VIII. 𝐃𝐈́𝐀 𝐃𝐄 𝐏𝐋𝐀𝐘𝐀

─¿Tú y Shun hicieron estas galletas deliciosas?─ preguntó Tomoko, a la vez que degustaba una de ellas en el auto.

─Así es. Esa receta de galletas es muy buena, y adorable, tanto que hasta da pena comérselas, jiji.

─No me sorprende, me acuerdo en tu cumpleaños número nueve que te hice una torta de gatitos, pero como te dio mucha pena comértelos solamente comías las esquinas de la torta─ rio al recordar esa escena.

─Y recuerdo que Urabe, Kishida y Nakayama se comieron los gatitos, y me puse a llorar.

─Siempre has sido de moco fácil, tesoro─ le dijo Daichi mientras manejaba. 

─¡Es que sí, papá! ¡Se comieron a los gatitos como si nada!

─Después de eso me di cuenta de que no tengo que hacerte tortas tiernas, o no las comerás.

─Nop. Aunque no lo parezca, tuve que hacer mucho esfuerzo para comerme las galletas, sabiendo que eran cerditos. 

─Me imagino, jaja.

─Familia, ¿mañana sale viaje a la playa?─ preguntó Daichi.

─¡Síiiii!─ exclamaron las hermanas.

─En casa hace demasiado calor, estaría genial ir a refrescarnos.

─¿Les parece ir de mañana que hay menos gente?

─Mejor, pero tenemos que ser más cautelosos con el sol, porque a partir de las once de la mañana es cuando empieza a pegar más fuerte y nos puede causar severas quemaduras─ dijo Tomoko.

─¿Hay protector solar en casa, querida?

─Sí, pero queda muy poco. Deberíamos ir ahora al centro comercial a comprar protector y otras cosas que necesitemos antes de que cierre. Cierra a las diez de la noche.

─¿Tienes dinero?

─Sí, por suerte traje mi bolso y mi billetera. 

─¡Vamos de compras!

─¡Síiii!

La familia Sakagami fue al centro comercial de la ciudad a comprar protector solar y otras cosas que pudieran necesitar para la playa. Tomoko se compró un nuevo traje de baño, Daichi también, Kumiko se compró un sombrero de paja y un vestido para la playa y Emiko una red para pescar. Una vez terminadas las compras, llevaron a Emiko y Kumiko al McDonald's de la plaza de comidas del primer piso, y después fueron a una heladería a tomar un helado.

Volvieron a casa a las diez de la noche. No cenaron nada porque ya habían comido en el centro comercial. 

Cuando fueron a dormir, Kumiko escribió en su diario (sí, ella tiene un diario donde escribe sobre su día a día. Ha tenido varios diarios, porque ha escrito todos los días de su vida desde que empezó a hacerlo, exceptuando esos meses oscuros del año pasado cuando Ai murió...

Ahora escribió:


"19 de junio 2022

Hoy preparé galletas kawaii con Shun, y luego fuimos a pasear en auto por la playa y al centro comercial. Me divertí mucho y agradezco haber vivido este momento con mi vampirito y mi familia😊🌸❤"

Ella siempre tuvo la costumbre de escribir en su diario las cosas que ocurrieron en un día, y al final agradecer por haberlo vivido. Desde siempre ha sido una persona muy agradecida con todo.


Al día siguiente, fueron a la playa a las nueve de la mañana. No había casi nadie, por ende, tenían todo el lugar para ellos.

─¡ES HERMOSAAAAAAAA!─ exclamó la hermana mayor.

─¿Te pusiste mucho protector, Kumi?

─Sí, mamá, tanto que parezco un huevo.

─Jajaja, tampoco te pases, porque los protectores solares son muy caros.

─¿Tú también te pusiste bloqueador, Emi?─ preguntó Daichi.

─Sí, papá.

─Muy bien, estamos todos protegidos contra el sol. Ahora... ¡el último en llegar al agua es comido por un tiburón!─ Daichi corrió al agua.

─¡Aaaaah! ¡No es justo!─ Emiko y Kumiko corrieron tras él.

─Jajaja, Daichi parece un niño─ rio Tomoko, a la vez que abrió una de las reposeras para acostarse bajo la sombrilla a tomar sol. 

Daichi se zambulló en el agua unas cuantas veces mientras Kumiko y Emiko nadaban y hacían competencias para ver quién era más rápida. En una Daichi apareció detrás de ellas y las hundió agarrándolas de la cabeza.

─¡Papá! ¡No hagas eso!

─¡Jajaja! Es necesario mojar la cabeza, niñas.

Cuando Daichi salió a tomar sol con su esposa, las niñas empezaron a tirarse más agua.

─¡Kumi, toma esto!─ su hermana menor le tiró bastante agua.

─¡Nyaaa, está fría!

En eso escuchó un silbido fuera del agua. La pelirrosa miró a la orilla y no era nada más ni nada menos que su amado vampirito.

─¡Pero qué linda está mi nena, ¿eh?!

─¡Vampiro, cuidado con el sol!─ le gritó Emiko. Los padres de Nitta y Kumiko rieron.

─¡Muy graciosa, Sakagami pequeña!

Da la casualidad que la familia Nitta fue a la misma playa casi a la misma hora que los Sakagami. Debe ser porque Kumiko le dijo a Shun que iría a esa playa de mañana, y convenció a sus padres de ir también para darles una sorpresa a los Sakagami.

Shun entró al agua a saludar a su novia.

─Hola, bebé.

─Hola, bebé.

─No sabía que tenías otro traje de baño.

─Me lo regaló mi tía, aunque me gusta un poco más el verde agua, pero como a este no lo he usado, pues tuve que ponérmelo.

─Ya veo, pero te ves hermosa con cualquier color. 

─Tú igual.

─Dios, está preciosa el agua─ se sumergió.

─Un vampiro que se mete al agua. Quién lo diría─ rio.

Unos brazos la rodean de la cintura. Ella miró abajo y encontró a su novio abrazándola bajo el agua.

─¿Y esto?

Nitta salió del agua.

─Tienes una linda cintura, nena─ le dijo sensual al oído.

─Gra-gracias─ dijo con las mejillas levemente rojas.

─No vayan a manchar el agua con la sangre que salga de tu cuello, hermana─ apareció Emiko, nadando hacia atrás.

─¡Y tú no vayas a orinarte en el agua!─ dijo Nitta a la defensiva.

Emiko pataleó muy fuerte para mojar a Nitta.

─¡Aaaay! ¡Me las pagará!

Kumiko rio por aquella escena. 

─Para tener diez años, es muy buena defendiéndose─ pensó.








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