𝕮𝖆𝖕 13 ❱ 𝖈𝖔𝖓𝖋𝖚𝖘𝖎𝖔́𝖓 𝖌𝖎𝖌𝖆𝖓𝖙𝖊 🌷༉
Tsubasa se despidió de su escuela con una enorme sonrisa en la cara. Segundo día de clases y ya hizo una cantidad de amigos más grande que la que "hizo" en sus doce años de vida. Bueno, en realidad, quitando a ese amigo que cree que hizo hace unos cuantos años, el resto fueron amigos falsos y tóxicos, que no hicieron más que romperle el corazón mil y un veces como si él fuese una jarra de vidrio. Pero para su fortuna, esos días han quedado atrás. Ya no está en el pasado, este día es sobre el presente, que va a llevar también a un futuro esperanzador. Está en una escuela mucho más linda que la anterior, está rodeado de compañeros más tolerantes y hasta simpáticos la gran mayoría, y un maestro que no lo presiona ni basurea para que aprenda. ¿Qué más puede pedir?
─Ishizaki─ le dijo a su nuevo amigo antes de irse, te doy las gracias porque hayas decidido ser mi amigo.
─No tienes que agradecerme, eres muy simpático y muy buena persona, eso es lo que a la gente le gusta al momento de hacer amigos.
─Todas las personas deberían ser así, y no fijarse en los gustos de los demás para después criticarlos y basurearlos.
─Ya entendí, lo dices porque los compañeros de tu antigua escuela eran así, ¿verdad?
Tsubasa asintió.
─¿Tú... realmente me quieres como amigo aun sabiendo que le hablo a un balón de fútbol?
Ishizaki se sorprendió por su pregunta; el azabache miró al suelo.
─No me importa que hables con una pelota.
─¿Eh?
─¿Quién soy yo para criticar a alguien? Eso de criticar al otro por como es no me parece algo que tenga sentido, además, todos en nuestra infancia hemos hablado con cosas que ni siquiera hablan, yo de pequeño le hablaba a las hormigas─ rio─. Pero en tu caso es porque el balón es muy especial para ti, y es lo único con lo que te pudiste sentir cómodo el resto de tu vida, ¿para qué voy a criticar algo como eso?
─Ishizaki...
─Tsubasa, no debes temer, nosotros no somos como esos malditos que se burlaron de ti. No te puedo asegurar que todos en la escuela son como nosotros, pero si alguien quiere molestarte, mándalo a la mierda, tú eres mucho mejor que todos en la escuela, tienes habilidades increíbles en el fútbol que nadie en esta escuela tiene, eso debe hacerte sentir orgulloso, pero sobre todo, eres la persona más sincera que he visto, y lo demostraste diciéndonos a todos lo que te pasó y que te cuesta estudiar por los traumas que cargas. Tsubasa, vales oro─ le dio un abrazo.
Al azabache le brillaron los ojos. No tuvo el aliento suficiente para decirle cuánto lo quería y cuánto agradecía por su existencia, lo único que pudo hacer en ese momento fue dejar salir unas cuantas lágrimas que ni él se dio cuenta que dejó salir hasta que Ishizaki se separó del abrazo y lo vio llorando.
─Ay, Tsubasa, te emocionaste.
─¿Eh? Oh, lo siento─ se quitó las lágrimas con el antebrazo.
─No te disculpes por llorar, es totalmente normal. Ven, vamos al baño a lavarte la cara.
─Muchas gracias, Ishizaki─ le dijo con una sonrisa temblorosa, y lo siguió al baño para que pudiera lavarse la cara.
Tsubasa no pudo haber tenido mejor suerte en estos dos días de clase, mejor dicho, en estos últimos cinco días, porque este gran cambio comenzó el jueves cuando conoció a Misaki, con el correr de los días fue viendo al mundo de otra manera, gracias al apoyo y recomendaciones de Misaki, Tsubasa no es solamente un poco más culto, sino que pudo abrir su corazón, y conoció a las personas indicadas en su vida. Y pensar que hace siete días exactos había sufrido una bofetada de parte de su ex maestro particular, había tenido un día de mierda en la escuela, y se seguía aferrando al fútbol como su vida, cuando ahora puede encontrar la diversión también en otras personas, como hacía años que no experimentaba. La vida sí que sabe dar tantas vueltas en tan sólo unos días.
─Gracias, universo, por haberme dado la oportunidad de ser feliz por unos cuantos días más, voy a hacer lo que esté al alcance de mis manos para poder hacer que estos días sean eternos, interminables.
─Qué bien que hayas pasado tan lindo, hijo─ le dice Natsuko, mientras ambos preparan el almuerzo.
─Ishizaki y los demás son tan buenos conmigo─ le platica su hijo mientras corta el pescado─. ¿Sabes, mamá? Me alegra tanto que me hayas cambiado de escuela, mamá.
─Me alegra que estés feliz, hijo, eso era lo que quería oír. Un día de estos deberías invitarlos a venir a casa.
─Son diez amigos, mamá, ¿crees soportarlo?─ pregunta entre risas.
─Para eso me voy al supermercado─ le sigue la corriente─. Es broma, no importa si son dos amigos o veinte, todos son bienvenidos siempre y cuando te hagan feliz.
─Claro que me hacen feliz, mamá, son lo mejor que me pudo haber pasado en años, ellos y Misaki...─ termina de cortar el pescado.
─¿Vas a ir a visitarlo esta tarde?
─Sí, a ver si lo encuentro hoy, porque ayer parecía que se había mudado o algo así─ piensa lo último─. Misaki...
Mientras almuerzan, Tsubasa piensa en Misaki, lleva tres días sin verlo, y solo lo ha visto tres días, pero en esos tres días le generó demasiadas dudas como por qué su edad que no corresponde con su fecha de nacimiento, por qué su casa está abandonada cuando lo va a ver en otro horario que no sea el de siempre, por qué su cámara no lo puede ver, entre muchas otras. Hoy espera poder aclarar sus dudas.
Está yendo a lo de Misaki con su balón, como siempre. El camino al barrio de su amigo es muy tranquilo, casi no hay tránsito y está lleno de verde, eso le transmite mucha paz y tranquilidad, aparte de seguridad.
─Amigo, no me voy a cansar de decirlo, pero mi mente al saber que estoy en este lugar no puede evitar mostrarme imágenes borrosas de recuerdos de que estuve en este lugar cuando era un niño, incluso en mis sueños. ¿Acaso realmente estuve aquí...?
En eso ve que delante de él hay un niño que está parado, mandándole mensajes a alguien a través de su celular. Ese chico, al notar la presencia de Tsubasa, saca la vista de su celular y se dirige hacia él.
─Oh, hola, amigo─ le dice─. Veo que también te gusta el fútbol─ mirando su balón.
─¿A ti también te gusta?
─Sí, yo soy el capitán del equipo de fútbol de mi escuela.
─¿De qué escuela eres?
─Soy de la primaria Hokkaido.
Tsubasa resuella del asombro.
─¿Eres de Hokkaido? Pero eso queda al extremo norte del país, ¿qué haces en Shizuoka?
─Vine por unos días para ver a unos familiares, y de paso aproveché para venir a ver la ex casa de un viejo amigo.
─Ah, ya veo, aquí hay casas hermosas, ¿no lo crees?
─Lo creo. Yo me llamo Hikaru Matsuyama, ¿y tú?
─Mucho gusto, yo me llamo Tsubasa. Tsubasa Ozora.
─El gusto es mío─ ambos se dan la mano─. Voy a estar aquí unos diez días más, te digo por si un día de estos quieres jugar un partido conmigo, jaja.
─Con mucho gusto─ ríe levemente.
─Yo estaré viniendo a este barrio todos los días, la verdad es que me gusta este lugar, y estaba viendo que una familia se está mudando a una de estas casas.
─¿E-eh?─ a Tsubasa le llama la atención eso, así que decide ir a ver qué es lo que está pasando─¡Te veré más al rato, Matsuyama!
─Amm... está bien. Cuídate, Tsubasa.
Tsubasa llega a la casa de Misaki, y en efecto: hay una familia descargando camiones y metiendo muebles a la casa.
─N-no puede ser... ¿Acaso Misaki ya se fue a otra ciudad?─ siente como un sabor amargo en la boca.
La ventana del cuarto de Misaki se abre, dejando ver a un niño totalmente distinto a ese que estaba viendo los últimos días.
─¿Huh?
─¡¿Tú eres Misaki?!─ le grita el niño, con una voz un poco rasposa.
─¿Qué...?
El niño invita a pasar a Tsubasa a la casa, y lo lleva a su habitación.
─Encontré esto detrás de un mueble─ le muestra un diario.
─¿El diario de Misaki?
─Es tu diario, y ya lo chusmeé un poco, jiji─ lo abre y pasa página tras página─. Amo los chismes ajenos...
─Dame eso─ le arrebata el diario de las manos y lo empieza a hojear─. "Hoy llovió mucho en la tarde, pero aun así un niño vino a mi casa y le hice leche con galletas para merendar juntos y conversar"─ lee y luego pasa a otra página─. "Hoy fui a jugar con un amigo a la zona de mi barrio que da al mar, y nos divertimos mucho con nuestros balones de fútbol". "Esta noche hubo una fiesta en mi casa, mi mamá vino, y me hizo sentir muy feliz. Bailé con un amigo afuera, y casi se cae, pero aun así nos divertimos". Él... ¿escribió todo esto?
─Tienes una vida más variada que yo, yo vivo jugando al Minecraft y comiendo papas fritas─ dice el niño.
─Pe-pero espera, esto no es...
─Iré a la cocina y te prepararé el chocolate caliente que tanto te gusta─ se va del cuarto, dejando solo a Tsubasa con una confusión gigante.
─¿Por qué piensa que yo soy Misaki? No me parezco nada a Misaki─ continúa leyendo el diario, pero se encuentra con cosas que no son nada que ver con lo que ha vivido con Misaki hasta ahora, y una de esas lo asusta─: "Hoy me cambié de ciudad y de escuela, espero poder hacer muchos amigos aquí". ¡No puede ser! ¿Entonces él se...?─ mira a su alrededor, y ve todo tan cambiado a comparación de la última vez que vino, se asoma por la ventana y mira los camiones de mudanza y la familia del niño con tantas cajas y muebles, y finalmente mira el diario─No, Misaki...
La vida sí que sabe dar vueltas, algunas buenas y otras no tanto. No esperaba perder a su amigo de la noche a la mañana, sin previo aviso, y ahora esta casa está ocupada por otra familia que no tiene nada que ver con Misaki. Misaki es un niño dulce y bondadoso, y este otro parece que discute mucho con su hermano, o eso según lo que escucha Tsubasa desde el cuarto:
─¡¿Qué?! ¡¿Cómo que no me vas a dar el azúcar?! ¡A mí nadie me dice que no puedo agarrar el frasco de azúcar!
Ríe por lo bajo, para ser sincero, le divierte escuchar a ese niño discutir con su voz rasposa. Pero se vuelve a poner serio al pensar en la situación actual, si el diario tiene registradas las cosas que ha hecho con Misaki, ¿quiere decir que él realmente se fue? Esa idea no le gusta para nada.
El niño regresa con una taza de chocolate caliente.
─Aquí tienes, Misaki. Cuidado, está un poco caliente.
─Amm, gracias, pero yo no soy Misaki.
─¿Qué? ¿Cómo que no? Si estos días te he visto que vienes a mi casa.
─Espera, ¿qué?
─Ah, es cierto, y el otro día, el jueves creo que fue, que vinimos a ver la casa antes de la mudanza, y te encontramos durmiendo en la mesa del comedor.
─¿Eh...?
─Mamá incluso intentó despertarte, pero parecías un muerto, jaja, hasta quise golpear unas cacerolas al lado de sus orejas, pero prefirió llevarte a tu casa y que siguieras durmiendo allá, justo llamó tu mamá y nos dijo dónde vivías.
─¿Entonces... no fue Misaki el que me trajo a casa ese día?─ piensa, aun más confundido todavía.
─Dime, ¿qué hacías ahí?
─Yo... estaba hablando con mi amigo, Misaki.
─¿Misaki? ¿Él vivía aquí antes de que viniéramos nosotros?
─S-sí, pero desde el sábado que no lo veo, ayer vine a verlo, pero la casa estaba totalmente abandonada...
─Oh, eso sí da miedo. Entonces tú no eres Misaki.
Tsubasa niega con la cabeza.
─Me llamo Tsubasa.
─Y yo soy Hanji Urabe, mucho gusto─ le da la mano.
─I-igualmente─ estrechan sus manos.
─Disculpa, como venías tanto a este lugar, pensé que eras Misaki y que querías recuperar tu diario.
─No, no soy Misaki, pero quiero encontrarlo, aunque a estas alturas, creo que Misaki fue solamente una creación de mi mente.
─¿Una ilusión?
─Sí, porque Misaki solo aparecía aquí a cierto horario, como a las cinco y media más o menos, hasta las seis y media o siete, antes y después de eso, la casa estaba totalmente abandonada. Además, mi cámara no le puede tomar foto, porque Misaki no aparece en la pantalla del celular, es como si fuese invisible... Y el día que ustedes me encontraron aquí, yo estaba hablando con él, pero de un momento al otro desapareció y yo me quedé dormido...
─Vaya, eso es muy...
─Lo sé, llámame loco esquizofrénico si quieres.
─No, no, no pienso que seas un loco, pero... si Misaki no es real, ¿entonces por qué tiene este diario?
─Yo... no lo sé.
─Bueno, quizás mi chocolate caliente te haga sentirte mejor, lo hice yo, o sea, una delicia.
─Hermanito, tus chocolates calientes te quedan muy dulces, casi me matas de diabetes─ el hermano mejor de Urabe se asoma por la puerta de la habitación.
─¡¿Qué mierda te estás metiendo, Reo?! ¡Anda a jugar con tus juguetes que yo estoy con un amigo!
Su hermanito se va.
─¿Amigo?─ le pregunta Tsubasa.
─Sí, necesito amigos, estoy muy solo...─ recibe una llamada─¿Y éste?─ atiende la llamada─¿Qué te pasa?
─...
─Ahora no, Keita, ¿no ves que estoy con un amigo?
─...
─¡No me trates de estúpido!
Tsubasa se vuelve a reír. Urabe tiene un alto sentido del humor.
─Bueno, vengan a casa a las ocho. Bye─ cuelga la llamada─. Ya, perdón por las molestias, pero me querían invitar a ir al cine ahora en la noche.
─No pasa nada.
─Si no quieres ser mi amigo no pasa nada, soy medio insoportable, pero me debes quince yenes por el chocolate, ¿eh?
─O-oye, espera, yo nunca tengo dinero, solo mi balón─ ríe.
─Era broma, no me pagues nada.
─No tengo problema en ser tu amigo, eres muy gracioso y simpático.
─Claro que lo soy, por eso me llamo Hanji Urabe.
─Jaja, y muchas gracias por el chocolate caliente, te quedó delicioso.
─Soy un excelente preparador de chocolates calientes.
Tsubasa se vuelve a reír con ganas.
─Oye, ¿quieres jugar conmigo un rato? No tengo nada que hacer...
─¡HANJI, VEN A AYUDARME A BAJAR LAS COSAS!
─Maldita sea. ¡ESTOY CON UN AMIGO, MAMÁ!
─Te puedo ayudar a ordenar todo si quieres, no me molesta.
─¿En serio?
─Sí.
─¡Ay, eres mi salvación!─ lo abraza con fuerza.
─Otro niño me está abrazando...─ piensa, con algo de emoción─Oye, Urabe, luego de ayudar un poco con las cosas, ¿podemos charlar un rato?
─Desde luego, vamos hasta el pequeño kiosco que hay a la vuelta de la esquina, y compramos algunas papas fritas u otra porquería.
─Jaja, está bien.
Tsubasa ayudó a Urabe y su familia, entrando algunas cosas y poniéndolas en su lugar, luego los dos fueron hacia el kiosco antes de que oscureciera más, compraron unas galletitas Oreo y unas papas fritas, y se pusieron a charlar por una hora, se conocieron más a fondo y entablaron una nueva amistad. Urabe es de la escuela primaria Nishigaoka, en la prefectura vecina, Kanagawa, muy cerca de la escuela Nankatsu, tiene un año menos que Tsubasa, va a cumplir los doce años recién el primero de enero, literalmente el primer día del año.
─¿Naciste el primer día del año?
─Ajá, fui la primera bendición del año, aunque en mis primeros dos años fui una maldición porque lloraba mucho según mamá.
Ambos rieron. Urabe nunca pierde su sentido del humor cuando habla.
Más tarde la mamá de Urabe lo llevó en el auto a su casa, para que Tsubasa no tuviera que caminar solo a esa hora. Ya hizo otro amigo, para su buena suerte.
Pero no terminó de sentirse feliz por el hecho de que Misaki posiblemente no volverá a aparecer.
Cuando se fue a dormir, su mente no dejaba de dar vueltas a ese asunto de Misaki.
─Misaki... ¿eres real? ¿O solo una ilusión mía? ¿Te habré creado según mis necesidades de tener un amigo? ¿Tan deprimido estaba como para crear un amigo imaginario?─ rio levemente, pero tratando de retener su dolor─Ya tengo a Ishizaki, los chicos, y a Urabe, pero Misaki era especial...─ tomó su balón de fútbol y lo abrazó─Misaki, ¿quién eres realmente?
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