Algo que había descubierto desde que comenzó las clases era que biología no era su materia favorita. Cada que observa su calendario y le toca una clase con esa materia, solo se estresaba, sabiendo que no presta mucha atención y posiblemente vaya para atrás con ella.

Ahora mismo se encontraba dibujando en una hoja de su carpeta, mientras que la profesora de biología explicaba un tema desde su escrito y sus compañeros prestaban atención.

La materia en si le parecía muy difícil, aunque sabía que era una materia que si o si se debería dar, la sufría.

Resoplo unos segundos notando como la señora comenzaba a copiar en la pizarra, algo curioso de esa profesora, es que cuando comenzaba a copiar, no paraba más hasta rellenar cinco veces está.

Dejo el lápiz en la mesa, y volteo hacia la ventana, intentando hacer tiempo para que su manita se prepare. Lo bueno de estar sentados junto a la pared, era que tenías la ventana al lado, y podías observar todo lo que ocurría desde ahí.

Si bien, era una gran distracción, le servía para cuando estaba aburrido y solo quería ignorar todas las tareas y trabajos que le informaban que debían entregar tal fecha.

Su mirada se encontraba desenfocada, observando la banca que había entre el patio de la escuela. El lugar en si era muy grande, tenía un campo enorme para pasearse en los recesos, algo que amaba.

Sus ojos se enfocaron al divisar a un estudiante correr por el pasto, mientras era seguido por otro. Pero sus cejas se fruncen al reconocerlo al instante.

Era Hyunjin.

Sonrió un poco al notar como el pelinegro reía mientras era intentado atrapar por otro castaño, los dos riendo en su mundo.

Volteo a ver a la profesora, quien seguía escribiendo en la pizarra, aliviado por no ser descubierto, y llevo su mirada otra vez hacia los dos chicos, ahora sacando su sonrisa y quedando estático.

Hyunjin se encontraba mirándolo desde su lugar, también sorprendido.

Jeongin se sonrojo y intento agarra su lápiz y concentrase en escribir, pero fue inevitable observar como el pelinegro levantaba su mano y la movía de un lado al otro, en modo de saludo.

—¡Jeongin!

El nombrado llevo su mirada a Hyunjin sorprendido por su grito, pero le sonrió, levantando un poco su mano y sonriéndole.

El castaño que antes se encontraba con su vecino, se posicionó al lado de este curioso, y al observar a Jeongin, sin siquiera saber quién era, le siguió la corriente a Hyunjin y levanto su mano, saludandolo con una sonrisa junto a su amigo.

Jeongin se avergonzó aún peor al sentir las miradas de algunos de sus compañeros en él, pero solo sonrió más, devolviéndole el saludo a los dos chicos en el patio.