𝗘𝗫𝗧𝗥𝗔𝗦

EXTRAS!

Cinco y la bailarina exótica.

Entro al club en el que trabaja Luther, ya que vine a buscarlo después visitar a Diego y a Amelia en el psiquiátrico. Fue fácil entrar por mis intentos de coqueteo a una chica, aunque ella se creyó todo, fue pan comido. Busco un asiento libre y el único que encuentro es justamente al frente del escenario, suspiro y me siento ahí alrededor de muchos hombres. Si Amelia se entera que estoy aquí, probablemente tendré que disculparme por esto. No quiero estar aquí pero es la única opción si quiero que mi hermano me ayude con el nuevo Apocalipsis que causaremos.

Una mujer sale al escenario sin casi nada de ropa y un abanico de mano rojo, comenzando a moverse "seductoramente", ya que para mí no lo es. Algunos hombres le tiran piropos y otros le chiflan. Suspiro mirándola sin interés. Esto es raro, soy un hombre, debería darme placer después de estar tanto tiempo solo ¿cierto? pero... Por alguna razón extraña no lo hace. Miro a la entrada del lugar para ver si veo al grandulón pero ni rastro de él. Vuelvo mi vista a la bailarina y frunzo mi ceño al ver la cara de Amelia en lugar de la mujer. Rasco mis ojos confundido pero aún así no cambia. Comienza a mover su cuerpo delgado lentamente al igual que sus caderas. Me acomodo en la silla. Esto está mal, pero sé que es un truco que mi cabeza está haciendo porque no paro de pensar en ella.

Da una vuelta y aprovecho para mirar las partes descubiertas de su cuerpo. Y sí, mi mirada fue directamente a su trasero que sinceramente me encanta. Me muevo un poco sintiendo una molestia en mi pantalón. Maldita pubertad. Odio ser un "niño", no puedo hacer nada de lo que quiero hacer. Muerdo mi labio y un escalofrío recorre mi espalda. Sé que sonará extraño ya que estoy en este estado de puberto pero... Amelia se ha convertido en la adicción más adictiva que he tenido. Ella lo tiene todo... Pasa las plumas del abanico por su piel y me quedo embobado mirándola moverse. Carajo, alguien que me saque de esta fantasía.

— ¿No es muy mayor para tí? — oigo en mi oído, sabiendo que es Luther. En un abrir y cerrar de ojos, Amelia ya no está. La mujer para nada atractiva comparada con mi hermosa chica, había vuelto.

No decía que me sacaran de esta fantasía literalmente.






Cinco salvando a sus hermanos.

Estoy detrás de Lila viendo cómo coge del cuello a Amelia copiando sus poderes, sacando su alma, mientras Jack le apunta con un arma en la cabeza. Admito que tengo miedo, estoy intentando acabar con esto rápido pero Diego no me deja por estar conversando con su noviecita. Intenté protegerla y no he podido lo suficiente, no sé qué me pasa, estoy demasiado distraído y no le doy la atención que merece. Por mi culpa llegamos a esto.

— Podemos ser tu familia. — le dice Diego a Lila.

Dejo de pensar al escuchar disparos, inmediatamente caigo al suelo boca arriba, veo a mi alrededor viendo a mis 6 hermanos en el suelo, con sangre, muertos. Lila y Jack aún siguen bien con Amelia que intenta salir de su agarre. Respiro sintiendo las balas en mi vientre rasgando mi interior. Escucho otro disparo y es La Encargada que acaba de dispararle a la morena y al soldado. Mierda. Amelia cae al suelo un poco débil, pero eso no le impide arrastrarse por el suelo hasta llegar a mí.

— Cinco, Cinco... — me llama asustada. Recuesta mi cabeza en sus piernas y acomoda mi cabello. Comienza a llorar. — l-lo siento... de verdad...

La Encargada se acerca a nosotros y nos mira ladeando la cabeza. — Al menos van a morir juntos. — dice con una sonrisa cínica.

Antes de que nos haga algo, alguien le dispara. Vemos al responsable y es uno de los suecos, quien nos mira con cara de pocos amigos acercándose. Nos apunta con su arma. Amelia se acerca a mí, me da un beso en la mejilla y esconde su rostro en mi hombro. En ese momento recordé algo. "Viaja segundos, no décadas" "me parece un buen consejo de papá, después de todo, eso es lo que te ha causado dificultades"

Ya la perdí una vez, no volveré a perderla. Uso mis poderes con la poca fuerza que tengo, pero al parecer funciona. Comienzo a caminar en el tiempo viendo cómo todo a mi alrededor retrocede, todo va en cámara lenta. Me detengo y casi choco con una pared, ví a mi familia nuevamente como si nada hubiese pasado. La Encargada entra y le quito el arma apuntándole.




Cinco vs Jack.

Estoy sentado en el sofá de la sala de Morty's esperando a que mi novia llegue de su apartamento, ya que fue a buscar varias cosas porque se quedará un tiempo aquí. Miro con mi ceño fruncido a Jack, quien está al frente mío sentando leyendo un libro. Solo de verlo me irrita por completo, sé lo que pasa por su cabeza y estoy por ponerle un fin a esto.

— Amelia no te quiere. — suelto interrumpiendo el silencio, él me mira con una ceja alzada confundido — sabes perfectamente de lo que hablo.

— Okey, okey, me has descubierto... Amelia me gusta porque es una excelente chica, prácticamente es perfecta: una linda actitud, un rostro adorable, un cuerpo muy lindo...

— Vuelves a acercarte a ella y te rompo la cara contra el lavabo— amenazo mirándolo enojado.

— No tenemos que llegar a la violencia.

— Créeme, todo lo que siento ahora mismo es violencia... Si sigues mirándola de la forma tan descarada en que la miras, te juro que te mataré a golpes.

— De acuerdo, después de todo, sé cómo mover mis cartas. No creas que eres el único que tiene trucos.

Se va. En ese instante escucho la campana de la tienda sabiendo que mi novia ha llegado. Me teletransporto a la entrada apareciendo a su frente, viéndola con un vestido muy bonito.

— Cinco, ya te he dicho que dejes de hacer eso porque un día de estos, te vas a llevar un golpe por asustarme — dice poniendo una mano en su pecho — ¿estás bien? te noto algo... Raro.

— Descuida, no es nada... Vamos al cuarto.

Tomo su mano jalándola para irnos a la habitación.




Recuerdos de niñez (1994)

— Mami ¿por qué Cinco es grosero? — pregunta la castaña de cinco años a la robot, mirándola hacer galletas para sus pequeños.

— Tu hermano es un niño amable, es solo que no le gusta compartir con nadie. Ven, ayúdame con las galletas.

La niña hace una mueca pensando. Cinco siempre ha sido una persona distante y fría con su familia, en especial con su padre. Amelia no entiende el por qué. Siempre intenta hablarle pero él la ignora. En ese tiempo, él no sentía absolutamente nada por ella y ni siquiera quería verla, hasta el día de hoy. Grace saca las galletas de chocolate del horno y las deja en una mesa para después ponerlas en un plato.

— ¿Quieres llevarles a tus hermanos algunas, cariño? están jugando en el patio. — le habla cariñosamente la mujer. Ella asiente.

Toma un plato lleno de galletas y se va de la cocina. Pasa por la sala y llega hasta el lugar donde están todos sus hermanos. Hoy es sábado, el día de juegos de 12 a 12:30 que su padre les dejaba tener.

— ¡Amelia! ¡Amelia! — grita Klaus acercándose a su hermana. — ¡Ben me pegó!

— Fue sin culpa — se excusa.

La niña pone su mano en el brazo de Número 4 y su golpe desaparece. Le agradece y ambos regresan para jugar. Se acerca a Allison, quien está jugando en la tierra mientras Luther y Diego pelean.

— ¿Me ayudas a terminar el castillo, hermanita? — pregunta la morena.

— No, tengo que hacer tareas... ¿Dónde está Cinco?

— Él no quiso salir a jugar, ya sabes cómo es, siempre nos grita diciéndonos que lo fastidiamos... — responde el moreno.

Deja el plato de galletas llevándose algunas. Corre con sus pequeñas piernas como puede, sube las escaleras como puede ya que es muy pequeña para alcanzar la baranda. Pasa por las habitaciones y sube la otra escaleras ya un poco cansada. Llega hasta los únicos dos cuartos que hay en el último piso de la academia, el suyo y el del niño. Toca la puerta de la izquierda.

— Hermanito ¡vine a jugar contigo! — grita pero no recibe ninguna respuesta — ¡hermanito!

Sigue esperando durante un rato. Si algo tiene Amelia es que le gusta ayudar a las personas sea como sea. Continúa llamando a Número 5 hasta que él abre la puerta.

— ¿Qué quieres? estoy haciendo mi tarea, no tengo tiempo para hablar contigo. — le habla molesto

— Vine a hacerte compañía ¿puedo? —la castaña pasa al cuarto ignorando la habladuría del niño. Saca comida de su chaqueta y la deja en el mesón— traje las galletas que te gustan, ayudé a mami a hacerlas

— No quiero tu compañía ¿qué no entiendes? ¿eres tonta? necesito estar solo sin que nadie me moleste.

— Es que... Creí que podríamos pasar tiempo de hermanitos, no hablas con los demás, solamente quiero ayudarte...

Rueda los ojos. Toma a la niña del brazo y la saca del cuarto cerrándole la puerta en la cara. Amelia baja su mirada y se va rápidamente cuando una idea llegó a su mente para intentar entablar una relación amistosa con su hermano. Desde ese día, su amistad se convirtió en algo más que eso, haciendo que Cinco se diera cuenta de que tal vez ella es la única persona que logró entrar en su corazón.





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