ೃ✭ Capítulo 16 ೃ✭
—Jeongun quiere que vayas a tomar el té con él —le dijo Jisoo a YoonGi alrededor de las tres de aquella tarde—. Es un gran honor.
YoonGi sonrió.
—Me ha caído bien.
—Pues me parece que es recíproco —admitió la hermana de Seok Jin riendo.
Luego acompañó a YoonGi a la zona de la casa en la que vivía el anciano.
Un camarero lo llevó hasta una gran terraza cubierta en la que estaba esperándolo Jeongun.
—Tengo entendido que esto es un honor —comentó YoonGi sonriendo.
—¿Cómo has conseguido escapar de Seok Jin? —le preguntó su abuelo en tono de broma.
—He dicho algo que le ha molestado… y se ha refugiado en el trabajo —confesó, sorprendido por lo cómodo que se sentía en compañía de Jeongun.
—He oído la conversación —admitió el anciano, desconcertandolo—. Este balcón está justo encima de donde estaban.
Ruborizado, YoonGi se sentó.
—Bueno, todo queda en familia —comentó.
En realidad, no habían tenido una discusión acalorada ni se habían dicho cosas feas, así que tampoco era tan grave, aunque estaba seguro de que a su esposo no le gustaría nada saber que su abuelo los había estado escuchando.
—He pensado que estaría bien contarte parte de la historia de nuestra familia, ya que dudo mucho que Seok Jin lo haya hecho —comentó Jeongun.
—Estoy al tanto del divorcio de sus padres —añadió el—. Y sé que, después de aquello, perdió el contacto con su padre.
—Sokhwan era un hombre débil, aunque a mí me costó muchos años reconocerlo porque era mi hijo…
—Es difícil aceptar los defectos de las personas a las que más queremos —murmuró YoonGi.
—Tú quieres mucho a Seok Jin, es evidente —le dijo Jeongun—. Es un hombre muy afortunado.
YoonGi decidió no intentar contradecirlo y se entretuvo sirviendo el té.
—Espero que sea consciente de la suerte que tiene—comentó YoonGi por fin—. Es una persona mucho más complicada que yo…
—Por eso te he invitado a tomar el té —le dijo—. Mucho me temo que yo soy el culpable de esa complejidad. Me ocupé de educar a Seok Jin desde los once años, cuando falleció su madre.
—No sabía que hubiese faltado siendo Seok Jin tan joven —admitió él sorprendido mientras ponía mantequilla en un panecillo y se debatía entre la mermelada de frambuesa y la de mandarina.
—Yeonssi jamás superó que Sokhwan se divorciara de ella por Choyeon. Y yo no me di cuenta de lo mal que lo estaba pasando la madre de Seok Jin —empezó a contarle Jeongun—. Tal vez, si mi esposa hubiese vivido, habría sido capaz de prever lo que iba a ocurrir y me habría pedido que ofreciera ayuda para evitar una tragedia.
YoonGi dejó el panecillo que estaba comiendo.
—¿Una tragedia?
—Yeonssi se colgó… y fue Seok Jin quién la encontró —le explicó el anciano—. Y yo me sentiré culpable por ello toda mi vida.
YoonGi palideció.
—No tenía ni idea…
—Eso me parecía, por eso te lo he contado —confesó Jeongun—. El efecto en Seok Jin fue catastrófico. Había perdido a su padre, su casa, y después a su madre.
YoonGi sacudió la cabeza lentamente, pensando en lo mucho que Seok Jin y sus hermanas debían de haber sufrido.
—Debió de ser horrible para él —murmuró con el corazón encogido—. Es posible que se sintiera culpable…
—A mí me preocupaba que Seok Jin hubiera heredado la impulsividad de sus padres y esa intensidad emocional que tan inestables los hacía.
—No lo creo —comentó YoonGi.
—Yo quería asegurarme de que Seok Jin no iba a cometer los mismos errores que su padre. Era demasiada responsabilidad para un niño. Así que supongo que le enseñé valores equivocados —admitió Jeongun—. Esperaba, quería que se casara con una mujer rica, de clase social alta… y lo conseguí.
—Sin embargo —lo interrumpió YoonGi—, Seok Jin es un hombre muy inteligente y completamente independiente, y tomó sus propias decisiones.
—Sí... y se casó contigo sin contárnoslo porque no quería arriesgarse a que yo me interpusiera en sus planes.
—Es probable —admitió YoonGi pensativo—, aunque es posible que no sea completamente consciente de ello porque le cuesta descifrar sus propios sentimientos.
—Tú lo conoces muy bien —admiró Jeongun—. Ahora que ya ha pasado la parte más difícil, ¿disfrutamos de la merienda?
Seok Jin estaba hablando por teléfono con Namjoon, que le estaba haciendo preguntas muy incómodas que él no podía responder.
—No lo entiendo —le dijo su mejor amigo—. Te casaste ayer. Y has llegado a casa de tu familia hoy. ¿Por qué quieres volar a Seúl solo para cenar en un restaurante elegante?
—Mañana es el cumpleaños de YoonGi.
—Pues llévalo a cenar mañana.
—Quiero hacerlo esta misma noche. ¿Quieres acompañarnos? Aunque, como menciones a Chanchu, te prometo que te mataré.
—Por supuesto que los acompañaré.
YoonGi estaba secando a Jeongguk después del baño y poniéndole el pijama cuando Seok Jin apareció en la puerta del cuarto de baño.
Tomó a su hijo en brazos, lo abrazó, le hizo el avión y consiguió que se echase a reír.
—Está cansado —comentó después, al ver que apoyaba la cabeza en su hombro.
—Ha sido un día con muchas emociones y siempre le agota estar con otros niños —dijo YoonGi, llevando al niño a su dormitorio y dejándolo en la bonita cuna.
—Hay que renovar esta habitación —comentó Seok Jin, mirando a su alrededor. YoonGi se echó a reír.
—Está bien. Tal vez tenga detalles que son más de niña, pero Jeongguk no se da cuenta de la diferencia.
—Se decoró para la hija pequeña de Jisoo. El parto fue muy difícil y su marido viajaba mucho, así que Jeongun sugirió que se viniese aquí cuando estuviese sola —le explicó Seok Jin.
—Jisoo es encantadora —comentó YoonGi en tono cariñoso.
—Vamos a salir esta noche —anunció él bruscamente.
—¿Adónde vamos a ir?
—A Seúl.
Aquello lo sorprendió.
—¿A Seúl ? ¡Pero si acabamos de llegar aquí!
—Solo estaremos fuera unas horas —le respondió Seok Jin—. Vamos a cenar con Namjoon y su novio.
—¿Vamos a celebrar que van a casarse o algo así?
—No que yo sepa. ¿Es que no te apetece salir conmigo? —le preguntó Seok Jin con frustración.
YoonGi estuvo a punto de decirle que le resultaba extraño que quisiera estar con él en público, pero se contuvo. No quería sacar a relucir el pasado, teniendo en cuenta que su reciente matrimonio los había llevado a una nueva situación.
Suponía que, para Seok Jin, tomar un helicóptero solo para una noche era casi normal.
Así que decidió no hacer más preguntas a pesar de que le preocupaba qué debía ponerse para la ocasión.
Se alegró de haber salido a comprar ropa más elegante y cara justo antes de la boda, y escogió del vestidor en el que habían colocado cuidadosamente todas sus cosas, una camisa color plomo y un pantalón de cuero que remarcaba sus piernas. Mientras se duchaba y se maquillaba, pensó en la extraña actitud de Jin.
—¿Qué te parece? —le preguntó un rato después, apareciendo ya vestido en el dormitorio.
A él le brillaron los ojos.
—Estás increíble —comentó—. ¿Nos vamos?
YoonGi se sintió bien a pesar de que seguía sin entender que Seok Jin hubiese estado casado con una belleza como Hana y que, aun así, su segundo y mucho menos bello esposo también le pareciera increíble.
—¿Vamos a volver a dormir aquí? —le preguntó mientras subían al helicóptero.
—Sí, aunque si prefieres que nos quedemos en Seúl, la familia también tiene un piso allí —respondió él.
—No, prefiero estar con Jeongguk a la hora del desayuno, siempre está muy cariñoso y se alegra mucho de verme —admitió YoonGi.
Cuando el helicóptero despegó, Seok Jin se acercó más a él y enterró los dedos en su pelo rojizo. Le dio un apasionado beso en los labios y eso lo sorprendió y también lo excitó.
Desconcertado, miró a Seok Jin, que estaba sonriendo de oreja a oreja y acababa de agarrarle la mano. YoonGi pensó que allí pasaba algo, pero no supo el qué…
Ya solo quedan un par de capítulos y esto se termina. 🥺
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