Capítulo 3: ¡Él está aquí!

NARRA SORIMACHI

Aún con Hyuga de nuestro lado, no fuimos capaces de derrotar al equipo Nankatsu en el primer Torneo Nacional de Escuelas Secundarias. Ese equipo debutó por primera vez en el torneo del año pasado. Ya existía hace pocos años, pero nunca fue capaz de competir en el Torneo Nacional debido a que no tenía buenos elementos, hasta que Tsubasa Ozora, el capitán del Nankatsu, entró y ahora son invencibles, incluso me atrevería a decir que puede que sean mejores que nosotros. ¡Pero el Toho es un equipo que jamás se da por vencido!

Entonces Hyuga pasó a ser nuestro amigo. Trabajábamos juntos y salíamos juntos los fines de semana que no estaba ocupado.

Verán, casi todos los fines de semana voy a una casa en el campo que nosotros compramos (tenemos cuatro casas, la del campo, una en un pueblo pequeño en Okinawa donde pasamos la segunda mitad del verano, una en Osaka y en la que estamos viviendo ahora). Y paso allá los dos días, pero los sábados y domingos que no voy me junto con mis amigos, después de la escuela difícilmente ya que los profesores te mandan quinientos deberes al día (una exageración), y prefiero hacerlos apenas vengo, en lugar de dejarlos para el fin de semana que es mi oportunidad de pasar el día al aire libre. Amo recorrer el campo junto con Kei, son como quince hectáreas llenas de pasto y el paisaje es muy hermoso. También hay un arroyo con piedras donde nos bañamos si no hace mucho frío. Otro de mis pasatiempos favoritos es corretear a las gallinas, aunque después quedo lleno de plumas, jaja.

Pasé la segunda mitad del verano en Okinawa, y volví a Tokio para empezar las clases en el colegio. Fui con Kei a ver las listas unos cuatro días antes del gran día... y casi me desmayo en la calle:

Clase 2-3

Kazuki Sorimachi

Tsuneo Takashima

Ken Wakashimazu


Leí "Ken Wakashimazu" e inmediatamente me acordé del chico que me salvó de la basura. La piel se me puso de gallina, recuerdo que Kei me preguntó si tenía frío, jaja.

Kenny se cambió a mi escuela. ¡No lo podía creer! ¡Y además en la misma clase que yo! ¡Fui a casa saltando mientras cantaba de felicidad! Kei me miraba raro todo el camino. El pobre no se imaginaba lo que estaba pasando por mi cabeza.

Compré los útiles dos días antes con mi mamá, y ya tenía la mochila pronta para empezar las clases. No dormí en esos dos días. ¡Estaba nervioso! No por las clases, porque ya me acostumbré al ritmo de la secundaria, sino porque iba a ver a Kenny de nuevo. No lo había visto desde que me salvó la vida. ¡Ayyy, daba vueltas en la cama como un trompo! ¿Acaso me recordará? ¿Habrá cambiado de apariencia? ¡Esas preguntas me mataban!

Finalmente llegó el gran día, y yo parecía un zombie por las ojeras. Estaba agotado, pero traía en mi mochila una lata de bebida energética, ni se iba a notar que me estaba muriendo.

Entramos al salón (el cual era distinto al del año pasado), y Hyuga, Hoshiko y yo nos volvimos a sentar juntos.

Pero... Kenny no estaba por ningún lado. Me puse nervioso. ¿Acaso hubo un error en las listas y lo cambiaron a otra clase? ¡Me estaba muriendo! (Y no de sueño).

─Wakashimazu...─ musité.

─¿Dijiste algo?─ me preguntó Hoshiko, quien se sentó a mi lado, de nuevo.

─N-nada─ reí un poco nervioso.

Entonces la puerta del salón se abrió, y ahí estaba él:

─Lo lamento. Llegué tarde por problemas familiares─ dijo Wakashimazu. Estaba un poco sudado, pero igual se veía hermoso...

─No se preocupe, lo entiendo. Y ni siquiera comencé a pasar la lista. Apenas entramos─ dijo el profesor Kuronuma, el de Historia─. Siéntense donde haya lugar libre para usted...

─Wakashimazu Ken.

─Wakashimazu-san.

Buscó con la mirada un lugar libre, cuando se detuvo en el rincón donde estábamos nosotros... y me sonrió.

¡Se acordó de mí!

Y se ve que el universo quiso cooperar conmigo, ya que al lado de Hyuga, adelante de mi banco, había un lugar libre. Se sentó en ese, y se ve que Hyuga y él eran amigos, ya que no paraban de hablar. Yo por otra parte no dejaba de mirarlo directamente. Su cabeza de perfil se veía hermosa, su cabello negro por los hombros me hipnotizaba, su voz me alejaba de todo lo demás que tuviera que ver con el salón, y pasó a ser el único sonido que reinaba en mi cabeza.

Hoshiko se percató de que lo miraba sin parar, y me susurró:

─¿Te gusta Wakashimazu-kun, eh?─ me miró con una cara pervertida.

─E-etto... Tal vez un poquito─ mi rostro estaba totalmente rojo.

Y fue así todo el día. Kenny llegó para quedarse en mi cabeza.


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