07 | LABORATORIOS UMBRELLA

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Amelia mueve su pie algo desesperada. Lleva media hora en el auto con Cinco y ya se siente la tensión en el ambiente. Lo único que se escucha es el sonido de la radio dando las noticias del clima y pasando unas cuantas canciones. Al menos algo relajante para distraer la situación incómoda que viven en la parte de atrás.

Lila estaciona el auto y todos se bajan. Amelia respira con tranquilidad por fin y sigue al resto de su familia dentro de un edificio. No se veía viejo, de hecho, estaba muy bien cuidado. Suben las escaleras hasta una pequeña sala donde, un chico aparece, apuntándoles con una escopeta.

— ¿Quién te dió ese video Frankel? dime la verdad — dice apuntándole a Cinco.

— ¿Él quién es? — pregunta Diego.

— Descuida, es un conocido al cual me encontré ayer. Es inofensivo.

— ¿Enserio? es una afirmación rara si nos está amenazando con un rifle. — murmura Amelia un tanto prevenida.

— ¿Eres o no amigo del pueblo? — los tres hermanos piensan muy bien su pregunta. Eso tiene muchas respuestas. — Si te mueves te volaré la cabeza.

— Okey, no tenemos tiempo para esto. O le golpeas la cara tú o lo hago yo.

— Déjamelo a mí.

Cinco se teletransporta, echando su arma hacia arriba para evitar el disparo. Diego le quita el arma de un jalón, vaciando sus balas. Jack está con la boca abierta al ver la acción. Los chicos se llevan a Elliot, lo amarran a una silla y le tapan la boca, solo por si acaso. Amelia se sienta al lado de él, observando la televisión vieja donde se reproduce un video. Un señor con una señora de edad, al parecer, filmando.

— Son tan lindos... Amo las parejas de viejos. Los admiro de verdad por no asesinarse entre sí — Lila sonríe enternecida.

Continúan viendo el video, que no tiene absolutamente nada de interesante, según los demás. El señor se presenta, diciendo la fecha de ese día: 22 de noviembre de 1963. Dentro de 10 días.

— Ahí es cuando están a punto de dispararle a Kennedy ¿dónde conseguiste esto? — Número Dos despierta su curiosidad.

— Hazel murió para darme esta cinta, debe tener alguna clave para impedir el fin del mundo.

Número Ocho siente un leve golpe en su brazo, por lo que se gira hacia Elliot.

— Oye, linda ¿me desatarías, por favor? — dice con la mordaza en la boca. Cinco le da un golpe fuerte en la nariz y él comienza a llorar como nena.

— Vuelves a decirle así y te arrancaré la lengua con mis poderes psíquicos.

— ¿Qué te dijo exactamente Hazel? — Amelia le pregunta a Cinco, cambiando de tema antes de que vuelva a hacerle daño al pobre chico.

— No mucho hasta que le dispararon, pero lo que él quería que viéramos, está en esta filmación.

Un sonido fuerte se escucha en el video al mismo tiempo que gritos y personas corriendo. Cinco regresa la cinta y la detiene en un momento específico, luego mueve la cámara para ver más de cerca.

—Esto es imposible, ¿ese es...?

— Papá. — dicen los tres al mismo tiempo, dándose cuenta de la persona que está allí.

— Es obvio que está involucrado en esto, siempre fue un tipo muy raro.

— No saques conclusiones.

— ¿Por qué no? ¿entonces qué hacía parado con un paraguas negro en pleno día con sol, en Dallas, en el momento justo cuando matan al presidente? es bastante obvio, esto es lo que quería Hazel. Hay que impedir que asesine a Kennedy.

— Diego, ya me harté de tus locuras con el presidente. Tienes que superarlo, él debe morir para que la línea temporal no se rompa más de lo que ya está. — le calla su hermana, empezando a molestarle tanta insistencia.

— Amelia tiene razón.

— Obviamente vas a apoyarla, desapareciste en los mejores años de nuestro padre.

— ¿Acaso me fui por mi propia cuenta? — le reclama, volteando a verlo con molestia — ¿crees que fue fácil? estuve solo 45 años, pero ese no es el caso. No tenemos tiempo para estar peleando por estupideces. Si papá está en Dallas, tenemos que hablar con él.

— Dallas es muy grande, primero debemos encontrarlo.

— Si solo tuviéramos una forma de buscar personas sin una dirección.

Ellos se quedan pensando y después miran a Amelia, ella suspira, decepcionada.

— Chicos, sé lo que están pensando y no va a funcionar. No he recuperado mis poderes, mucho menos la ecolocalización.

Ambos se van a encontrar una forma más simple de encontrar a su padre. Amelia se siente algo desanimada, pues, sin sus poderes, no se siente capaz de ayudarlos en nada, así que se queda algo lejos, viéndolos buscar en la guía telefónica. No encuentran nada por su apellido, pero sí por el nombre de su empresa. Ellos caminan dispuestos a irse, Número Ocho los sigue y jala a Cinco del brazo, haciéndolos parar.

— ¿Los puedo ayudar? — pregunta, buscando sentirse útil.

— Estarás bien con Lila, ella sabe pelear y tú también. — le responde Número Dos.

— ¿Qué? ¡no! no voy a quedarme aquí esperando a que ustedes resuelvan todo para salvar al mundo. Él también es mi padre. Además de eso, necesitarán mi ayuda.

— A todo esto ¿dónde está esa loca?

Diego se retira a buscar a Lila al no verla por ninguna parte. Amelia se mantiene en silencio, esperando que Cinco dijese algo. Sabe muy bien que está molesto, su técnica para demostrarlo es esa. Parpadea un par de veces y se acerca un poco a él.

— ¿Quieres decirme algo? — le pide, de inmediato, él habla, sin poder contener más su estrés interior.

— ¿Qué trato hiciste con él? ¿por eso no quisiste que te sacara del psiquiátrico? dime la verdad — pregunta en un susurro leve viendo a Jack sentado al lado de Elliot leyendo un libro.

— Le propuse que si me ayudaba a encontrar a los demás, lo dejaría estudiar mis poderes si los conseguía.

— Tus poderes no son un conejillo de indias para experimentar.

— Lo sé. De igual forma, no pensé que fuera a tomarlo tan en serio.

La toma del brazo metiéndose en una pequeña habitación, al parecer de limpieza. Él cierra la puerta detrás suya. Cinco es de las personas que les gusta resolver los problemas hablándolos, incluso si no le gustan.

— ¿Por qué no me pediste ayuda a mí? puedo ayudarte más que ese idiota.

— Apenas te ví ayer, Cinco, no iba a contarte todo lo que pasó en dos minutos que es el tiempo que literalmente pasaste conmigo. Estaba esperando un momento adecuado para decirte todo.

— Este es el momento adecuado — afirma con el ceño fruncido, cruzándose de brazos — además de que alguien más te va a ayudar con tus poderes que no soy yo, claramente, ¿tengo algo más qué saber?

Amelia duda un poco, pero se siente mal al no contarle a Cinco lo que pasó.

— Jack... Me besó. 

Cinco aprieta los puños. Está por salir del cuarto pero Amelia lo agarra del brazo y se posiciona contra la puerta para evitar que se vaya. Aunque es una pérdida de tiempo por sus poderes.

— ¿Le seguiste a ese imbécil?

— Claro que no, le dejé en claro las cosas en ese momento. — niega segura. — Le dije que me gustaba alguien más, pero quedó muy confundido ya que le expliqué mal, porque no sé si somos algo o no oficialmente.

— ¿"No sabes si somos algo"? ¿y todas las veces que nos besamos y te dije que me gustas no te aclara las cosas? — ella baja su mirada con timidez.

Cinco toma su mano con decisión, viéndola a los ojos con una leve molestia.

— Eres mi novia desde ahora. No es una pregunta, es una afirmación ¿de acuerdo? pero no te perdono que hayas besado a ese tipo.

— En realidad, él me besó a mí. 

— ¡Como sea, Amelia!

— Lo siento. — Cinco rueda los ojos.

— Te dije que odio que te disculpes conmigo.

La jala de la cintura y la besa inesperadamente, de manera fuerte pero suave a la vez. Amelia le sigue, chocando su espalda contra la puerta, hasta lo aleja por el pecho y le hace una seña de silencio.

— ¿Dónde se metieron esos idiotas? — escuchan la voz de su hermano buscándolos. Esperan unos segundos hasta que sus pasos se escuchan lejanos.

— Deberíamos irnos.

Cinco asiente y abre la puerta para irse de una vez por todas.

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— Hay que separarnos, así cubriremos más terreno. Griten si les pasa algo grave, no por otras cosas más obscenas — dice Diego antes de irse por otro pasillo

Amelia estaba a punto de separarse, pero Cinco toma su mano, llevándola con él. Llegaron a la Fábrica Umbrella, la antigua empresa de su padre. No les agrada mucho la idea tener que involucrarse tanto con Reginald, pero es la única forma de averiguar qué hace en Dallas. Caminan por un pasillo de piedra buscando puertas abiertas hasta que Cinco gira la perilla de una y esta se abre. Enciende la luz. El cuarto se ilumina viendo a maniquís sentados en un sofá.

— ¿Qué estará planeando? — pregunta la chica, ante esa escena tan extraña.

— Esto es muy raro... Tiene un gran equipo de investigación aquí.

Entran a investigar. Se acercan al otro lado del escritorio donde hay muchos papeles. Amelia da un vistazo rápido al lugar, pero todo parece ser normal. Escuchan un ruido repentino y Cinco le hace una seña, indicándole que vaya por el lado contrario. Se aproximan con lentitud y se quedan quietos al notar que algo se mueve. De ahí, sale lentamente un chimpancé pequeño.

— ¿Pogo? — dice la chica, al reconocerlo inmediatamente.

— Hola... Es bueno volver a verte.

Amelia se acerca con una sonrisa contenta y le da una caricia en la cabeza que él parece disfrutar. Cuando Cinco está a punto de tocarlo, el chimpancé lo ataca haciéndole una herida en su cuello y se va corriendo rompiendo una ventana.

— ¡Pogo, espera!

— ¡Diego!

Amelia sigue a Cinco que se va corriendo en busca de su hermano. Salen del edificio y escuchan llamados a la lejanía.

— ¡Cinco, aquí! — le llama Amelia al encontrar a Lila con Diego, tumbado en el suelo, pues tiene una herida en su abdomen. —¿qué sucedió?

— Creo que su padre no estaba muy contento de verlo.




Subí este capítulo también hoy porque llegamos a las 50K leídas y esta historia ha sido un éxito 😚

Graciass 💗

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