CAPÍTULO CUARENTA Y UNO: POSIBILIDAD

Lee Know jamás ha sido el tipo de persona que confía en alguien con facilidad, por ello, se rodea de pocas amistades que le parecen inofensivas o simplemente se pegan a él como chicles (como es el caso de Han Jisung). Gracias a sus habilidades de alfa puede identificar fácilmente la actitud de alguien, si está siendo sincero o un completo traidor.

Así que hacerle una visita a Chung-ho, usar la fuerza y hacerlo hablar para que revele la ubicación de su novia, era una buena opción. Según él.

Chung-ho se encontraba en su casa como casi todos los días, jugando video juegos en su sala, con varias envolturas de comida tiradas en el suelo y la oscuridad de la noche. Por el rechazo de Ha-ri ha estado algo deprimido. Se prometió a sí mismo que la olvidaría, seguiría adelante y buscaría otra omega para él, pero ella es de las chicas que es complicado olvidar.

El timbre sonó, haciéndolo perder su partida y se quejó en voz alta.

— Buenas noches, soy el capitán de la policía de Seúl. Vengo a hacerle varias preguntas con respecto a la desaparición de la señorita Jung Ha-ri— habló el hombre, mostrando su placa una vez abrió la puerta. Él alzó sus cejas sin entender.

— ¿Qué? ¿Cómo que desapareció? ¿De qué hablan?

— No te hagas el imbécil— Minho apareció, dándole un empujón— sé que tienes envidia de nuestra relación y por eso te la llevaste, para que no pudiera estar conmigo nunca más. Vas a hablar y si no dices nada importante te juro que te voy a partir la cara contra esa televisión.

— ¡Lee Know, te juro que no sé de qué carajo hablas! — se defendió, retrocediendo.

— Tomemos asiento, respiramos un rato y sigamos en paz. No vayan a pelear ahora — interrumpió Jisung.

El alfa gruñó, apretando los puños con molestia hacia el menor. Iba a sacarle información como sea y nada lo iba a detener. Se sentaron en el sofá, con el chico en el sillón individual, quien tenía una cara de susto total.

— ¿Cuándo fue la última vez que habló con Ha-ri? — le preguntó el capitán.

— Mmm... Fue ayer, en la noche, nos encontramos cerca del parque de su casa, si no estoy mal.

— ¿Qué hacía usted ahí?

— Salí de mi oficina por lo que quise comer algo rico. Era una casualidad que mi restaurante preferido quedara cerca del apartamento que comparte con Lee Know, hablamos un poco y aproveché el momento para disculparme con ella por mi comportamiento egoísta... Pero, en serio ¿Qué pasa? ¿Dónde está Ha-ri?

— Las preguntas las hacemos nosotros— respondió Lino.

— ¿Desde cuándo la conoce?

— Hace años, desde la universidad, somos mejores amigos desde entonces.

— ¿Y qué ha hecho en estos días que la señorita Jung desapareció?

— Me dieron un par de días libres en mi trabajo por el estrés. No he hecho mucho, me la he pasado aquí... He estado distanciado porque, si les soy sincero, que Ha-ri me haya rechazado me dolió y decidí tomarme un tiempo para aclarar mi cabeza.

Lee Know estaba confundido. Quería no creerle a Chung-ho pero sus respuestas parecían acertadas. Debe seguir investigando más si quiere saber qué es lo que los secuestradores planean hacer con su omega.

(—🍓—)

Ha-ri se encontraba acostada en la cama, sin qué hacer ni comer. Nadie ha aparecido desde la noche anterior a su cuarto ¿la habrán dejado tirada ahí? ¿Volverán? En parte le alivia el hecho de que Seung nunca regrese, es el diablo en persona y le tiene miedo, ya sea por su mano dura, las consecuencias de desobedecerle o dominancia que ejerce sobre ella al ser un alfa. Por otro lado también se siente asustada por su bebé, si no tiene alimento ¿Cómo va a desarrollarse correctamente?

Apartó su vista del techo cuando la puerta se abrió de repente, viendo a Seung. Se mantuvo inmóvil al ver las cadenas que traía en sus manos y su aspecto no muy amigable, al parecer lo habían hecho enojar, y hace un par de minutos había escuchado lo que era una discusión. Al parecer hay una guerra entre el bien y el mal con su cómplice, Changbin.

— Ven aquí, ya — se acercó temerosa y la jaló de las muñecas, amarrándole sin posibilidad de moverse. Al igual que le ponía un antifaz, tal vez para que no viese el lugar en el que se encontraba.

Jaló la cadena, llevándola como si de un perro se tratase. Ha-ri solo podía escuchar el sonido de la madera crujiendo a medida que caminaba e insectos sonando en el exterior, al parecer estaban rodeados de vegetación. Se detuvieron y la tomó por los hombros, sentándola y quitándole la venda.

Aclaró su vista ante la linterna que había arriba suya, viendo una habitación muy diferente a la suya. Esta no tenía muebles, con paredes sucias, periódicos viejos... Un lugar abandonado.

— Quítate la ropa — le ordenó, ella se mostró asustada ante eso.

— ¿P-para qué?

— Tranquila, si quisiera tocarte ya lo habría hecho — rodó los ojos obvio.

Ha-ri, con las manos temblando y ojos llenándose de lágrimas, se negó ante su idea. Seung suspiró, cansado de la situación, y simplemente le dió un golpe en el rostro, haciéndola caer al suelo. Agarrando su cabello y obligándola a verlo.

— Minho está haciendo muchas preguntas y no tengo mucho tiempo para quedarme con Kats. Eso me pone nervioso. Asi que me vas a dar algo de información para ayudarlo a colaborar. Si haces lo que te digo, quizás te deje salir de aquí sin golpearte demasiado ¿entiendes? — amenazó.

— Te lo juro, yo no sé nada sobre Kats, Minho nunca me contó sobre la empresa... Yo solo era su asistente...

— No dije que tú me darías la información, Ha-ri. Eres la carnada.

La soltó, dejándola con sangre en su cabeza y labio. Se sentó con dificultad, llorando en silencio, mientras Seung sacaba una cámara y unas tijeras.

— Ahora quitate la ropa si no quieres que te vaya peor. Y si te niegas otra vez a una de mis peticiones estando bajo MI mandato, te lo juro, Ha-ri... Te voy enseñar lo que es estar con un alfa de verdad. No me hagas hacerlo.

Sollozó, secando sus lágrimas, arrepentida de lo que estaba a punto de hacer.

(—🍓—)

Días después

Eran cerca de las once de la noche y Lee Know apenas había podido llegar a su apartamento. Ha estado bastante ocupado con la investigación del caso de Ha-ri, tanto que se la ha pasado metido en la comisaría, tratando de encontrar más testigos o algún indicio que le diera una señal de su pareja. Incluso pausó las actividades financieras de Kats para concentrarse.

Entró a su hogar, dejando sus pertenencias en la entrada y dando un vistazo alrededor. Se sentía vacío, sin vida. Diferente a como cuando vivía solo. Era un silencio triste. Nunca había deseado no estar solo hasta ese momento.

Para apagar sus penas, o al menos calmarlas, se tomó una botella de vino, tirado en el suelo del cuarto que compartía con Ha-ri ¿Qué más puede hacer? Ha estado noches seguidas sin dormir, tratando de encontrarla, pero parece que un fantasma se la hubiese llevado ¿Cómo nadie pudo darse cuenta de a dónde se dirigía su hermano? ¿O por qué la llevaba inconsciente? Tenía tantas preguntas y ninguna se resolvería hasta no encontrarla.

Lo peor no era eso, sino que es navidad. Y podrá haber pasado miles de navidades sin nadie a su lado, pero, por primera vez, estaba emocionado de que Ha-ri estuviera a su lado, para darle los regalos que más le hubiesen gustado tener: una bufanda hecha de lana y terciopelo color rojo o un hermoso labial de la última colección de Dior para que siguiera dándole esos besos que tanto le gustan. 

Lee Know se había acostumbrado a su compañía. Él la quiere de vuelta.

Bebió hasta la última gota de su botella, ebrio, pero ninguna cantidad de alcohol era suficiente para hacerle olvidar el infierno que estaba pasando sin su omega. El sonido de un golpeteo lo hizo alzar la vista, viendo un dron en su ventana, que golpeaba el vidrio, llamando su atención.

Se levantó con rapidez, tallando sus ojos, en duda de si era real o producto de su imaginación cero coherente. Hasta que deslizó el ventanal, tomando la caja que traía como paquete y se fue de inmediato, perdiéndose entre los edificios de la ciudad. Frunció su ceño sin entender de qué se trataba y se apresuró en abrir el sobre, tirando en la cama los documentos que habían en su interior y se quedó en shock.

Eran fotos de Ha-ri, desnuda, con su rostro angelical con leves morados y cabello mal organizado. No se veía nada bien y le dolió tanto en su corazón verla tan mal por su culpa. Nunca en la vida se perdonaría haberle hecho tanto daño. Rebuscó en el sobre, tratando de encontrar otras cosas que le pudieran servir, en cambio, sacó una bolsa transparente donde se encontraba todo el pelo cortado de su omega.

Su pelo que tanto le gustaba oler, su cara la cual admiraba todos los días al despertar y su cuerpo que tocaba como una obra de arte.

Aquello que tanto amaba, Seung lo había arruinado, y ahora Minho lo iba a arruinar a él.







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