scott, pero lo sentí en cuanto llegó. No hablo de las cajas, Selena tenía aliento a alcohol y ¿Sabes? Tuve el feo presentimiento de que pudo estar bebiendo desde temprano.

  Derek tragó con dificultad sin quitar la mirada de sus manos.

  —¿Puedes llamar a Scott? Dile que vaya a su casa.

  No lo pensó dos veces antes de ponerse de pie sin esperar una respuesta de Isaac y caminó hasta su auto para conducir hasta la casa de Selena. Había algo más allá de su discusión que lo inquietaba. No quiso decirlo, no pudo intervenir porque sabía que si lo hacía las cosas terminarían peor de lo que habían acabado.

   "Bien".

  Recordó la amargura en la voz de Melissa al ver qué Selena tenía una lata de cerveza en su cuarto. Recordó el día en que ella lo encontró en la estación de servicio con una botella de alcohol que no podía soltar. Claro que él lo había deducido desde hacia tiempo, trató de ignorarlo, pero no pudo seguir con eso.

  «Selena estaba en una fiesta llena de bebidas y probablemente con muchos problemas que deseaba olvidar por un rato —se dijo a si mismo—».

  Bajó del auto una vez que llegó y corrió hacia el pórtico. Abrió la puerta sin tocar y se encontró con varias personas bailando y gritando mientras ingerian alcohol. Pasó entre ellas intentando encontrar a Selena entre la multitud, pero no la halló. Centró su sentido del olfato y lo llevó hasta el segundo piso. Subió las escaleras con rapidez temiendo lo peor hasta que llegó a su cuarto.

  Abrió la puerta sin esperar su permiso encontrándose con Selena sentada a un lado de la cama mientras Thomas estaba arrodillado enfrente de ella. Sólo él fue el que volteo hacia Derek sorprendido.

  —¿Qué le hiciste? —preguntó Derek caminando hacia ella—. ¿Está bien? ¿Qué le pasó?

  —No hice nada. —Thomas se puso de pie intentando acercarse a Derek, pero este pasó de largo hasta llegar a Selena—. Bueno, sólo la besé, pero ella parece haber bebido demasiado porque al llegar al cuarto cayó inconsciente por un par de segundos. Intenté darle agua, pero no quiso.

  Derek volteó a verlo furioso.

  —Es increíble que haya tenido que desmayarse para que te dieras cuenta que no está en condiciones de hacer nada —musitó volviendo la mirada hacia ella—. Dile a todos que se vayan de aquí. Su hermano está en camino y no dudo de que su madre también.

  —Pero...

  —¡Sólo hazlo! —demandó con un grito—. Y vete tú también.

  Thomas salió del cuarto cerrando la puerta detrás de él. Derek alzó la mirada encontrándose con los ojos llorosos de Selena.

  Sintió una punzada en su pecho, justo cerca de su corazón.

N.A:

Ay! Lamento haber tardado tanto en actualizar. Quería escribir, de verdad, pero estaba tan agobiada que no podía. Sólo espero que les haya gustado y les traigo una noticia: Tal vez sólo falte. Cuatro o cinco capítulos para terminar con este libro y continuar el segundo!

Anyways, besos! Xoxo

 

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