Ella se encontraba sentada en la hierba justo delante de un lago, mientras yo me sentía cayendo desangrando en el duro suelo, pero todo aquello parecía una nimidad cuando ella empezaba a tocar su lira.
Y todo el dolor que padecía desaparecía cuando aquel armonioso sonido penetraba en mis oídos, y estaba tan inmerso en la magia del instrumento que no me preocupé por no hacer ruido cuando mis rodillas desistieron doblándose.

Caí de cara al suelo, y aquello resonó con la espada y el escudo. Pude intuir que ella paró de tocar y se dio la vuelta asustada, aunque se tranquilizó al comprobar que yo solo era un herido hombre.

Sobre lo siguiente que recuerdo: Sólo que no pude visualizar mi alrededor, y la voz de la mujer resonó en mis oídos como si de un alejado eco se tratase, que me preguntaba sobre mi estado. Poco más, y sentí desmayarme.

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Desperté en una cama desconocida y sintiendo extremos debilidad en mis músculos. Lo primero que vi al despertar fue ella, la fémina de la lira.

-¿Cómo te encuentras? -me preguntó de la nada.

Tardé más de lo que quería en formular una respuesta mientras el peso de una mirada no muy lejos mío caía sobre mi persona. Era un joven hombre, de cabellos plateados y que aparentaba ser un conviviente de la chica.

-Venía desde lejos, desde el sur, muy lejos de donde desfallecí. Mi objetivo era encontrarme con Puerto Portus, pero creo me desvié completamente en el camino y desgraciadamente en la noche sufrí el ataque de una variedad considerable de monstruos, a pesar de que salí temprano de mi ciudad. No sé cómo llegué con vida a la madrugada del siguiente día, honestamente.

-No es la primera vez que alguien se desvía del camino -me contestó aliviando mi pena-. El puerto no está muy alejado de aquí, te mostraré el camino cuando te recuperes.

Y después de sus gentiles palabras, y mi calmado agradecimiento después de la conversación por dicha hospitalidad suya, volví a caer rendido en un sueño, pero acompañado de su angelical rostro, so dorada cabellera, y suave tacto de sus manos más el uso de las palabras, me sentí como en el cielo.

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Pasaron un par de días desde todo aquello, me hubiera interesado descubrir más de ella, y saciar aquel interés que sentía, pero se notaba a leguas que ella no compartía mis pensamientos.

Hasta un par de años no la volví a ver.
Me encontré con ella en Puerto Portus, justo el motivo por el que la conocí -a medias-.

Pero ella había dejado de ser la misma persona, o al menos esa sensación me dio. Intenté entablar conversacion como ella, pero no me recordaba para nada.