Hoy es otro día en el colegio. Estamos a la mitad de un examen de Física. Hay gente de mi clase que anda a los gritos (como siempre).

El profesor está en el baño (creo que tiene problemas para defecar). Todos se ponen a saltar sobre los bancos. Yo, como siempre, me quedo concentrándome en mi hoja. Me puse la capucha para, al menos, neutralizar un poco los sonidos de mis compañeros. 

Creo que soy la más callada en todo el colegio. Hay veces que los de mi clase cuchichean cosas como: "Ésta en cualquier momento mata a alguien", y se largan a las risas. Porque soy tan silenciosa que en cualquier momento me pongo a atacar a alguien... Bah, no soy ninguna asesina.

En eso, las tres chicas más "populares" de mi clase, Miyabi, Rion y Tsubomi, se acercan a mí.

─Oye, Saki, ¿por qué tan calladita en tu pupitre?─ me pregunta Tsubomi, la líder, con un tono burlón.

─¿No estás cansada de ser la única chica en este mundo que no es normal?─ añade Miyabi.

─Si quieres ser reconocida por esta manga de inútiles, tienes que ser como todos, y dejar de lado esos macacos llamados "jugadores del Nankatsu"─ larga Rion, y las tres se van a sus asientos.

Todos los días es la misma historia. Estoy PO-DRI-DA de este colegio y de esta clase. Quiero irme YA para el mundo de Capitán Tsubasa y estar en paz.

Junto las manos y cierro los ojos. Pienso estas palabras: "Por favor, Dios mío, llévame al mundo de Capitán Tsubasa. No quiero tener que vivir todos los meses que quedan del año teniendo que aguantar a estos hijos de puta...".