CAPÍTULO CUARENTA: SOLA

Ha-ri intentó dormir esa noche, a pesar de la angustia y el resentimiento que tenía de no poder estar con su alfa. Trató de hacerlo por el bien de su bebé, entre algunos sollozos y quejas de su parte al sentir a su omega más triste que nunca, cerró sus ojos con la esperanza de olvidar por unos momentos que se encontraba en ese lugar tan espantoso.

Lee Seung no ha vuelto desde esa vez que hablaron, supone que lo hará cuando la necesite para torturarla o algo parecido. No sabe cuánto pueda aguantar. Con el embarazo, la necesidad de querer estar cerca de Minho y su debilidad por el líquido que ingirió y desmayarse, siente que en cualquier momento puede caer en un estado de salud grave, pero tiene que mantenerse fuerte.

Escuchó la cerradura por segunda vez y alzó la cabeza, al mismo tiempo que se sentaba y esperaba que Seung entrara. Quedándose alerta. En su lugar, un rostro conocido vió entrar.

— ¿Changbin? — susurró sorprendida. Vestía con una bata de medicina y un pequeño kit de primeros auxilios, tomando asiento a su lado en la cama — juro que no voy a atacarte por lo que haces pero por favor, sácame de aquí.

Se mantuvo en silencio, casi sin prestarle atención. Ha-ri se sintió confusa cuando tomó su mano y vendó el dorso, ya que se había lastimado tratando de quitar las tablas de la ventana.

— Mi bebé necesita a su padre — insistió. Quizás lo estaba tratando de hacer entrar en razón, ya que lo que hacía no está bien y unirse a un hombre tan malo le arruinaría la vida— ¿Puedes al menos decirme por qué no hablas?

— Lo siento, no puedo hablar contigo.

— Traicionaste a Minho. Él confiaba en tí.

— Si sientes muchas ganas de vomitar tomas estas pastillas, te ayudarán a regular las náuseas— sacó unas cuantas, dándoselas y se puso se pie caminando a la puerta, pero se detuvo en seco unos segundos — yo tampoco quiero estar aquí, Ha-ri. Seung me obligó, me va a pagar, pero esto no es lo que deseaba hacerle al señor Lee. Lo mejor será que tengas cuidado, es más peligroso de lo que crees.

Cerró la puerta, desapareciendo de una vez. La omega suspiró, observando las pastillas con melancolía. Sin saber en qué ocupar su mente.

¿Qué se podía hacer en ese lugar? No tenía nada para entretenerse, lo único que le quedaba era acostarse todo el día, dar vueltas por la habitación, mirar el techo, llorar. Quizás está siendo afortunada, o quizás no. Ya que en la mayoría de secuestros el ambiente no es para nada agradable y terminan en asesinato. Al menos tiene un cuarto aceptable.

— Veo que Changbin ya te hizo tu primera visita — dijo Seung, al notar su mano vendada, dejando una bandeja en el tocador. Carne, arroz, verduras y agua, se veía en buen estado — toma, el almuerzo.

— No tengo hambre.

— Debes comer para mantener sano a mi sobrino, Ha-ri— le sonrió recto y se cruzó de brazos.

— ¿Qué hace Changbin aquí?

— ¿Sabías que tiene doble titulación? No solo es ingeniero en maquinaria, sino también médico. Increíble. Supe que lo necesitaría. De ahora en adelante él se encargará de tu bienestar, tampoco soy tan egoísta de dejarte sola en esto del embarazo, así que Changbin te hará tus controles, exámenes y todo lo que necesites mientras estés aquí.

Ha-ri miró a otro lado, tan cansada que ni siquiera quería protestar ante eso. Le da lo mismo que él se haga responsable, lo único que le importa es que ella y su bebé estén bien.

— Será mejor que comas — el alfa dejó la bandeja en la cama y salió de allí.

Le dió otro vistazo a la comida, su estómago ruge del hambre. No come desde ayer. Puede que le hayan echado algo a los alimentos, pero tampoco puede estar tanto tiempo así. Si no la mata la depresión de su omega, se puede morir de hambre o tener un aborto por no cuidarse correctamente. Decidió acceder.

Ella lo hace todo por su bebé.

(—🍓—)

— Lee Know, no deberías estar escuchando eso— insiste Han Jisung al entrar a su cuarto y verlo concentrado en su teléfono, escuchando las noticias, donde informaban acerca de la desaparición de su pareja— harán rumores sobre lo que pasó y sé que si los escuchas no será nada bueno para tí.

— Que hablen lo que quieran, yo sé que ella no escapó de mí. Ha-ri nunca me abandonaría.

Suspiró, sin saber qué más hacer con él. No ha dormido, ni siquiera 10 minutos, su cuerpo se rehúsa. Jisung se comprometió a cuidarlo para procurar que no haga ninguna locura. Se la ha pasado encerrado, esperando alguna noticia de la policía avisando que la encontraron, aunque una parte de él le indica que no será así por mucho tiempo.

Revisaron su apartamento y no encontraron nada que indique que fue un secuestro, sin embargo, al revisar las muestras de la botella de agua pudieron determinar que tenía Ambien. Su efecto hipnótico se inicia 30 minutos después de su administración y persiste de 6 a 8 horas, por lo que suponen que no deben haberla transportado muy lejos sin que ella se haya despertado. Por lo tanto, la policía está más que confundida. No están seguros de que haya sido llevaba a propósito, por lo que su meta ahora es recolectar más información.

— ¡Jisung! — se quejó cuando le quitó el celular, apagándolo y guardándolo en su chaqueta — devuélveme el maldito teléfono si no quieres que te golpee.

— Lo hago por tu bien, ya quítate de esa pantalla. Si la policía logra encontrar algo importante, vendrán con nosotros — el sonido del timbre los interrumpió— ¿ves?

Minho se apresuró en abrir la puerta principal, encontrando al capitán.

— Buenas noches señor Lee — saludó, entrando. Se sentaron en el sofá y el alfa lo miró atento e impaciente — revisé a detalle su caso y, tiene razón, no creo que su novia se haya ido por sí misma. Si no fuese por el agua contaminada y su teléfono roto creeríamos lo contrario. Así que comenzaremos una investigación formal y mandaremos una orden de búsqueda contra la chica, pero primero necesito algunos datos.

— Sí, claro —buscó en su billetera y le entregó una foto pequeña de ambos— su nombre es Jung Ha-ri, tiene 26 años. Es baja, de cabello negro y ojos oscuros. 

— ¿Tiene familiares? — preguntó anotando en su libreta.

— Traeré unos cafés — indicó Han Jisung para darle espacio a su mejor amigo con el hombres, dirigiéndose a la cocina.

— No, solo su abuela, está en un asilo. Sus padres murieron cuando era niña y es hija única.

— ¿Tenía enemigos? ¿Pretendientes? ¿Alguien que quisiera hacerle daño?

— No, que yo sepa. Es decir, siempre la han alagado otros alfas y eso pero jamás ha pasado a mayores, siempre la he cuidado. Nunca ha salido sola desde que estamos juntos— Minho pasó su mano por su cabeza, angustiado — de verdad, si usted la conociera sabría que no es una persona que busca problemas. Es la mujer más amable y simpática del mundo. No me puedo imaginar que se haya metido con alguien equivocado sin yo saberlo, ella no es así.

— ¿Y si fue alguien que quiere hacerle daño a usted? — preguntó, dejándolo callado antes eso. Estaba tan preocupado por ella que no había caído en cuenta de eso— ¿Desde cuándo salen, señor Lee?

— Nos conocimos en el trabajo, la contraté hace bastante tiempo, pero nuestra relación se volvió oficial hace menos de dos meses. Me volví su alfa y con el tiempo nos enamoramos. Está marcada por mí y... También espera a mi primer hijo— respondió, un tanto desanimado a lo último, tratando de no pensar en el infierno que vive su amada.

— Entiendo. Estuvimos revisando los antecedentes en su familia, señor Lee, y por lo que veo viene de una mala racha. Su hermano, Lee Seung, salió de la cárcel no hace mucho ¿cree que haya sido él, el causante de todo esto?

— Siendo sincero, lo esperaría de él. Es un bastardo y siempre ha querido ser superior a mí — rodó los ojos enojado. Han volvió, dándole café al mayor

—Desapareció aquí en el edificio ¿no? Debe haber un registro de las cámaras que pudo haber captado el rostro de su hermano o al menos a los alrededores, para saber de dónde venía o qué hizo antes de llegar.

Al terminar el café caliente, bajaron al primer piso, pidiéndole a los agentes de seguridad que les enseñaran las grabaciones. No fue fácil, sin embargo, gracias a las influencias del capitán y su increíble placa policial, accedieron al darse cuenta de que era bastante grave.

— ¿La vieron entrar? — interrogó.

— Sí, yo sí, era mi turno esa noche. Siempre entra y nos saluda muy contenta, no la noté apresurada. La señorita Jung ha sido muy gentil con nosotros desde que vive aquí — contestó uno de los guardias.

— Todos dan buenas referencias sobre ella, al parecer es un ángel caído del cielo — comentó.

— Lo es — afirma Minho, para después volver con el otro hombre y ver atentamente la computadora. Rogando para que algo importante pase y pueda tener más información sobre su pareja— Espere, detenga ahí.

— ¿Vió algo? — el capitán se acercó. El alfa señaló a un costado de la cámara de afuera, viendo a Ha-ri con un chico — ¿quién es?

— Chung-ho, su mejor amigo. Se peleó con nosotros porque gusta de ella, sin embargo, está conmigo y lo rechazó.  No lo veía desde ese día — apretó la mandíbula más que molesto, empezando a sospechar inmensamente sobre que tiene algo que ver. Ya que no puede ser coincidencia que justamente se haya aparecido esa misma noche que ella desapareció.

— Hagámosle una visita al señor Chung-ho.







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