CAPITULO NUEVE: REACCIÓN DEMANDANTE

Debido al día libre de su jefe, Ha-ri llegó a su trabajo pasadas las nueve de la mañana. Antes había visitado a su abuela en el asilo quien no dudó ni un segundo en preguntarle sobre el señor Lee y su estado luego de que se diera cuenta fácilmente de que no es el mejor. Porque sí, Min-ji es muy sabia, no por nada estudió tan bien a los alfas, sabe reconocer los síntomas de celo con facilidad.

No pudo decirle demasiado, le dió un simple consejo con una sonrisa socarrona y señalándole le dijo: "muchas veces lo imposible se vuelve posible" no entendió esa frase, después de todo, su abuela ya no es muy clara con sus palabras que digamos. 

Al medio día salió a almorzar con sus compañeros de trabajo. Siendo sincera, la oficina se sentía más tranquila sin la pesadez del alfa, pero igualmente les hacía falta sus gritos y mandatos repentinos. Lee Know es de las personas que jamás pensarías en extrañar cuando no estuviera pero al final lo haces porque acostumbrarse a él se vuelve muy lindo.

Ha-ri se encontraba acomodando la oficina de su jefe. Se estaba haciendo de noche y ya casi era hora de irse, por lo que dejar limpia y organizada el área de trabajo de Lee Know para que al día siguiente la encontrase bien, le pareció una idea sensata.

— Hola, Ha-ri, disculpa que te moleste pero... Hay un cliente que siempre viene y hace escándalos, me preguntaba si podrías llamar al señor Lee y preguntarle si lo atiendes tú o le avisamos que venga mañana a hablar con nuestro jefe — Ye-ji aparece en la puerta.

— ¿Qué tipo de "escándalos"? Si se puede saber — pregunta confundida.

— Bueno... Es de esos hombres machistas y que no mueven un dedo en su casa. Siempre viene a reclamarle al señor Lee sobre unas compras mayoristas que hizo, en realidad no se mucho sobre ello, pero es accionista de la empresa Francis, la que maneja las baterías, ¿la conoces?

— Oh, sí, de hecho, el señor Lee me mandó a enviar unos documentos para esa empresa hace días. Probablemente venga para eso. Hazlo pasar. Hablaré con él y le explicaré lo sucedido.

— Okey... — Ye-ji acepta no muy convencida y regresa a la recepción— puede seguir, señor.

El hombre se retira entrando a la oficina de Kats. La pelirroja hace una mueca debido a que se nota más enojado que nunca y corre hacia su teléfono fijo marcando el número de su jefe para explicarle lo que pasa, sin intenciones de que venga, claramente. Lo que menos quiere es que se enoje por interrumpirlo en su día libre.

— ¡Llevo dos meses esperando que Lee me envíe los malditos comprobantes para garantizar su compra! He perdido clientes importantes por su culpa al decir que no puedo vender esas baterías porque él las necesita y no las ha ido a recoger — reclama el hombre enojado.

— Disculpe, de verdad, pero el señor Lee me envió instrucciones de que debía llevar esos comprobantes al banco para que hicieran un cheque sellado y luego entregarlo al señor Hong que es el dueño, por lo tanto, no puedo entregarle directamente eso. Estaría infringiendo la norma de seguridad — explica con tranquilidad.

— En parte soy dueño de la empresa y deberías entregarme esa información ¡qué basura! — Ha-ri hace una mueca incómoda — ¿y por qué debería confiar en que me estás diciendo la verdad?

— ¿Por qué pregunta eso?

— La anterior secretaria dijo lo mismo con respecto a unos documentos importantes y se robó el dinero ¿Qué diferencia hay? ¿Por qué habría de creerle? ¡eh!

— Señor, por favor, cálmese. Antes de que acabe la semana le haré llegar los comprobantes al señor Hong. No puedo hacer más nada por usted.

— Mujer insolente ¡dame eso! — toma el sobre de su mesa — ¡debería darle vergüenza no ayudar a un socio tan importante!

— Le pido por favor que me devuelva el papel. Me meterá en problemas con el señor Lee.

— ¿y? ¿Eso a mí qué me importa? ¡debería hacer bien su trabajo!

Ha-ri suelta un suspiro pesado y lo mira un tanto cansada — si no lo hace, tendré que llamar a seguridad. Es una acción ilegal en contra de nosotros, está robando información que no es permitida.

— ¡Hágalo! No tiene las agallas, además ¿Quién apoyaría a una omega tan descarada y grosera? Olvide esto y vaya a su casa a dormir.

La pelinegra lo ignora y agarra el teléfono para marcar, pero el hombre lo agarra tirándolo al suelo.

— ¡Sí que tiene valentía! Maldita omega estúpida, te voy a enseñar a respetar a tus mayores.

El hombre alza su mano para pegarle, sin embargo, el golpe nunca llega. Ha-ri abre sus ojos en grande al ver a Lee Know tomándolo de la muñeca con fuerza y soltarlo con brusquedad mirándolo con enojo total.

— Puede venir y hacer el escándalo que quiera a mi empresa... pero a ella — señala a Ha-ri aún con su vista en él — no la va a tocar. Ni a nadie más de mi empresa.

Lo empuja fuera de la oficina haciéndolo caer al suelo, los empleados se sorprenden al ver a su jefe en tal hazaña. Lee Know toma el sobre y rompe los papeles en su cara.

— Puede llevarse de regreso sus baterías, de todas maneras, ni siquiera las usé. Eran tan malas que merecían ser quemadas. Llévenselo — los guardias se llevan al hombre a fuerzas, quien gritaba maldiciendo.

— ¡Señor Lee! ¿le hizo daño? ¿Se encuentra bien? — Jeongin y el resto se acercan preguntando por el estado del alfa. Él asiente levemente y voltea a ver a Ha-ri.

— Gracias por ser persistente — ella hace un movimiento de cabeza afirmativo y él se marcha sin más luego de dar las "Buenas noches"

— ¡Dios mio! Si no hubiese llamado al señor Lee, algo terrible te habría pasado ¿no te hizo nada? Mira cómo dejó tu oficina de mal — Ye-ji es la primera en revisar a la omega.

— La manera en la que le pateó el trasero fue épico. Lee Know siempre ha sabido defenderse y por eso nunca corremos el riesgo de que las cosas pasen a mayores aquí — presume Hyunjin orgulloso de su jefe.

— ¿Y esto? — Christopher agarra un inhalador del suelo — Oh, es de él. Debió caerse cuando lo echó.

— ¿En serio? — examinan el objeto. Ha-ri frunce pensando

— Puedo llevárselo pero ya debe estar lejos, lo necesitará... ¿Alguien sabe dónde vive? — cuestiona la pelinegra.

— Yo tengo su dirección — Ye-ji va a la recepción en busca de la información.

Ella sabe que él tiene demasiado dinero, pero nunca imaginó que viviese en uno de los edificios más caros de todo Seúl. Esos donde la puerta era de tres metros y estaban rodeados de ventanales con una increíble terraza con piscina que daba vista a más edificios, los que sólo veías en las películas. Tocó el timbre del apartamento y esperó unos segundos hasta que él apareció con su pijama que eran unos simples pantalones de cuadros en conjunto de una camiseta básica.

— Disculpe que vuelva a molestarlo, señor Lee, pero dejó esto en la oficina — le extiende el inhalador y él lo agarra callado — Mmm... Eso era todo. Nos vemos mañana.

— Espere— toma su brazo y la suelta cuando vuelve frente a él — me imagino que hoy debió ser un día agotador y después de lo que pasó con ese hombre hace unas horas, debe estar muy estresada.

— Sí, un poco, pero son cosas que pasan. No se preocupe— sonríe

— ¿Tiene sed? — pregunta repentinamente— en estos momentos estaba bebiendo vino, no sé si quiera un poco. Beber solo es algo aburrido.

— ¿Vino? Oh... — pausa pensando en si era una buena opción aceptar o inventar una excusa e irse — está bien... quizás sólo una copa.

Ha-ri se extrañó mucho al ver a Lee Know tan calmado a pesar de estar en su celo. Tal vez lo oculta muy bien o sabe cómo controlarse para no caer en la locura. Pasó su vista por el interior del lugar, hallándolo exactamente como se lo imaginó: organizado, pulcro y totalmente elegante. Podían vivir hasta 10 personas allí. Se sentó en el sofá despacio y recibió el vino que su jefe le sirvió.

— Y... ¿Cómo le va con eso? ¿Ha podido solucionarlo? — interroga con curiosidad, refiriéndose a su problemita personal.

— No, aún no— Se mantienen en silencio, escuchando la música clásica que suena en la radio— perdone que pregunte esto pero... ¿Usted cuándo...?

— ¿Cuándo tendré mi celo? — lo mira con gracia ante su timidez, Lee Know asiente — a diferencia de los alfas, nosotros los omegas los tenemos cada tres meses durante un par de días. El mio empieza dentro de unas semanas.

— Si usted quiere, puede tomarse esos días libres como recompensa por su arduo trabajo — ella se muestra entusiasta y bebe un poco del líquido— su abuela estudió sobre esto ¿no es así?

— Sí. Es bastante directa con este tema. Dice que los alfas, cuando están esta época, parecen perros que... — se calla a sí misma con pena — estoy empezando a hablar mucho, sé que no le gusta, perdone.

— No se preocupe. Me tendré que acostumbrar a oírla hablar más de lo que respira — bromea haciéndola reír levemente— hoy estoy un poco curioso con usted, dígame ¿nunca ha tenido un alfa permanente?

— No es que se interesen tanto en mí de manera formal. La mayoría sólo me buscan para pasar el rato y eso... — contesta desanimada.

— Qué lástima —susurra bebiendo. La botella se acaba y Ha-ri deduce que llevaba un buen rato en eso. Probablemente para olvidar el hecho de que necesita acostarse con alguien y dejar su mente en blanco — ¿le gusta la champaña?

— ¿Va a seguir? — alza sus cejas un tanto asombrada y lo sigue con la mirada, viéndolo buscar en su cocina una nueva botella.

— Comúnmente no soy así pero... Leí que mantenerse ebrio y relajado es mejor que estar sobrio y preocupado — Ha-ri ríe por verlo tan bien, como si nada estuviera pasándole 

— En ese caso, lo acompañaré en su travesía.



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