XV. 𝐄𝐋 𝐏𝐀𝐒𝐀𝐃𝐎 𝐃𝐄 𝐀𝐈𝐑𝐈 𝐘 𝐌𝐀𝐈𝐊𝐎
Antes de llevarlos a todos a casa, decidieron volver adentro a hablar de lo ocurrido.
─Voy a llamar a Gakuto─ Noriko fue a hablar por teléfono con el reconocido policía a la cocina, mientras que los demás hablaban en el living.
─Kumi, ¿conoces a esas chicas?─ le preguntó Yoshiko.
Ella negó con la cabeza.
─No lo entiendo─ dijo Urabe, totalmente confundido─, ¿quién en su sano juicio querría atacar a Kumi? ¡Si ella es totalmente incapaz de hacerle daño a alguien!
─La única que la quería matar a sangre fría era Ai...
─Esperen, esperen... Cada vez estoy entendiendo menos... ¿Cómo que Ai intentó matar a Kumi?─ preguntó Yoshiko.
─Oh, eso...─ todos los demás se pusieron serios.
─Escucha, Yoshi, ponte cómoda porque es una historia un poco larga─ habló Nitta. Él quería ser a toda costa quien le contara todo sobre Ai, sólo esperaba que ella no lo terminara odiando.
─Y esa es toda la historia─ concluyó.
Le contó desde sus inicios con la peliblanca, cuando se conocieron, que él le había prometido hablar con ella muy seguido por teléfono, pero que por razones que no recordaba no pudo hacerlo, que ella había estado buscándolo por mucho tiempo, que estaba enamorada de él por hacerla sentir esperanza en su vida, que tuvo una vida terrible desde que murió su hermano menor, sufría abusos por parte de su mamá, su papá se iba a emborrachar y ambos peleaban, y que se había hecho amiga de los chicos, pero por culpa de que Kumiko y él se hicieron novios despertó un lado asesino, ese ego dañado que tenía le dijo que no podía dejar que su amor platónico se escapara así, y que de ser necesario tenía que matar a todo aquel que se interpusiera en su camino, lo que tristemente le costó la vida...
─...
─Es una historia triste, lo sé, pero...
─Sabía que Ai tenía problemas familiares, pero jamás creí que fuera tan horrible─ unas lágrimas se escaparon de sus orbes verde agua.
─Chicos, estuve pensando en este par de minutos que estuvimos hablando, ¿y si una de esas chicas fue quien la asesinó por accidente?─ sugirió Nishio.
─Puede ser, porque no había muchos asesinos en ese momento. Deben ser ellas también las que causan los homicidios y robos en estos días─ dijo Nakayama.
─Pero... hoy en la mañana dijeron que eran un hombre y una mujer─ agregó Nitta.
─Entonces... ¿hay más asesinos como ellas...?─ preguntó Urabe, un poco impactado al pensar en eso. ¿Cuántos de esos locos andan sueltos en la ciudad?
─Esto se está volviendo un calvario─ habló Kokoro.
─Chicos, ustedes me van a querer matar, hasta yo me quiero matar por lo que voy a decir, pero... ¿esa chica que intentó atacar a Kumi no les parece linda?─ preguntó Kishida, con las mejillas levemente ruborizadas.
Todos lo quedaron mirando como diciendo: "Estás mal de la cabeza".
─Es que... esa ropa, esos ojos, ese cabello... Si no fuera mala diría que es la mujer más hermosa que he visto en la vida...
─¡Takeshi, casi matan a nuestro ángel! ¡No es momento de andar buscando novia!─ le recriminó Urabe.
─¡Fácil para ti decirlo, tú y Nitta atraen a todas las chicas lindas, y nosotros tres estamos más solos que el uno!
─¡Ay, por favor! ¡No es necesario tener novia! ¡Aprendan a ser solteros!
─¡Cállate, que tú estuviste toda la vida persiguiendo a Kumi, y lo sigues haciendo a pesar de que ella está de novia con Nitta!─ le zampó.
─...
─Urabe, sabemos que esto está mal, pero concuerdo con lo que dice Takeshi, esa chica era muy hermosa...─ el rostro de Nakayama también se ruborizó.
─Sí, sabemos que es mala, pero... tiene la apariencia más original que he visto...─ dijo Nishio, y en la mente de los tres se hizo presente el rostro de la elegante Airi.
Urabe finalmente reaccionó, tirándose sobre Kishida, en el sillón, y agarrándolo del cuello de su camiseta.
─¡NO DIGAS COSAS QUE NO ENTIENDES! ¡NO SABES LO DIFÍCIL QUE ES DEJAR A UNA PERSONA QUE LE DIO SENTIDO A TU VIDA!
─¡PERO URABE, NO SE FUE PARA SIEMPRE, ELLA SIGUE AQUÍ! ¡TODA TU VIDA FUE TU AMIGA, ¿NO PUEDES SOLAMENTE VERLA COMO TAL?!
─¡ESO... N-no... NO TE CONVIENE!─ le dio una bofetada.
─¡Urabe, cálmate, por favor!─ Kokoro lo sostenía de los brazos para tratar de separarlo.
─¡No se peleen, chicos!─ Kentaro trató de poner orden.
─¡Urabe!
─¡Ya basta!
Kumiko solamente observaba a sus amigos de toda la vida, discutiendo, algo que nunca imaginó que vería.
Sí, Kishida y Urabe no se llevaban bien en un principio, pero nunca se habían abofeteado así...
─¡No quiero peleas en mi casa!
─¡Oigan, parecen perros y gatos! ¡Deténganse!
Desde el año pasado las cosas empeoraron a más no poder. Es la primera vez en su vida que se sintió realmente asustada, asustada de perder a sus amigos...
El incidente de Ai, luego las masacres en todos lados, la quieren matar a ella de nuevo, ahora los chicos se pelean... Esto es una pesadilla.
No resistió más ese momento, y se fue corriendo al cuarto de Yoshiko, a llorar en silencio.
─Kumi...
El trío de los Kurushinda encontró una casa abandonada para esconderse. Gina vigilaba por la ventana por si se aproximaba la policía. Airi y Maiko estaban sentadas en un sofá.
─Pude haberlos matado a todos, pero no me iba a dar el tiempo de hacerlo antes de que llegara la policía. Ahora están en todos lados esos hijos de puta─ decía Airi, mientras se cepillaba el cabello.
Pero Maiko estaba totalmente callada.
─¿Mai? ¿Qué te pasa? ¿Estás bien?
─Yo... odio a los policías...
─Todos los odiamos, querida, por eso somos asesinos.
─Me refiero a que los odio porque no sirven para nada.
─¿De qué hablas?
Maiko suspiró.
─De que cuando nos pasó eso, ellos no hicieron nada.
Airi abrió los ojos como platos.
Ese recuerdo espantoso volvió a su mente psicópata.
Ellas dos eran unas niñas de doce años, muy felices, y vivían con sus padres. En ese entonces las dos tenían los dos ojos marrones, y Airi tenía el cabello totalmente marrón.
Pero una noche, una horrible tragedia ocurrió: su casa se incendió por causas desconocidas, seguramente alguien la incendió desde afuera, porque no surgió de adentro el fuego. Sus padres murieron inmediatamente, y las niñas sobrevivieron milagrosamente, pero Maiko perdió uno de sus dos ojos...
Cuando las llevaron al hospital, tuvieron que darle un ojo nuevo a Maiko, ella prefirió uno rosado, su color favorito.
Las dos fueron llevadas al orfanato de la ciudad, y el trato no fue nada agradable: los niños de ahí le hacían bullying a Maiko por su ojo rosado, le decían rara, animal, etcétera, y Airi tomó una decisión muy riesgosa...
Se arrancó el ojo izquierdo.
Una noche, en la cocina del orfanato, tomó un cuchillo y se arrancó el ojo. Huyó del orfanato y fue al hospital a que le dieran un ojo nuevo.
Todo eso con tal de no ver tan mal a su hermanita. Ahora las dos eran idénticas, tanto físicamente como socialmente: las dos sufrían la misma cantidad de bullying.
A los dieciséis años, huyeron del orfanato definitivamente, porque no soportaban el trato de los niños. Entonces se encontraron con Godan, quien fue su guía en estos últimos años, y también su primer amigo en toda la vida. Él las llevó al escondite de Zenkou, un hombre despiadado que al ver su situación, decidió darles un lugar en su grupo de secuaces para atormentar a las personas, ellas accedieron, con tal de tener un hogar donde sean respetadas, y también con tal de poder vengarse de todos ellos que las traicionaron.
Ellas detestan a los policías por estar siempre en la vuelta, persiguiéndolas, pero la razón principal de su odio rotundo hacia ellos es... que no hicieron ni el mínimo esfuerzo por atrapar a los infelices que arruinaron sus vidas, vieron que ellas se fueron al orfanato y decidieron dejar el asunto ahí. Ellas se enfurecieron, se sintieron traicionadas, pero lograron su venganza contra los niños del orfanato, y un día esperan encontrar a los hijos de puta que prendieron fuego su casa.
─Todos... van a pagar. ¡Se los juro!
─No te preocupes, Mai. Vamos a encontrar a esos tipos y vamos a hacerlos pagar.
─Airi, te agradezco de corazón haberte quitado un ojo por mí. En ese entonces me hiciste muy feliz─ sus ojos se cristalizaron.
─Mai, es lo menos que puedo hacer. De hecho, no me arrepiento. Me veo mucho más bonita, además, con el pelo teñido por la mitad soy más bonita. Y no podía dejar que te humillaran así. Lo hice para que parte del bullying pasara a mí.
─Airi, eres la mejor hermana que alguien podría tener en la vida. Sacrificas tu salud por los seres que amas.
─Hasta te he protegido del idiota de Hideki, que por poco y arriesgo mi virginidad...─ sus ojos rodaron hacia arriba.
─Uy, sí, lo recuerdo.
─Escucha, vamos a matar a Sakagami, para que vea que la vida no es puro arco iris, y puedes imaginar que es la culpable del incendio, lo que te podría motivar para apuñalarla ciento cincuenta veces.
Ahora sí se escapó el llanto que estaba ocultando.
─¡Te amo, Airi! ¡Te amo!─ la abrazó con todas sus fuerzas. Su hermana sonrió, y correspondió el abrazo.
─Yo te amo más, querida hermanita. Vamos a ganar esta batalla. Nadie nos detendrá, jamás.
─No se olviden de mí, chicas─ habló Gina, cruzada de brazos.
Sí, las hermanas Kobayashi no van a dejarse vencer. Van a demostrarle al mundo que ellas salieron de los escombros para conquistar a todos esos que las humillaron y traicionaron.
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