CAPÍTULO VEINTISIETE: UN HOGAR VACÍO
Lee Know no es de enfermarse mucho. Sus defensas son altas y siempre se cuida de cualquier detalle. Sin embargo, el mundo le jugó una mala pasada, debido a la fuerte tormenta que tuvo que atravesar para ir por su auto aquel día en el asilo. En esos momentos se arrepiente, pero esa sensación desaparece cuando recuerda que Ha-ri está tan preocupada que lo llamó preguntando por su bienestar y, al notar que no se sentía para nada bien, le avisó que iría de inmediato.
— Haaaa-riiii — exclamó dramático al verla entrar a su apartamento. Le dió la clave de la puerta, ni siquiera intentaría levantarse para darle más exageración a la situación — Ha-ri~ me siento muy mal, Ha-ri.
La omega se apresuró en llegar a su lado y tocarle la frente, viéndolo tapado de pies a cuello, dejando su cabeza fuera de la sábana — Minho, estás que ardes.
— Eso ya lo sé— sonrió presumido, ella rodó sus ojos.
—Voy a llamar a tu doctor.
— ¡No! — se negó agarrando su muñeca, sentándose enseguida en la cama — seguramente no es nada, solo una fiebre. Tomaré mis analgésicos y listo, desaparecerá el malestar mañana, de todas formas no estoy tan mal.
— ¿Seguro? tu cara me dice lo contrario y estás pálido ¿no has cenado? — él niega con la cabeza — te haré sopa de pollo con verduras. Recuéstate e intenta dormir un rato ¿sí?
Él hizo lo que indicó, descansando su espalda en el colchón mientras la miraba de vez en cuando en la cocina frente a su dormitorio. Es un penthouse, no hay paredes que separen las secciones por completo, excepto el baño. Eso es más privado. (En multimedia hay una foto de cómo es la habitación de Minho para que se hagan una idea del ambiente)
La pelinegra buscó las especias en los cajones, al hallarlas, las sacó de la caja organizándolas para saber cuáles iba a usar. Paró en seco al ver un inhalador, el mismo que había traído la última vez que vino, era fácil de identificar pues tenía una "M" como marca en el lado derecho. Hizo una mueca ¿acaso debería preguntarle? No le ha dicho nada respecto a eso, puede ayudarle si supiera.
— Será mejor que esperemos un rato, están hirviendo — musitó una vez que se sentó al lado de Lee Know con la bandeja de sopa, removiendola de vez en cuando para que se enfríe— ¿puedo hacerte una pregunta?
— Okey — aceptó sin importancia. Antes de preguntar, le extendió una cucharada de la sopa y la recibió con muchas ganas.
— Disculpa que suene molesta, pero... Me gustaría saber por qué usas inhaladores. Lo he visto varias veces ¿lo usas muy seguido? — cuestionó curiosa. Él masticó pensando unos segundos — si no quieres contarme, no hay ningún problema.
— Descuida, no es muy grave. Lo uso desde hace un par de años, porque en mi celo comencé a sentirme muy irritado y algunas veces no podía respirar bien de las ganas que tenía de follar. Consulté con el médico y me mandó eso— respondió calmado. Ella lo miró un tanto perdida por su explicación tan directa — ¿Qué? Es verdad. No es mi culpa que me guste tener sexo como toro.
Ha-ri puso los ojos en blanco riendo.
— ¿Tú tienes algún fetiche o algo que te guste sexualmente? — se atrevió a preguntar, mostrándose inquieto, queriendo saber sus más oscuros secretos— que yo sepa, los omegas son muy inocentes y por eso les gusta que los dominen. Te confieso que a mí me encanta tener el control.
— ¿Eso fue una indirecta? — alzó una ceja dándole otra cucharada de sopa.
— Quizás sí, quizás no — contestó divertido— entonces ¿no me vas a contar sobre tu fantasía?
— Es mejor que sigas comiendo— él bufó.
— ¿Por qué no me quieres contar?
— No tengo ninguna, ya está. Es una tontería hablar sobre este tipo de cosas, además, para mí es muy incómodo. Hay personas que aman que les golpeen porque les da placer, por ejemplo, y es bastante ra...— bajó la voz cuando Minho movió sus dedos frente a ella, quitando los mechones de su flequillo que molestaban en sus ojos.
— Me gusta tu cabello — se excusó.
Ha-ri carraspeó su garganta y se puso de pie unos segundos después, dejando la bandeja en la cama— Lo mejor será que me vaya, ya es tarde.
— ¿Qué? ¿No te vas a quedar a dormir? — la jaló de la mano cuando planeaba irse sin más— ¿y si en la madrugada me da fiebre? ¿Quién me va a cuidar?
— Minho...
— Por favor, quédate esta noche. Haré todo lo que me pidas si te quedas, lo prometo — La pelinegra suspira y lo piensa antes de contestar. Se ha comportado muy pegajoso a ella últimamente, teme que los sentimientos de Minho se estén desviando por el camino equivocado. No por miedo a rechazarlo, sino que traería consecuencias en todos los sentidos.
— Está bien, pero dormiré en el sofá. No quiero incomodarte y correría el riesgo de que también me enferme.
Lee Know soltó su mano con lentitud aceptando su petición. Recogió los platos llevándolos a la cocina. El alfa cepilló sus dientes apenas se hicieron las once de la noche, se sentía cansado, sin embargo, no lo estaba demasiado al saber que Ha-ri pasaría la noche con él.
— Te preparé esto, no dudes en tomar lo que quieras. Siéntete cómoda— señaló el bulto en la orilla de la cama, ella asintió, se acercó a él arropándolo y dejando un trapo húmedo en frente.
— Te lo puedes quitar en unos cinco minutos, es para que la fiebre disminuya. Aquí están tus pastillas, tomalas antes de dormir ¿sí? Son muy importantes. Esperemos que mañana sea un mejor día — indicó. Tomó las pertenencias que el chico le había dejado y caminó para irse.
— Ha-ri —la detuvo. La omega se giró atendiendo su llamado — gracias por cuidarme y acompañarme. Siempre he estado solo en este apartamento tan grande.
— No es nada— sonrió gustosa, apagó la luz — buenas noches, duerme mucho.
Él le dió una sonrisa y la vió dirigirse al baño, donde supuso que se cambiaría de ropa. Se acomodó en su puesto sintiéndose mejor.
Ha-ri recogió su cabello saliendo del baño, y, antes de irse a la sala, le dió un vistazo a su jefe, quien dormía tranquilamente. Arregló las almohadas y cobijas en el sofá más grande, al mismo tiempo que apagó las lámparas y encendió el aire acondicionado de la casa para que durara toda la noche. Frida y Seulgi no dudaron en acercarse, felices de tener una compañía.
— Ustedes son muy lindos — susurró acariciándolos, los animales se acostaron a su lado enseguida — ¿me van a acompañar? Tratan muy bien a sus visitas— les dió un beso a cada uno y se dispuso a descansar de una vez por todas.
Aún así, Minho se despertó diez minutos después, sabiendo que su omega ya había caído rendida, pues es de esas personas que tienen un sueño pesado y no se levantan con nada. Caminó en cuclillas a la sala, donde la vió durmiendo y se inclinó hacia ella, confirmando que estuviese dormida.
La cargó en sus brazos con delicadeza, llevándola de regreso a su habitación, dejándola a un lado de la cama y arropando su cuerpo por el frío. Con entusiasmo, se acostó a su lado, cerca de ella bajo las sábanas. Hacía muchos años que Minho dormía con alguien, no sin antes haber tenido algún tipo de encuentro sexual. Sin embargo, no podía desperdiciar esa oportunidad. Su alfa se sentía sereno de saber que estaba a su lado. Su simple presencia le llenaba el corazón.
— Buenas noches, cariño — murmuró dándole un beso en la mejilla para después cerrar sus ojos.
Nada podía separarlos en ese momento.
Nada.
(—🍓—)
Ha-ri sintió un olor fuerte a cigarro que le dió dolor de cabeza apenas recobró conocimiento en su descanso. Parpadeó confundida observando a su alrededor, definitivamente no estaba en la sala. Se sobresaltó al sentir los brazos de Minho alrededor de ella, abrazándola contra él, restregando su mejilla contra su hombro, queriendo que su aroma a vainilla se pegara a él.
— Buenos días— saludó con una pequeña sonrisa. Ella miró por encima de su hombro, un poco molesta.
— Lee Minho, explícame cómo llegué aquí. Te dije que dormiría en la sala— regaña. De pronto, recordó un detalle y miró el reloj, dándose cuenta que eran más de las nueve — ¡no puede ser! ¡el trabajo!
— ¿Se te olvida que estás con el jefe, cielo? — rió sin dejarla ir— quiero que te quedes conmigo hoy. Amanecí mucho mejor y quería que pasáramos un día en nuestra casa ¿Qué te parece?
— ¿De qué hablas? Dios ¿la enfermedad te dejó hablando como bobo?— abrió sus ojos sorprendida. No entendía qué le sucedía ¿por qué era tan amoroso y atento? Eso solo pasa cuando Lee Know tiene algo en la cabeza — si no iré a la oficina, entonces déjame hacer el desayuno. Debes comer algo. No puedes estar con el estómago vacío.
— Ya me encargué de eso ¿adivina qué te compré? Waffles, helado y muchas fresas. Lo pedí a domicilio temprano y, como ví que no despertarías por el momento, decidí dormir contigo un poco más — besó su cuello y aspiró en su mandíbula, inhalando todo su olor — ¿Te he dicho que me encanta cómo hueles?
Ha-ri estaba más que confundida. Se sentía como una loca al no saber qué era lo que quería exactamente para estar tratándola tan bien. Por lo tanto, decidió quedarse callada y sentarse en la cama, sin protestar absolutamente nada. No tenía ganas de reclamarle ¿Qué ganaría con eso? Lo mejor era esperar a ver qué tenía planeado.
— No sabía qué se te antojaba de beber, así que compré jugo de naranja y café— destapó los platos enseñándole la comida, su boca se hizo agua. Sí, tiene bastante hambre — pasa el día en casa. Ahora que estoy bien, iré a trabajar y volveré más tarde, sabes que tengo deberes pendientes.
— ¿Estás seguro? ¿No me necesitas? — preguntó preocupada.
— Tranquila, me las arreglo solo.
—Mmm, bueno... Muchas gracias por esto, se ve increíble — sonrió contenta.
— De hecho, no he terminado— frunció su ceño sin entender, él tomó su mano y la puso a su frente, viéndola directamente — te quiero pedir algo, quizás suene muy apurado, pero, siendo sincero, creo que ya es tiempo. Llevamos más de un mes conociéndonos y me siento bastante confiado contigo.
— ¿A qué te refieres? — miró alrededor insegura, pensando que es una broma por su actitud tan rara.
— ¿Te gustaría mudarte conmigo? — pidió. Alzó sus cejas impactada — vivo solo desde hace más de diez años, esta casa... Se siente muy vacía, no tiene a nadie que le dé amor y necesita personas que sean muy cariñosas. Como tú. Me haría muy feliz que viviéramos juntos.
— ¿J-juntos? ¿Dormiríamos... juntos y todo eso? — él rió.
— Soy tu alfa, tú eres mi omega, hemos hecho el amor muchas veces, no creo que sea un problema el hecho de que durmamos en la misma cama. De hecho... Me gusta que estés a mi lado mientras duermo, me haces sentir más seguro.
La pelinegra no pudo evitar sonreír y sonrojarse levemente. Él dió un paso adelante, arriesgando su distancia.
— Quisiera verte todos los días, tenerte para mí cada momento del día — Ha-ri relamió sus labios nerviosa y bajó su mirada apenada — entonces ¿Qué dices? ¿Te gustaría aguantar a este alfa que es caprichoso, mimado y gruñón?
Ella rió y asintió aceptando su propuesta.
— Qué bien, porque todavía me falta un detalle, sabía que no te negarías — se fue a la puerta del baño, la cual abrió y de esta salió un Husky Siberiano muy grande.
— ¡Oh, lindo, ven acá! — lo recibió emocionada, dándole un abrazo y acariciándolo. Seulgi y Frida no dudaron en acercarse a su nuevo hermano.
— Se llama Blue, es entrenada por los militares y te cuidará mientras no esté. Ahora es tuya.
— Minho, estás completamente loco — soltó una risa y se puso de pie. Instantáneamente, corrió hacia él y le dió un abrazo reconfortante, el cual lo tomó por sorpresa — de verdad, no tengo palabras. Haré lo que esté en mis manos para darte las gracias.
Lee Know se limitó a dejar sus manos en su cintura, sin estar muy seguro de recibir su muestra de afecto. Ella se separó con una gigantesca sonrisa en el rostro, tan grande que sus ojos no se veían del todo.
— Ven, vamos a comer. Apuesto a que está delicioso — lo llevó a la mesa para degustar el desayuno.
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