𝟯𝟭.
Amelia no podía negar que estaba extremadamente nerviosa, no porque literalmente iba a conocer a su "suegro", si no por el hecho de que no sabía si se iba controlar al estar frente al hombre que golpeo al rubio a tal punto que tuvo que ir a buscar ayuda a la casa de la chica.
— ¿Estás bien nena? —Billy la miró para luego colocar una mano en la pierna de la chica y acariciarla, Amelia le sonrió para luego asentir—. Si te sientes incomoda me dices y nos vamos, ¿Okey?
— Estaré bien Bill, lo prometo —Billy asintió para luego bajar de su auto y caminar hacia el otro extremo para luego abrir la puerta del lado de la chica—. Muchas gracias dulce caballero.
— De nada mi lady, te ves hermosa Amelia —La chica sonrió para luego besarlo—. Tengo mucha suerte de tenerte.
— Lo mismo digo Bill —Billy sonrió para luego agarrar la mano de la chica y subir las escaleras y tocar la puerta en donde abrió un hombre con aspecto rudo y frunció el ceño al ver al rubio agarrado de la mano de la chica.
— ¿Quien es esta? —Amelia trago en seco mientras trataba de mirar a cualquier lado que no fuera al hombre ya que sin duda alguna era bastante intimidante.
— Es Amelia, mi novia. Dijiste que la presentara contigo y lo estoy haciendo —El hombre asintió para luego moverse a un lado y Billy camino hacia adentro mientras era seguido por la castaña.
— ¿Desde hace cuanto son novios? —Amelia lo observó y vio como el hombre miraba fijamente el rostro de la chica tratando de analizarla.
— Llevamos algunos meses —Dijo Billy para luego sentarte en el sillón delante de él hombre junto con Amelia.
— Como no la pude reconocer antes, ella es Amelia Harrington. La hija de Edward Harrington, el alcalde de Hawkins y ahora quiero saber que busca la hija del alcalde de este pueblo con mi hijo —Escupió Neil hargrove mirando fijamente a la chica la cual frunció el ceño—. Si mal no recuerdo andabas con un chico llamado Ares Johnson, que es el hijo del socio y mejor amigo de tu padre, ¿Verdad?
— Eso no es de su incumbencia —Exclamó la chica lo que provocó que el hombre carcajeara.
— Haber niña, no creo que en verdad quieras estar con este, conozco a las riquillas como tú. Se como son, les encantan los tipos rudos y que den un buen sexo —Amelia abrió los ojos como platos para luego fulminar con la mirada al tipo.
— No dejare que le hables.. —Amelia puso su mano en el pecho del rubio para luego mirarlo.
— Haber Señor Hargrove vamos a ir por partes, primero porque sea la hija del alcade no significa absolutamente nada así que eso si tiene uso de sus facultades mentales sabes que eso es una razón nefasta y estúpida, lo segundo es que si estoy con Johnson creo que ya es mi problema y el de su hijo, no tiene porque rayos meter sus narices en eso como si en verdad le importara en qué pasos anda su hijo, lo tercero, si estoy aquí delante de usted es porque quiero estar con su hijo porque créame que si no me interesa no estuviera aquí ni mi sombra, lo cuarto, usted no me conoce de nada. Piensa que todas las "riquillas" son iguales como usted dice pero no.
+Y lo quinto, se que maltrata a su hijo y créame que no le gustará pasar unos buenos miserables años en la cárcel por maltrato y agresiones verbales, porque recuerde que mi padre es el alcalde así que podemos también agregarle violencia intrafamiliar, por el hecho de lo que le hizo a su esposa hace algunos años y créame que yo me encargare de no necesitar la versión de ella, y también el hecho de que en ese tiempo usted maltrataba a su hijo también —Amelia se levantó del sillón para luego acercarse al Neil, el cual se encontraba asombrado—. Así que no me busqué Señor Hargrove porque me va a encontrar, si le vuelve a pegar a su hijo créame que me aseguraré de que su vida en la cárcel sea un infierno, que pase feliz tarde Señor Hargrove.
Amelia le quito el cigarrillo de la boca para luego ponerlo en el cenicero que se encontraba al lado de él y darle una sarcástica sonrisa, la castaña se volteo para luego agarrar su bolso y la mano del rubio.
— Vámonos Bill, no creo que este lugar sea indicado para pasar el resto del día, huele a estiércol —Dijo Amelia para luego abrir la puerta de la casa y empezar a caminar hacia el auto del rubio, el cual todavía seguía sorprendido.
Amelia y Billy se encontraba admirando las estrellas mientras se encontraban recostados en el césped, había un silencio pero no era uno incómodo, sin duda alguna era uno en el que los dos disfrutaban la compañía del otro.
— Fue increíble lo que le dijiste a mí padre muñequita, debo admitir que me excite —Dijo Billy lo que provocó que Amelia le diera en el pecho mientras reía—. ¡De verdad! Siento que si hubiera sido a mi ya hubiera manchado mis pantalones nena.
— Se lo merecía, nadie le golpea a mi chico excepto yo —Billy se volteo para luego observar a Amelia, la cual se encontraba admirando todavía las estrellas, Billy pensaba que la chica tenía el perfil Perfecto, era sin duda alguna hermosa.
— Tienes lunares —Amelia se volteo para luego mirarlo fijamente y sonreírle—. Tienes dos en el cuello, uno cerca de tu labio y cuatro regados por tu cara, eres perfecta muñeca.
— Eres muy mentiroso, pero me gustas así —Billy la beso para luego sonreírle—. Ojalá estuviéramos juntos en otra vida.
— Nena, vamos a estar juntos en esta vida y en la otra, te lo prometo —Billy besos sus manos para luego besar su frente—. Es más, ¿Cuando nos conocimos?
— Creo que fue el 3 de Septiembre, ¿Por qué? —Le preguntó Amelia frunciendo el ceño.
— Ese día te pediré matrimonio —Amelia se levantó para luego abrir la boca ligeramente.
— Estás de joda ¿Verdad? —Billy negó para luego levantarse y besar la frente de la chica—. Billy.. ¿Lo dices enserio?
— Claro que lo digo enserio cariño —Amelia sonrió para luego abrazar al chico—. Te quiero muñeca.
— Yo también te quiero —Billy la besa mientras una sonrisa aparece en los labios de ambos, sin duda alguna aquello que comenzó con una sola noche de pasión terminó en una historia feliz.
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