iv. come as you are
capítulo cuatro ¡
end of beginning
EN LA GÉLIDA OSCURIDAD DE la noche, los Pevensie, los castores y Kaliyah avanzaban con rapidez hacia la colina desde donde se vislumbraba el distante castillo de hielo de la malvada bruja blanca. El aire crispado por el frío parecía retener el aliento de todos mientras se acercaban más y más al ominoso edificio que se erguía como un espectro en el horizonte nevado.
Kaliyah, con su semblante sereno pero determinado, sentía cómo latía su corazón con cada paso que la acercaba a su hermana, Kaydah, prisionera en las gélidas garras de la bruja. La intensidad de su deseo por correr hacia el castillo, liberar a Kaydah y poner fin a la oscura tiranía era palpable en cada mirada furtiva que lanzaba hacia la fortaleza distante.
Tan solo era dar unos pasos rápidos y rescatarla, finalmente estaba frente el frío hogar del secuestrador, sus días largos de búsqueda en el bosque blanco había terminado.
Todos eran espectadores del gran castillo, ninguno encontraba las palabras, pero Lucy, al ser la primera, con su magnifica vista capturo el momento donde Edmund entraba al castillo, presa de la angustia y la esperanza, no pudo contener un grito ahogado hacia su hermano.
⸺¡Edmund!
El castor, con sabia precaución, la silenció rápidamente, consciente de los peligros de ser escuchados por los súbditos de la bruja blanca.
⸺¡No majestad! La van a oír.
Pero al mayor, Peter, sin importarle mucho aquello, tomó impulso, complicado por la nieve bajo sus pies, beneficio al que el castor lo tome del brazo con la misma rapidez para detenerlo.
⸺¡Sueltame!
⸺¡Estas haciendo lo que ella quiere!
Kaliyah, sintiendo la tensión en el ambiente y el desespero de Lucy y su hermano resonando en su propio anhelo por Edmund, estuvo a punto de lanzarse hacia adelante en un impulso heroico también.
⸺¡Mi salvadora! ¡No!
La esposa del castor tomó de su abrigo, deteniendola de la misma manera
⸺Debo ir, ¡Esta mi hermana allí dentro!⸺La atención de todos recaía en ella, sin embargo, sin importarle mucho, continuó con el mismo tono hacia la castora⸺Deben entender que no soy su salvadora, ni su reina, solo soy alguien que busca a su familia.
⸺Lo creas o no, lo eres, al igual que todos ustedes, deben hacernos caso.
⸺No podemos dejarlos allí, ¡Son nuestros hermanos!⸺Expresó Susan.
⸺¡Son la carnada! La bruja los quiere atrapar a los 6.⸺Contestó el castor.
⸺¿Por qué?
⸺Para evitar que la profecía se cumpla⸺Continuo, tan expresivo con sus pequeñas manos⸺ ¡Los asesinaran!
En los ojos verdes de la platinada, reflejados bajo la luna helada, brillaba la determinación de quien estaba dispuesta a arriesgarlo todo por su familia, pero también la sabiduría de saber esperar el momento oportuno para asegurar el éxito de su misión.
Aquel sentimiento se expandió hacia los humanos, quienes volvieron a mirar con una expresión de terror hacia aquel castillo, sabiendo, que no podían enfrentarlo sólos, no ahora.
Bajo el manto estrellado y el frío glacial que envolvía la noche más fría, donde los pinos se mecían bajo el peso de la nieve recién caída y el viento siseaba entre sus ramas, se tramaba una traición silenciosa. Edmund, con el corazón dividido entre el deber y la tentación, había escapado sigiloso de la cabaña de los castores.
Pudo haber sido el grito de Lucy, o la presencia del menor Pevensie en aquel castillo, que ahora, la tensión aumentaba con cada aullido distante de los lobos enviados por la Bruja. Los Pevensie, recién llegados a Narnia y todavía desorientados por la magnitud de lo que enfrentaban, intercambiaban miradas de preocupación. Peter, con la mirada firme pero el corazón latiendo con rapidez, apretaba su mandibula.
Kaliyah, con su cabello blanco ondeando como una sombra entre la penumbra de la iluminación de la cercana presa, mantenía su rostro sereno pero los ojos verdes brillaban con una mezcla de determinación y miedo. Vestida con ropajes oscuros que contrastaban con la blancura del entorno invernal, emanaba una energía que no pasaba desapercibida. Ella, más que los demás, sabía que en Narnia, incluso la más mínima demora podía sellar el destino de todos.
Todos obligaron a sus pies tomar velocidad hacia el hogar de los castores, siendo guiados por estos mismos.
Los aullidos de los lobos resonaron más cerca, sus rugidos erizaban la piel y hacían crujir las vigas del techo de la cabaña. La señora castor se movían con frenesí, guardando provistas y pertrechos necesarios para la travesía, pero cada segundo parecía una eternidad bajo la amenaza inminente.
⸺¡No me tardo!
⸺¿Que esta haciendo?⸺En la desesperación, pregunto Peter.
⸺Luego me lo agradecerán.
Kaliyah negó con su cabeza y en sus suspiro rápido, comenzó a ayudar a la castora en lo que sea que estaba guardando.
⸺Es un largo viaje, y el señor castor es muy gruñón cuando tiene hambre.
⸺¡Gruñón lo estoy ahora!
El sonido de maderas quebrándose hizo que todos se giraran hacia la entrada principal.
⸺¿Llevo la mermelada también?⸺Pregunto Susan, quien se había unido a la ayuda de suministros.
⸺Solo si la bruja nos ofrece galletas.
Con un estrépito ensordecedor, los lobos irrumpieron, sus ojos amarillos brillaban con malicia mientras se abalanzaban sobre el techo, rompiéndolo con garras y dientes afilados. Los Pevensie, los castores y Kaliyah se acurrucaron instintivamente, buscando refugio en la parte más alejada de la cabaña, pero era solo cuestión de tiempo antes de que los depredadores encontraran su presa.
En medio del caos, la señora Castora, con manos hábiles y una calma que contrastaba con el pánico que envolvía a los demás, encontró la entrada oculta al túnel. Con gestos rápidos pero precisos, indicó a los demás que la siguieran. Peter, con los ojos buscando a cada uno de sus hermanos y aliados, guió junto al castor el camino hacia la oscuridad del pasaje subterráneo.
Una vez dentro, el aire se volvió más fresco y húmedo, el eco de sus respiraciones resonaba en las paredes rocosas. Kaliyah miró a Peter con gratitud y admiración mezcladas, reconociendo en él no solo al líder que todos necesitaban, sino al joven valiente que se enfrentaba a lo desconocido con una determinación que la cautivaba.
El túnel se extendía ante ellos, oscuro y angosto, con solo la tenue luz de la antorcha que Peter sostenía para guiar su camino. Kaliyah estaba detrás de él, sintiendo el aire fresco y húmedo envolverlos mientras avanzaban rápidamente. Aunque ambos estaban concentrados en escapar de los lobos y llegar a un lugar seguro, Kaliyah notó la forma en que los hombros de Peter se tensaban ligeramente con cada paso.
El túnel se estrechaba conforme avanzaban, el sonido de los lobos resonaba cada vez más cerca, amenazando con alcanzarlos en cualquier momento.
Kaliyah, su cabello platinado ondeaba detrás de ella como una bandera en el viento. Aunque su respiración era agitada por el esfuerzo y la tensión, su rostro mostraba determinación y concentración absoluta en cada paso que daba.
En un momento, un desliz en el terreno hizo que la platinada casi perdiera el equilibrio. Peter, que notó el tropiezo en el rabillo del ojo, se giró rápidamente y extendió su brazo hacia ella. Kaliyah se apoyó en su fuerza, usando su impulso para recuperar el equilibrio; Ambos ojos lograron encontrarse solo siendo iluminados por la antorcha que sostenía Pevensie, que por primera vez, en solo unos segundos, pudo guardar en su memoria las pecas que portaba la chica, siendo la primera vez que lo notaba. Kaliyah solo pudo asentir con su cabeza en forma de agradecimiento, todo pasaba rápido, como para poder permitirse decir algo.
Continuaron corriendo, cada paso acercándolos más a la salida del túnel y lejos de la amenaza de los lobos. En medio de la carrera, Peter y Kaliyah compartieron miradas rápidas que hablaban más que las palabras. Era un momento de conexión silenciosa pero poderosa, donde la confianza mutua se fortaleció en la lucha conjunta contra el peligro.
Pero nuevamente un tropiezo interrumpió la escapada, la pequeña Lucy se había caído por culpa de unas rocas, su hermana estuvo detrás justo para ayudarla, solo que todos se quedaron quietos, queriendo permitir a sus oidos la cercanía o lejania de los lobos.
Pero estos, con sus gruñidos de violencia, daban a entender que estaban en el mismo lugar otra vez.
⸺Están en el túnel...
⸺¡Rápido! ¡Por aquí!
⸺¡Vamos!
La poca velocidad permitida por el estrecho lugar, nuevamente llegó a ellos buscando la salida, de izquierda a derecha, de derecha a izquierda solo viendo tierra de aquel laberinto.
Lo que parecía ser el final, se les presentó frente a sus rostros, no había más camino.
⸺¡Debiste traer un mapa!⸺Regañó la castora.
⸺¡Era difícil con tanta comida!⸺Le contesto su esposo.
Ante eso, dio un salto para empezar a escapar y quitar lo que ocultaba la salida, permitiendo que los demás puedan salí también.
Primero dejaron a Lucy subir, su hermano la tomó y alzó para que pueda llegar, siendo tomada por las pequeñas manos de los castores. Luego Susan de la misma manera, teniendo menos dificultad al ser una chica alta.
Peter iluminó nuevamente el rostro de Kaliyah con la tenue luz de la antorcha, ambos abrieron sus bocas para decir algo, pero la cerraron inmediatamente al no salir nada.
Peter tenía las intenciones de ayudarla a subir, pero Kaliyah tomó el primer paso y se impulsó en un salto a la salida, siendo seguida por el.
Finalmente, emergieron del túnel hacia la luz de la luna que filtraba entre los árboles del bosque. Taparon el agujero con un barril, y a medida que se detenían para recuperar el aliento, sus miradas capturaron unas tristes figuras.
Familia de castores ahora siendo rocas, el corazón de todos se detuvo, aún más el de los nuevos habitantes quienes tenían cero conocimiento de aquel atroz hecho frente sus ojos.
El señor castor se acercó con tristeza a la ahora estatua de quien parecía ser conocido.
⸺Cuanto lo siento, querido...
⸺Era mi mejor amigo.
A medida que avanzaban en pequeños pasos, más figuras de distintos Narnianos estaban en la escena, con su última expresión de terror en sus ojos hechos piedra.
⸺¿Que es lo que paso aquí?⸺Pregunto Peter.
⸺Es lo que pasa cuando desafían a la reina.
Todos ahogaron un grito de susto ante la presencia desde los árboles congelados.
⸺¿Zorro?⸺Kaliyah dio un paso al frente, siendo detenida por el castor.
⸺¡Da un paso más, traidor, y te rompo hasta los huesos!
Entre una risa risueña, el zorro se bajo de la pequeña colina, acercandose a estos.
⸺Tranquilo, soy de los buenos.
⸺¿Si? Pues estas tan feo, que pareces uno de los malos.⸺El atacante castor, era sujetado por su esposa, a la vez que Peter mantenía sus brazos bien abiertos siendo un escudo para sus hermanas, atento ante cualquier amenaza.
⸺Un desafortunado parecido familiar.⸺ El zorro dirigió su mirada a la platinada, bajando su cabeza en una reverencia.⸺Mi alteza.
⸺¡Kaliyah! Aléjate.
⸺¡No! Es el zorro.⸺Está sonrió de lado, permitiéndose llevar su mano al pelaje del animal, donde dejó caricias con sus dedos, teniendo como respuesta los ojos cerrados del zorro por instinto, y las miradas atonitas de todos.
⸺¿Lo conoces?⸺Pregunto Susan.
Esta asintió, teniendo un pequeño momento de conexión con aquel amigo, ambos se sonrieron de manera tan familiar, preguntándose el por que en el fondo de Kaliyah.
⸺Luego hablaremos de todo, ahora tienen que escapar.
Los ladridos se hicieron presentes de nuevo, no quedaba mucho tiempo.
Peter, quien haría lo que sea para proteger a sus hermanas, pregunto.⸺¿Que tienes en mente?
El zorro asintió, con una cuya sonrisa de confianza, quien haría todo por sus majestades.
⸺Se astuto, Zorro.
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