𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒕𝒓𝒆𝒊𝒏𝒕𝒂 𝒚 𝒖𝒏𝒐
Las palabras de su madre no salian de su cabeza.
"—Regla número uno: no cerrar nunca las puertas de las habitaciónes si Kim está en la casa. Regla número dos: no trabar las puertas. Y te prohibo el encuentro con un pene ajeno en mi casa, ¿quedó claro?"
Lo ultimo le hacía enrojecer de la vergüenza en la soledad de la noche, su madre era una descarada. Y aunque estaba siendo algo, bastante, sobre-protectora, Jeongguk se sentía cómodo y querido por ella.
Ahora, el problema de mayor importancia era el siguiente: no podía dormirse.
Ya había contado ovejas, conejos, tigres y delfines. Escuchó música, usó su computadora, pero nada surtió efecto.
—¿Cómo te atreves a videollamar a esta hora?—se quejó susurrando.
En la oscuridad de su habitacion, solo se lograba ver sus cabello rubio sin extensiónes y las mantas tapandolo hasta el cuello. No lucía cansado, somnoliento o con ningún aspecto de haber estado entrando al quinto sueño.
—Oh, Félix, ambos sabemos que no estabas durmiendo.
Tardó en responder unos segundos, con lo cual Jeongguk se dio cuenta de que efectivamente tenía razón.
—N-no es excusa.
Ante los curiosos ojos de Jeon, lo que suponía ser una manta oscura cubriendo el pecho de Félix pareció moverse. El peli-rubio muchacho puso una mano sobre dicha "manta", y el menor frunció el ceño confundido.
—¿Estás durmiendo con tu cachorro?
—N-no, no, claro que no—se rió—. ¿Por qué me preguntas?
Sintió que ahí había gato encerrado, pero prefirió no decir mas nada.
—Ocurrencias mias, descuida—le restó importancia haciendo un ademán y sonrió—. Mejor intentaré dormir.
—Te llamo mañana por la mañana. Te quiero.
Dos dias después de esa noche, los dos chicos se encontraban en la casa de los Jeon –precisamente en la habitación del peli-negro–, siguiendo las reglas impuestas por Jieun.
No sucedía seguido, pero de algún lugar el menor sacó el valor de girarse hacia el distraído de su novio e intentar dejarle un beso baboso -como ellos le apodaban- en la mejilla. Como un recordatorio de que a pesar de estar viendo una pelicula le prestaba atención, y también para Jeon era una manera de decirle Te quiero.
En lo literal de la palabra, Jeongguk se giró para lamerle la mejilla, aunque quiso morderlo. Era un tanto asqueroso, tal vez para todos los que son ajenos a la parejita, pero ellos se habían acostumbrado, y no es para tanto escándalo. Pero algo en el cálculo del menor salió mal. Por que no estaba previsto que Taehyung se volteara segundos antes de completar la mision y Jeongguk terminara pasando la lengua por los labios del mayor.
Ay, no.
¡Que vergüenza, se sentía un idiota! ¡¿ahora como podía siquiera verle a la cara sin ponerse tan rojo como un tomate?! ¡¿Por qué el destino lo odia tanto?! Jeon no divagó más, y se encogió en su lugar cubriéndose el rostro con las manos propias.
Taehyung se quedó pasmado unos segundos hasta notar que el menor estaba a punto de entrar en pánico por la simple acción desconocida. Pasó uno de sus brazos por la espalda del chico y con las yemas de sus dedos de la otra mano, tocó suavemente la piel que sobresalía de las mangas del buzo y con las cuales intentaba ocultar su rostro apenado.
—¡Lo siento tanto, perdoname, lo-lo-lo siento mucho, no fue mi intención! Tae, yo solo...
—Bonito—lo arrulló contra su pecho, logrando que bajara las manos, notando los pucheros involuntarias y las lágrimas que evitaba dejar salir de sus grandes ojos negros—, no tienes que ponerte así. Se puede besar de muchas formas mientras a ambas partes les guste. No hiciste nada malo, ¿si?
Jeongguk suspiró, tratando de calmarse. O aunque fuera, no llorar. Y eso le fue imposible, por que, por más que no quiso, seguía sintiendo tan... llorón.
» —Hey, bonito—rozó la punta de su nariz con la suave piel de la coronilla del menor, llamando su atención. Jeongguk abrió los ojos cuando sintió los fríos labios labios de Kim en el puente de si nariz, y como instinto quitó cabellos azules que le hacían cosquillas cerca de la oreja—; ¿me volverías a besar, así como recién?
—Pero Taehyung, eso no es..., la gente no b-besa así.
—¿Pero a ti te gusta? Si no te sientes cómodo con algo, me tienes que decir. Y no se hace más, o se continúa practicando.
-—A-a mi me... gusta, gustaria—se corrigió, cubriéndose el rostro de vergüenza—, que tu hicieras lo mismo..., que yo te hice.
Kim entonces se acercó, invadiendo la última barrera de espacio personal de cada uno, y teniendo ambos los ojos cerrados recreó la situación que habían vivido recientemente, solo que ahora al revés.
Primero sus narices chocaron y sus labios se tocaron, así como tanteando el terreno y provocando una reacción de necesitar. Taehyung decidió que jugar no le servía ni a sí mismo, e inclinándo la cabeza unos milímetros más, tocó la zona primero con sus propios labios y siendo cuidadoso en la acción, su caliente lengua asomó pasando por la rojiza y suve piel del peli-negro. Jeon separó por inercia los labios, jadeando lo más suave y bajito que su conciencia le permitió. Y con valor apresó la boca de Taehyung con la suya, lo que terminó en un pequeño pico que llevó a otros cuántos y muchas sonrisas en el medio.
—¡Hyung, ya!—los pequeños besos ahora estaban por toda su cara y le hacían reír. El peli-azul se quedó bajo los oídos de su novio, entre sus clavículas y la línea de su mandíbula; dejó un casto beso ahi, pero su respiración ya no le hacía cosquillas.
Al menos, no en ese lugar. Y ambos fueron cobardes, por que querían intentar, y siempre se detenían en el mismo lugar.
» —¿Ta-tae?
—Me encantas mucho—su voz salió amortiguada por la piel contraria. Tenía tantas ganas de marcarlo, pero para no asustar al menor se alejó enseñándole su más espléndida sonrisa cuadrada que le hizo cerrar un poco los ojos.
Jeongguk suspiró. Pero no era un suspiro como cualquier otro, sino que era el de una persona que desbordaba en amor y cariño.
—¿Tanto?—inquirió curioso.
—Tanto—besó su nariz—, que me gustaría que fueras al casamiento de mis padres, son las bodas de plata y será solo algo íntimo para la familia.
—No creo que sea buena idea que yo vaya, es tu familia.
Y no quisiera que me vean. Pero no lo dijo.
—¿Y te haces de rogar?—preguntó burlón, sonriendo—. Oh, Ggukie, yo quiero bailar lentos y emborracharme contigo y Jimin.
—Hum... lo de bailar lentos me parece bien—muy, demasiado bien, si tuviera que aclarar—, pero no es buena idea darme alcohol en una fiesta familiar.
Sus experiencias con el dichoso y delicioso alcohol no eran las más memorables. Y aunque no se arrepentía en absoluto de nada, pasar vergüenza frente a su familia era una cosa muy distinta a hacerlo frente gente que no conocía.
El peli-azul aceptó sin poner objeciones.
—Está bien, Jimin y yo nos emborracharemos.
—Y yo los cuidaré.
Y no podía sonar mas perfecto.
Por otro lado: ganamos el tercer lugar en un concurso, pienso en ello y me dan ganas de sotar la lágrima 😭😭
©ʏᴏᴏɴɴɪᴇxᴊɪᴍɪɴɪᴇ5
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