14. Sueños
❝Sueños❞
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NARRADOR:
Cuando Selena y Derek llegaron al campo, la mayoría de las personas se habían ido.
La chica se detuvo junto a las gradas para poder enviarle un mensaje a su madre diciéndole que los esperara en el auto que ella buscaría a Scott.
—Iré por él —le dijo Selena a Derek.
Este la observó moverse con rapidez.
—Ni siquiera te preocupes, al parecer no se transformó porque si no las personas estarían corriendo por todos lados.
—No me interesan las personas, Derek, quiero saber si mi hermano está bien.
La chica soltó un suspiro y luego se fue de su lado corriendo hacia la dirección de la preparatoria. Derek la observó atento a cada uno de sus movimientos y no pudo evitar recordar aquel día.
Derek miró confuso al ver que sus amigos señalaban a alguien detrás de él. Aún con la pelota de básquet en sus manos se volteó y al verla se quedó helado a pesar de las bromas y empujones que le daban sus amigos.
Selena llevaba un nuevo corte de pelo, aunque de lejos, Derek pudo notar que había sido el resultado de un impulso ya que sus puntas no eran parejas. Tampoco vestía nada de amarillo como lo hacía habitualmente, solo llevaba una pulsera de ese color, pero aún así era opaco. Lo que destacó en ella fue su ropa oscura y su gorro de lana cubriendo la mayor parte de su cabello color castaño.
Derek arrugó su rostro de preocupación mientras algunas palabras de sus compañeros de equipo lograba escucharlas. «Rara», «Es una lástima», «lesbiana», fueron alguna de sus descripciones crueles. Él volteó y le dijo que se fueran y ellos, aunque confundidos, le hicieron caso. Uno de ello se quedó y le tocó el hombro a Derek cuando este volvió a voltear hacia la chica, aunque ella ya se estaba yendo.
—Amigo, ni siquiera lo intentes —advirtió Thomas—. Se nota de lejos que es problemática.
Derek lo volteó a ver molesto.
—Ella no es problemática, lo sé.
—¿Acaso has hablado con ella alguna vez?
Derek volteó los ojos.
—¿Qué clase de problemas podría causarme, Thomas? Acaba de cumplir catorce, el problema debe ser alguien más —lo último solo lo dijo en un leve susurro.
Thomas negó mientras daba pasos hacia atrás con intención de irse.
—Solo escucha lo que digo, no te involucres con ella —soltó como última advertencia antes de irse.
Derek volvió a ver hacia la chica, pero ya no la encontró. Bajó la mirada desanimado.
Cuando Derek volvió a su realidad, se dio cuenta de que el campo estaba vacío y una neblina blanca había cubierto la mayor parte del césped. Al mirar hacia adelante, Selena ya no estaba, pero si había alguien más. Uno de los jugadores de Lacrosse; Jackson. En sus manos sostenía un guante del equipo y observaba curioso la tela rasgada en las puntas de los dedos.
Derek lo observó con intencidad.
[...]
Entre las imágenes borrosas se podía lograr distinguir a un chico de lejos. La niña ladeó la cabeza al no entender lo que sucedía mientras bajaba la mirada hasta sus manos cubiertas de sangre. Incluso sintió un sabor metálico en su boca que no alcanzaba a ver.
Sintió unos brazos alrededor de su cintura y al voltearse se encontró con otro chico, pero era más alto que el otro. Sus ojos eran azules y su cabello de un castaño claro. Al oír su voz algo dentro de ella se terminó por quebrar.
—No es tu culpa.
Selena se sentó en su cama de golpe sintiendo una gran humedad en todo su cuerpo. La noche era fría así que la brisa que entraba por su ventana la obligó a temblar de frío.
Se puso de pie y caminó hasta una de las sillas que estaba junto a la ventana para tomar una toalla que había dejado en ese lugar luego de regresar del club. Al secarse observó por la ventana solo para comprobar que afuera seguía oscuro, aunque de lejos se podía ver una línea clara que advertia la llegada de la mañana. Observó desde ahí el reloj de su mesita de noche y comprobó que eran las cinco de la madrugada.
Estaba por regresar a la cama cuando escuchó un ruido fuera de su ventana. Volteó asustada y observó a traves del vidrio y no vio nada. Pero aún había duda dentro de ella, incluso si se moría de miedo, era peor si se acostaba e ignoraba el ruido. Tal vez pasaría algo peor luego.
Caminó lentamente de regreso y abrió la ventana aún más para asomar la cabeza hacia afuera con cuidado. Solo escuchaba el crujir de las ramas de los árboles por la brisa. Ella no veía ningún peligro, pero tampoco alcanzaba a ver en cada rincón. Su habitación quedaba en la esquina de la casa y en el lado de la pared que no alcanzaba a ver, había un hombre controlando sus recuerdos y sus garras.
Movió una de sus manos y las sacó. Cuando escuchó el grito de su hermano menor, Selena se metió a su cuarto con rapidez. Cerró la ventana con seguro y las cortinas también. El hombre se fue convertido en bestia, mientras Selena corría a la habitación de su hermano.
Cuando entró vio a Scott empapado de sudor del mismo modo que ella.
—¿Qué pasó? —preguntó Selena sintiendo el latido de su corazón en la garganta.
El pecho de Scott subía y bajaba mientras trataba de recuperar su respiración. Al igual que Selena, había soñado algo horrible, aunque había una enorme diferencia; el sueño de uno de ellos era propio.
—Maté a Allison —soltó el menor ocacionando que Selena abriera su boca atónita.
[...]
SELENA MCCALL:
Gracias a Deaton había conseguido trabajo en una cafetería, claro que no era mucho, pero en base a lo que ganaba antes, esto era una ayuda más para mí y eso era más que suficiente.
Era inevitable no comparar en mi mente. Incluso Deaton, quién solo era un conocido, se preocupaba mucho más que mi propio padre. Aún recordaba haberle dicho que luego de todo lo que nos había hecho no le pediría nada, ni siquiera un centavo, pero jamás creí que Rafael no insistiría por el bienestar mío, ni siquiera por el de mi hermano.
Le entregué dos cafés a una pareja de ancianos y luego de recibirme con una enorme sonrisa caminé de nuevo a mi puesto de cajera. Ese día no habían muchas personas y por lo poco que pude escuchar en la radio fue debido a un intento de asesinato que hubo en la preparatoria. No sabía mucho acerca de eso, pero estaba segura de que Scott o Stiles me contarían luego.
Aunque aún estaba algo preocupada por lo que me había dicho Scott en la madrugada. «¿"Matar a Allison"?» ni siquiera entendía a qué se refería por más claras que fueran sus palabras.
Le cobré a una chica antes de que sintiera mi teléfono vibrar en mi bolsillo. Me di la vuelta y le mostré la pantalla a una de las encargadas del lugar y ella asintió dándome su aprobación. Corrí hacia afuera de la cafetería y atendí en cuanto pude.
—Sele, de verdad creo que he sido yo —dijo Scott y noté la preocupación en su voz.
No había forma. Scott jamás mataría a nadie, recordé a la perfección cuando lloró por dos semanas enteras porque yo había matado una mariposa sin querer. Tenía diez años.
—No, mhm, imposible —negué convencida.
—Le llevaré el almuerzo a mamá, tal vez logre sacar algo de información, iré con Stiles.
Tapé uno de mis oídos para reducir el ruido de los autos que pasaban y escuchar mejor.
—Mira, iré con ustedes y te ayudaré. Pero estoy segura, Scott, solo fue un sueño, no eres capaz de matar a nadie.
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