16. Graduación
Capítulo dieciséis:
Graduación
Bonnie tenía náuseas y estaba más pálida de lo que nunca había estado. Estaba sentada junto con los profesores y directivos escolares arriba del escenario del auditorio vestida con una toga amarilla mientras el Director daba comienzo a la celebración.
Jugaba con el cartoncillo entre sus manos sudorosas por los nervios, odiaba hablar en público ahora que lo pensaba. Alzó la mirada y miró a su familia sentada, estando más orgullosos de ella que nada en el mundo. También buscó a su mejor amigo, Damian Cullen, sentado entre Jasper y Alice, sus dos amigos la veían sonriendo.
Jamás en toda su vida se había sentido tan amada como en ese instante. La metamorfosis que había experimentado al cambiar como lo había hecho hizo estragos en su autoestima cuando había empezado la preparatoria, pero Bonnie era valiente y si pudo enfrentar las miradas y cuchicheos de todo un pueblo detrás de ella, podía mirar de vuelta a todas esas personas y mirarlas con la cabeza en alto, porque ella no era un bicho raro.
Su celular vibró y con discreción lo miró de reojo, todos sus nervios y preocupaciones se evaporaron, pues el mensaje de Jasper Hale la hizo sonreír al punto de dolerle las mejillas.
"Tú puedes, lo harás increíble. Seré el primero en aplaudir de pie".
Jasper no podía sentir sus emociones ni hacerla sentir mejor a través de su don, pero podía hacerlo con sus palabras. El reencuentro entre ambos había sido de lo más adorable, Bonnie, al verlo regresar después de sus días desaparecido, sonrió como niño en una mañana de navidad y corrió a abrazarlo bajo la mirada incrédula de Bella Swan y de todo aquel que vió la escena.
Ella le había dicho que estaba tan feliz de verle y Jasper le creyó, porque para él no había ser más transparente y puro que ella.
— Y ahora, el alumno con el promedio más alto de la generación dará el discurso de clausura, Benedict Aldrin— dijo el director y hubo un murmullo confuso entre los asistentes. La rubia no se inmutó y caminó con la frente en alto y paso decidido hasta el atril.
Tomó una profunda respiración y miró los ojos dorados de Jasper que la miraban como si estuviera a su lado sosteniendo su mano, sonrió.
— Solo para corregir, señor director, mi nombre ha sido cambiado de manera legal a Bonnie Aldrin.
A Damian le regresó la sonrisa después del horrible comentario del hombre, su amiga era una de las mujeres más fuertes que había conocido.
— Compañeros: el día de hoy se acaba nuestra comodidad, nuestra sensación de estar a salvo bajo el manto de nuestras amadas familias; se acaba el sentirnos dueños de nuestras calles y de nuestro destino.
"Sí, eso termina, pero lo que inicia al salir de este auditorio es lo mejor que podrá pasarnos. Los últimos dieciocho años de nuestra vida nuestros padres nos han educado para que cometamos los menores errores posibles pero la verdad es que los vamos a cometer, una y otra vez.
Elegiremos mal el autobús para ir a algún lugar, nos equivocaremos de estación de tren, de calle, el restaurante donde cenaremos y un sin fin de malas decisiones. Porque estamos en esta vida para cometerlos, porque equivocarnos nunca ha sido el problema, sino no aprender de nuestros errores, no creyendo que el éxito es el único que enseña.
La vida es una larga cadena de momentos decisivos y es aterrador, durante mucho tiempo fuimos educados para escuchar voces que no eran las nuestras y que muchas veces nos hicieron preguntarnos quién éramos realmente.
Pero ahora, llegó el momento de decirles adiós a esas voces ajenas y rescatar la nuestra. Háganle caso a esa voz que resonaba en su cabeza cuando no estaban, su voz propia; es momento de guiarse por esa intuición que hace que nos cuestionemos todo.
Cometamos nuestros propios errores para así, cuando los demás pregunten ¿quién eres?, no titubearemos en contestar, porque ya lo sabremos. "
Jasper cumplió su promesa, se puso de pie y aplaudió mirando a Bonnie hinchado de orgullo. Alice miró a su ex pareja y sonrió levemente, asintiendo.
Damian también se deshacía en ovaciones hacia su amiga e increíblemente, todo el auditorio estaba de pie, los mismos que le hicieron la preparatoria un infierno ahora la admiraban. Bonnie sonrió ampliamente en dirección a los Cullen y alzó su dedo pulgar.
Después de la entrega de diplomas y al finalizar la ceremonia, la rubia de aspecto de ensueño presentó a Damian ante su familia y todos quedaron encantados con el mejor amigo de su hija. También Damian presentó formalmente a Bonnie a los Cullen, quienes no podían dejar de elogiar a la menuda humana por su discurso. Rosalie, quien era el hueso duro de roer de la familia, quedó encantada con ella y su personalidad, sobre todo porque parecía adorar a Damian. Bonnie tenía algo que hacía que todos la amaran cuando la conocían en verdad.
Cerca de las cinco de la tarde todo estaba listo en la mansión Cullen, Alice afinaba todos los detalles mientras los demás eran dirigidos por ella misma. Damian había terminado de hacer lo que su menuda hermana le había pedido, fue a su habitación y suspiró colocando sus manos en la cadera.
Había limpiado todo el destrozó con la ayuda de Edward el mismo día en el que habían estado juntos y desde ese día no habían estado en una habitación a solas. Se cambió la ropa que llevaba por el atuendo que Rosalie había elegido para él que consistían en un moderno traje negro y camisa blanca de diseñador y bajó hasta el estudio de Carlisle.
Su padre lo había llamado y estaba leyendo un libro cuando el muchacho entró. El médico lo invitó a sentarse y cerró el libro dejándolo sobre la mesa.
— ¿Todo bien papá?— preguntó Damian y el doctor no pudo evitar sentir la misma calidez cada vez que lo llamaba así.
Carlisle asintió y le entregó un sobre blanco, Damian rápidamente miró el remitente y alzó la mirada a su padre.
— Es de Cambridge—, susurró nervioso.
— Hijo, antes de que la abras— Carlisle se levantó y se sentó cerca de él sobre el escritorio—, ¿Estás seguro de querer seguir el camino de la medicina en este momento?
— ¿Dudas de mi auto control?— pregunta de manera tímida el más joven.
— Jamás podría hacerlo, solo que...— dice el inglés con un tono calmado—, te hemos tenido con nosotros muy poco.
Damian sonrió arrugando un poco su nariz y tomó la mano de su padre—. Papá, estaré con ustedes hasta el final de los tiempos, no importa en dónde esté o cuánto tiempo tarde, siempre regresaré con ustedes, son mi familia.
Dicho esto, el recién graduado abrió la carta y con satisfacción miró que había sido aceptado. Además, más abajo en el documento, lo invitaban a los cursos de introducción que se llevarían a cabo en solo unas semanas.
— Me aceptaron, entró en Enero del próximo año— Carlisle abrazó a Damian acariciando su cabello, orgulloso de que su hijo menor siguiera sus pasos. Carlisle era el ejemplo a seguir de su más reciente hijo, era todo lo que Damian soñaba ser.
Al meterse el sol, la gente comenzó a llegar a la residencia Cullen y cuando menos lo vieron, estaba a reventar. Había luces, bebida y comida por todas partes. Todos estaban encantados.
Bonnie portaba un vestido ceñido de seda que combinaba a juego con las puntas rosas pastel de su cabello y su maquillaje era suave, algo extraño en ella.
—¡No puedo creer que jamás me hubieras invitado a tu casa, egoísta!— exclamó la rubia cuando miró a su amigo bajar por las escaleras. Ya había un vaso de ponche sin alcohol en su mano.
— Lo lamento, sabes que aún no me siento tan cómodo con ellos como para invitar gente como si fuera mi casa— dijo de vuelta besándola en las mejillas.
— Apuesto a que tus padres son narcos, vives en una mansión a la que nadie había entrado antes, muero por entrar a tu cuarto—. Bonnie lo tomó del brazo y empezaron a caminar entre la gente. El sonido de la música era alto, pero las voces de las personas lo eran más—. Oye, ¡Te ves increíble zorra!
Damian soltó una risa, olisqueó el aire y se percató del efluvio de Seth y Leah Clearwater, a quienes había invitado el día en el que el vampiro y el niño lobo se habían encontrado en el bosque. Los hermanos entraron seguidos por Quil Ateara y el neófito miró a Leah, quien se veía bastante bien y con el rostro relajado, incluso con un bonito rubor saludable en sus mejillas. Los Quileutes vestían ropa informal y Damian se sintió algo estúpido en ese traje.
Se acercó a ellos con Bonnie de su brazo y los saludó cordialmente. Presentó a Bonnie y todos la saludaron con cortesía, Leah sonriendo algo incómoda.
— Me alegra que hayan venido, por allá está la comida y bebida— señaló la barra instalada por Emmett en la sala principal—, pueden agarrar lo que quieran sin limitarse.
— Que bueno, muero de hambre— exclamó Seth gustoso y fue hasta allá para atragantarse de comida, seguido por Quil.
— ¡Vamos a bailar y no acepto no un no por respuesta!— jaló con su mano libre a Leah y a Damian hasta el bullicio de personas reunidas bailando.
Leah apretaba sus labios nerviosa, hacía mucho que no bailaba o siquiera escuchaba música. La seguridad de la menuda chica amiga del vampiro la sorprendió y le contagió algo de su alegría, pues de pronto estaba bailando y cantando al ritmo de The Cure.
Bonnie bailaba y brincaba feliz, ese día estaba siendo el más feliz de su vida después de tantos días malos, solo faltaba cierto rubio para completar su felicidad. Alzó la vista y ahí estaba él, recargado sobre el barandal de las escaleras, como si estuviera esperándola; dejó solos a la chica morena y a su amigo para acercarse a él. ¿Qué diablos le detenía para decirle que le gustaba muchísimo? Nada, solo ella y su muy entendible miedo al fracaso, pero no sería la primera vez así que se armó de valor y se acercó a Jasper Hale.
Al cambiar la canción a Valerie de Amy Winehouse, Damian tomó a Leah de la cintura para que no se avergonzara por no saber bailar. Ella sonrió de lado y habló alto para que este escuchara—. Tu amiga me agrada, es como una estrella fugaz, pero tengo una pregunta, ¿Ella lo sabe?
El neófito le da una vuelta y cuando vuelve niega con la cabeza.— No veo caso decirle, no nos quedaremos mucho y ella también se irá pronto.
Leah comprende.— Sam y Emily te envían saludos— Damian se sorprende al escucharla, por lo que sabía, ella no se llevaba nada bien con su prima y su ex prometido.
— Diles que yo también— contestó el vampiro. Ambos giran al ver su rostro a Bonnie bailando con Jasper, el castaño no puede evitar sonreír. Leah mira la escena con profunda nostalgia y suspiró audiblemente llamando la atención del vampiro.
— Sé que estás cansada de esperar y tal vez tengas que esperar un poco más pero él o ella viene lo más rápido que puede— dice Damian soltando su cintura, Leah lo mira directamente—, está atravesando mares y montañas solo para llegar hasta a ti. No te rindas, no sé mucho sobre la imprimación pero puedo estar seguro que el destino tiene grandes cosas preparadas para ti y que todo lo infeliz que has sido, será recompensado con una felicidad mayor.
Dicho esto, el neófito le da un beso en la mejilla. Leah lo mira con los ojos nublados y sonríe, apenas y podía creer que encontraba agradable la compañía de una sanguijuela, pero ese chico era diferente.
Leah desaparece para buscar a su hermano para que no se acabe la comida junto a Quil. Bonnie regresa con él y lo abraza.
— Le acabo de decir a Jasper que estoy loca por él, dijo que regresaba en unos momentos. Espero no haber sido demasiado directa y asustarlo inevitablemente— Bonnie pasa un mechón de su cabello atrás de su oreja y sosteniendo un vaso en la mano.
— ¿Qué hiciste qué?
— La vida es un riesgo, y hablando de riesgos...— la rubia señala con la mano ocupada con el vaso de plástico lleno de alcohol a Edward haciendo que el castaño se gire para verle. El lector de mentes estaba solo, en uno de los balcones de la casa y le daba la espalda a la fiesta aunque había visto a Damian divertirse con sus amigas.
— Estoy harto de quedar como estúpido por su culpa, por lo que siento por él— gritó Damian para que la rubia lo escuchara. Bonnie rió un instante y comenzó a bailar de nuevo.
— Quedar como estúpido por amor está infravalorado— dice Bonnie a través de la música bajo la mirada atenta de su amigo—, yo he quedado como una tonta muchas veces por expresar mis sentimientos. Pude haber quedado como tonta esta noche con tu hermano pero sé que no fue así porque he sido honesta. No temas expresar tus sentimientos Damie, teme a no saber hacerlo.
Damian volteó a ver a Edward y éste le miraba de vuelta, movió la cabeza señalando las escaleras y el lector de mentes asintió con una pequeña sonrisa.
— Yo vigilo que Bella no aparezca a arruinarlo todo como de costumbre y que tus amigos estén bien, esa Leah es muy mona— sonrío Bonnie tomando el contenido de su vaso.
Damian caminó entre la gente y subió hasta el despacho de su padre, Edward ya lo esperaba recargado en uno de los enormes librero y cerró la puerta tras de él.
Tragó de manera audible y se acercó a Edward para abrazarlo, sorprendiendo al mayor. Era un abrazo inocente diciendo cuánto lo extrañaba; el cobrizo recargó su mejilla sobre la cabeza del más bajo y correspondió al abrazo apretándose más contra él.
Después de unos minutos, Damian alzó su cabeza para mirar a Edward pero sin soltarlo de la cintura—. No puedo creer que Jasper se esté divirtiendo más que tú.
— Jasper tiene una excelente compañía, no lo culpo por sentirse tan bien el día de hoy pese a estar rodeado de humanos. Salió un momento porque siente demasiada felicidad aquí como para saber si es suya verdaderamente—. El lector de mentes soltó una risita divertida y alzó una ceja.
— Espero que el que estés tan amargado no sea por mí.
— Para nada, todo este desastre es únicamente culpa mía.
Damian comenzó a soltar a Edward, recordando que le había dado una clara advertencia de no acercarse a él a no ser que le diera su lugar. Se cruzó de brazos pero no se apartó del otro vampiro.
— Comienzo a creer que solo querías conseguir mi virginidad— bromeó el menor tratando de hacer reír a su creador, funcionó pues soltó una risa seca y despeinó a Damian para después dejar su mano en la mejilla.
— El tenerte entre mis brazos ha sido la mejor experiencia que he tenido—, dijo Edward nuevamente serio, Damian bajo la mirada—. Y soy consciente de que no he hecho lo que me pediste y creo que mereces saber la razón.
Damian asintió y miró directamente a Edward.
— Me siento culpable, desde que me crucé en la vida de Bella solo le han pasado cosas malas, incluso aunque dice que no intentó hacerse daño cuando la abandoné, en los recuerdos de su padre y de sus amigos puedo ver que tampoco intentó salir adelante. No sé cómo deshacerme de este sentimiento de protección que tengo con ella, como si le debiera algo por aceptarme como el monstruo con ella.
El neófito entendió las palabras del otro y asintió levemente con aspecto pensativo.
— Lo entiendo y respeto que te sientas así, pero no puedes tú ser el sustituto de otro tipo de ayuda que ella necesita— insiste el castaño—, puedes engañarla a ella o a mí, pero no a ti mismo. Solo me importa que seas feliz y no me importa si tu felicidad no es conmigo, pero de lo que estoy seguro es que no es con ella.
Edward medita las palabras de Damian y asiente.
— Entendiendo que no puedo tocarte como sé que ambos deseamos— empieza a acariciar la mejilla de Damian pero se detiene—, ¿Puedes darme otro abrazo? Prometo no intentar nada.
Damian asintió al verlo tan vulnerable y ese contacto se sintió más íntimo que un beso. El menor rodeó la cintura del más alto con sus brazos y acurrucó su rostro en el hueco del cuello de Edward. Él a su vez rodeó con sus brazos el cuerpo de su amado y oculto su rostro en su sedoso cabello cerrando sus ojos.
— Está noche...— murmuró Edward contra el cabello castaño de Damian—. Ya no soporto estar lejos de ti.
— Solo dime algo—, pidió en un susurro el menor de los Cullen—. ¿Me amas?
Abajo, en el bullicio de la graduación, Bonnie hablaba animadamente con los lobos en la planta de abajo al pie de las escaleras cuando llegó Bella Swan junto a Jacob Black.
La castaña entró caminando con inseguridad pateando los globos del piso.
— Diez dólares a qué se cae— propuso la rubia a Leah Clearwater, ella arrugó la frente confundida y se encogió en hombros.
— Hecho.
— Oh Leah— se quejó Seth, sintiendo pena por su hermana diez dólares más pobre.
Bella buscaba con la mirada a su novio cuando tropieza con un florero de la casa cayendo de rodillas. Los lobos y Bonnie se carcajean, siendo la más audible la del pequeño Seth. Leah saca el dinero que llevaba y lo pone en la mano de la rubia sonriente.
Bella, ya levantada y después de la pequeña humillación, camina hacia ellos y pretende subir a la segunda planta de la casa siendo bloqueada por Bonnie y Leah.
— ¿A dónde vas?— preguntó la rubia haciendo una mueca.
— Voy por Edward— contestó Swan tratando de empujar a la menuda rubia, con lo que no contaba era que Leah también estaba bloqueando su paso y con ella no tenía oportunidad, así que desistió y regresó con Jacob.
Tanto la rubia como la morena chocaron su puño y se sonrieron.
Alice Cullen se acercó a Bella para retarla por no usar el atuendo que había escogido para ella cuando tuvo la visión que revelaría que los neófitos de Seattle llegarían a Forks en menos de cuatro días. También podía ver al líder, Riley Biers, buscar desesperadamente a Bonnie para terminar con ella y beber su sangre.
— ¿Alice?— preguntó Bella al ver el raro comportamiento de su mejor amiga—. El vestido que me pediste usar era incómodo y horrible, lo siento.
La pelinegra la ignoró y pronto Jasper ya estaba ahí con ella, sabiendo que algo iba mal.
— Ellos ya vienen, los neófitos vienen a Forks.
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