── 017


❝ CAN'T GET ENOUGH ❞

NIKOLAI LANTSOV ✗ FEM! oc

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── Eres demasiado bueno en eso ── murmuraste mientras bajabas de tu extasis. Nikolai se rió, la vibración contra tu carne hipersensible te hizo retorcerte. Enterrando las manos en su indomable cabello, tiraste de él hacia arriba. La sonrisa de satisfacción en su rostro habría sido insoportablemente petulante si no acabara de llevarte al orgasmo por tercera vez aquella noche.

 Se levantó sobre los codos y acercó sus labios a los tuyos en un beso perezoso, permitiéndote saborearte a ti misma en su lengua. Luego se puso boca arriba y te rodeó con un brazo, atrayéndote hacia él. Tú te acurrucaste más, colocando una pierna sobre la suya mientras le pasabas ligeramente la mano por el pecho y la bajabas, trazando dibujos ausentes en su piel. Suspiró satisfecho y cerró los ojos, disfrutando de tus caricias.

 Estudiaste su perfil un momento, preguntándote cómo habías tenido tanta suerte. Tu madre te había advertido que, para las mujeres, el sexo era algo que había que soportar más que disfrutar. Debías dejar que tu marido disfrutara como quisiera, como era su derecho, y tu papel consistía únicamente en proporcionarle un hijo y un heredero. Afortunadamente, la realidad había resultado ser muy distinta y habías descubierto que Nikolai era un amante atento y desinteresado. 

 Al principio, pensaste que era sólo un motivo de orgullo para él, una necesidad de impresionarte cuando se casaron, pero años después seguía tan dedicado a tu placer como al principio, y su propio placer siempre era una preocupación secundaria. De hecho, a veces te preocupaba que tal vez descuidara sus propias necesidades para satisfacer las tuyas, aunque, por supuesto, nunca lo admitiría.

 Fuera del dormitorio, era igual de considerado. Como recién coronado rey de Ravka, su posición era exigente, pero se esforzaba por ponerte en primer lugar en la medida de sus posibilidades, y rara vez te negaba algo que estuviera en su mano darte. Podía ser un coqueto desvergonzado, pero sabías sin duda que te amaba, y sin duda tú a él.

 Te inclinaste sobre él y le besaste la punta de la nariz, los párpados, la mejilla, la comisura de los labios, y sus labios esbozaron una sonrisa. Se volvió hacia ti, buscando un beso de verdad, pero tú te apartaste un poco para poder deslizar los labios por su garganta y él tarareó su aprobación, inclinando la cabeza hacia atrás para permitirte un mejor acceso. Le pellizcaste ligeramente la nuez de Adán y mordiste con suavidad el músculo acordonado de la unión de su hombro, arrancándole un grito ahogado mientras continuabas tu húmedo camino con la boca abierta hasta su clavícula. Bajaste la mano más allá de su ombligo y le pasaste suavemente las uñas por la pelvis mientras marcabas su piel con un mordisco mas fuerte que los anteriores. Su miembro se estremeció en respuesta, los músculos de su tonificado abdomen bailaron bajo tu mano. Levantaste la cabeza para mirarle a la cara y pasaste las yemas de los dedos por su creciente erección. 

── ¿Ya te has recuperado? ──

 No abrió los ojos, pero emitió un sonido afirmativo cuando lo tomaste con la mano y pasaste el pulgar por la cabeza de su virilidad para recoger la gota de semen que ya goteaba y extenderla como lubricante. Lo agarraste con fuerza y lo sacudiste con brusquedad hasta que jadeó, incapaz de dejar de penetrar tu mano. Cuando le diste un giro de muñeca en el movimiento ascendente y agachaste la cabeza para pasar la lengua por un pezón sensible, gimió y todo su cuerpo se estremeció.

 Rodó hacia ti sin previo aviso, con los ojos aún cerrados, su boca encontró la tuya y su peso te presionó contra el colchón. Abriste las piernas para él, permitiéndole colocarse cómodamente entre tus muslos mientras te besaba, lamiéndote lentamente la boca hasta que ambos se quedaron sin aliento.

 Cuando por fin se separaron para tomar aire, él apoyó la frente en la tuya, mirándote a través de las pestañas. Metiste la mano entre sus cuerpos para volver a rodear su miembro con los dedos y sentiste su respiración entrecortada. ── Necesito estar dentro de ti ── murmuró mientras volvías a acariciarlo.

 Levantaste una ceja, sorprendida de que quisiera repetir tan pronto. ── ¿Otra vez? ──

 Inclinó la cabeza para acariciarte la garganta y te acarició el costado con la mano. ── Mhm ──

── Eres insaciable, Lantsov ── bromeaste.

── Mhm ── tarareó él, asintiendo con los labios a la turgencia de tus pechos. Atrapó suavemente uno de tus pezones entre los dientes al mismo tiempo que sus dedos encontraban tu centro resbaladizo y tú jadeabas, arqueándote hacia él, tu cuerpo pidiendo más de sus caricias, pidiendo mas de sus fuertes, asperos pero habiles dedos. ── No me canso de ti, mi amor ── admitió.

 Su tono era juguetón, pero la mirada de sus ojos era suave cuando se alzaron para encontrarse con los tuyos. Levantaste la mano que tenías libre para acariciarle el pelo y él sonrió, inclinándose hacia ti, antes de acercarse de nuevo a tu boca.

 Lo empujaste suavemente el hombro, instándole a ponerse boca arriba, y él lo hizo con facilidad, posando las manos en tus muslos mientras te sentabas a horcajadas sobre él. Te levantaste sobre las rodillas, apoyaste una mano en su pecho para mantener el equilibrio y agarraste su virilidad con la otra, dándole varias caricias firmes mientras la alineabas con tu entrada. Sus párpados volvieron a cerrarse y aspiró con fuerza. Sus pulgares acariciaron tus muslos mientras te hundías en él, deteniéndote sólo cuando tus caderas estaban a ras de las suyas. No pudiste evitar el gemido que se te escapó al sentir la plenitud.

 Acercaste tus caderas contra las suyas de forma experimental, apretando al mismo tiempo los músculos internos, y él gimió ruidosamente, apretándote las manos en los muslos, con las yemas de los dedos clavándose en tu carne casi con la fuerza suficiente para hacerte moratones. Repetiste el movimiento, la combinación de su reacción y la fricción añadida en tu clítoris ya era suficiente para que buscaras la liberación. Te sentaste más erguida y comenzaste a cabalgarlo, marcando un ritmo duro y rápido, elevándote hasta que sólo quedaba la cabeza de su miembro dentro de ti y volviendo a bajar para tomar toda su longitud de una vez, con los músculos de los muslos ardiendo por el esfuerzo.

 Nikolai se incorporó hasta quedar sentado, apoyándose en un brazo y enredando la mano que le quedaba libre en tu pelo para atraerte y besarte con fuerza, tragándose tus gritos de placer. Le mordisqueaste el labio inferior cuando te soltó y sus manos buscaron tu cintura, ayudándote en lugar de guiarte cuando empezó a empujarte hacia arriba, y la penetración más profunda hizo que ambos se acercaran hacia la liberación en cuestión de instantes.

 Deslizó su mano entre sus cuerpos bañados en sudor con facilidad, tan decidido como siempre a que tú alcanzaras el clímax primero, pero tú ya habías decidido que esto sería sólo para él y no te dejarías ganar. Entrelazando tus dedos con los suyos, lo detuviste antes de que llegara a su destino y le besaste a fondo para distraerle de su objetivo. Moviste las caderas con más fuerza contra él hasta que sus movimientos se volvieron frenéticos, perdiendo toda apariencia de ritmo.

── Ven para mi, moi tsar ── le ordenaste en voz baja, y él lo hizo. La suave caricia de tu voz en su oído era exactamente lo que necesitaba para llegar al límite. Gritó sin pudor, su cuerpo se estremeció mientras derramaba su semilla dentro de ti, haciendo que te aferraras a él mientras la ola de su orgasmo alcanzaba su cresta y su punto álgido, con una de tus manos dandole suaves caricias en su pelo y la otra recorriendo sus anchos hombros, dejando suaves besos en cada uno de sus lunares y cicatrices. 

 Permanecieron así, con sus cuerpos enredados tan íntimamente que era difícil distinguir dónde terminabas tú y dónde empezaba él, hasta que su respiración se calmó y los latidos de sus corazones volvieron a su ritmo habitual. 

── ¿Lista para otra más? ──




───── 𝐖𝐑𝐈𝐓𝐓𝐄𝐍 𝐁𝐘

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