CAPÍTULO DIECISÉIS: EL MEJOR NOVIO FALSO

— Buenas noches — se despide el alfa saliendo de su oficina.

— ¡Adiós, señor Lee! ¡Ha-ri, ven acá! — Ye-ji detiene a su amiga quien cerraba la puerta de la zona presidencial — ¿ya llamaste a tu novio y le avisaste a qué restaurante vamos?

Lee Know paró en seco al oír eso ¿"novio"? ¿Qué novio? Fue lo primero que pensó. Decidió hacerse el distraído y quedarse "analizando" unos papeles en el escritorio de Christopher que se encontraba cerca de las mujeres. El beta lo miró confundido y continuó recogiendo sus cosas sin prestarle mucha atención a su jefe.

— Sí, hablé con él en la tarde y me avisó que estaría allá en punto. Está muy emocionado de conocerlos, dijo que ama la comida de Soi Yeonnam — alzó la voz en la última parte para que su jefe escuchase.

Convencer a Seungmin de que fuera su novio falso fue más difícil de lo que pensó. Primero se negó rotundamente ya que prefería comer gusanos que estar en una situación de ese tipo, después se puso triste cuando Ha-ri le contó que no tenía a nadie más que la ayudase y si no lo hacía, quedaría como una mentirosa y fea persona frente a sus únicos amigos. Al final terminó aceptando porque le ofreció dinero que necesitaba.

— Estoy tan emocionada de conocerlo, no puedo esperar. Esperé mucho para que Ha-ri tuviera novio por fin— exclama la pelirroja mirando a todas partes en la calle por si notaba a alguien en particular.

— ¿Y si no le caemos bien? — pregunta Jeongi.

— No se preocupen por eso. Él es una buena persona y muy amistoso con todo el mundo, es imposible que los odie— tranquiliza viendo su reloj, rogando para que no se le haya olvidado la salida.

Una moto suena el claxon cerca y se aparca en la orilla del andén. Seungmin se quita el casco guardándolo y se aproxima a ellos haciendo una reverencia. Por suerte, Ha-ri le había prestado ropa de Chung-ho, se veía como un empresario decente y juvenil.

— ¡Hola! Mi nombre es Kim Seungmin. Ha-ri ya debió hablarles sobre mí, he escuchado mucho sobre ustedes — se presenta sonriendo amigable. Los chicos saludan animados.

— Seungmin, ellos son mis amigos de la oficina: Ye-ji, Hyunjin, Christopher, Jeongin y Felix— señala a cada uno.

— ¡Entremos! Hace mucho frío.

— ¿Cómo estuve? — murmura en voz baja el castaño, siguiendo al grupo y entrando al restaurante. La omega le hace una seña de "ok" satisfecha por su actuación.

Buscaron una mesa libre entre el montón que estaban ocupadas. Es viernes y comúnmente los sitios para comer son los que más se llenan además de los bares. Tomaron asiento y de inmediato decidieron ordenar para saciar su hambre.

— Ha-ri nos contó que eres dueño de un asilo y ahí está su abuela ¡eso es muy cool! ¿Cómo se conocieron? — exclama Felix sonriente.

Ha-ri había preparado un guión para cualquier pregunta que sus amigos le hicieran a Seungmin. Él se las aprendió de memoria en un santiamén preparado con lo que sea. Nada podía salir mal.

— Mi padre murió y me dejó a cargo de el desde el año pasado, en ese tiempo, era un primerizo en eso. Ha-ri iba a visitar a su abuela varias veces, tuvo algunos problemas con el pago de unos meses, la ayudé con eso y nos hicimos muy cercanos hasta que nos enamoramos — los presentes hacen expresiones de asombro ante la historia.

— Qué bonitos. Siempre me pregunté cómo eran las relaciones entre omegas. Acabo de confirmar que son muy tiernas — Jeongin se emociona.

— ¿Qué haces en el asilo? Es decir... ¿En qué trabajas exactamente por ser el dueño? — pregunta Chris.

— No mucho, en realidad, pero... Me gusta mucho ayudar a los residentes y los trabajadores, ya que no tengo demasiado por dar en ese lugar, ofrezco mi colaboración para mejorar.

— ¡Oh! Escuché que el señor Lee está interesado en ayudar a ese tipo de fundaciones como una obra de caridad. Podríamos agendarte una cita con él para ver si llegan a un acuerdo ¡nosotros también podríamos ayudar! — cuenta la recepcionista sonriendo ampliamente. La omega frunce su ceño ya que no había oído sobre ello.

— ¿El señor Lee?

— Lee Know, nuestro jefe. El presidente. No te angusties, puede parecer muy difícil de entablar una conversación pero cuando te tiene confianza es más blando y seguramente le caerás bien.

— Sí, suena bien... — Seungmin y Ha-ri se miran entre sí.

Lee Know observaba el restaurante teniendo un debate interno sobre si entrar o irse a su casa a beber su vino costoso en la comodidad de su cama, pero la última idea sonaba muy poco convincente sabiendo que su omega estaba allí adentro con otro hombre que no es él. Su estómago le rogaba por comida y sería una buena excusa para llegar e interrumpir la agradable cena.

Caminó a paso firme en dirección a la entrada y pasó haciendo sonar la campana. Movió sus ojos por todo el lugar viéndolos reír por los chistes tan malos del omega. Apretó los puños al ver a Ha-ri recostarse en su hombro sin poder aguantar la risa. Su alfa se sentía aislado y adolorido por la escena, él sólo quería romperle la cara.

— Buenas noches — irrumpe, se callan de inmediato al verlo y Ha-ri abre sus ojos. No pensó que sería capaz de perseguirla, creyó que se enojaría y la regañaría al día siguiente en la oficina, lo cual no fue así— qué casualidad, este también es de mis restaurantes favoritos ¿Qué festejan?

— Hola señor Lee. Verá, es una juntada entre el equipo para conocer a Seungmin, el nuevo novio de Ha-ri — explica Ye-ji.

— ¿Ah, sí? Felicidades, hacen una linda pareja — sonríe falsamente mirando a la chica, quien baja su mirada atemorizada por la energía tan fuerte que desprendía— ¿Puedo sentarme? No me gustaría comer solo.

— Sí, claro, señor.

Christopher le pone una silla en el espacio libre que tenía Ha-ri a su lado. Se sentó entrelazando sus dedos en la mesa con una posición autoritaria e inquietante.

— Hablábamos sobre su interés en una obra de caridad a una empresa. Verá, el señor Kim es dueño del asilo donde se hospeda la señora Jung, la abuela de Ha-ri — le comunica la pelirroja. La comida llega en ese momento.

— ¿En serio? Un gusto. Lee Know — extiende su mano pasando frente a la omega, el chico la acepta y se sobresalta al sentir el apretón tan fuerte que le dió— recuerdo haberte visto en algún lugar... El mundo es tan pequeño.

— Si lo hubiese visto, se me habría hecho imposible olvidarlo, señor Lee— Seungmin ríe nerviosamente alejando su mano. Desde aquel día en que lo vió en el asilo, le transmitió una vibra demasiado intimidante. Solo los alfas hacen eso— mmmm... No creo que sea buena idea hablar sobre eso aquí, estamos fuera del horario laboral ¿no? Deberíamos dejarlo para otro di...

— No hay ningún problema. Hagamoslo. Todo el tiempo hago contratos, la señorita Jung lo sabe porque me acompaña a todas partes. ¿Puede darme un plato de carne y verduras? — pide a la mesera y voltea a ver al omega.

— Está bien...

— Casi nunca cierro tratos en este tipo de restaurantes, por lo general lo hago en alta cocina o lugares menos... concurridos ¿conoce Flavors? — él niega lentamente. Sus empleados comen en silencio un tanto incómodos ya que el olor de su jefe era más que fuerte — qué lástima ¿está seguro de que ha hecho un buen contrato alguna vez?

—Más que todo lo hago por video llamadas con clientes internacionales.

— Ah... Corre el riesgo de una estafa o falsa esperanza, yo no lo hago porque, ya sabe, debo cuidar muy bien mi empresa y prefiero evitar ese tipo de contratiempos — se encoge de hombros.

— Señor Lee ¿no opina que es algo incómodo hablar aquí? Mañana en la oficina sería mejor, tendrán más privacidad y comodidad — insiste la omega a su lado.

— Ay, señorita Jung, usted siempre tan atenta con su jefe. No se preocupe. He hecho esto muchas veces — el alfa sonríe palmeando y apretando su muslo dándole señales a su "novio"

— Iré a lavarme las manos.

Ha-ri se levanta yendo con rapidez hacia los baños. Justo cuando iba a cerrar la puerta de este, Lee Know metió su pie en el espacio y entró de inmediato echándole seguro. La miró con una expresión graciosa y molesta a la vez.

— ¿Me crees tan imbécil, Ha-ri? ¿Lo suficiente como para no darme cuenta de que ese idiota que está allá afuera no es tu novio y mucho menos un maldito empresario? ¡DIME!

— Baje la voz, si se dan cuenta que está aquí haciéndome estos reclamos, sospecharán sobre nuestra relación laboral.

— ¿Y eso a mí qué mierda me importa? ¿Mm? ¿sabes por qué estoy así, eh? — la toma del antebrazo con fuerza pegándola al lavabo, ella se inclina hacia atrás cuando se aproxima a su rostro — Eres mía y por más que trates de ocultarlo, jamás va a ser lo contrario.

— Por favor, váyase.

— ¿Esto no era lo que querías? ¿Que me volviese loco por tí hasta el punto de querer asesinar a cualquier persona que se te acerque? Porque lo has logrado, en serio, Ha-ri, has logrado lo que querías — habla mirándola a los ojos, ella traga en seco asustada por su determinación.

— Una marca no le da el derecho de tratarme como si no fuese un objeto.

— Prometo no volver a hacerlo si tú prometes alejarte de ese maldito omega sin huevos.

— ¿Por qué le haría caso?

Él suelta una risita y posiciona su mano alrededor de su cuello tomándola con dureza. Se acercó lo suficiente como para escuchar su respiración rápida.

— Si no lo haces, le contaré a todos que ya tienes un dueño y que soy yo. Pensarán que eres una perra por acostarte con tu jefe en su momento de debilidad sin que nos gustemos. Yo no tengo nada que perder ¿tú sí? — La pelinegra mantiene su vista en sus ojos oscuros sabiendo que eso no le haría nada bien.

Se asustó cuando Lee Know escondió su rostro en su cuello, lamiendo su piel intentando pegarle su olor a cigarros lo más que podía. Movió sus piernas tratando de alejarlo pero su agarre en su cuerpo era más fuerte de lo que pensaba.

— Señor Lee... basta — No podía negar que su omega disfrutaba de ese contacto, sin embargo, su mente le decía que estaba mal tener esa sensación.

— ¿Vas a hacer lo que te digo o no? — pregunta directo separándose de allí. Ella no respondió y él se acercó a su oído — Te voy a enseñar que eres más mía de lo que piensas.

Tomó su mano con fuerza saliendo del baño, pasando en frente la mesa de sus amigos quienes la llamaron pero no pudo parar ni un segundo ya que Lee Know la había sacado del restaurante en un abrir y cerrar de ojos.



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