005. the golden opportunity

☄️005. La oportunidad de oro

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Febrero, 2010

EL COMENZAR DESDE CERO en una ciudad en donde no conoces los alrededores o a alguien que pueda guiarte, definitivamente era bastante complicado. Y es que cuando Gisselle se mudó a Nueva York años atrás, tenía la ventaja de que tenía a Gwen, quien conocía la ciudad por viajes en el pasado. Sin embargo, ahora no la tenía junto a ella, ahora estaba sola, lo cuál podría ser un conflicto...

Afortunadamente para Gisselle, las vida pareció volverle a sonreír, ya que si bien ahora no tenía a Gwen tan cerca, ahora tenía a Leigh-Anne, quien no tuvo ningún problema en mostrarle cada pedazo de la ciudad.

Ambas rubias habían logrado encajar bastante bien pese a la diferencia de edad, todo gracias a esa semana que pasaron juntas resolviendo el caso que unió a ambos departamentos de investigación. En ese tiempo (aunque fuera corto), ambas lograron los cimientos para darle inicio a su amistad, de manera que aunque estaban lejos, hablaban todo lo que podían.

O al menos así fue hasta finales de Febrero, cuando Leigh-Anne le informó a Gisselle que iba a estar fuera de Nueva Orleans para apoyar al departamento de narcóticos en otro estado durante algún tiempo.

Y aunque Gisselle se entristeció ante la idea de perder su constante comunicación con Leigh-Anne, entendía que su trabajo era bastante impredecible por lo que solo le quedó desearle suerte.

Afortunadamente para Gisselle, los consejos de Leigh-Anne la habían ayudado demasiado para adaptarse a su nuevo entorno, además de que por motivos de trabajo, Harry permaneció a su lado durante unos meses más de lo esperado, lo que la ayudó a no sentir el golpe de la soledad cada que llegaba a su hogar.

Y no es que la soledad fuera un problema para ella. Cuando vivía en Arizona, vivía sola, con pocas visitas por parte de Harry durante el año y algunos días en donde Gwen se iba a quedar con ella. Sin embargo, el vivir en Nueva York hizo que Gisselle se acostumbrara todo momento estar acompañada

Ahora, en Baton Rouge, esa misma sensación de extrañeza por la soledad volvía a surgir. Aunque tenía un buen equipo de trabajo en la comisaría, el regresar a casa y no encontrar a nadie la hacía sentir un vacío, como si algo faltara en su vida. A veces, el simple silencio del apartamento la abrumaba, y en otras ocasiones, le recordaba la tranquilidad que tanto había buscado en sus años de formación.

Sin embargo, una tarde después del trabajo, mientras revisaba mensajes de Leigh-Anne y Gwen, Gisselle se permitió reflexionar. Sabía que no podía depender siempre de la compañía de los demás para sentirse completa. Había superado momentos difíciles por sí misma antes y sabía que esta situación no sería diferente.

Fue entonces cuando decidió retomar su rutina de ejercicio con más fuerza. Se inscribió a clases de defensa personal avanzadas, además de entrenar con mayor intensidad en el gimnasio. El karate la ayudaba a despejar su mente, pero también comenzó a interesarse por la meditación y el yoga, buscando equilibrar su mente tanto como su cuerpo.

Al mismo tiempo, empezó a explorar más Baton Rouge por su cuenta. Las recomendaciones de Leigh-Anne seguían presentes en su mente, y poco a poco fue encontrando pequeños rincones de la ciudad que le ofrecían una sensación de pertenencia. Descubrió cafeterías acogedoras donde le gustaba sentarse a leer o escribir informes, y parques donde podía correr al aire libre.

Con el tiempo, Gisselle fue haciéndose más fuerte, no solo en lo físico, sino en lo emocional. La independencia que una vez había tenido en Arizona comenzaba a regresar, pero esta vez con una perspectiva más madura. Se permitía extrañar a las personas que habían formado parte importante de su vida, pero también entendía que había momentos en los que estar sola era necesario para crecer.

En un giro inesperado, Harry fue llamado a un nuevo proyecto fuera del estado. Esta vez, la despedida fue más fácil para ambos. Gisselle le dijo con una sonrisa:

— Ya no tienes que preocuparte por mí. Estoy bien aquí.

Harry le sonrió de vuelta, satisfecho de ver a su hermana más segura de sí misma.

— Lo sé, Giss. Y créeme, puedo darme cuenta, es por eso que me voy tranquilo

Con el paso de los meses, Gisselle no solo se adaptó, sino que prosperó. Los retos que había enfrentado en Nueva York y las experiencias en Baton Rouge la habían convertido en una agente más capaz y centrada, lista para enfrentar lo que viniera.

(...)

Enero, 2011

Llevar ya casi once meses en Baton Rouge había sido una experiencia transformadora para Gisselle. Había regresado a ser la capitana de una estación sin mayores dificultades, demostrando rápidamente su capacidad de liderazgo y adaptándose con soltura a la vida en la ciudad. Baton Rouge había comenzado a sentirse como su nuevo sitio favorito. Después de casi un año de desafíos, victorias y crecimiento personal, Gisselle decidió que era momento de celebrar.

Quería rodearse de las personas que habían sido pilares importantes en su vida, tanto en lo profesional como en lo personal. Por lo que organizó una reunión especial, algo íntimo pero significativo, para conmemorar este casi año en su nueva vida. No tenía que ser un evento formal, solo una oportunidad para compartir buenos momentos con aquellos que siempre habían estado para ella.

Invitó a Gwen y Lysander, quienes no dudaron en hacer el viaje desde Nueva York. Gwen era más que una amiga, casi una hermana, y Lysander se había convertido en un apoyo constante desde que trabajaron juntos. Por otro lado, su hermano Harry, que ahora residía en Texas de manera temporal, también confirmó que estaría allí. A pesar de sus bromas y la típica dinámica entre hermanos, sabía que él haría lo imposible por estar a su lado en un momento tan importante.

Por supuesto, no podía dejar fuera a Leigh-Anne, su compañera y amiga, quien aceptó encantada la invitación. Y, aunque Joseph, el prometido de Leigh-Anne, no era cercano a Gisselle, lo incluyó en la lista para que su amiga no se sintiera sola en la reunión.

Mientras Gisselle ultimaba los detalles del encuentro, una sensación de emoción y gratitud la invadió. Estaba rodeada de personas maravillosas y, aunque Baton Rouge no siempre había sido fácil, sabía que su vida en esta ciudad estaba tomando forma de una manera que jamás hubiera imaginado.

El timbre sonó, indicando que los primeros invitados habían llegado.

— ¡Gwen!— exclamó Gisselle con alegría al ver a su amiga del otro lado de la puerta— ¡Te extrañé tanto!

Ambas se abrazaron con tanta fuerza, que por un momento pareció que terminarían en el suelo.

—¡Yo también te extrañé! No sabes cuánto —dijo Gwen, con una gran sonrisa en el rostro, recuperando el aliento tras el abrazo.

Justo en ese momento, Lysander apareció detrás de Gwen con una sonrisa fingidamente ofendida.

—Veo que Gwen se está llevando todo el afecto, como siempre —comentó Lysander, cruzándose de brazos y mirando a Gisselle con un falso aire de reproche—. Y yo aquí, haciendo todo el esfuerzo de viajar desde Nueva York para ser ignorado.

Gisselle soltó una carcajada, rodando los ojos.

—Ay, por favor, Lysander, no seas tan dramático. Sabes que si te quiero... pero Gwen y yo tenemos una historia más grande que la nuestra. Además, es obvio que la quiero mas a ella que a ti —bromeó, acercándose para darle un abrazo mucho más ligero, pero sincero.

— Conoce tu lugar— se burló Gwen cerrando la puerta detrás de si

— Yo también te quiero, gracias— decía Lysander falsamente ofendido

Gisselle rio, negó y se acercó hasta su amigo con los brazos extendidos. Lysander se dejó abrazar, sonriendo satisfecho.

—Eso está mejor —respondió con una sonrisa alegre— Pero sigo esperando uno de esos abrazos intensos como los que le das a Gwen algún día.

—Tendrás que ganártelo —replicó Gisselle, divertida, mientras lo soltaba.

Los tres rieron juntos, disfrutando del reencuentro.

Justo cuando Gisselle estaba por guiarlos a la sala, el timbre volvió a sonar, haciendo que sonriera.

—Parece que los demás también llegaron —comentó emocionada, dirigiéndose hacia la puerta.

Al abrirla, se encontró con Harry, quien le sonreía con esa mezcla de cariño y orgullo que solo él podía transmitir.

¡Hermano! —exclamó Gisselle, lanzándose a sus brazos sin dudar.

—Hey, hey, cuidado, hermanita —respondió Harry, atrapándola entre risas mientras le daba una palmada en la espalda—. No me vayas a romper la columna en la entrada.

—¡No seas exagerado! —le replicó, aunque sin soltarlo—. Me alegra que hayas podido venir

—Por supuesto que vine, ¿De verdad crees que me perdería esto? —dijo, apartándose un poco para mirarla—. No todos los días celebramos casi un año en Baton Rouge.

Gisselle sonrió y se apartó para dejarlo entrar, justo a tiempo para ver que Leigh-Anne y su prometido Joseph se acercaban por el camino de entrada. Leigh-Anne, con su habitual energía, levantó la mano para saludar desde lejos.

Harry ni siquiera se percató de esto, ya que al entrar se encaminó directamente en dirección a Gwen para saludarla.

—¡Hey! —gritó Gisselle, caminando hacia ellos—. ¡Qué bueno verlos!

Leigh-Anne llegó rápidamente a abrazarla, y Gisselle sintió la calidez de su amiga, tan reconfortante como siempre.

—Te ves increíble, Giss —dijo Leigh-Anne con una sonrisa—. No sabes cuánto te extrañé. ¡No he parado de hablarle a Joseph sobre lo genial que es Baton Rouge!

Joseph, quien no era tan cercano a Gisselle, sonrió tímidamente mientras se saludaban con un apretón de manos.

—Gracias por invitarme —dijo con amabilidad.

—Gracias a ti por acompañar a Leigh-Anne —respondió Gisselle, con una sonrisa sincera—. No quería que viniera sola, y me alegra que estés aquí

—¿Leigh-Anne está aquí? —dijo Harry asomándose, con emoción en su tono al principio— ¿Por qué no me avis...?

Su expresión cambió de golpe cuando vio a Joseph, el pelinegro que sujetaba la mano de Leigh con firmeza y una mirada protectora

— ¿Y quién es él?

Gisselle apenas pudo contener una carcajada al ver cómo su hermano intentaba procesar la información. Se inclinó levemente, cubriendo su rostro con la mano, sabiendo que debía mantener la compostura.

—¡Harry, hola! —saludó Leigh-Anne, siempre efusiva, con una sonrisa tan brillante que parecía iluminar la habitación—. Tenía mucho tiempo sin verte. Déjame presentarte a Joseph, es mi prometido.

El rostro de Harry perdió ese brillo inicial en un instante. Gisselle pudo notar cómo sus hombros se tensaban levemente, y aunque su hermano intentaba disimular, el cambio en su postura era evidente para alguien que lo conocía tan bien. El tono alegre en su mirada se apagó sutilmente, casi como si le hubieran arrebatado algo que esperaba con ansias.

Leigh-Anne, ajena al impacto emocional que había causado, soltó la mano de Joseph para abrazar a Harry con efusividad. 

—¡Es tan bueno verte de nuevo, Harry! —dijo, estrechándolo con fuerza— Lo último que supe fue que te habías mudado a Texas hace un tiempo, no sabía que habías vuelto

Harry la abrazó de vuelta, pero su respuesta fue más contenida de lo usual. 

—Sí, Leigh... igual yo —murmuró, casi por compromiso, mientras su mirada se desviaba hacia Joseph— Aún vivo en Texas, pero vine para celebrar junto a Gisselle...

Gisselle se mordió el labio, sabiendo que su hermano estaba tratando de no ser evidente, pero cada segundo que pasaba hacía que la tensión en la sala aumentara. Joseph, quien hasta ese momento había estado observando en silencio, claramente notaba el comportamiento de Harry. La incomodidad se reflejaba en la línea apretada de su boca y en cómo sus ojos parecían analizar cada pequeño gesto entre Leigh-Anne y su hermano.

Mientras tanto, el silencio de Joseph se tornaba cada vez más denso. Permanecía quieto, sin decir nada, pero con la mirada fija en la interacción entre Harry y su prometida. Gisselle sabía que debía intervenir antes de que la situación se volviera más incómoda, pero las palabras se le escapaban. No era fácil manejar esas tensiones, especialmente cuando todos los involucrados le importaban.

Fue entonces cuando Lysander, que estaba observando todo desde la distancia, decidió intervenir. Como si hubiera captado perfectamente la incomodidad que flotaba en el aire

—Bueno, chicos...—dijo, levantando una mano— Ya que estamos todos aquí y veo que la reunión se está poniendo interesante... ¿Qué tal si hacemos un brindis? Gisselle, casi llevas un año en Baton Rouge y creo que eso merece una celebración apropiada. —Señaló la barra de la cocina—. Vamos, sirvámonos algo de beber, y brindemos por nuestra anfitriona.

Gisselle lanzó una mirada agradecida a Lysander, aliviada por su intervención oportuna. Con una sonrisa, asintió, agradecida por la excusa para alejarse de la incómoda interacción entre Harry, Leigh-Anne, y Joseph.

Los invitados comenzaron a moverse hacia la cocina, el ambiente aligerándose poco a poco. Gisselle caminó junto a su hermano, quien mantenía un rostro neutral, aunque ella sabía que por dentro no era tan sencillo para él. Harry intentaba disimular, pero Gisselle lo conocía demasiado bien como para creerle.

—Sabes que te advertí de esto. No es nada que no supieras desde que te la presenté —le susurró Gisselle en tono bajo mientras caminaban hacia la barra— Leigh está comprometida. Te lo dije y te dije que intentaras no sentir nada por ella... Leigh está realmente enamorada de él

Harry soltó una breve risa sin humor y miró hacia el frente.

—Yo no estoy haciendo nada—respondió con inocencia fingida—. Solo fui amable con ella. Sabes que me cae bien, es agradable y muy alegre

Gisselle lo miró de reojo, levantando una ceja en señal de incredulidad.

—Claro, claro, solo "amable" —respondió con sarcasmo, sin poder evitar una sonrisa—. No me vengas con eso, te conozco demasiado bien, miéntele a quien quieras, pero jamás a mi. Sé que te interesa.

Harry abrió la boca para replicar, pero se detuvo. Su mirada se dirigió hacia Joseph, que seguía observándolo con una expresión cuidadosamente neutra. Finalmente, soltó un suspiro y se encogió de hombros.

—Está bien, lo admito. Quedé flechado por ella desde que me la presentaste—murmuró intentando que nadie más lo escuchara— Pero eso no significa que vaya a hacer algo. Solo... no sé, quería impresionarla un poco, ¿vale? No me puedes culpar... es hermosa, cualquiera podría caer ante ella

Gisselle sonrió, divertida, pero sin dejar de ser seria.

—Bueno... solo no intentes nada más. Leigh-Anne está muy feliz con Joseph, y tú no quieres meterte en problemas —le advirtió— Y tampoco hagas de esto una noche incómoda... por favor

Harry asintió lentamente, aunque no muy alegre.

A Gisselle no le gustaba ver a su hermano en ese estado, sin embargo, sabía que no había nada que ella pudiera hacer para arreglarlo, nada que no fuera quedarse a su lado para apoyarlo en lo que fuera necesario.

— Un brindis por Gisselle y todo el éxito que sabemos va a tener. Te conocí siendo una agente en Nueva York, lugar en donde te vi prepararte para llegar a este punto, que si bien se no es tu destino final y que tal vez no estés aquí tanto tiempo, se que es un gran paso para llegar a tu meta. Nunca había conocido a alguien tan dedicada, feroz y valiente como tú— sonrió Lysander levantando una copa— Te adoro Giss y estoy sumamente orgulloso de poder llamarte mi mejor amiga

La mirada de Gwen se posó en Gisselle, y por un segundo, sus ojos reflejaron algo más profundo...

— Por ti, Giss. Porque seas feliz en tu nuevo hogar y que pronto puedas cumplir tu objetivo de llegar al FBI— sonrió ahora Gwen, imitando las acciones de su amigo— Significas todo para mi... 

Gwen hizo una pausa, sin apartar la mirada de Gisselle, como si esperara que sus palabras fuesen comprendidas de una forma más profunda.

— Mis mejores deseos hoy, mañana y siempre. Nunca había conocido a alguien como tú y se que jamás podría... eres única, extraordinaria, leal, talentosa... bueno, eres muchísimas cosas— Gwen tragó saliva— Pero en especial eres la luz de mi vida. Te amo Gisselle y siempre lo voy a hacer

La sala quedó en silencio un instante, mientras Gwen mantenía su mirada en Gisselle, casi implorando en silencio que ella pudiera ver lo que realmente significaban esas palabras. Harry levantó una ceja, quizás entendiendo más de lo que dejaba ver, pero decidió no intervenir.

Gisselle, sin embargo, escuchó las palabras de su amiga sin captar del todo lo que Gwen intentaba transmitir. Sonrió, conmovida por el discurso, pero sin notar las sutilezas de lo que había detrás.

Gwen, al ver la falta de reacción más allá del cariño habitual, sintió un pequeño nudo en el estómago. Para no mostrar su decepción, Gwen sonrió de vuelta, aunque la expresión no alcanzó sus ojos. Al mismo tiempo, mordió suavemente su labio inferior, luchando por contener los gritos silenciosos que retumbaban en su pecho.

—Bueno, bueno... creo que es mi turno de dar algunas palabras. —dijo Leigh-Anne, rompiendo el silencio y atrayendo la atención de todos hacia ella— Se que de aquí soy la que menos tiempo de conocerte tiene, pero aún con eso, me has demostrado la excelente persona que eres. No solo brillas como agente, si no por tu manera de ser en general, Por situaciones ajenas a mi, me tuve que distanciar un tiempo, sin embargo, se que estuviste al pendiente de mi en caso de que llegara a necesitar algo... y esto lo hiciste aún cuando solo llevábamos unas cuantas semanas de conocernos. Eres una gran amiga y estoy sumamente feliz de tener la oportunidad de formar parte de tu vida

Gisselle le mandó un beso a su más reciente amiga mientras continuaba sonriendo.

— ¡Por mi hermana mayor!— exclamó Harry, borrando todo rastro de tristeza que momentos atrás existió en su rostro— Por la que siempre defiende a los que no son escuchados. Por la que me cuidó durante años y ahora se encarga de cuidar a los demás... Gisselle, eres todo un orgullo para mi. Te amo mucho, hermana.

Gisselle le sonrió a su hermano y pasó su mano por su cintura para atraerlo a ella.

— Tal vez no he tenido suerte en muchos aspectos de mi vida. Ambos hemos pasado por cosas bastante complejas durante nuestras vidas... pero todo eso se compensa con el hecho de que eres mi hermana— seguía diciendo Harry mientras veía los ojos de la mujer junto a él— Y aunque durante los últimos años he temido por tu vida y he deseado que eligieras cambiar de profesión a una en la que no te encuentres en riesgo de muerte cada dos minutos...— algunas risas se escucharon ante ese comentario— Se que el resto de personas te necesitan... necesitan agentes como tú, que los defiendan, que no se rindan, que levanten la voz ante las injusticias, que no sean corruptos... bueno, en general, las personas necesitan de una Gisselle Pipes... y yo... yo tengo la gran fortuna de tenerte desde el comienzo de mi vida. ¡Por Gisselle!

La rubia no pudo evitar soltar algunas lágrimas ante el breve discurso de su hermano. Ni siquiera se molestó en beber de su copa, solo abrazó con fuerza al hombre junto a ella, mientras le susurraba lo mucho que lo amaba.

Y mientras Gisselle agradecía a la vida por tener a un hermano como Harry, alguien se tragaba las lágrimas recordando la pérdida del suyo.

Todos brindaron. Algunos fingiendo una sonrisa, otros consolado a aquellos que sintieron un golpe al corazón.

— Y cuéntanos Gisselle, ¿Qué tal la vida en Baton Rouge?— preguntó Joseph en un intento de que la conversación volviera a fluir— Que por lo que escuché en los brindis, no pretendes detenerte aquí por mucho tiempo, así que cuéntanos, ¿Cuál es tu siguiente parada?

— Me gusta estar aquí— sonrió Gisselle en respuesta— No voy a negar que al principio fue complicado el volverme a adaptar a la soledad en mi departamento, pero creo que lo supe manejar— respondía mientras volvía a llenar su copa— Mi intención es llegar al FBI. Llevo algunos años escalando en diferentes puestos para lograrlo

— ¡Oh por dios, yo también deseo llegar al FBI en algún momento!— exclamó Leigh con emoción— ¿Te imaginas que pudiéramos trabajar juntas? Eso sería increíble

— ¿Tienes alguna idea de a qué parte del buró te gustaría unirte?— preguntó Gisselle

— En realidad...

— Ese es un tema que aún no terminamos de discutir —interrumpió, haciendo que el rostro de Leigh-Anne se tensara por un instante. Su sonrisa se desvaneció un poco, como si las palabras de Joseph hubieran desinflado su entusiasmo. Joseph continuó, ignorando la reacción de su prometida— El FBI es un paso muy grande, pero entrar a un lugar como ese solo haría que Leigh y yo no tuviéramos tanto tiempo juntos. Además, mudarse de Nueva Orleans y enfrentarse a todo ese peligro... no sé si sea lo mejor para alguien como ella

Las palabras de Joseph no solo apagaron la energía de Leigh-Anne, sino que también irritaron a Gisselle. La manera en que él se refería al trabajo en el FBI, como si fuera algo que Leigh-Anne no pudiera manejar, y la condescendencia con la que lo dijo, hizo que la molestia creciera en su interior. Sin embargo, Gisselle sabía que no era el momento de generar un conflicto, así que respiró hondo y eligió sus palabras con cuidado.

Harry, quien había estado observando todo en silencio, notó el cambio en Leigh-Anne. Quería intervenir, decir algo para animarla o al menos contradecir a Joseph, pero justo cuando estaba a punto de abrir la boca, sintió la mano de Gisselle apretar la suya.

Giró la cabeza hacia su hermana, quien lo miraba con una súplica en los ojos, pidiéndole en silencio que no hiciera un problema de esto.

El castaño exhaló suavemente, conteniendo sus palabras y apretando de vuelta la mano de Gisselle en señal de comprensión. Aunque él también estaba molesto por la actitud de Joseph, confiaba en que su hermana estaba manejando la situación de la mejor manera posible.

La mayor de los Pipes soltó su mano y le dio una sonrisa agradecida a su hermano, antes de regresar su atención a su amiga, quien seguía en silencio. Aunque no había dicho mucho, el daño ya estaba hecho, y Gisselle no pudo evitar sentir una punzada de rabia por lo injusto que le parecía que Joseph apagara los sueños de su prometida tan fácilmente.

—Pues yo creo que Leigh-Anne haría un trabajo increíble en el FBI —dijo con firmeza, lanzando una mirada directa a Joseph—. Es dedicada, talentosa y capaz. Estoy segura de que, si decide seguir ese camino, logrará grandes cosas. El FBI no sería una barrera para ella, sino una oportunidad.

Leigh-Anne, aunque agradecida por las palabras de Gisselle, permanecía callada. Su entusiasmo inicial se había apagado por completo, y ahora solo escuchaba, sin intervenir en la conversación. Joseph, por su parte, no respondió de inmediato, pero era evidente que su postura no había cambiado.

El ambiente en la habitación se volvió denso (nuevamente) después de la intervención de Joseph. El silencio que siguió a las palabras de Gisselle era incómodo, y aunque todos intentaban disimular, era evidente que la tensión flotaba en el aire. Leigh-Anne seguía mirando al suelo, sin mucho que añadir, y Gisselle intentaba reprimir su frustración, mientras Harry permanecía en silencio, controlando sus ganas de intervenir.

Afortunadamente, Lysander, siempre el experto en leer la sala, notó la incomodidad y decidió intervenir con su típico toque de humor y curiosidad.

— Bueno, Gisselle —dijo de repente, inclinándose un poco hacia adelante con una sonrisa— Hablando de conocer personas nuevas... además de Leigh-Anne, ¿ha habido alguien más importante en tu vida desde que llegaste a Baton Rouge? Ya sabes, alguien especial en el ámbito... amoroso, quizás.

El cambio de tema fue tan evidente y oportuno que todos se volvieron hacia Gisselle, esperando su reacción. Lysander había conseguido exactamente lo que quería: disipar la tensión en la habitación con una pregunta que, aunque directa, no era incómoda, sino más bien un toque de ligereza que desvió la conversación a un tema más relajado.

Gisselle dejó escapar una risa suave, agradecida por el intento de Lysander de salvar el momento.

— Oh, por favor, sabes que eso no es para mi. Yo no estoy hecha para nada amoroso— respondió Gisselle lanzando una mirada divertida— Además, no he tenido mucho tiempo para algo así. Estuve adaptándome al trabajo y, además, ¿Quién tendría tiempo para eso siendo capitana de una estación?

Lysander arqueó una ceja, sin dejar que se escapara tan fácilmente.

— ¿En serio? Ni siquiera un alguien que te llame la atención, aunque sea un poquito? Venga, estamos hablando de Baton Rouge o incluso puede ser alguien a quien dejaste en Nueva York

Ella negó mientras bebía de su copa.

— La verdad es que yo no soy alguien a quien le guste mantener relaciones amorosas de ningún tipo— explicaba Gisselle con calma— Adoro ver a parejas felices y enamoradas, pero no es el camino que quiero para mi... tengo demasiado en que pensar como para agregar algo extra como lo sería una relación

— ¿Nunca te has enamorado?— preguntó Leigh-Anne curiosa

La sonrisa de Gisselle pareció temblar por unos instantes. Preguntas como esas algunas veces llegaban a desestabilizarla, sin embargo, esa noche supo manejar sus emociones lo suficiente para que nada en su actitud o su manera de responder pudiera delatar algo sobre su manera de sentirse al respecto.

No iba a mentir, jamás lo hacía, sin embargo, elegía no hablar mucho sobre el tema.

El amor siempre había sido un tema algo complejo para Gisselle. Lo había experimentado y vaya que había sido feliz, sin embargo, al no salir nada bien, la rubia eligió negarse esa oportunidad de volver a amar. Se divertía con algunas personas, tenía citas sin gran valor, coqueteaba con quien le interesaba, pero nada realmente estable.

— Si... una vez— asintió ella— No voy a entrar en detalles, pero creo es obvio que las cosas no salieron de la manera en la que lo esperaba

— ¿De verdad no volviste a sentir interés en nadie después de...?— Gwen, quien si sabía la historia de Gisselle, eligió interrumpir su pregunta para revelar información que claramente no le correspondía— Ya sabes... 

— Claro que me he interesado en personas. Soy humana y tengo necesidades...— rio la rubia

Mientras Gisselle soltaba aquella risa despreocupada, una pequeña parte de su mente comenzó a divagar hacia algo que pese al paso del tiempo, aún le generaba bastante curiosidad. Los recuerdos la traicionaban. Y es que a pesar de que había querido pasar la página con respecto a sus dudas, la imagen de Aaron Hotchner reapareció, tan clara como el día en que lo vio por última vez... era como si el recuerdo de un fantasma volviera a ella.

¿Cuánto tiempo había pasado ya? Años seguramente, y aún así, cuando pensaba en lo que en algún momento había sentido, algo a lo que o supo darle explicación, su mente volvía a él sin previo aviso. Aquella conexión intensa que jamás había terminado de comprender, esa mezcla de admiración, respeto y algo más profundo que no había sabido cómo manejar...

¿Por qué pensaba en él ahora? No tenía sentido. No había señales de que sus caminos fueran a cruzarse de nuevo. Aaron Hotchner, para todos los efectos, estaba en su pasado. O al menos, eso era lo que quería creer.

Gisselle se aclaró la garganta, recordando que había una conversación a su alrededor. 

Nada lo suficientemente intenso para querer intentar algo más serio— finalizó levantando los hombros, fingiendo indiferencia

(...)

Agosto, 2012

Gisselle se encontraba inmersa en su rutina habitual, revisando el papeleo que se había acumulado tras las últimas semanas. Casos cerrados, informes pendientes, evaluaciones de los agentes... todo debía estar en orden. Llevaba horas frente a la pantalla, con la taza de té ya vacía y el reloj marcando una hora avanzada. El sonido de las teclas era lo único que rompía el silencio en su oficina, hasta que el suave golpeteo en la puerta la distrajo.

Capitana, ¿tiene un momento? La voz emocionada de Elena, una de sus agentes más jóvenes, la sacó de su concentración. Gisselle levantó la vista, sorprendida por el tono inusualmente entusiasta de su compañera.

Claro, ¿Qué pasa? —preguntó, arqueando una ceja mientras dejaba los papeles a un lado.

—Estaba revisando algunas cosas y vi algo que podría interesarle. Acaban de abrir una vacante en el equipo principal de la UAC, el equipo del FBI dijo Elena, con una sonrisa que parecía no caber en su rostro¡Es el puesto que siempre ha querido, jefa!

Por un instante, Gisselle se quedó inmóvil, sin saber si había escuchado bien. ¿Una vacante en la UAC? ¿El equipo principal? Parecía demasiado bueno para ser cierto. 

—¿Estás segura? —preguntó, con una mezcla de escepticismo y esperanza en su voz.

Elena asintió con entusiasmo. 

—Lo estoy, lo acaban de publicar. ¡Míralo! —dijo mientras le entregaba su tablet, mostrando el anuncio oficial. 

Ahí estaba, en letras claras, la oferta de trabajo que Gisselle había soñado durante años. El puesto en la unidad que había admirado desde la primera vez que trabajó con ellos.

Gisselle sintió un torrente de emoción recorrer su cuerpo, una mezcla de adrenalina y nervios. Esa era la oportunidad que tanto había esperado, la razón por la que había trabajado tan duro durante todos esos años. 

—No lo puedo creer... —murmuró, tomando la tablet con manos temblorosas. Su mirada repasaba cada palabra, confirmando que era real.

Sabía que te alegrarías dijo Elena, con una sonrisa orgullosa de ver a su jefa emocionada¿Conoces a ese equipo, verdad?

—Sí... lo hago. Trabajamos juntos en dos casos respondió ella, todavía procesando lo que significaba esa oferta. El primer caso fue... fue lo que me hizo decidir que quería trabajar con ellos algún día. Ver cómo operaban, la precisión, la dedicación... fue increíble. Fue entonces cuando me fijé esta meta

—Tienes que postularte, jefa. Eres perfecta para esto.

Con una determinación renovada, Gisselle comenzó a reunir todos los documentos necesarios para la postulación. Expedientes, certificaciones, cartas de recomendación, todo debía estar en perfecto orden. 

La emoción la inundaba, pero junto a ella, una punzada de nervios apareció cuando, mientras revisaba un archivo, un nombre cruzó su mente sin previo aviso: Aaron Hotchner.

"¿Acaso él me recordará?", se preguntó Gisselle, deteniéndose por un instante mientras sostenía los papeles en sus manos. 

Aaron... sus recuerdos de él eran tan intensos como confusos. Habían trabajado juntos en dos ocasiones, y aunque lo que ella había sentido no era fácil de definir, había algo en él que aún se aferraba a su memoria. 

Era extraño... pero no podía evitar sentir una mezcla de ansiedad y emoción al pensar en la posibilidad de volver a verlo.

Sacudió la cabeza, intentando apartar esos pensamientos. Este era su momento. Había trabajado demasiado duro para dejar que los fantasmas del pasado la frenaran. Aaron Hotchner era solo un capítulo de su vida, uno que quizás nunca entendería del todo, pero su objetivo ahora era claro. "Es el trabajo de mis sueños", pensó, reafirmando su decisión.

Con una última mirada a la pantalla, Gisselle respiró hondo y comenzó a completar su solicitud. Fuera lo que fuera lo que el destino le tenía preparado, estaba lista. Este era el siguiente paso en su vida, y estaba decidida a tomarlo, sin importar los recuerdos que volvieran a su mente.

¿Qué si estoy haciendo saltos de tiempo muy grandes y continuos? Definitivamente si, pero les prometo que eso está por cambiar.

Como recordarán, Aaron y Gisselle se conocieron desde 2007. Consideren en que año vamos (2012) y que ellos no se ven desde lo de Nueva York ( 2008), así que evidentemente existen algunos años en donde ambos continuaron con sus vidas, por lo que si no hiciera estos saltos, me tardaría más en llegar al momento que tanto esperamos, jsjs

Aún así, quise dejar momentos de la vida de Gisselle en donde Aaron no está presente porque son cosas importantes para la historia, además de que me gusta que vean un poco de la vida de Gisselle y de como se desenvuelve con su circulo social.

En fin, por el momento sería todo, así que espero leer sus comentarios y ver sus votos pq esos me hacen feliz.

K.🦋

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