❁ཻུ۪۪🔖ꦿ 𝗣𝗔𝗥𝗧𝗘 𝗧𝗥𝗘𝗖𝗘.
❝ꓸ᭄ꦿ⃔𝐅𝐑𝐄𝐄𝐃𝐎𝐌 𝐎𝐍 𝐓𝐇𝐄 𝐑𝐀𝐌𝐏𝐀𝐑𝐓𝐒 ━━━━ 𝐞𝐫𝐞𝐧 𝐣𝐚𝐞𝐠𝐞𝐫.
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ᴛʀᴇᴄᴇ: ʟᴜᴄʜᴀʀ ᴄᴏɴᴛɪɢᴏ.
▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂
— ¡Nos quemará vivos! —chilló Artemisia al sentir el vapor ardiente que expulsaba el Titán de Rod hasta la parte más alta de la muralla.
— ¡Me quedaré sin cabello! —Orlando siguió, pero esta vez Artemisia rió.
El ruido de los cañones no paraba, no podían dejar de atacar al Titán que ya estaba extremadamente cerca del muro. A pesar de todo el vapor caliente y las rafagas de viento provenientes del mismo.
La mayoría se intentaba tapar el rostro para no ser víctimas del calor.
El Titán de Rod se sostuvo con la muralla para poder elevarse y dejar a simple vista su rostro que ya no tenía forma, era más una vista del interior de la cabeza de un titán. Además de que sus partes internas del estómago cayeron de manera asquerosa a la muralla, dejando un rastro de sangre que resbalaba hasta la parte inferior.
— Madre mía, te ves asqueroso como esa cosa enorme. —Artemisia no podía parar de bromear en una situación así—. Eres como de los pescados que pescabamos en los ríos.
Continuó riéndose de la apariencia de Orlando, se había echado el antiflameante sobre su cuerpo, y a espectativa de Artemisia, le daba mucha gracia.
— Payasa. Largate a hacer tu trabajo con Jaeger, y déjame en paz. —le revolvió el cabello, dejándola despeinada y con el líquido pegado al cabello.
— Que buen hermano. —bufó cruzada de brazos y se alejó sonriendo al lograr su misión de hacerlo molestar.
Artemisia recibió la señal por parte de Levi para que se transformase junto a Eren. La azabache lo captó, y con una navaja que le entregó Orlando, se corto la mano izquierda, dejando como último rastro los destellos dorados de haberse transformado.
Logró ver a unos metros a Eren transformado, parecía que se veían mutuamente, y se levantaron al mismo tiempo.
“Estoy agradecida de poder luchar contigo, Eren.” sonrió desde sus adentros.
Orlando pudo visualizar a su melliza, en el proceso soltó una sonrisa melancólica, pero con orgullo a su vez. Era hermoso aquel titán que portaba la chica, tenía un toque que la hacía ver única y elegante en todo momento.
Erwin alzó el brazo con una pistola de bengalas rojas a su poder.
— ¡Que comience el ataque! —disparó.
La legión ató los ganchos de los barriles a los dedos del titán, se desprendieron de su lugar de origen y llegaron estampandose a las manos de Rod, justo después explotaron, dejándolos sin soporte para sostenerse en el muro.
— ¡Eren! ¡Artemisia! —llamó en voz alta el comandante.
Por arriba de Levi y Orlando pasó la figura esbelta y atractiva del Titán femenino de Guerra, traía consigo cargando una tela de cuerdas con barriles en su interior.
Los dos titanes corrieron con zancadas en dirección al otro enorme gigante, y cuando quedaron a la par, se impulsaron sobre sus talones y torsos para tirar fuertemente los barriles explosivos dentro de la boca de Rod. Soltaron un grito grave al ejercer la fuerza.
El Titán femenino se puso delante del cuerpo del de Eren cuando los explosivos detonaron.
“Aún en estas formas, debo protegerlo.” aguantó con la mandíbula apretada al sentir incluso ella el calor excesivo.
“Artemisia...” Eren la enrrolló a su Titán e hizo que giraran sobre sus talones para intercambiar posiciones.
— ¡Acaben con él usando el equipo de maniobras!
Todos al mismo tiempo activaron sus equipos 3D, y volaron a donde los trozos de carne del Titán de Rod iban siendo disparados por la explosión. Orlando iba a máxima velocidad cortando en filas extensas las pieles del gigante, se iba preguntando dónde estaría el núcleo de Rod.
Cuando lo encontró con la mirada, a su lado pasó alguien a la velocidad de la luz.
— ¡Historia! —vociferó el azabache al verla dirigirse hacia él.
La chica pasó de largo y cortó la carne a la mitad.
«A paso calmado, la mujer paseaba por la pequeña colina con sus hijos a sus lados. Los tres sonreían encantados por las vistas a las hermosas flores que se encontraban por todas partes.
Los mellizos corrieron entusiasmados con el cuidado de no pisar alguna.
— ¡¿Podremos leer el libro con los paisajes?! —Orlando se sentó contra el árbol de roble oscuro, mientras que su madre colocaba una manta para que ahí pudieran descansar bajo la sombra de las hojas verdosas.
— Claro. —Sonne se sentó delicadamente en la manta, acompañada de sus hijos, quienes se acomodaron recostadon sus mejillas en los brazos de su madre.
Sacó un libro de la canasta que contenía el almuerzo, y lo postró entre sus piernas blanquecinas que eran cubiertas por una falda.
— Este libro cuenta fauna y flora que abunda en un lugar fuera de aquí. Es hermoso... —sonrió con tristeza, y abrió la tapa del libro, mostrando unos dibujos de hermosas flores y árboles.
Los niños hicieron ruidos de felicidad.
— Las aves son hermosas. —apuntó Artemisia a una especie que era mostrada en la siguiente hoja.
— Hay demasiadas.
— ¿Qué es esto, mamá? —Orlando señaló a una vista más amplia, a la cual no le hallaban forma los mellizos.
— Eso... Es el mar. —Sonne les leyó la descripción de lo que contiene el agua salada y dulce, además de donde pueden encontrarse esta cosa llamada “mar” —. Cuando seamos libres podrán verlo, pueden bañarse en ella y sería muy divertido.
— ¿De verdad existe algo así? Solo hemos visto ríos y lagos. —Artemisia susurró.
— Lo sé, pero como dije, si logramos salir de las murallas, podrán ver y conocer todo lo que hay en este libro. —lo tomó entre sus manos delgadas y mostró las letras del libro—. Solo si entran al cuerpo de exploración me entenderán.
— Eso es genial, quiero cumplir nuestro sueño. ¿Verdad, Ori? —la pequeña Artemisia sonrió a su mellizo.
— ¡Sí! Quiero conocer el mar.
Los niños abrazaron a su madre, la cual rió alegremente.
— Quiero que conozcan lo que hay afuera, porque a pesar de las malas cosas que pueden haber en el exterior, también existen unas muy buenas. —comenzó a sacar la comida del canasto—. Todo lo hago por su libertad, así que...
— ¿Así que...?
— Conviertanse en los soldados más fuertes de la humanidad.»
▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂
Historia había recibido la corona, oficialmente era reina de las murallas.
— Espera, ¿de verdad lo harás, Historia? —inquirió Eren en tono preocupativo.
— Sí, lo haré.
Los jóvenes caminaban junto a la reina con sus uniformes puestos.
— Era una broma de Artemisia y Mikasa, ¿verdad? —el castaño miró a las dos chicas.
— ¡Que le pateé el trasero! —Artemisia alzó los brazos con diversión.
— Después de golpearlo, puede decir: “Devuélveme el golpe si puedes” —dijo Mikasa despreocupada.
— Oigan... —las reprochó—. Si no le guardas rencor no lo hagas.
— Si no lo hago, no podré ser reina. —defendió Historia.
— Te apoyamos, Historia. Tienes que vengarme. —habló Orlando recordando la patada en el culo que le dio Levi al hacer limpieza en la casa donde antes residían Artemisia, él, Eren y el antiguo escuadrón de Levi.
La rubia sonrió con un sonrojo por las palabras de Orlando, y asintió determinada a él.
— Bien dicho, Historia. —Jean sonrió de oreja a oreja.
Se toparon con Levi en el pasillo, este salió de entre las sombras y se encaminó a donde ellos, a lo que Historia se acercó con el cuerpo temblando, y con sus amigos detrás de ella esperando.
Tiritó y jadeó reprimiendo sus emociones, hasta que en un arrebato alzó los puños junto a un grito de valentía y corrió a asestarle un golpe en el brazo al capitán.
— ¡Wa! —todos aclamaron al momento de ver el golpe, mientras que Artemisia y Mikasa sonrieron orgullosas.
Historia rió enorgulloza, — ¿Qué te parece? ¡Ahora soy la reina! Si tienes quejas...
Una risa en bajo detuvo el hablar de la rubia, y los jóvenes miraron asombrados a Levi.
— Gracias, chicos. —el azabache sonrió levemente realmente agradecido.
▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂
Artemisia posó el libro en el escritorio, para después dejarse caer en el asiento. Observó de reojo como iban entrando Orlando y Olympia a la habitación.
— Me la pasé dos días escribiendo en este libro lo que vi en las memorias que vi cuando Olympia me tocó el rostro. —se lo pasó a la mencionada—. Orlando, les mentí en el subterráneo.
El mellizo frunció el ceño.
— Lo sabía, pero supuse que no dijiste nada porque Levi estaba ahí.
— Sí... Pero antes los quiero presentar. —Artemisia sonrió tranquila—. Orlando, te presento a Olympia V de Caria, nuestra prima. Y Olympia, te presento a Orlando I de Caria, mi mellizo.
— Un gusto... —Olympia intentaba acostumbrarse a convivir con ellos en un lugar menos... Avanzado que Caria—. No deja de sorprenderme que Sonne y Ferdinand les hayan puesto esos nombres.
— Ni yo, pensé que mamá odiaba a sus antepasados. —la azabache se encogió de hombros.
— ¿De qué hablan? —preguntó el mellizo confundido—. Explíquenme de una vez lo que pasa.
Las chicas compartieron miradas, y asintieron. Antes de hablar, Caria fue a revisar si nadie pasaba por el pasillo para poder hablar tranquilamente del tema.
— Nuestra familia se encuentra fuera de las murallas...
Artemisia le explicó a Orlando detalladamente todo lo que miró en las memorias de su madre, comenzando con la maldición que persigue a la familia, hasta que Sonne se comió a su padre para tomar la corona de Caria, y que al enterarse de la traición de los abogados ceniles y su hermana, decidió escapar de su nación junto al amor de su vida; Ferdinand. El como llegaron a otra nación llamada Marley, y que al final huyeron de aquél lugar para toparse con las murallas en las que actualmente viven ellos.
— Unos amigos... Ex-amigos... —se corrigió Artemisia—. Nos quisieron secuestrar a Eren y a mí para llevarnos, ¿tienes alguna idea al respecto? ¿Caria está involucrado?
— ¿Los quisieron secuestrar? Según yo, las demás naciones no saben que el poder del Titán de guerra ha desaparecido, se dijo a la prensa que no utilizaríamos el poder para poder cubrir que en realidad Sonne huyó con él. Así tendríamos menos posibilidades de ser atacados. —Olympia pensó, hasta que una sonrisa ladina se formó en sus labios—. Parece que alguien sabe al respecto... Y debe ser un familiar íntimo... Solo lo sabemos mi mellizo, la abuela, los abogados y yo, pero ni los abogados se atreverían a hablar...
— ¿Entonces? —Orlando se cruzó de brazos. Seguía confundido, pero debía aceptarlo.
— ¿Su papá sigue vivo? Él también por obvias razones lo sabe. —Olympia se acomodó en la cama de Artemisia.
Los mellizos se miraron y negaron.
— Cuando el Titán colosal atacó la muralla María, un tiempo después mandaron una cantidad de ciudadanos a una misión de rescate, pero era más para rebajar la cantidad de refugiados en el muro Rose. —respondió nuevamente Orlando.
— Nos dijeron a Orlando y a mí que no se encontró el cuerpo de papá... —Artemisia tensó su mandíbula—. Así que... Lo más probable es que haya muerto en la boca de un titán.
— O tal vez no.
Alzaron la cabeza confundidos.
Los mellizos odiaban a su padre, pero ahora sólo podían recordar los momentos buenos que pasaron con él.
— ¿A qué te refieres?
Olympia jugó con su corona que había guardado en el cajón de Artemisia.
— Vamos, escogieron a Ferdinand como candidato a prometido de Sonne por sus habilidades en combate, por su inteligencia y capacidad de crear planes a último momento, además, era excelente corredor. ¿Ustedes creen que se iba a dejar devorar tan fácilmente? Obvio que no, seguramente huyó a otra parte...
El rostro de los mellizos se deformó.
— Pero...
— Igual no estoy segura, capaz sí murió, capaz huyó a otra parte pero ahora está vivo, quién sabe. —se encogió de hombros.
— Lo que dices... Es difícil de creer, pero ahora que sé todo esto, no puedo pensar que no tienes razón. —murmuró Artemisia.
— Entonces si Ferdinand huyó, ¿adónde se fue? Claro que no fue a Caria. —objetó Orlando.
Olympia pensó sin dejar de mirar a su corona.
— Dicen que esos chicos quisieron llevárselos. Uno contaba con el acorazado, otro con el colosal y la otra con el femenino, ¿cierto? Esos Titanes pertenecen a Marley desde la guerra de Titanes. —se colocó la corona y se vio con el reflejo de las ventanas—. ¿Y dijiste que Ferdinand y Sonne hicieron parada en Marley también, no? Antes de llegar a esta isla.
Artemisia asintió lentamente, sin entender a dónde quería llegar Olympia.
— Bien, entonces está en Marley. —sonrió a la ventana—. Quizá hizo algún negocio con los marleyanos, entregar el Titán femenino de Guerra y... En realidad no entiendo porque lo haría.
— Eres una maldita genia, Olympia. —sonrió el mellizo, recibiendo una mirada de repugnancia por parte de la mencionada—. Tranquila, dulce princesita.
— Cállate. —se levantó—. No sé las intenciones de Ferdinand, pero si estoy en lo cierto, él está en Marley ahora mismo, ideando un plan para tener de vuelta el poder del Titán femenino de Guerra.
▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂
Estoy tan agradecida de haber conocido Shingeki no Kyojin hace tiempo, me acuerdo que ni siquiera me atrevía a buscar cosas del anime para disfrutarlo al máximo.
Desde su primer capítulo quedé bastante enganchada a la trama, eso de lo titanes me parecía innovador y realmente interesante, además, la emoción que me transmitió desde el final de su primer capítulo fue lo que me indujo a terminar el anime en tan solo 4 días.
Cuando vi a Eren adolescente en la primera temporada, y a sus ojos verdes que me llamaron la atención, fue suficiente para caer a los pies de Jaeger. Jamás le quité los ojos de encima, y cuando pensé en una pareja especial para él, solo podía pensar en la personalidad de Artemisia.
Pero necesitaba algo más, una historia, un trasfondo. Ahí nacieron Orlando y Olympia para los secretos de la familia. Por último Sonne y Ferdinand llegaron a mí cabeza.
Quería plasmar el amor más puro en dos adolescentes atados a un cruel destino, del cual ninguno de los dos saldrá libre ni feliz, por el lado en que lo veas.
Bueno, muchas gracias a todxs ustedes, mis queridos lectores que llevan mucho tiempo acompañando a los mellizos y a Eren nuevamente, mis nenes de Caria están bastante agradecidos.
Ya tengo un final establecido para Artemisia y Orlando, de hecho, no falta mucho para que termine de escribir el cuarto libro que probablemente no tarde en salir.
Amenlos, y disfruten el poco tiempo que les queda de felicidad.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top