"EL ERROR ESTÁ EN BUSCAR LA FELICIDAD  CADA UNO FUERA DE SÍ MISMO, Y NO EN SU PROPIO CORAZÓN"

Tres meses después

NARRA PETER

Tomo nuevamente de la botella de cerveza que tengo en mi mano y sigo en la computadora continuando con mi trabajo de siempre. Son casi las diez de la noche y yo sigo aquí en Stark Industries tratando de terminar todo el trabajo que dejé acumulado hace mucho. No vine a trabajar durante como dos o tres semanas, obviamente cuando regresé mi jefe me regañó bien feo pero me valió un carajo. No he sabido nada más de Alaia, ni si quiera sé dónde está o si se encuentra bien. Admito que bebo un poco más.

Estoy bien, excelentemente bien.

Tiro la botella a la esquina donde están las demás y apago la computadora dando por finalizado mi trabajo. Me levanto del escritorio con mi mochila y camino a la salida, donde bajo el ascensor llegando hasta la planta baja donde hay una que otra persona. Me subo a mi coche y me pongo a conducir a mi casa. Algunas cosas cambiaron. May no me habla tanto después de lo que le hice a Alaia ya que todos se enteraron, dice estar muy decepcionada de mí porque no me educó de esa forma. Pepper me dió una bronca y desde ese día no me habla tampoco. Morgan, bueno... Ella intenta comunicarse con Alaia para que hable conmigo pero nada parece convencerla. Ned y Harry intentan no dejarme tan solo cuando estoy borracho porque dicen que les da miedo que vaya a "suicidarme por amor", es una estupidez... Simplemente me estoy desahogando con el alcohol.

Entro al apartamento encontrándolo como siempre, desordenado y apagado. Tiro mis zapatos por donde sea y me dirijo a la cocina porque el estómago me ruge. Abro la nevera viendo que no hay más nada que comida china fría, la tomo y la meto al microondas. Espero unos segundos y me voy a la sala donde inmediatamente suena mi teléfono.

— ¿Hola? — contesto.

— Hola, amigo, ¿cómo te va? bueno, no te llamo para hablarte de eso. — oigo la voz de mi amigo Harry del otro lado — mañana hay un evento de finanzas en Londres, nos invitaron a los tres, tú y Ned porque son los químicos y yo porque soy el accionista de la empresa. En fin, es mañana a las ocho ¿irás?

— ¿Londres? ¿qué mierda haré en Londres? además, no voy a esos eventos desde hace mucho.

— Venga, Pet, tienes que distraerte. Quizás allá conozcamos a alguna chica británica muy linda. Ned me dijo que las europeas aman a los americanos.

— Es estúpido.

— ¡No es estúpido! estaremos un par de días más allá porque pedí vacaciones, en el mejor hotel de la ciudad y con la mejor comida. Vamos, no puedes negarte.

— No voy a ir.

— ¿Hagamos un trato, sí? si vas, te juro que te compraré lo que quieras. Puedo comprarte una striper que venga con modelito y todo.

— Cállate.

— Vale, vale, no me meto más contigo... — suspira — Peter, sé que estás muy desanimado pero no puedes estar toda la vida así. Dijiste que intentarías olvidarla y eso es lo que vas a hacer. Hay muchas más chicas en el mundo que morirían por un galán como tú, y te lo repito, no soy gay.

Pienso unos segundos. — bien, como quieras, lo pensaré, pero no prometo nada.

— Eso es campeón, ¡ahora arriba los solteros!

Le cuelgo para no escuchar sus celebraciones y comienzo a comer viendo la televisión. Quizás Harry tenga razón, hace días le dije que superaría a Alaia, que lo único que hace es atormentarme de por vida en mente por lo que hice.
Intentaré conocer a otras personas.

[...]

Al día siguiente

— Y recuerden, si alguna chica muy guapa pregunta si estamos casados o algo así, respondan que no somos de esas cosas. Siempre positivos. — nos aconseja Harry mientras los tres caminamos a la sala donde está organizada la reunión

Es un evento muy elegante ya que estarán ejecutivos de alta calidad en la empresa, o eso nos dijo nuestro amigo. Principalmente es para hablar sobre las próximas proyecciones y nos citaron a nosotros porque somos los mejores químicos de la empresa. Por otro lado, Londres no me ha parecido tan mal, tiene lo suyo, es lindo. Es como el "lugar perfecto". Le entregamos nuestras invitaciones a los porteros y pasamos al interior donde hay muchas personas con trajes y vestidos finos. Decidimos que no vamos a separarnos durante el evento porque, como dijo Harry, los tres estamos de cacería, aunque más ellos que yo. Simplemente vine aquí porque me ofrecen una buena suma de dinero si hago algunas cosas.

— Oigan, chicos, creo que ya nos pusieron el ojo. — dice Ned señalando disimuladamente al frente donde hay unas chicas que murmuran entre sí y se ríen mirándonos.

— Son lindas.

— Lo siento pero no me gustan las rubias, escuché que son exasperantes a cada rato — niego para después tomarme un trago del bar y mirar a mis amigos.

— Apoyo a Peter, Ned. Hace como un mes, me acosté con una rubia de un bar, me fuí en la madrugada después de la acción y fue a mis oficinas gritando como loca exigiendome. Le dije que no soy un hombre de compromisos, muchas chicas me esperan.

— Nunca quieres nada serio.

Harry rueda los ojos. Entiendo que a mi amigo gordito le gusten las rubias, después de todo, salió con Betty durante como cuatro días hace muchos años en el viaje a Europa. Seguimos dando vueltas por el salón intentado encontrar algo interesante. Paramos en la mesa de bocadillos que son los mejores que probé en mi vida y se sienten muy caseros. Creo que la comida de casa ya me hace falta porque estoy perdiendo músculo.

— No puede ser. — exclama Harry mirando a un lado, nos toma de los brazos y nos voltea para que miremos igual. Nos señala a un chico de cabello negro. — es Blake Williams, es uno de los mejores empresarios aquí en Londres, he intentado conseguir una entrevista con él desde que vi que recaudó más de cien millones de dólares en una marca de relojes. Mierda, es una máquina.

— ¿Por qué no lo intentas ahora? es el momento perfecto.

Asiente y nos jala a los dos del brazo para que fuéramos con él. Eso no lo esperé. Esperamos unos segundos a que el chico terminase de hablar con unas personas. Nos mira con una ceja alzada al darse cuenta de nuestra presencia.

— Hola señor Williams, mi nombre es Harry Osborn, presidente de las empresas Osborn en Nueva York. Es un placer conocerlo. — dice mi amigo rubio presentándose, ambos se dan la mano.

— Oh, eres el chico que no ha dejado que mi contestador de llamadas suene todos los días. Quiero decirte que no me molesta. Un placer. ¿Y ellos son...?

— Son mis mejores amigos, Ned Leeds y Peter Parker, son de química en las empresas Stark.

— Un gusto.

— Hola, ya regresé, perdón por tardar tanto, el baño de mujeres está que explota— me quedo en shock al ver a Alaia aparecer al lado del chico y nos mira, quita la sonrisa de su rostro quedándose igual.

Literal a los chicos casi se les abre la boca hasta el suelo indicando que no sabían que ella vendría. Trago en seco. Mierda.

— ¿Mmmm... cariño, pasa algo? — pregunta Blake a la chica.

¿"Cariño"? ¡yo le decía "cariño"! ese es mi apodo hacia ella, ¡no puede decirle así y mucho menos al frente mío! cálmate Peter, no puedes portarte así ahora, mucho menos que al parecer estoy viendo al imbécil que se consiguió en mis narices. Aprieto mis puños.

— No, no, descuida, todo está bien... Solo... ¿Podemos ir un momento afuera? no me siento muy bien... — responde sin mirarnos para nada

— Claro, eh... Fue un gusto conocerlos chicos, haremos negocios, Harry.

Los dos se van muy contentos y me les quedo mirando con mi ceño fruncido. Me voy de ahí dirigiéndome a otra parte, tomo un trago de la barra y salgo al jardín del salón siendo seguido por mis amigos.

— ¡Se consiguió un novio! ¡qué dicha fue conocerlo, gracias Dios! — grito muy molesto al aire sin parar de dar vueltas en círculos — ¡lo peor de todo es que le dice "cariño"! carajo, ¡así le decía yo!

— Peter, cálmate, ¿sí? no hagas un escándalo aquí... Tal vez Blake simplemente es su amigo. — intenta tranquilizarme el rubio.

— ¿"Amigo"? Créeme, sé cuando un chico la mira así y no me convence para nada la forma en que lo hace... ¡Él no la merece, es un idiota! leí que engañó a una de sus novias con una modelo, le hará daño.

— ¿Más del que tú le hiciste? — pregunta Ned mirándome serio, me detengo y lo miro — Peter, deberías estar feliz por ella porque logró avanzar en su vida, algo que tú no hiciste. Se consiguió un novio diferente que no seas tú y seguramente es más feliz ahora. ¿Puedes simplemente olvidarla?

— No es tan fácil, Ned, y ahora mucho menos que la acabo de ver cómo se tratan en mi cara... Además, ahora que la encontré, debo intentar explicarle que NO la engañé y es un error.

— ¿Crees que por eso volverá contigo? Alaia es una mujer muy independiente, si quisiera, no necesitaría a ningún chico que la ayudase en las cosas. Es de las mejores empresarias del mundo, una superheroína que le han dado un montón de agradecimientos, una de las mayores contribuidoras de campañas en el país y la chica más joven en convertirse en millonaria.

— No me interesa nada de eso. Haré que vuelva conmigo sea como sea.

Me voy del jardín caminando completamente decidido, mis amigos me siguen. Paso entre las personas y veo por ahí a Alaia con Blake. Ruedo mis ojos y sigo mi camino hasta el bar de nuevo.

Estoy muy molesto de ver a ese chico con ella. Primero porque estoy celoso, segundo porque no quiero que le haga nada y tercero, se veía mejor conmigo. En toda la noche no dejé de mirarla, se veía un poco diferente, más serena o quizás más tranquila pero obviamente algo no había cambiado; se seguía viendo hermosa y deslumbrante. Decido que por esta noche no le diré nada, después de todo, nos quedaremos dos semanas aquí porque habrán muchos más eventos y si vino a este, lógicamente vendrá a los demás. Tendré oportunidades las cuales no voy a desaprovechar para nada. Este viaje a Londres me servirán para más cosas que contaré después.

Pasan dos horas y el evento se termina, nos despedimos de algunas personas que conocimos. Alaia se va con Blake en un auto muy lujoso y ni siquiera voltea a mirarnos. Hago una mueca ¿dónde vive? tengo que averiguarlo como sea. Saco mi celular donde llamo un taxi para mí y los chicos, esperamos un rato y cuando llega, nos subimos en el para irnos al hotel.

Plan número uno: Reconquistar como sea a Alaia en Londres.