Capítulo 25: La historia del nacimiento de Ken y Jenru
NARRA JENRU
Llegamos y apenas crucé la puerta, saludé a mamá con un beso en la mejilla y fui a mi cuarto. Me encerré ahí por un largo rato, quiero estar lejos de Ken por ahora.
Noboru llamó a mi celular. Atendí y él parecía preocupado.
─¿Estás bien, Jenru? ¿Acaso estás...?
─Tranquilo. No es lo que piensas. Resulta que soy infértil. No podré tener hijos con la misma facilidad que una mujer normal.
No sé si esto es una buena o mala noticia.
─Oh, esto... Me alegra que no tengas un bebé ahora, pero cuando seamos grandes será difícil que tengamos a un pequeño Sawaki─ dijo con cierto tono tomado por la tristeza.
─Cualquier cosa adoptamos un bebé.
─¡Pero yo quiero un bebé igual que yo!
─¡Confórmate con lo que haya!
─¡Está bien!
─¡Pues entonces no grites!
─¡Perdón!
Hubo varios segundos de silencio.
─Cuando íbamos volviendo del almacén pude escuchar a Wakashimazu gritando como loco. ¿Te hizo algo malo?
─Me agarró muy fuerte de la muñeca y me llevó al hospital. Estaba frenético, pero creo que eso fue porque le preocupó cómo pudo habérselo tomado papá...
─¿Temías que te fuera a echar a la calle?
─Sí. Lo conozco y es muy capaz...─ suspiré─Si tan sólo hubiera tenido un padre como el de Sorimachi aunque sea... Es muy amable, no obligó a Kazuki a ser policía, y lo dejó ser futbolista, respeta que él sea gay (la única razón por la que papá deja que Ken ande con él es porque la familia de Kazuki tiene dinero, y si se llegaran a casar entonces compartirían el dinero con nosotros. ¡Es un viejo sucio!).
─Eso está muy mal. La verdad es que les tengo mucha lástima a ti y a Ken. Quisiera poder hacer algo al respecto.
─Eres muy especial para mí, Sawaki. No sé lo que haría sin ti─ llegué a sonreír.
─Bueno, te dejo un rato sola. Yuzuru quiere que la lleve a los juegos hasta que nuestros padres regresen.
─Está bien, yo no sé si llamar a Sumiye para pasar un rato con ella o...
─¡¿QUE JENRU QUÉ?!─ escuché gritar a mamá. Ay, Ken, qué hiciste...
─Tengo que irme, Noboru─ le dije, y corté. Me asomé por el pasillo, y apenas asomé la cabeza por la puerta del living donde estaban mamá y Ken.
─Pero no está embarazada. Nos atendió el mismo doctor que te atendió a ti cuando nos pariste, y nos dijo que Jenru heredó tus problemas para dar a luz.
─Oh, ya veo... Casi me da un ataque─ se tocó el pecho con ambas manos─. Es decir, me hubiese alegrado por ella, pero todo lo que tendría que abandonar por mantenerlo...
─Lo sé.
─Además, Daiki pudo haberla echado a la calle. ¡Lo conozco!
─Eso fue lo que más me preocupó cuando me lo dijo.
─Ken.
─¿Sí?
─Llegó la hora de que lo sepas.
─¿Saber qué?
─¿Viste que Daiki siempre te manipuló a su antojo para que fueras el heredero del dojo?
─Sí.
─Bueno... Él fue quien me obligó a dar a luz...
NARRA KEN
¿Acaso mamá me está diciendo que papá la obligó a tenernos? No sé por qué sentí un nudo en la garganta.
─El doctor me detectó problemas de fertilidad cuando intentamos tenerte. Daiki insistía todo el tiempo en tener un hijo. Yo tenía treinta y seis años, y no estaba en mis planes ser mamá, pero al final terminé cediendo para que él fuera feliz, y tenía el presentimiento de que yo también lo sería. Intentamos un montón de veces, pero el test siempre daba negativo, sin embargo, Daiki jamás se rindió. Teníamos relaciones muchísimas veces, y un día el test dio positivo. Dije que no tenía pensado ser mamá, pero cuando te tuve en mis brazos... mi instinto maternal se despertó─ dijo con un tono de voz tomado por la felicidad.
Siento que yo también quiero llorar.
─Voy a criarte con todo el amor que tenga, Ken, dije, mientras tú llorabas. Tanto esfuerzo valió la pena─ me sonrió─, pero Daiki lo primero que hizo fue tomarte y dijo: "Tú serás el heredero de mi dojo cuando crezcas. Serás entrenado en karate, y serás muy fuerte".
─Y así fue que me privó de un montón de cosas─ dije.
─Exacto. Lo que menos quiso fue que tú jugaras fútbol, tu mayor sueño. Decía que era una pérdida de tiempo, pero yo no estaba de acuerdo a que te privara de tu felicidad. Un día te llevé al parque con un balón de fútbol que te había comprado por tu cumpleaños siete. Te veías muy feliz corriendo con tu balón, pero entonces llegó él, e intentó alejarte de mí para llevarte con el abuelo a entrenar karate, muy lejos, pero tú te negaste. Hubo momentos en los que le tenías mucho miedo a papá. Me hubiese gustado haber hecho más por ti para ejercer tus derechos de jugar fútbol, ¡lo siento tanto!
Pestañeé entre lágrimas. Esta historia me tocó lo más recóndito de mi corazón.
─Apenas pudimos darte la vida, Ken, pero a Jenru casi la perdimos.
Eso que dijo me sorprendió.
─Daiki quería otro hijo para tener otro sucesor del dojo, y volvimos a intentarlo, pero cuando quedé embarazada, una vez hubo una pérdida en el baño, y comencé a hacer demasiado reposo para evitar otra amenaza de aborto. Al final la tuvimos con mucho sacrificio...
─Y-ya veo...─ dije, tratando de disimular mi voz rota.
─Ken, lamento no haberte podido dar una vida más normal, pero ya sabes cómo es Daiki: me abofeteaba de vez en cuando, él era el que me mandaba. Yo quería ser tu madre, pero apenas me dejaba. Cómo me hubiera gustado hacer más por ti para que seas feliz...
Dejé escapar un sollozo, y luego las lágrimas me bañaron el rostro.
─Ken...
Mi siguiente impulso fue abrazarla con muchísima fuerza, y llorar con todo en su hombro.
─¡Hiciste más que suficiente con habernos traído al mundo a Jenru y a mí! ¡Ya con haberte tenido como madre fue más que suficiente!
─Mi niño─ correspondió mi abrazo, y además acarició mi cabeza.
─¡Perdón por haberte hecho sufrir tanto siempre!─ sollocé.
─¿Qué? No, Ken, no tuviste la culpa de nada. Yo siempre fui feliz al tenerte a ti y a Jenru. No me arrepentí de nada. No te sientas culpable de lo que pasó. Dije que no pensaba en ser mamá, pero al verte por primera vez, tan vulnerable, sentí que tenía que protegerte de todo mal del mundo.
─Muchas gracias. Enserio, muchas gracias─ le dije entre sollozos. El cuerpo me saltaba con cada hipo.
─Prometo que a partir de ahora le diré a Daiki que te deje ser quien quieras ser.
NARRA JENRU
Esa historia hizo que me cubriera la boca para evitar que oyeran mis sollozos. Las lágrimas me surcaban el rostro. Fui a mi habitación caminando en puntillas de pie.
Gracias por haberme tenido, mamá. Mi vida no fue fácil, pero no me arrepiento de haberla vivido.
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