01. Error irremediable
Capítulo Uno:
Error irremediable
Las decisiones difíciles siempre llevan consigo consecuencias inesperadas, y él lo sabía.
Edward Cullen corría como alma que lleva el diablo por el bosque de Forks con dirección a la frontera canadiense, huyendo de sus propias acciones al abandonar a su tua cantante y alma gemela. El vampiro de cabello cobrizo había tomado una de las decisiones más importantes y difíciles de toda su existencia: dejar a Bella para que ella tuviera una vida completamente alejada de su mundo a raíz del desastre que había resultado tu último cumpleaños.
Había sido cruel al mentirle y decirle que ya no la amaba, que nunca lo hizo y aún más decepcionante como ella parecía haberle creído. El odio que tanto tiempo había sentido por él mismo aumentó de maneras desproporcionadas, tanto que se auto torturó repitiendose una y otra vez las facciones de Bella escuchando toda esa bola de mentiras que había dicho. Ese sería su peor castigo, una condena que estaba dispuesto a pagar con tal de que ella fuera feliz.
Llevaba corriendo sin mirar atrás hasta que se detuvo en medio del bosque sintiéndose totalmente frustrado, por más que corriera jamás podría huir del dolor que sus decisiones le contarían. Bajó el paso a caminar como humano y se dejó caer de rodillas, mirando hacia la nada y sintiéndose totalmente vacío, sin nada a qué aferrarse.
Se levantó decidido a cazar para calmar la sed con tal de mitigar los desagradables sentimientos en su interior, abrió sus sentidos y percibió un delicioso aroma que lo llamó como una polilla a la luz, corrió en dirección a las montañas del territorio canadiense hacia su presa.
El aroma era humano, exquisito como el de Bella, incluso más adictivo; nuevamente el odio se hace presente en su corazón pero la curiosidad es grande y miró desde la parte alta y lejana de las montañas una figura alta y delgada de cabello castaño tirandole a negro. Traía algo en las manos y estaba vestido con ropa resistente al frío; una suave brisa despeina el cabello de la persona y el delicioso efluvio llega hasta las fosas nasales de Edward.
El deseo de sangre regresa a él y en un arrebato, golpea la superficie rocosa que provoca una reacción en cadena que ocasiona que la persona que se encontraba en la montaña resbale y se golpee la cabeza, dejándole inconsciente. El ambiente que antes era tentador ahora es doble cuando Edward olisquea la deliciosa sangre que sale de la nuca del humano. El lector de mentes da un paso hacia atrás tratando de huir pero las súplicas mentales del humano, quien quiera que sea, lo detienen.
"Ayúdenme por favor" suplica alguien, mostrándose también sorprendido pues todo había pasado de un segundo a otro.
Horrorizado por lo que acaba de pasar, Edward ve a través de los pensamientos del chico como poco a poco su vida se desvanecía y como lentamente cerraba sus ojos. El lector de mentes no puede seguir ignorando esta situación y corre ayudar al humano.
El vampiro llega hasta la figura con preocupación, era un joven de unos veinte años, tez pálida pero sus mejillas poseían un leve rubor color durazno, cabello rizado algo salvaje y unos profundos ojos color avellana que empezaban a cerrarse. Tuvo que contener la respiración para no atacar. El inmortal quiere cerrar los ojos y gritarle para que se calle, pues sus pensamientos no son otra cosa que suplicas a dios para no morir, su madre enferma de cáncer lo esperaba en el hospital.
El joven lo mira primero con horror pero después con alivio y súplica; el humano va cerrando poco a poco los ojos causando que Edward vuelva a maldecir y mire a su alrededor, no estaba cerca de la casa de Carlisle en Canadá, aproximadamente a media hora pero si corría a toda velocidad podría lograrlo.
— No te duermas, quedate conmigo.
Con todo el cuidado del mundo toma al chico en sus brazos, hasta ese momento se da cuenta que entre sus manos había una cámara fotográfica dañada del objetivo (lente) por la caída al piso, Edward lo recogió también y corrió a toda velocidad a casa de los Cullen.
"No te duermas, no cierres los ojos por favor." súplica internamente Edward tratando de no ver esos ojos profundos ojos avellana que luchaban con todas sus fuerzas por no cerrarse. A pesar de correr con todas sus fuerzas, los minutos para el inmortal pesaron como si se trataran de horas o días.
Edward entra a la casa derribando la puerta con su cuerpo y gritando el nombre de su padre médico. En la estancia principal se encontraban sus padres, Carlisle y Esme; y sus hermanas, Rosalie y Alice, quienes se encontraban ordenando los muebles por la mudanza. Edward agradeció mentalmente que su hermano Jasper no se encuentre ahí y va directamente al estudio de Carlisle, seguido por este mismo. Su padre rápidamente despeja una mesa para colocar al chico sobre ella pero Edward no quiere dárselo, negando a que lo arrebatara de sus brazos, al parecer el vampiro había entrado en una especie de estado de shock aferrándose al muchacho.
— Hijo, dámelo. Si no actuamos rápido morirá— insiste el doctor Cullen. Edward mira de nuevo al joven, quien ha perdido el color y cierra sus ojos, si no fuera por el débil sonido de su corazón lo habría dado por muerto.
— ¿Qué sucedió Edward?— pregunta Esme, entrando por la puerta con agua limpia y toallas blancas para Carlisle.
— Yo...— las palabras no pueden salir de la garganta del lector de mentes—, ocasione un derrumbe y él estaba ahí, olí su sangre y quise irme pero no pude, por mi culpa está así, se está muriendo.
— Perdió mucha sangre, el cerebro se está hinchando, puedo inducirlo al coma pero no es garantía de que sobreviva— dice con pesar Carlisle, Edward arruga la cara como si fuera a llorar. Esme abraza a su hijo y éste deja que su madre lo consuele, susurra varias veces que todo eso es su culpa pero es callado por su madre adoptiva con palabras de apoyo.
— Ve a cazar cielo, tus ojos están negros. Te ayudará a aclarar la mente y distraerte— sugiere Esme. Edward asiente varias veces aún en estado de consternación y sale por la ventana, no sin antes mirar al cuerpo que está inconsciente.
Edward es alcanzado por Alice, quien va detrás de su hermano, extrañamente en silencio.
— Lo siento tanto Ed— se disculpa Alice con pesar—, no lo vi venir, lo lamento.
— Es solo mi culpa Alice, todo es mi culpa— dice Edward con dolor, recordando que hace tan solo unas horas había abandonado a Isabella y ahora esto—. No puedo con esta situación, no puedo cazar sin saber si va a sobrevivir, regresemos a casa.— se gira Edward y corre de regreso a la residencia.
Pasaron los minutos, el lector de mentes no se atreve a subir al estudio de Carlisle y lo escucha trabajar desde abajo. Mira la cámara fotográfica y observa que en el mango está grabado un nombre: Damian Graham. Se abre la puerta del estudio y para desgracia de Edward, el semblante de sus padres no es muy bueno. Sus hermanas se mantienen calladas pero por sus pensamientos, sabe que intuyen lo mismo que él.
— Lo lamento hijo, su cerebro se hinchó y ya tuvo complicaciones respiratorias— dice el doctor, sintiéndose terriblemente mal ante su fracaso—, le quedan unos minutos solamente, lo siento mucho Edward.
— Pasa a verlo— sugiere Esme con tristeza.
Edward no puede evitar sentir de nuevo ese odio inmenso hacia él, lo que le había hecho a Bella era espantoso, pero lo que le había hecho al chico moribundo de allá arriba era mil veces peor, un error irremediable.
Edward subió a paso humano las escaleras, caminó lentamente hacia la camilla en donde estaba recostado el muchacho y suspiró. No escuchaba nada, y aunque en algún momento hubiera apreciado ese silencio, ahora mismo ansiaba con todas sus fuerzas escuchar su mente.
— Lo lamento mucho— fue todo lo que dijo, pasó su mano por la frente del chico, peinando su cabello rizado para atrás y suspiró.
"¿Qué está pasando? ¿En donde estoy?" dice una voz débilmente, Edward alza el rostro con sorpresa.
— ¿Me escuchas? ¿Puedes decirme cuál es tu nombre?— pregunta Edward.
— No se, duele mucho— se queja el muchacho a través de sus pensamientos—, creo que Damian. ¡Quiero ver a mi madre, me necesita!—en sus pensamientos Edward puede ver que su madre estaba en un hospital.
El joven comienza a llorar en su mente, temía por él y por su madre enferma que su muerte terminaría con ella; Edward no puede evitar arrugar su cara con dolor y querer acompañar al muchacho en su penar.
— Pronto va a acabar— Edward no podía sentirse peor.
— Por favor, solo quiero ver a mi mamá una vez más. No quiero morir sin verla, por favor, solo quiero decirle que la amo — suplicó el muchacho.
Edward conocía ese sentimiento, él mismo lo había sufrido hace ya tantos años cuando su madre murió no antes de suplicarle a Carlisle que lo salvara.
La decisión la tomó de un momento a otro, sabía que estaba cometiendo una maldita locura que afectaría su vida para siempre pero no podía dejar que ese joven muriera por su culpa, no le importaba nada que no fuera salvar la vida de Damian. Besó la frente de Damian y acarició su mejilla.
— Perdóname por favor, por todo— susurra Edward cerca de su oído antes de morder su cuello con delicadeza, saboreando la deliciosa sangre del muchacho.
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