𝖎. 𝖕𝖗𝖊𝖙𝖙𝖞 𝖌𝖎𝖗𝖑
CHICA BONITA
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—Me muero de hambre... ¿Cuándo llegaremos al dichoso restaurante? Sino como lo antes posible tendré que comerme a alguna de vosotras.— las tripas de Hydra rugieron fuertemente.
—Llegaremos en un par de horas probablemente. He oído que estaba por estas islas, dudo que se haya podido desplazar en tan poco tiempo.— le respondió la capitana mientras manejaba el barco.
—Dios mío de mi corazón. Te prometo que seré mejor persona y no me pelearé con cualquiera a cambio de poder ver el puñetero restaurante flotante. Por favor.— juntó las palmas de sus manos y miró arriba.
—Pobre, se ha vuelto cristiana solo por el hambre.— habló la rubia. Estaba pintándose las uñas de los pies. No se arriesgaría a toparse con algún chico guapo y que la viese de esa manera toda descuidada.
—Ahh, yo voy a echarme un rato. Hydra, coge el timón. Regresaré cuando veáis el Baratie. No tengo demasiadas ganas estar aquí.— sin nada más que decir, bajó las escaleras y se metió a su camarote, cerrando la puerta con pestillo.
Anise e Hydra se miraron entre ellas con confusión.
—¿Sabes lo que le pasa a Jean?— preguntó la rubia.
—No lo se con certeza, pero creo que es por el espadachín. Cualquiera notaría la tensión que hubo en ellos al despedirse.
—Pobres, seguramente querrían decirse un montón de cosas. ¡Pero nosotras como sus amigas hemos tenido que impedírselo y arruinado su momento romántico! ¡Somos las peores mejores amigas del mundo entero!— comenzó a llorar dramáticamente.— Yo queriendo un amor así, y voy, y lo arruino.
Al terminar de pintarse las uñas de color rosa chillón, puso sus rodillas en su pecho y observó el mar. Dejando de lado el problema de su mejor amiga por unos segundos, se centró en ¡Su! problema.
Se había reencontrado con su hermana en la desastrosa cena de su amiga Kaya. Siendo sincera, no se esperaba que la encontraría ahí, y menos con una tripulación pirata. Pensaba que seguía trabajando para el cabrón de Arlong. Esperaba que lo hubieran matado y se estuviera pudriendo en el infierno. Pero no. Al parecer nadie se había atrevido ha decirle ni hacerle nada.
Inmediatamente sonrió al recordar a Nami. Cómo había cambiado a lo largo de los años. Pero se le veía más decaída, más triste.
¿Y cómo estará Nojiko? ¿Seguirá odiándole? ¿Y a Nami? ¿La seguirá odiando?
Sonrió nostálgicamente al recordar aquellos momentos que pasaba con sus hermanas. Pero sus pensamientos bonitos cesaron al ver un pequeño punto flotante en medio del mar.
¡Era el Baratie! !Por fin podría comer lo que quisiese!
—¡Jeanette, Jeanette! ¡Restaurante a la vista!
Segundos después la mayor salió a la cubierta para verificarlo.
—Bien, no nos vendrá mal comer algo.—
[•••]
Ya habían desembarcado, y ahora se encontraban dentro del restaurante.
—Buenas tardes, ¿Tienen reserva?— preguntó amablemente el hombre pez de la entrada.
—Déjenme ésto a mí, chicas.— aclaró.— Tengo bastante experiencia con esto.
De su bolsillo derecho del pantalón rosa, sacó una pequeña bolsa con berries dentro. Se lo extendió al pez y éste lo cogió con una radiante sonrisa.
—Siganme señoritas. Tenemos una mesa estupenda para ustedes.— el señor las guío escaleras abajo.
Ya sentadas en las grandes butacas alrededor de la mesa, observaron las cartas y empezaron a pedir de todo.
—A mí me gustaría unas carrilleras de ternera guisada, y un poco de zarzuela de pescado y marisco. De beber cóctel de sandia con sidra y tequila, por favor.— dijo educadamente.
—Apunta esto bien ¿Eh? Voy a oedir mucho. Primero, un rabo de ternera guisado. Segundo, cordero al chilindrón. Tercero, marmitako de bonito. Cuarto, patatas con costillas adobadas. Y por ultimo, sopa bullabesa. Y de beber algo ligero, un Aperol Spritz.— sonrió Hydra con inocencia. Cuando el camarero terminó de escribir el la pequeña libreta, miró a la rubia.
—¿Y usted, señorita?
—Ah, yo... ¿Tienen algo para vegetarianos en el menú?— preguntó con timidez.
—Lo siento mucho señorita, pero en este restaurante, todo lo que servimos lleva carne o pescado. Aunque si quiere puedo preguntar en la cocina.
—Me haría un gran favor, muchas gracias.
Cuando el camarero se fue, Hydra la miró con ceño fruncido.
—Sigo sin entender por que no comes carne, es lo mejor que hay en el mundo.
—Sabes de sobra el 'porqué'. Amo a los animales, no pienso comer nada que tengan que ver con ellos.
—¿Y la leche? La leche da la Vaca.— sonríe.
—Leche de almendras.
Por otro lado, el chico que les atendía a las piratas del barco 'La Perla Negra', ya había entrado a la cocina.
—¡Señor Zeff! ¡Señor Zeff!
—¿Qué quieres?— preguntó el de trenzas.
—Me preguntaba se había algún menú para vegetarianos.
—¿Vegetarianos? ¿Para qué?
—Ay una chica, en los asientos derechos con sus compañeras. Dice que es vegetariana, y le he dicho que todo llevaba carne o pescado. Quería preguntarle si eso era cierto.
—Claro que es cierto. Lo siento por esa chica, pero no podemos hacer nada. ¡Sanji, para la mesa 12!— puso el mandado con los demás.
El rubio cogió el papelito y leyó los platos. Rápidamente comenzó a cocinar. Pero su mente estaba ocupado en otras cosas. Pensaba en la chica vegetariana, obviamente no podía dejarla sin comer. Por lo que decidió, que después de preparar la comida de sus amigas, haría algo que no tuviera carne ni pescado. Le daba igual si le reprendían más tarde.
Al poco rato de terminar todo, se encontró al mayor delante de él. Lentamente escondió el plato de la chica detrás suya.
—Sanji, lleva los platos de la mesa 12.
—¿Qué? Pero no soy mesero.
—Todos los meseros están ocupados atendiendo al resto de los clientes. No te lo volveré a decir.— y se fue.
El chico bufó disgustado, pero aún así le hizo caso. Se quitó el delantal de la cocina y salió de ahí para llevar la comida a la mesa correspondiente.
Estaba dirigiéndose a la 12 cuando solo vio una cabellera morena y otra bicolor. Su sonrisa se ensanchó al ver a dos tremendas mujeres.
Pero su sonrisa se borró y sus ojos se eliminaron al ver a la tercera muchacha que estaba en aquella mesa.
Para él, todas todas eran hermosas. Pero ella, era la persona más guapa que había visto en toda su corta vida.
Con su pelo largo y rubio, con sus pecas en sus rosadas mejillas. Y sus preciosos ojos azules como el mar. Era una diosa, más guapa que una diosa.
—Buenos días, señoritas. Aquí están sus platos.— dijo si apartar la mirada de Anise.— Alguna de ustedes puede decirme quién es vegetariana?
—Amm, yo ¿Porqué?— murmuró ella de la misma manera.
—Tenemos un plato especial para usted, Madame.— le extendió el plato.— Su nombre es, fideos de arroz con salteado de de tofu y pimiento. Me... Me alegraría mucho que probara y me diera su opinión. ¿Le gustaría beber algo por ahora, Madame?
—Un cóctel me vendría bien.
—Por supuesto, tenemos cóctel de frambuesa, de plátano, de limón, naranja, sandía y por último de fresa.
—Una de fresa, por favor.
—Pues una de fresa será, la traeré enseguida para usted.— sonrió embobado.
Cuando el rubio por fin pudo irse, porque la belleza de Anise lo estaba hipnotizando, Jeanette y Hydra la miraron con las cejas alzadas.
—Anise ¿Qué narices ha sido eso?
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Nahia's note:
Ya está el segundo capítulo.
¡Votad y comentad plis!
Os quiero.
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