30. Mañana de Domingo


Capítulo treinta:

Mañana de Domingo



Aro Volturi suelta la mano de Alice como si le quemara y exclama sorprendido, aterrado a decir verdad. La mirada del italiano recorre a los Cullen, a los lobos y a sus testigos asegurándose que estuvieran ahí. Jane y Cayo lo miraban con confusión, tratando de adivinar que había visto en la mente de la vidente para tenerlo en ese estado.

— Ahora lo sabes— la voz de Alice lo regresó a la realidad—, ese es tu futuro, a menos que decidas alterar su curso.

Damian giró la vista a Edward y este lo imitó, tenso y con angustia en sus ojos que desapareció poco a poco, el muchacho supo que cualquier cosa que había visto su hermana Alice, se estaba desvaneciendo en ese momento.

— El niño es una amenaza— interviene Cayo de manera amenazante al ver a su hermano rebasado—, en sus venas corre la sangre de ese fugitivo—. Erick es señalado y es el centro de atención de todos los presentes.

El vampiro mira a su hijo biológico con un gesto lleno de significado y comienza a caminar. — Me entrego a ustedes como garantía— dice en voz alta y mira a sus hermanos para detenerlos—, mi vida por la del niño. Solo de ese modo podrán estar seguros de que no lo buscaré porque siendo sinceros, los Cullen jamás lo usarían como arma a diferencia de mí.

Alexander miró al rumano con expresión indescifrable mientras que Cayo insistió en que la naturaleza del híbrido era algo desconocido para todos.

— Alice puede asegurar que se mantendrá oculto de los humanos— participa Edward y Damian lo ve con confusión.

— ¿Cómo puede hacerlo?— preguntó Cayo irritado.

— Traje a mis propios testigos— explicó la pequeña vampiresa y le dedicó una sonrisa a su hermano preferido—, me enfoque en buscar puntos ciegos como Alex y encontré a alguien muy interesante en la selva del Amazonas.— La sonrisa de Alice se hizo más grande y al claro en donde estaban entraron dos mujeres, una claramente madura que rondaba los treinta años y otra que, al igual que Alexander, poseía un latir de corazón peculiar para oídos de los inmortales. Era bellísima, de facciones adolescentes y color de piel característico de las tribus Ticunas de Brasil; sus ojos eran color miel y su cabello castaño y rizado le llegaba hasta la cintura. Ambas mujeres vestían ropas similares a las del clan del Amazona y traían colgando collares artesanales.

— Ya pasamos esa parte— replicó Cayo siendo interrumpido por Aro.

— Mi nombre es Nadia— habló la chica más joven—, y soy mitad humana, mitad vampiro como el niño—. Damian abrió la boca en una pequeña "o", sorprendido totalmente—. Un vampiro sedujo a mi madre que murió al darme a luz. Ella es mi tía Huilen, es quién me crió, yo la mordí porque tenía sed y la hice inmortal.

— ¿Cuál es tu edad?— preguntó Aro.

— Creo que ciento sesenta años, los cumplo el próximo abril— Nadia sonrió a Alice y ella le devolvió el gesto.— Deje de envejecer alrededor de siete años después de nacer, desde entonces aparento unos dieciséis o diecisiete años.

Damian Cullen cierra los ojos un instante, profundamente agradecido con la vida al saber que su hijo no moriría en unos años, que parecía que estarían juntos por toda la eternidad.

— Dinos tu dieta— volvió a pedir el líder de los Volturi.

— Me alimento de sangre y de comida humana, puedo vivir de ambas aunque prefiero la primera— aclara Nadia—, cazo animales si es lo que les preocupa.

— ¿Dónde está tu padre?— preguntó Cayo entrecerrando los ojos.

— Muerto— dice la hibrida con simpleza—, él abandonó a mi madre, lo busqué y lo maté con ayuda de mi tía, mi fuerza es superior a la del humano promedio pero menor a la de un inmortal.

Alexander sin querer mira a Erick Volkov y negó levemente con la cabeza, él jamás haría algo como eso a pesar de que él había hecho lo mismo con su madre.

— Parece ser que estos niños son parecidos a nosotros— interviene Marco por primera y única ocasión.

— De todas maneras los Cullen han cometido una falta al ser amigos de esas criaturas de atrás— Cayo señala a los lobos, la manada le gruñe—, son nuestros enemigos—. Aro voltea a ver a su hermano y niega con la cabeza, convencido de que si iniciaban una confrontación, perderían.

— Aquí no se ha quebrantado ninguna ley— la voz de Aro salió tensa y con un leve tinte de miedo—, y con lo que respecta a Volkov, vendrás con nosotros, tú sí quebrantaste la ley y serás juzgado en Volterra. El día de hoy no habrá pelea alguna.

Erick asintió solemne y caminó hasta ser escoltado por cinco guardias, desapareciendo de la vista de Alexander que lo miró por última vez con profunda tristeza.

Poco a poco las figuras oscuras fueron desapareciendo bajo la atenta mirada de todos los presentes, Aro fue el último en desaparecer no sin antes darle una mirada de evaluación a Damian y a Alice, ambicionando su presencia en su guardia pero resignándose a no tenerlos jamás.

Alice corrió y abrazó a Nadia siendo correspondida con calidez; la pequeña vidente había encontrado a alguien en la más peligrosa de las situaciones.

Damian suspiró sonoramente y fue envuelto en los brazos de Edward. El lector de mentes había escuchado todo lo que hubiera pasado si Aro no se desistía de su idea y el ver a su hermoso muchacho completamente roto sobre su cuerpo muerto lo había perturbado de modos insospechados. — Te amo tanto, te amo Damian Cullen, no me voy a ningún lado, me quedaré aquí contigo.

—¿Para siempre?— preguntó el vampiro mirándolo a los ojos.

Ambos vieron a Alexander sonriente, parecía estar batallando sobre el lomo de Leah pues la chica estaba brincando de felicidad. Los Cullen demostraron su afecto: Emmett y Rosalie se besaron con ferocidad; Esme y Carlisle hicieron lo propio y Jasper abrazó a Alice. Todo era alivio y una inmensa alegría en el campo, a excepción de las pérdidas de Irina para las Denali y la de Erick para los Rumanos que se fueron sin decir nada ni despedirse.

— Para siempre— respondió Edward al envolver a Alex en sus brazos, Damian depositó un beso en su pequeña frente y se sintió feliz, pero cuando levantó su cabeza y besó los labios de Edward con todo el cúmulo de sentimientos en su interior, se sintió completamente pleno.




Al día siguiente, la nieve comenzaba a derretirse al ser un día soleado, uno de esos que escaseaban en Forks.

Jasper despedía a sus amigos, Peter y Charlotte, mientras Maria esperaba en el porche de la casa de los Cullen con los brazos cruzados y la mirada indescifrable.

Alex le decía adiós a Benjamin, prometiendo visitarlo en Egipto alguna vez. La mayoría de testigos se habían ido, además de los amigos de Jasper, habían quedado solamente Nadia y Huilen, quienes se quedarían a partir de ese momento, siendo la vampiresa la que estuviera un tanto alejada de los demás al no ser vegetariana. Alice miraba con enamoramiento a Nadia, y gracias a su tiempo con ella en todas esas semanas, podía ver su futuro al igual que el de Alexander.

— Gracias por venir y quedarte Maria— Jasper y la mujer estrecharon sus manos.

— Fue...interesante— contesta la mujer—, y admito que fue aterrador. Muero de curiosidad por saber que vió esa momia en la cabeza de tu ex esposa, hubiera jurado que se ha cagado de miedo.

Jasper se mantuvo callado y suspiró—. Lamento no decírtelo antes.

— Tendrás tus razones.

— ¿A dónde irás ahora?— preguntó Jasper.

— Al sur, tal vez Tijuana. Las cosas cambiarán a raíz de lo que ha sucedido aquí— respondió Maria y miró alrededor—. Me gusta tu hogar, parece que al fin lo encontraste.

— ¿Encontrar qué?— cuestionó el rubio.

— Lo que nunca encontraste cuando estabas conmigo, disfrútalo— y dichas estas palabras con un tono indescifrable, Maria desapareció en el bosque.

Era pasado el mediodía y toda la familia estaba en la casa; Rose y Emmett estaban jugando con Alexander en el piso con sus carritos de juguete mientras Alice adornaba la casa con flores,  la presencia de la enana de verdad llenaba de vida la casa; Esme cocinaba para Alex y para Nadia, Carlisle estaba hablando en el despacho con Edward y Damian, y por último Jasper ayudaba a instalar a la híbrida y a su tía en una de las habitaciones de la casa.

El sonido de unas llantas de un auto acercándose alarmó a todos, el vehículo se detuvo en su entrada y la persona que bajó de él suspiró nerviosa y con el corazón latiendo violentamente. Los vampiros que estaban en la planta baja ya sabían de quién se trataba, así que subieron a vigilar a Huilen, la única del grupo de inmortales que podía atacar.

Jasper bajó a toda velocidad y salió por la puerta principal. Miró a la persona que había llegado y la envolvió en sus brazos. Bonnie también lo hizo y soltó lágrimas de felicidad al mirarlo sano y salvo.

— Sabía que lo lograrían— sollozó sobre el pecho del vampiro. Damian bajó las escaleras de la entrada, sorprendido por la presencia de su mejor amiga pues su viaje duraría hasta la próxima semana pasando su cumpleaños. La rubia alzó la mirada y al ver a su mejor amigo corrió para abrazarlo.

— ¿Pero Bonnie, qué haces aquí?— preguntó el muchacho.

— Solo vine a asegurarme de lo que ya sabía— Bonnie sonrió y secó sus lágrimas con el dorso de su mano derecha.— ¿Creíste que me quedaría feliz de la vida sin saber de ustedes? ¡Por supuesto que no! Tomé el primer vuelo con mis ahorros y vine para acá.

— ¡Tía Bonnie!— gritó Alexander y envolvió a la chica con sus brazos. Bonnie se sorprendió al verlo, juraría que estaba como diez centímetros más alto.

Los demás integrantes de la familia salieron sonrientes y fueron saludados por la cálida chica. Cuando Alice fue a abrazarla, Bonnie soltó un grito de alegría y llenó su rostro de besos— ¡Alice volvió!—. Nadia salió de la casa y arrugó su frente al ver a la humana rubia sobre "su" Alice.

— Te explicaremos todo, entremos a la casa— intervino la pequeña vampiresa un poquito nerviosa antes de que Nadia se lanzara sobre Bonnie. Escuchó atenta en los brazos de Jasper la historia de todo lo ocurrido, así como la travesía de Alice en la selva amazónica para encontrar a Nadia, y también el cómo se gustaron instantáneamente al verse por primera vez.

Damian y Edward salieron tomados de la mano del despacho de Carlisle con él a sus espaldas, la conversación había sido interrumpida por la llegada de Bonnie y al terminarla decidieron que era momento de compartirles a los demás lo que habían decidido.

— Familia— hablo Damie y todos lo miraron—. Edward y yo queremos comunicarles una decisión que hemos tomado—, los presentes los miran atentos—. Como saben, fui aceptado en Cambridge y la verdad quería posponer mi ingreso, pero todo esto que pasamos me hizo darme cuenta de lo que quiero y eso es ayudar a los demás. No puedo quedarme sentado o escondido cuando hay personas sufriendo allá afuera en el mundo y sabiendo que yo puedo hacer algo para solucionarlo. Edward, Alex, Leah y yo nos mudaremos en dos días a Inglaterra, Edward me ayudará en la crianza de Alex— el lector de mentes sonrió de lado, Carlisle los miró totalmente orgullosos de ambos, pero sobre todo su primer hijo,  jamás imaginó ver a Edward de ese modo, tan feliz. 

Aunque a todos les entristece esta noticia, son conscientes de que era lo mejor para el muchacho y su pequeña familia. Bonnie se levantó al notar lo triste del ambiente.— Esta bien pero no quiero ver esas caras tristes, mejor hay que hacer una fiesta que hay muchísimo que celebrar: Alice ha regresado y trae con ella a más familia, Alex tiene una vida hermosa por delante, Damian será un gran doctor que será el más joven en ganar un Nobel, estamos todos juntos y bien, nos queda mucho por recorrer—, la rubia sonríe a Jasper y Alice apoya su idea con emoción.

La fiesta sería un almuerzo, era una hermosa mañana de domingo. Habían invitado a los Clearwater incluida Sue. La mesa instalada en el hermoso patio trasero de los Cullen estaba llena de comida, bebidas y adornos hechos por Alice y Nadia. Todos estaban ahí sentados a pesar de que solo los lobos, los híbridos y la humana comían los deliciosos manjares preparados por Esme.

Bonnie había derribado a Leah cuando la vió llegar al almuerzo y había hecho lo mismo que había hecho con Alice, besó todo el rostro de la mujer con emoción ante las risas de la muchacha.

— ¡Quiero que los que no bebemos sangre alcemos nuestras copas de champagne y los que sí pues también!— propone la chica riendo y todos también lo hacen. Alex levanta su copa con jugo de uva—. Propongo un brindis por Damian, porque sin él no estaríamos aquí—, el aludido sonríe mientras es besado tiernamente en una mejilla por Edward que está sentado a su lado—, tiene el corazón de un verdadero león y es un guerrero que ha enfrentado a cosas terribles y ha salido adelante a pesar de todo, todas las personas que están aquí te queremos y te vamos a extrañar mucho, a toda tu pequeña familia. ¡Salud!

Todos los presentes contestan lo mismo y Damian se levanta de su lugar sin soltar la mano de Edward.— Yo quiero agradecer primero a Esme y a Carlisle por adoptarme y ser los mejores padres que alguien podría tener. Emmett y Rosalie, ustedes son increíbles y no saben cuánto voy a extrañarlos; Jasper...— el rubio que rodeaba a Bonnie con un brazo sobre sus hombros lo mira con una sonrisa—, eres mi mentor, mi mejor amigo y no habría podido hacer nada sin ti. Mi Bonnie, ya te lo dije antes y te lo diré ahora, eres mi sol que ilumina mis días oscuros junto a Leah—, la nombrada sonríe de lado y también lo hace su madre y su hermano—, quien se convirtió en una hermana más para mí—. El muchacho miró a su recién llegada hermana junto a Nadia, recargada en su hombro luciendo totalmente enamorada—. Alice, lo que hiciste por mí y por todos, jamás sabré cómo compensarlo.

La vampira vidente había hecho todo eso y haría mucho más por su familia. Bonnie, como siempre, estaba llorando y Jasper le prestó un pañuelo para secar sus lágrimas.— ¡Basta de cosas tristes, vamos a bailar!

La humana fue la encargada de poner la música para que todos se levantaran a bailar. Bonnie era buena haciendo playlist pues había canciones para todos los gustos, todos los Cullen, los lobos y la chica humana bailaban y reían. Leah abrazaba a Bonnie, ambas con una cerveza en la mano y cantando la canción—. I, I follow, I follow you deep sea baby, i follow you...

Alice bailaba con Nadia mientras Alexander lo hacía tomado de las manos con la tía Rose; Carlisle y Esme platicaban alegremente con Sue Clearwater mientras Seth, Emmett y Jasper jugaban a las vencidas. Leah suelta en unos momentos a Bonnie y le pide a Damian hablar a solas.

— ¿Qué pasa Leah?— preguntó el muchacho en la cocina, alejados del ruido.

La mujer sonríe nerviosa y lo toma del hombro—. No iré con ustedes a Inglaterra— Damian arruga su frente y le pregunta la razón—. Toda mi vida he estado persiguiendo a los demás, a Seth, a mis padres, a Sam, a la manada... Siempre he sentido que por más que corro tras ellos no los alcanzó, con Alex la cosa es diferente pero aún así algo en mi interior me dice que mi lugar no es siguiéndolo a él también, quiero ocuparme de la persona más importante para mí, yo misma— Damian sonrió al escucharla—. Me he abandonado y odiado tanto tiempo que no sé quién soy, y quiero encontrarme, será difícil estar lejos de Alex pero sé que lo lograré, soy una guerrera.

El vampiro abraza a la chica y asiente con la cabeza.— Sí que lo eres y nosotros regresaremos, Forks es nuestro hogar—. Bonnie y Jasper los encuentran en la cocina, tomados de la mano. La rubia pide hablar a solas con Jasper y Damian con la promesa de contarle a Leah todo después.

— Chicos— empieza nerviosa y suspira bajo la atenta mirada de los vampiros—. Me mudaré a Los Ángeles, estudiaré la universidad pública y buscaré mi carrera como maquillista profesional— Jasper al escuchar eso abre los ojos mientras Damian está al pendiente de su reacción—. Durante toda mi vida he vivido en Forks y la verdad es que amo este horrible lugar gracias a ustedes pero—, Bonnie miró nerviosa a los dos y suspiró—, yo no pertenezco aquí. He pasado mucho tiempo bajo las nubes grises y ya no quiero hacerlo. Yo no entiendo muchas cosas que pasan en su mundo pero sí sé que yo quiero construir el mío.

Damian asintió con una sonrisa triste y se acercó a Bonnie para abrazarla y darle un beso en la mejilla.— Aunque me rompa el corazón voy a apoyarte siempre nena—. Sus gestos de cariño son correspondidos y suspira. — Tú eres mi sol, pero es momento de que sigas adelante—. Damian deja a Jasper y a Bonnie a solas, necesitaban hablar.

— ¿Estás segura de tu decisión?— preguntó Jasper a Bonnie mientras se tomaban de los brazos.

— Sí y sé que te prometí dar una respuesta a tu petición pero ahora no me siento capaz de hacerlo— Bonnie se refería a la pedida de matrimonio que Jasper le había hecho antes de irse—. Quiero que la persona que tome esa decisión sea la mejor versión de mí misma, y en este momento no lo soy, quiero ver y vivir muchas cosas antes de un paso como el matrimonio. 

El tiempo para los vampiros pasaba distinto para los humanos, Jasper seguiría amando a Bonnie y de eso estaba seguro. El vampiro empata admiraba la decisión de su novia y estaba orgulloso de la persona madura y llena de esperanzas en la que se había convertido.

— Yo seguiré esperándote, sin presiones— Bonnie sonrió al escucharlo y abrazó a Jasper, feliz de que entendiera que ese camino de autodescubrimiento tenía que hacerlo sola, sin el incomprensible mundo sobrenatural de por medio.— Mis sentimientos por tí no se van a ir a ningún lado. 

Salieron juntos y Jasper le pide que baile con él la canción que sonaba en ese momento: Heroes de David Bowie. Carlisle tomó a Esme de la cintura y comenzaron a balancearse; Emmett sujetaba a Rose con adoración mientras Alice hacía lo mismo con Nadia. Seth enseñaba a bailar a su madre y Leah tomaba las manos de Alex moviéndose torpemente, a quien extrañaría muchísimo pero tenía que dejarlo ir, dejarlo vivir una vida lo más normal posible antes de decirle que estaba imprimado de él.

Damian miraba a toda su familia con el corazón hinchado de amor; esto era la verdadera felicidad, el estar rodeado de personas que amas y que te aman, el muchacho por un momento olvidó que eran vampiros, hombres lobo, híbridos y humanos, eran solo personas que amaban, que tenían sueños y esperanzas como cualquier otro.

— ¿Podemos bailar?— preguntó Edward a sus espaldas ofreciendole una mano y Damian por supuesto que aceptó, seguiría a su compañero con los ojos cerrados.

— Te amo Edward— susurró el muchacho con su frente pegada a la suya. El nombrado sonrió y beso sus labios rápidamente—. Gracias por hacer esto posible.

— ¡Abrazo grupal!— gritó Bonnie y todos se fundieron en un círculo alrededor de los dos vampiros de aspecto adolescente. 

Cuando el hermoso día estaba acabando y con los últimos rayos de sol, Edward tomó de la mano a Damian y juntos se alejaron un poco de su familia, adentrándose al bosque. No pudieron resistirse y se fundieron en un beso desesperado y ardiente que le hubiera prendido fuego al bosque acabando con él a su paso. Edward estrelló a Damian en contra de un árbol, recorriendo su delgado cuerpo con sus manos. Damie se aferraba al cabello de Edward como si su vida dependiera de ello, sintiendo la estremecedora necesidad de sentirlo aún más cerca ; se separaron un instante para mirarse a los ojos y se dedicaron una sonrisa.

— ¿Por qué tanta urgencia?— preguntó Damian sonriendo al sentir la presión de Edward sobre él, pasando sus brazos por su cuello.— Tenemos toda la eternidad para nosotros.

— Quiero disfrutar de ella contigo— Edward rozó su nariz con la suya con devoción—. No puedo esperar a pasar el resto de mi existencia a tu lado.

Damian Cullen sonrío, Edward tenía razón. Ya no quería esperar, todo lo que había pasado, todo el dolor y la pérdida había sucedido para que él se convirtiera en alguien más fuerte de lo que había sido jamás.

Y en ese momento, se sentía invencible.  










Fin


















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