Capítulo 3: En vez de madre, amigo
NARRA SORIMACHI
Hyuga y Hoshiko nos invitaron a pasar a su casa. Seguía igual que siempre. La madre de Kojiro trabaja, Tatsuki y sus hermanos viven saliendo de un lado para el otro con Kei y sus amigos, y ellos se encargan de Hisao. Es una familia mucho más feliz de la que Hyuga solía tener antes de la secundaria. Cuando me contó lo del fallecimiento de su padre a causa de una extraña enfermedad, sentí mucha pena por él. A simple vista en la cancha parecía ser una persona agresiva con todo el mundo que no le importaba otra cosa que sí mismo, pero cuando no lo ves en la cancha está trabajando muy duro hasta muy tarde por su familia. Admiro que en lugar de sumergirse en la depresión, eligiera el camino de sacar a su familia adelante. Kojiro es digno de admirar. Y ahora están mucho mejor económicamente, tienen una familia mucho más grande, él recién está empezando su carrera como jugador de fútbol profesional. Su vida es mucho mejor de lo que solía ser.
Nos invitaron con un té verde que preparó Hoshiko y unos daifuku de frutilla. A Hoshiko le sale exquisita la comida al igual que siempre. Me comí como veinte golosinas.
─Tragón─ me dijo Hyuga─. Eran veintiséis golosinas y nos dejaste dos a cada uno. Maleducado.
Eructé apenas.
─Lo lamento, es que la comida de Hoshiko-san es tan deliciosa como la de mi mami─ me hice unos masajes en la panza. Comí hasta reventar. Parezco una boya petrolera como Hoshiko cuando estaba embarazada, jeje.
─No por eso tienes que comerte todo─ me volvió a decir─. Te va a doler el estómago si comes esas cantidades aterradoras y a esa velocidad...
─Pssh. A mí jamás me dio dolor de barriga en mis veintiún años de vida. Yo como demasiado desde que fui un mini Sorimachi, y nunca me pasó nada.
─Mientras que mi padre no comía casi nada, porque decía que se llenaba, y Jenru comía hasta dejar inmaculado el plato─ contó Kenny.
Sentí que le costó mucho nombrar a su padre.
No se supo más nada de él desde su separación con Haru-san. Kenny dice que no es necesario pensar en ese hombre que les hizo la vida imposible a Jenru, a su madre y a él desde siempre, que es mejor pensar en el presente, que tenemos una responsabilidad muy grande: cuidar de Oyuki, nuestra hija, a la que veo más que nada como a una amiga menor.
O yo soy muy juguetón, o ella, por ser tan inteligente a su súper corta edad, parece que puede hacer de todo, y no necesita muchos cuidados más que limpiar su ropa y cocinarle el almuerzo y cena, por eso es más simple jugar con ella.
En vez de madre, amigo.
Kenny también juega con ella al fútbol, pero es más dedicado a las responsabilidades de un padre, mientras que yo vivo pidiéndole para jugar cuando termine su tarea. Yo ya lo mencioné: soy un desastre siendo responsable. Siempre tuve espíritu de niño. Tendré ochenta años y seguiré jugando con los dangos de mi hermano, los cuales siguen en nuestro escondite secreto.
A Oyuki le fascinan los dangos. A veces la encontramos dormida entre todos los peluches. Le enseñé el programa La Gran Familia Dango (que milagrosamente sigue transmitiéndose en la tele), y ella quedó ¡enamorada! Nos pidió que este año le compráramos útiles escolares de dangos, como la mochila, la caja de almuerzo, ¡todo! Kei es otra persona que le encanta jugar con ella.
Kei cuenta con casi catorce años. Está en segundo de secundaria, e ingresó al nuevo equipo Toho. ¡Es igual a mí en apariencia física, y hasta la voz le quedó idéntica a la mía cuando tenía su edad! Pero no deja de ser un niño al igual que yo, y es inocente. Muy inocente.
Hace pocos días me contó un secreto que me dejó muy feliz: resulta que está enamorado de Yuzuru, la hermanita de Sawaki, que está en su clase. ¡Ese es mi hermanito! A diferencia de mí, él sí es bueno en Matemáticas, lo único que no tenemos en común. ¡Yo tengo veintiún años y sigo sin entender la maldita regla de tres! ¡Ufff!
Entonces la puerta abriéndose me saca de mis pensamientos. Tatsuki y los demás entraron a la casa.
─¿Cómo les fue con Sawaki?─ les preguntó Hoshiko.
─¿A quién casi atropella esta vez?─ preguntó Hyuga.
─Iba observando a unas chicas jugando voleibol en la playa─ le responde Masaru, el hermanito menor de Kojiro─, y cuando miró para adelante casi choca contra una columna.
─Siempre tengo que estar en alerta para que no choque apenas arranca el auto─ dijo Tatsuki─. No puedo ir en un viaje tranquilo sabiendo el peligro que sufro de tener otro accidente.
Hyuga se golpeó la frente con su mano.
─A la próxima que los lleve a pasear, le digo: "Si algo malo le pasa a mis hermanitos, es mejor que tengas cobertura médica, porque la vas a necesitar"─ dijo señalando con el dedo índice.
No sé cómo consiguió su licencia conduciendo tan mal. ¡Quién entiende al mundo!
Uyyy... Mi barriga volvió a rugir. ¡Ya me dio hambre de nuevoooo!
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