ೃ✭ Capítulo 10 ೃ✭

El equipo de trabajo de Seok Jin llegó para pasar la tarde trabajando con él y YoonGi se puso a ver los trajes de novio que, a petición del mayor, le había enviado por Internet un conocido diseñador.

Se tomó solo las medidas para mandárselas y después intentó escoger un traje, unos pendientes y los zapatos de sus sueños. Más tarde decidió hacer una visita a su tienda de lencería favorita. Iba hacia la puerta con Jeongguk en brazos cuando Seok Jin preguntó en tono frío:

—¿Adónde vas?

—Necesito  comprar unas cosas —le respondió—. Y quiero ir con Suran.

—No —respondió él sin más mientras firmaba un documento.

—Sí —respondió de nuevo con la misma firmeza mientras salía por la puerta.

—¡YoonGi! —le gritó, saliendo al rellano.

Muy a su pesar, el más bajo volvió.

—Te he dicho que no —insistió Seok Jin.

—Y yo no quiero discutir delante de todo el mundo, pero tengo que ir a ver a Suran.

—Le he contratado una niñera para las dos próximas semanas.

—Es mi prima y mi amiga, y siempre ha estado ahí cuando la he necesitado —respondió en tono amable—. No me importa lo que digas o lo que pienses, pero no voy a darle la espalda.

—En ese caso, deja a Jeongguk aquí —le dijo él, alargando los brazos hacia el niño.

—No vas a poder ocuparte él…

—No te preocupes, también he contratado a una niñera para nosotros. Ya está en el hotel, esperando a que la llame.

A YoonGi no le gustó verlo tan convencido de que sabía lo que era mejor para el niño.

—Pues has perdido tiempo y dinero, porque no pienso dejar a Jeongguk con una extraña.

—Le diré que suba para que puedas conocerla.

YoonGi apretó los labios.

—Jeongguk viene conmigo. Lo siento si no te gusta, pero va a ser así.

—No intentes enfadarme —le advirtió Seok Jin—. Si me retas, responderé y es probable que salgas herido.

—Ya no me puedes hacer daño —declaró con seguridad, negándose a que lo intimide—. He accedido a cambiar toda mi vida, a casarme contigo y a conocer a tu familia. ¿Qué más quieres? ¿Por qué no aprendes a hacer concesiones?

—No —respondió él—. No cuando se trata de mi hijo y de tu amistad con una mujer con la que no quiero que te relaciones.

—Esa mujer con la que no quieres que me relacione ha estado conmigo cuando estuve dos días seguidos de parto —replicó YoonGi en voz baja—. Estuvo conmigo y con Jeongguk cuando tú no estabas y me alegré mucho de poder tenerla.

Seok Jin palideció casi imperceptiblemente y respondió:

—Habría estado allí si me hubieses contado que estabas embarazado…

—No lo creo. Te acababas de casar con tu ex-mujer —le recordó.

—Bueno, vete si tanto significa para ti.

—Por supuesto que sí. Siempre soy leal a mis amigos.

Seok Jin lo fulminó con la mirada brillante.

—Hubo una época en la que me eras leal a mí.

—¿Y qué conseguí con ello? —preguntó YoonGi en tono irónico justo antes de entrar al ascensor.

Seok Jin deseó sacarlos de él, pero recordó el comentario acerca de que tenía que aprender a hacer concesiones. Tenía el noventa por ciento de lo que quería y lo conseguiría todo en cuanto estuviesen casados.

A corto plazo, podía ser generoso.

Aunque YoonGi había cambiado y debía tenerlo en cuenta. Estaba dispuesto a pelear con él. Era evidente que había madurado y que ya no era el muchachito que en el pasado lo había mirado con estrellas en los ojos. Y eso no le gustaba nada.

Todavía le gustaba menos sentirse nervioso y molesto, extrañamente abandonado, con su partida. Sobre todo, no le gustaba querer ni echar de menos a nadie, ya que eso implicaba debilidad y falta de control.

Se preguntó qué tenía YoonGi que le hacía sentirse así. Lo alteraba, hacía que reaccionase de manera exagerada, se dijo muy serio, esperando que fuese algo temporal, que se le pasase pronto.

Era irónico que, al mismo tiempo, hubiese sido la única persona que había conseguido hacer que se sintiese en paz, satisfecho, pero ese no era el efecto que estaba teniendo en él en esos momentos. Seok Jin supo que tenía que trabajar mucho si quería tomarse algo de tiempo libre después de la boda, así que se dijo que tal vez fuese mejor tomarse un respiro de YoonGi y de las inoportunas emociones que este le provocaba.


—No me puedes regalar la casa —protestó Suran—. No puedo vivir de ti, te pagaré un alquiler.

YoonGi no quería herir los sentimientos de su prima diciéndole que cuando se casara con Seok Jin no necesitaría que le pague un alquiler.

No obstante, Suran era una mujer muy independiente, que había aprendido muy pronto que tenía que ser así. En las pocas ocasiones que había dependido de alguien, la habían decepcionado.

—¿También pretendes vender la tienda? —le preguntó Suran.

—La verdad es que no quiero separarme de ella —admitió YoonGi.

Suran se mordió el labio inferior y preguntó:

—¿Por qué no me dejas a mí al frente, tres meses de prueba? —sugirió—. Te ayudé a montarla y creo que, con la ayuda de un contador, podría llevarla.

YoonGi estudió a su prima, sorprendido. Jamás había imaginado que le gustaría trabajar en la tienda.

—No tenía ni idea de que podía interesarte.

—Pues sí, si te soy sincera, siempre me ha interesado… pero sabía que no podías pagar a alguien a tiempo completo, por eso no te lo había dicho.

Ambas hablaron del tema largo y tendido y llegaron a un acuerdo. Cuando terminaron la conversación, YoonGi estaba sonriendo de oreja a oreja, feliz de saber que Suran se iba a ocupar del negocio, opción que le gustaba mucho más que la de venderlo.

—Si estás dispuesto a ir a Corea, es que confías en Seok Jin. —comentó su prima.

—Siempre ha sido sincero conmigo, incluso cuando ha tenido que decirme cosas que yo no quería oír —admitió YoonGi con amargura—. Si él está dispuesto a casarse conmigo por el bien de Jeongguk, yo estoy dispuesto a confiar en él.

—Tienes un corazón demasiado grande, YoonGi. No permitas que te lo vuelva a romper. —le advirtió Suran preocupada.

Fue un consejo que YoonGi deseó poder emplear, sobre todo, cuando volvió al hotel y se enteró de que Seok Jin había decidido marcharse a Londres a trabajar.

Eso decía en la nota que le había dejado, pero no lo podía engañar. YoonGi sabía que se había molestado con el y por eso se había marchado. En una ocasión, mucho tiempo atrás, había salido de casa sin que a él le pareciese bien y, al volver, se había encontrado con que Seok Jin había vuelto a Corea.

Sin embargo, en esa ocasión, YoonGi se sintió furioso porque lo había sacado de su casa para tenerlo encerrado en un hotel, con una niñera y cuatro guardaespaldas para vigilarlo.


Tengan un bonito domingo ☺️. Yo me la voy a pasar estudiando 🥺 estoy a nada de terminar las clases.

Besos a todos y cuídense mucho.

No olviden votar y comentar está historia 💕 me anima para actualizar mas, así sabré si les está gustando o no.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top