𝕮𝖆𝖕 20 ❱ 𝖓𝖚𝖊𝖛𝖆 𝖕𝖗𝖔𝖒𝖊𝖘𝖆 (FINAL) 🌷༉
Tsubasa no dejó de dar vueltas por toda su cama, parecía un trompo. No podía dormir, todo por pensar en Misaki. Se sentía un desastre al haberse olvidado de una de las cosas más importantes que tuvo en su vida, el único amigo verdadero que tuvo, hasta ahora. Sabe que la razón es el accidente automovilístico, que le hizo perder la gran mayoría de los recuerdos de sus primeros años de vida, pero se empezó a sentir aun más culpable de ese accidente. Si hubiera tenido más cuidado andando por la calle, si no le hubiera causado ese gran problema a sus padres, ese gran susto de ver a su hijo internado por tres largos meses...
Si sus padres le hubieran pedido el contacto a los papás de Misaki, nunca hubiera estado solo, es más: quizás pudo haber evitado el destino tan trágico que sufrió ese pobre niño. Luego de morir su abuela, pudo haber ido hasta Kobe a recogerlo, y llevárselo a su casa, donde hubieran vivido como "hermanos" hasta hoy. Misaki no hubiera muerto así...
Y un pensamiento que le causó mucha angustia, y que le quitó el sueño por varias horas, fue que tanto él como Misaki tuvieron vidas difíciles, y eso que ninguno de los dos hizo algo para merecer semejante castigo, mucho menos Misaki. Él toda su vida fue amable, le encantaba ayudar a los demás en todo, pero sobre todo, era respetuoso, nunca insultó a nadie por más que lo mereciera, por ejemplo, con el ex maestro particular de Tsubasa, cuando él le contó que su maestro lo había abofeteado, Misaki se refirió a ese señor como a un criminal, y no como a un hijo de puta, por ejemplo. Siempre tuvo un vocabulario muy limpio, y nunca se atrevió a tratar mal a nadie. Eso es lo que más rabia le da, que a pesar de toda la bondad que poseía, la vida fue muy injusta con él, se divorciaron sus padres, su padre lo llevaba con él a todas las ciudades habidas y por haber, obligándolo a separarse de todos los amigos que hacía (incluido el mismo Tsubasa), Misaki se quiso ir con su mamá, pero ella ya había formado una nueva familia, y él no pudo sentir que pertenecía a esa familia, esas niñeras abusaron de él por años, su mamá murió, luego su papá, después su abuela, el único familiar que le quedaba, y finalmente, él. Fue una verdadera desgracia, el niño vivió muy poco para lo que aun tenía que dar, y la vida le fue quitando de a poco todo lo que tenía, dejándolo totalmente roto y miserable. ¿Por qué la gente buena es la que tiene que sufrir más? Los malos siempre son los que viven con lujos, y por poseer esos lujos se creen que pueden andar por la vida criticando a los que son diferentes, como si fueran unos anormales, sus ex compañeros de clase le hicieron la vida imposible por años, y prácticamente la mayoría nunca tuvo problemas como los de Misaki, lo máximo que les pudo haber pasado fue la muerte de una mascota. Ellos eran personas terribles, y viven muy cómodos, insultando todo lo que pasa frente a sus ojos, y que ellos consideran subnormal, y Misaki era todo lo contrario, era un ser de luz, pero la vida le dio todo menos felicidad. Es totalmente injusto. ¿Acaso hay que ser malo con los demás para sobrevivir? Esa lógica no le gusta nada a Tsubasa, por más que sienta que una persona merezca todo lo malo del mundo por haber hecho cosas malas, él es incapaz de hacerle a alguien lo mismo que le hicieron a él; sería fingir ser alguien que no es. Tristemente, mucha gente aparenta ser algo que no existe para evitar ser juzgado cruelmente, Tsubasa no va a caer en esa trampa que ha creado la sociedad.
Luego de ese torbellino de pensamientos destructivos, por fin pudo conciliar el sueño, pero sólo por una hora, y esa hora fue también muy dolorosa por el sueño que tuvo.
─¿D-dónde estoy?─ se preguntó. El lugar en el que estaba era muy similar a la zona deshabitada a la que Misaki le tenía tanto miedo─¡¿Hay alguien aquí?!
En eso escuchó llantos de un niño, esa voz era más que reconocible.
─¡Misaki!─ el azabache corrió por un camino que lo llevó a un montón de oscuridad. Dentro de esa oscuridad encontró algo que le destrozó el alma: Misaki estaba arrodillado, cubriéndose la cara, y llorando a gritos, porque en frente de él había tres lápidas, una de su madre, otra de su padre, y otra de su abuela─Ay, no... Misaki.
El niño seguía llorando.
─¡Misaki!─ se agachó frente a él y le quitó las manos de la cara.
─¡Tsubasa, por favor, perdóname! ¡Nunca quise abandonarte!
─¡No me pidas perdón, Misaki! ¡No fue tu culpa!─ le dio un fuerte abrazo─¡Nunca te odié por haberte ido!
─¡Oh, Tsubasa, tuve tanto miedo!─ siguió llorando de manera horrenda.
─Ya, tranquilo, todo está bien. Ya estás en paz, vas a encontrar a toda tu familia en el cielo, y nunca más van a volver a sufrir...
Misaki seguía llorando, sin hacerle caso a las palabras del azabache.
Hasta que Tsubasa despierta totalmente alterado. Tenía los ojos un poco rojos, estuvo llorando antes de dormir, y durante el sueño liberó unas lágrimas. No sabe si realmente estuvo con el fantasma de Misaki en su subconsciente, o si fue una pesadilla, y todo lo inventó su mente por la información que recolectó de la tragedia.
─Mi-misaki...─ trata de aguantarse las lágrimas.
En eso, entra su mamá.
─Con permiso, ¿puedo pasar?
─Ho-hola, mamá─ se restriega los ojos.
─¿Pudiste dormir algo?
─Muy poco, y desperté por una pesadilla.
─Tienes los ojos rojos, ¿te arden o algo?
─Sí, me siento fatal.
─Tsubasa, yo... no puedo decirte otra cosa más que perdón, tuve que haber sido inteligente y pedirles el contacto para que pudieras saber de él mientras no estaba, y luego de que murió su abuela, haber ido hasta donde estaba él y traerlo a nuestra casa para que viviera con nosotros. Todo es culpa nuestra, Tsubasa. Entiendo que ahora nos odies...
─¡No, mamá! ¡No es culpa tuya ni de papá! ¿Cómo voy a echarle la culpa a las personas que hicieron todo por mí? Eso sería muy egoísta.
─¡Oh, cielo!─ Natsuko abraza a su hijo, tratando de aguantarse el llanto─Tsubasa, eres tan bueno, nos merecemos tus peores insultos─ dice, con la voz rota.
─No, mamá, no los van a tener. No es culpa de nadie, la vida es muy dura, lo fue para ambos.
─Lo sé, cielo, casi mueres en dos ocasiones, Kodai y yo aun le seguimos dando gracias a Dios por haberte protegido.
─Misaki murió al mismo tiempo que tuve el accidente, pero a diferencia de él, yo sobreviví. Fue un milagro─ sonríe, mirando hacia abajo, con lágrimas en los ojos.
─Es una gran pena, Tsubasa, me dio mucha bronca todo lo que le sucedió, él era tan inocente, sólo quería ser feliz. A pesar de todo lo que le pasó en su vida, no se convirtió en alguien dañino, ojalá muchas personas que tuvieron una crianza difícil pudieran aprender de él...
Tsubasa estuvo callado por unos segundos, con total seriedad.
─Mamá, estuve pensando.
─¿Ajá?
─Si fuera el mismo de antes, me estaría lamentando por no haber muerto en lugar de Misaki, pero en lugar de eso, agradezco estar vivo, agradezco estar con ustedes, con mis amigos, mis compañeros de clase, mi maestro... Y todo eso fue gracias a Misaki, él me hizo ver el verdadero valor que tiene la vida.
─Ay, Tsubasa...
─Ya no me odio a mí mismo, me siento seguro para poder alcanzar mi sueño de ser futbolista, y poder sobrevivir a la secundaria y a la vida adulta.
─¿En serio?
─Sí, es más: tengo un nuevo propósito en la vida. Voy a ser una persona irremplazable, trascendental, maravillosa, y voy a dejar un gran legado en los demás, justo como hizo Misaki. Voy a seguir sus pasos, no importa qué.
Natsuko muestra una sonrisa agridulce.
─Eres muy noble, cariño.
─Y a partir de ahora voy a cumplir una nueva promesa: voy a lograr mi sueño, por Misaki, y por mí. No pudo cumplir su promesa de estar conmigo para siempre, pero su espíritu volvió para compensar esa promesa rota con algo que vale decenas de años juntos: cambió mi vida, me ayudó a tener todo lo que siempre quise: amigos, buenos compañeros, un buen maestro, y amor propio. Voy a demostrarle a Misaki que su ayuda dio frutos.
─Eso, mi amor, cumple tus sueños, por ti, y por Misaki─ le sonríe con orgullo.
Tsubasa se pone de pie y camina hacia su ventana, para mirar el cielo. Su madre lo abraza por detrás y mira el cielo con él.
─Misaki, te prometo que seré una persona increíble como tú, sin perder quien soy.
Mientras ve a Misaki en el cielo, por su mente pasan momentos de cuando ellos estuvieron juntos, los últimos días. La merienda, cuando fueron a jugar fútbol, la fiesta, cuando bailaron, cuando se desahogaron los dos, cuando fueron a la zona deshabitada, y los dos casi mueren del miedo, la despedida... Fueron de los mejores momentos de Tsubasa, porque fueron el comienzo de una nueva vida mucho más esperanzadora. Decidió que va a estudiar portugués para poder establecerse mejor en Brasil, y cuando termine su curso de portugués, va a estudiar inglés, porque con ese idioma se puede manejar en cualquier parte del mundo, va a sacar muy buenas notas para poder tener cualquier trabajo en un futuro, le va a echar mil ganas a la escuela, a los deberes, a los apuntes, como nunca lo hizo en su vida, va a esforzarse al máximo en los entrenamientos de fútbol, y conseguirá la atención de equipos de élite que lo quieran en ellos, para algún día poder volverse profesional y llevar a su país a la Copa del Mundo, pero por sobre todo, va a ser una persona humilde y respetuosa, pero que también se da su lugar, va a ayudar a los otros, y será una influencia en el resto, todo lo que haga falta para ser feliz, y también para hacer feliz a Misaki.
Siente que está en paz ahora que sabe que siempre fue amado por un niño, está en paz sabiendo que tuvo un amigo antes de Urabe e Ishizaki. Ahora tiene dos mejores amigos, amigos en el equipo de fútbol, y más adelante, hará más amigos, tiene la certeza de que así será, pero por el momento, se va a enfocar en ser feliz, en disfrutar su vida como nunca lo hizo. Misaki está en paz en el cielo, ya pudo resolver su asunto pendiente, se fue al cielo feliz de que su amigo nunca le tuvo rencor, con eso fue más que suficiente.
─Misaki, muchas gracias por toda tu ayuda─ deja caer una última lágrima.
Han pasado tres meses desde lo acontecido, y los niños ya están en vacaciones de invierno. Ya pasaron al año 2019, es cinco de enero exactamente, y Urabe ya cumplió los doce años hace cuatro días.
─Un primero de enero tenías que nacer, ¿eh?─ le decía Ishizaki.
─Sí, señor, nací a las seis de la mañana, para peor, tuve que hacer que mi mamá se despertara luego de un gran banquete de año nuevo, con contracciones, y que tuvieran que ir a ciento ochenta por hora al hospital para parirme.
─Yo quería dormir hasta la una de la tarde, pero no me dejaste─ le dijo su mamá, y Hanji le echó la lengua de manera juguetona─. Nah, mentira, estoy muy feliz de haberte tenido, mi bebé─ lo abrazó cariñosamente─, aunque muchas veces sean muy imbancable.
─Jeje, eso es lo que mejor me sale, ni siquiera tengo que practicar.
Ishizaki y Tsubasa rieron por las palabras de su amigo. Ese cumpleaños estuvo genial, aparte de divertirse mucho, hubo mucha comida rica, hubo buena música, Tsubasa pudo conocer a los amigos de la escuela de Urabe, Keita y Ao. Y algo muy importante: a pesar de haber estado en la ex casa de Misaki, pudo sentirse en paz y disfrutar del cumpleaños sin distracciones.
En un rato en el que él estaba solo con Urabe e Ishizaki, se puso a verlos a los dos jugar un videojuego de terror, y se tentó al ver las reacciones de ellos:
─Uy, no hay perro... Oye, Ishizaki, ¿qué es lo que se está moviendo detrás del palo? ¡Parece un...!─ a la vuelta de una escalera vieron una criatura aterradora─¡AAAAAAAAAH!─ gritó como una niña asustada─¡MUÉVETE, ISHIZAKI!
─¡CORRE, URABE!
─¡PUTA MADRE!
─¡SUBE, SUBE!
Tsubasa no paraba de llorar de risa por cómo gritaban.
Gracias a estos dos chicos, su vida volvió a tener sentido, y todo lo infeliz que había sido el pasado, lo tuvo de feliz en el presente.
En estos tres meses progresó bastante en el portugués, le fue muy bien en la escuela, no ha reprobado ni un trabajo ni examen hasta ahora, y ya hasta algunos alumnos se quedan hasta tarde para ver los entrenamientos del equipo de fútbol, al cual antes no prestaban atención por ser mediocres, pero ahora con Tsubasa en el equipo, van a ser dignos representantes de su ciudad, algún día. Es una vida de ensueño para Tsubasa. Ah, y otra cosa que hizo fue terminar el dibujo de Misaki que estaba haciendo hace tres meses, le quedó espectacular.
Hoy se va a Aomori a ver a los abuelos, por lo que se va a despedir de sus amigos.
─Ayy, ¿en serio te vas, Tsubasa?─ le pregunta Ishizaki con algo de pena─¿Me vas a dejar solo con este loco?
─No te preocupes, Ishizaki, seré bueno contigo, jiji.
─Seguro, y yo tengo cabello─ dice de manera sarcástica.
─Jaja, no se preocupen, amigos, sólo será una semana, voy a estar de vuelta para cuando empiecen las clases de nuevo.
─Ah bien, bueno, espero que disfrutes de tu instancia con tus abuelos.
─Así será, amigos─ el azabache abraza a los dos.
─¡Tsubasa, vámonos, hijo!─ exclama su madre, dentro del auto.
─¡Ya voy! Nos vemos en una semana, amigos.
─Espera, antes de que te vayas, te quiero dar algo─ Urabe corre hacia su cuarto, y vuelve con nada más ni nada menos que el diario de Misaki─. Creo que es mejor que tú lo tengas.
A Tsubasa le brillan los ojos de la sorpresa.
─Muchas gracias, Urabe. Lo voy a guardar en un cajón junto con la foto de nosotros dos de niños.
Urabe asiente.
─Y yo te voy a dar lo que sobró de las galletitas, jaja─ Ishizaki le entrega medio paquete de galletitas surtidas.
─Gracias, Ishizaki─ dice entre risas─. Bueno, ahora sí me voy, pero estaremos en contacto por el grupo de WhatsApp, ¡nos vemos!─ se mete en el auto con sus padres.
─¡Buen viaje! ¡Cuídate mucho, Tsubasa!
─¡Diviértete, amigo!
─¡Urabe, Ishizaki, adiós!─ saluda, agitando el brazo, con medio cuerpo afuera de la ventana.
En eso, mira hacia el cuarto de Urabe, y se encuentra con Misaki saludándolo con el brazo, con una gran sonrisa. El azabache se sorprende, y luego Misaki desaparece de nuevo...
Tsubasa vuelve a meter el cuerpo dentro del auto, y sonríe con calidez. De su mochila saca su bloc de dibujo, y lo abre, para encontrarse con sus dos dibujos de Misaki, uno de él, sonriéndole al cielo, y el otro era Misaki con su ropa blanca, y haciendo una pose elegante entre unas plantas. Su maestra de dibujo quedó fascinada con esas dos obras maestras.
Con el diario, la foto de ellos dos cuando eran niños, y sus dos dibujos, siempre va a estar vivo en su corazón, el recuerdo de Misaki.
FIN
https://youtu.be/wdxqYx1a-Yc
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