La misma rutina de todos los días, específicamente a la hora del almuerzo; agarrar la comida e ir directo a la mesa donde los "populares" de su salón se reunían, al principio los consideraba amables por haberlo dejado comer con ellos, pues nadie más lo hacía, pero ahora solo lo veía aburrido.

Solo se dedicaban a hablar de temas que no le llamaban la atención, o presumir sobre ciertos logros que no le interesaban, pero siempre fingía que sí para evitar que alguno se sintiera mal, lo cual no era el mismo caso con ellos.

Siempre que trataba de aportar algún tema lo miraban raro y se callaba lo más rápido posible, como si su voz ahí no fuera importante.

A veces escuchaba como algunos de ellos hacían planes para salir, sin embargo, él nunca recibió una invitación para aquellas salidas. Siempre quiso participar en esa clase de actividades con amigos, divertirse, bromear, pasarla bien, más esas personas no parecían ni tomarlo en cuenta.

Quería una amistad que dure para siempre, no más amigos de la hora del almuerzo.