02. Derek Hale

❝Derek Hale❞

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  SELENA MCCALL:

  Tecleé las últimas palabras de mi trabajo de inicio de semestre y suspiré aliviada sintiéndome feliz por haberlo terminado. Llevaba meses haciendo una investigación profunda sobre la psicología de los psicópatas con tendencias a convertirse en asesinos seriales y, a pesar de ser una de las enfermedades mentales más conocidas, era de las que menos descubrimientos tenía.

  Había días en los que me preguntaba si eso era lo que quería realmente.

  Solté un suspiro y me eché hacia atrás sobre la silla junto a mi escritorio. Sentí como mi cerebro se relajaba de a poco y mis párpados comenzaban a pesarme.

  Pero la tranquilidad no duró mucho, porque antes de que pudiera caer en un profundo sueño, luego de la insoportable noche que había tenido, mi teléfono comenzó a sonar indicándome que era hora de ir a recoger a Scott.

  Me puse de pie con mucho esfuerzo y, refregándome los ojos, caminé hasta el baño. Al verme en el espejo, mis ánimos decayeron al instante. Me veía horrenda, pero, ¿qué podía esperar? Con el límite de horas que tenía al día me era casi imposible arreglarme un poco. Era eso o descansar y, bueno, mi cuerpo necesitaba relajarse al menos unos minutos.

  Luego de lavarme la cara, bajé las escaleras y tomé las llaves del auto de mamá —quien ya había llegado de su turno nocturno—, y me fui a buscar a Scott.

  Cuando llegué a la preparatoria, me extrañé al no verlo por ningún lado. Preocupada, tomé mi teléfono y marqué su número. Al tercer tono, Scott contestó.

  —Lo siento, Selena —se disculpó antes de que yo le reprochara algo—. Vine a la reserva con Stiles de nuevo, anoche perdí el inhalador y...

  —Scott, ¿estás loco? Literalmente anoche un animal te mordió ahí —le recordé, encendiendo el auto—. Voy para allá.

  —De todos modos tengo que contarte algo —suspiró del otro lado.

  —¡Algo asombroso! —se escuchó la voz chillona de Stiles.

  Terminé la llamada y me alejé de la preparatoria para ir directo a la reserva.

  [...]

  Estuve caminando por el bosque por unos largos minutos mientras intentaba marcarle a Scott nuevamente para ubicarlo, pero parecía que su teléfono se había quedado sin batería ya que me entraba directamente al buzón.

  —Scott, muy seguramente vayas a escuchar esto cuando estemos en casa, pero ¡voy a golpearte! —Caminé pisando con fuerza las hojas del suelo—. Y muy fuerte, para que te prepares.

  «Odio cuando pasa esto —pensé»

  Estaba tratando de subir una colina con cuidado, pero no me dí cuenta de la pequeña roca suelta que estaba a un costado y apoyé la mayor parte de mi peso ahí, logrando que —obviamente— me resbalara y rodara rápidamente hasta llegar al suelo.

  Cuando terminé de hacer el ridículo, mi espalda chocó contra el árbol que estaba al final y me detuve.

  —Oh, mierda —dije, quitándome las hojas del pelo y la tierra del rostro.

  Escuché unos pasos apresurados, llegar hasta mí y, luego, unos brazos me ayudaron a ponerme de pie, enseguida. Levanté la mirada y vi a Stiles enfrente de mí, completamente asustado. Scott era quién me sostenía.

  —Casi muero —dije exagerando las cosas.

  —Cierra la boca, Sele —dijo Scott con fastidio—. ¿Qué hacías acá sola?

  —Vine a buscarte, tonto, no contestabas el teléfono.

  —Estaba sin batería, ¿no lo pensaste? —dijo,  soltándome y dando unos pasos hacia atrás—. Deja de querer cuidarme todo el tiempo, tengo dieciséis no seis.

  Me enderecé y lo miré con una sonrisa mientras me acercaba para pellizcarle sus blandas mejillas antes de que retrocediera.

  —Para mí, siempre serás el niño al que tenga que cuidar.

  Stiles y yo nos burlamos de Scott mientras lo seguíamos. Me recordó que estaba buscando su inhalador, así que me puse seria y comencé a buscarlo yo también. Creía que exageraba las cosas, pero en verdad me preocupaba no encontrarlo, sobre todo, teniendo en cuenta que no era nada barato y me costaría más de cinco noches de trabajo extra.

  Ambos nos pusimos de rodillas y comenzamos a deslizar las manos por el suelo, hasta que sentimos los golpes de Stiles en nuestras espaldas. Cuando miramos hacia donde Stiles nos señalaba, mi hermano y yo nos enderezamos casi de inmediato. Un hombre, de no más de veinticinco años estaba parado observándonos con una dura expresión de seriedad. Stiles y yo compartimos una pequeña mirada.

  —¡Hola! —saludé esperando su respuesta, pero el solo me ignoró sin siquiera mirarme.

  El tipo comenzó a caminar hacia nosotros mientras llevaba sus manos a los bolsillos de su chaqueta de cuero negro.

  —¿Qué hacen aquí? ¿eh? —Se detuvo a unos dos metros de nosotros—. Esto es propiedad privada.

  —¿Lo es? —pregunté observando el alrededor—. Creí que hubo un incendio y la familia... —Sentí un fuerte golpe en mi costilla de parte de Stiles y me callé mirándolo molesta—. ¿Disculpa? —susurré.

  —Lo siento, no sabíamos —se disculpó Stiles,  dándome una mirada de advertencia.

  —Sí, sólo estábamos buscando algo...

  Observé al hombre y me dí cuenta de que se me hacía bastante familiar. Lo había visto antes, lo había escuchado. Aunque cierta duda dejó mi cuerpo cuando crucé la mirada con sus ojos verdes.

  —Olvídalo —murmuró Scott, interrumpiendo mis pensamientos.

  El tipo le lanzó el inhalador a Scott, quien para mi sorpresa lo atrapó sin siquiera moverse. Podía jurar que esperaba que se resbalara de su manos. Lo miré confundida, pero lo dejé pasar pensando que solo se trataba de un poco de suerte.

  —Ese tipo es muy serio —dije, dirigiendo mi mirada a ambos chicos luego de que el hombre se fuera—. Tiene malas vibras, desde acá lo puedo seguir sintiendo.

  —¡¿Estás loca?! —Me preguntó Stiles mascullando.

  —Debería preguntarte eso a ti, tú me golpeaste —contesté ofendida.

  —Te lo mereces. —Stiles se llevó ambas manos a su cintura—. ¿Sabés quién es? —Negué lentamente y él suspiró fuertemente, inclinando su cabeza hacia atrás—. Es Derek Hale.

  Mi rostro se transformó enseguida en seriedad completa y sin darme cuenta mi cabeza se desvió hacia la dirección en la que él se había ido. Sentí mi presión bajar y mis dedos de las manos helarse. Ni siquiera supe por qué mi cuerpo había reaccionado de aquella manera.

  —¿Derek? —pregunté con un hilo de voz.

  —Sí... ¿Lo conoces? —Stiles apareció enfrente de mí.

  —Sele, ¿estás bien? —preguntó Scott, quien no había hablado hasta ese instante.

  —Sí... —murmuré tratando de salir de mi trance—. Vamos, Scott, tengo que llevarte al trabajo.

  Él asintió y me siguió.

  Creí que no lo volvería a ver.

N.A

Sólo vengo a pedirles perdón por la tardanza y a mostrarles esto:

Eso es todo, bye 🌻

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