─No entiendo, ¿no tendríamos que llevar a Misaki al hospital antes de que...? Ya saben─ preguntó Ryo confundido.

─No podemos arriesgarnos a que nos atrape el tsunami estando en un edificio tan alto como el hospital. Podría caerse. Esperaremos a que pase el tsunami y buscaremos un hospital que no haya sido afectado─ siguió conduciendo.

─Resiste, Misaki─ le pidió su compañero.

El herido asintió.

─¿Cómo puedes manejar teniendo tan sólo doce años?─ le preguntó Ishizaki, sorprendido.

─Ni yo sé eso─ se encogió de hombros─. Creo que puedo hacer cosas increíbles estando en peligro de morir.

─Pues lo haces muy bien.

─¡CUIDADO EN FRENTE DE TI, WAKABAYASHI!─ Tsubasa señaló en frente un edificio que estaba por caerse encima de ellos.

─¡Sujétense!─ aceleró, esperando pasar a tiempo. 

Lograron pasar antes de que el edificio cayera encima de ellos, pero unas rocas cayeron encima del auto. 

Los cuatro vieron todo negro. Misaki supo que cuando no vio nada, sus piernas dejaron de doler.

Tsubasa, Genzo e Ishizaki despertaron. Estaban muy lastimados, pero con vida. Divisaron a sus alrededores a un montón de personas llorando, montones de daños en la vivienda, montón de basura en la calle... Jamás hubieran imaginado este caos. Y por si fuera poco todos sus amigos están muertos, y jamás podrán regresar.

─¿E-están todos bien?─ preguntó el oji-verde.

─Sí─ Ishizaki tosió por el polvo que había.

─¡Mi-misaki!─ Tsubasa lo sacudió. Tenía los ojos cerrados, la piel muy pálida, y salía sangre de su cabeza...─¡MISAKII!

─¡Misaki!

─¡No nos dejes así, por favor!

─Misaki...─ Tsubasa tomó su fría mano al borde del llanto.

Cuando una luz de esperanza los iluminó: Taro abrió lentamente los ojos.

─Tsubasa...-kun...─ habló con un hilo de voz apenas audible.

─¡MISAKI!─ una sonrisa por fin se dibujó en su rostro.

─¡Pensamos que te habíamos perdido!─ dijo Genzo.

─¡¿Estás bien?!

─Cre-creo que tengo todos los huesos rotos... No voy a poder salir de esta... Por favor, sálvense ustedes, dudo que esto haya terminado...

─¡No digas eso! ¡No te dejaremos aquí solo!─ se negó Tsubasa.

─¡Te sacaremos de aquí e irás a un hospital!─ le dijo Genzo.

─¡No te vamos a dejar morir como al resto!─ dijo Ishizaki.

─No, amigos─ tosió─. Estoy demasiado mal, y sólo sería una carga para ustedes─ sonrió débilmente.

─¡Deja de decir tonterías!─ gritó Tsubasa─Un amigo en malas condiciones nunca es una carga para el otro. Nosotros haremos hasta lo imposible para salvarte. ¡No perderé a mi compañero de o...!─ la mano de Misaki sobre la suya lo calló.

─Tsubasa, mi sueño era jugar y ganar el Torneo Nacional junto con ustedes, pero eso es imposible. Aún así, no me he arrepentido de nada. La verdad es que fue un honor haber jugado esos partidos de entrenamiento con ustedes, queridos amigos.

─Misaki...─ los ojos del azabache comenzaron a cristalizarse.

─Nunca me había divertido tanto con mis otros amigos. Ustedes siempre quedarán impresos en mi memoria hasta el final. Si tan sólo hubiésemos pasado más tiempo juntos... Quisiera poder agradecerle a los otros...─ sus ojos comienzan a apagarse.

─¡Lo perdemos!

─¡QUE ALGUIEN AYUDE A MISAKI!─ gritó Ishizaki.

En eso, a lo lejos se oyen sirenas de ambulancias y bomberos.

Genzo sonrió.

─¡Ya viene la ayuda!

─Misaki, estarás bi...─ Tsubasa se detuvo al verlo con los ojos cerrados, y con una débil sonrisa.

─¿Mi-misaki?

Tsubasa le tomó el pulso. Nada. Apoyó su oreja en su pecho. Nada.

No estaba respirando.

El horror de lo que estaba sucediendo no les dio fuerza a los demás para gritar. Las lágrimas bañaron sus rostros como si fueran unas cataratas. 

Intentaron salvar al último amigo que les quedaba, pero su vida se desvaneció ante sus ojos.

Tsubasa finalmente sintió que podía gritar, y pegó el grito más desgarrador del mundo:

─¡MISAKIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!

FIN

Espero que tengan sus pañuelos a mano como yo :')